jueves, 30 de junio de 2022
Lección 1 | Jueves 30 de junio UNA PROMESA SEGURA PARA EL VIAJE
Lección 1 | Jueves 30 de junio UNA PROMESA SEGURA PARA EL VIAJE “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días” (Sal. 23:6). Cuando estamos en el valle o rodeados de enemigos, a veces es tentador creer que nos han dejado solos. En ocasiones sentimos que Dios no está haciendo mucho; razonamos que, si nos hubiese ayudado, no estaríamos en esa situación. Pero David obviamente no lo ve así. A pesar de sus pruebas, ¿qué dos cosas menciona David en Salmo 23:6 de las que está seguro? (Ver también Efe. 1:4; 2 Ped. 1:10; Heb. 11:13-15.) Algunas traducciones rinden que la bondad y el amor inagotables (el compromiso del Pacto de Dios) me “seguirán” todos los días de mi vida. Sin embargo, el verbo original es mucho más fuerte, y el versículo debería decir que la bondad y el amor inagotables me “perseguirán” todos los días de mi vida. (De hecho, es el mismo verbo hebreo que se usa en versículos como Gén. 14:14; Jos. 10:19; y 1 Sam. 25:29, donde la idea de “persecución” es muy clara.) ¿Qué idea viene a tu mente si imaginas que la bondad y el amor inagotables te “persiguen”? ¿Qué crees que David quiso decirnos acerca de Dios al describir su cuidado por nosotros de esta manera? No importa cuán profundo sea el valle o cuán persistentes sean los enemigos, la certeza de la bondad y el amor inagotables de Dios y la seguridad de su dirección hasta el final de nuestro viaje son incuestionables. Si estos pensamientos pudieron sostener a Jesús hasta el Calvario, nosotros también deberíamos sentirnos animados. No obstante, hay momentos en los que aquellos a quienes cuidamos están llenos de interrogantes. Como David, la mejor manera de abordar estas preocupaciones a menudo no es con una descripción teológica de lo que Dios puede hacer. Más bien, como nos muestra David en Salmo 23:6, es mediante una afirmación, el compartir una convicción personal de la verdad acerca de nuestro Dios. Según tu conocimiento de Dios, ¿qué evidencias pueden ilustrar la certeza de que su bondad y su amor inagotables nos persiguen? ¿Qué evidencias podrías añadir de la Biblia? ¿Cómo podrías compartir esto con quienes quizás estén cuestionando la certeza del cuidado de Dios? ¿En qué sentido la Cruz es el mayor ejemplo de esta “persecución”?
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Nuestro maravilloso Dios
jueves, 30 jun. 2022
De principio a fin
«Respondiendo Jesús, les dijo: "Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento"». Lucas 5:31-32
¿DEBE EL PECADOR PRIMERO ARREPENTIRSE antes de responder al llamado de Cristo? Es decir, ¿ha de esperar hasta ser limpio de culpa para poder experimentar el poder perdonador del Salvador? Un relato que cuenta Dwight L. Moody nos ayuda a responder.
Cuenta Moody que hace muchos años un niño fue raptado en Londres. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, el niño no apareció. Fue así como se abandonó todo intento de rescatarlo; y la gente, excepto su madre, perdió la esperanza de verlo nuevamente.
Sin embargo, un día sucedió un hecho interesante. El niño, ya convertido en un jovencito, fue enviado a limpiar la chimenea de cierta casa en un vecindario. Por error, el muchacho se introdujo en una dirección equivocada y realizó la limpieza acostumbrada. Cuando bajó de la chimenea, le pareció que el lugar era familiar. Extasiado, contemplaba los detalles de la casa, cuando apareció en la escena la dueña del hogar. ¡Era su mamá! De inmediato, el joven la reconoció. ¿Pero lo reconocería ella a él? ¡Claro que sí!
¿Qué crees que hizo, entonces, la madre? ¿Mandó a su hijo a bañarse antes de poder abrazarlo? El muchacho estaba cubierto de mugre, vestido con harapos y, además, apestaba. Dice el relato que la madre se abalanzó sobre él, lo abrazó y lo besó tiernamente, mientras derramaba lágrimas de alegría.*
Entonces, ¿debe el pecador esperar hasta ser limpio de culpa para ir al Salvador? Leamos la respuesta en El camino a Cristo: «La Sagrada Escritura no enseña que el pecador tenga que arrepentirse antes de poder aceptar la invitación de Cristo; “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso"» (cap. 3, pp. 39-40). ¿Por qué es así? Porque es precisamente «la virtud proveniente de Cristo la que nos induce al arrepentimiento» (Ibíd., p. 40); y porque el Señor no vino «a llamar a justos, sino a pecadores». Es decir, ¡la salvación es obra de Cristo de principio a fin!
«Toda la obra es del Señor de principio a fin. El pecador que perece puede decir: [...] “Soy pecador y Cristo murió en la cruz del Calvario para salvarme. No necesito permanecer un solo momento más sin ser salvado. El murió y resucitó para mi justificación y me salvará ahora. Acepto el perdón que ha prometido”» (Mensajes selectos, t. 1, cap. 62, p. 459).
Amado Jesús, no quiero permanecer un solo momento más lejos de ti. Sé que soy pecador, pero por fe acepto que por mi moriste en la cruz. ¡Que tu preciosa sangre perdone mis pecados y me limpie de toda maldad! Amén.
*D. L. Moody, citado por Steve Halliday y William Travis en How Great Thou Art, Multnomah, 1999, p. 193.
miércoles, 29 de junio de 2022
Miércoles 29 de junio DESVÍO INESPERADO 2: LA MESA PREPARADA
Miércoles 29 de junio DESVÍO INESPERADO 2: LA MESA PREPARADA “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando” (Sal. 23:5). A lo largo de la vida, inevitablemente nos toparemos con algunos enemigos. ¿Cómo tratar con ellos? ¿Alguna vez pasaste noches en vela, dando vueltas en la cama, soñando formas de vengarte de quienes tratan de lastimarte o de destruir tu trabajo? Suele ser difícil para los cristianos saber cómo comportarse con los enemigos. ¿Qué clase de enemigos has tenido en tu vida? ¿Cómo respondiste a quienes intentaron lastimarte a ti o a tus seres queridos? ¿Cuánto te apegaste a las palabras de Cristo en Mateo 5:44, o a las de Pablo en Romanos 12:18 al 21? En Salmo 23:5, David nos muestra una forma interesante de tratar con los enemigos. Al mirar más bien lo que Dios está haciendo en su favor, a David se le opaca la presencia de ellos. Y Dios está allí, preparándole un banquete. En la cultura de David, cuando un invitado de honor llegaba a un banquete, el anfitrión ungía su cabeza con aceite cuando el invitado estaba a punto de entrar al salón del banquete. El aceite era una mezcla de aceite de oliva y perfume. A continuación, lo invitaba a sentarse frente a mucha más comida de la que podría llegar a comer. Los tres elementos (mesa, aceite, copa) del Salmo 23:5, ¿cómo podrían ayudarnos a recordar que Dios es quien los provee, aunque estemos en el valle? Pablo nos recuerda: “No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efe. 6:12). Nuestros enemigos incluyen a los que vemos y a los que no vemos. Nos guste o no, estamos rodeados. Sin embargo, cuando estamos con el Pastor, ningún enemigo, visible o invisible, puede robarnos lo que él nos concedió. Reflexiona sobre el trato que te brindó el Pastor cuando estabas rodeado de enemigos. ¿Qué rescatas de esos momentos que te permita agradecer aun en medio de esas dificultades?
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Nuestro maravilloso Dios
miércoles, 29 jun. 2022
«Corky»
«No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios». Hebreos 13: 16, NVI
«SEÑOR, ANHELO VER TU ROSTRO», pidió Diana en oración. Poco después recibió un mensaje de urgencia en el que se le avisaba que una paciente, de nombre Corky, sería transferida a su distrito en 24 horas. Corky necesitaría toda la ayuda médica que pudiera recibir, pues se encontraba en la fase terminal de su enfermedad. Pero el informe también decía que Corky no seguía instrucciones y era difícil de manejar. Cuando Diana se trasladó a la dirección donde podía ubicar a Corky, encontró que era la de un remolque. A la entrada la saludó Mike.
-¿Es usted la enfermera? —preguntó Mike, mientras la invitaba a entrar. El lugar dejaba mucho que desear y requería una limpieza profunda.
-Disculpe el desorden -dijo Mike. He estado limpiando toda la noche para que ella pueda mudarse. Creo que le va a gustar.
Mientras Diana llenaba los formularios de rigor, Mike dijo que a Corky no le quedaba mucho tiempo de vida y pidió que le brindaran toda la ayuda que necesitaba. Ya de regreso en su oficina, Diana revisó la historia médica de Corky y supo que tenía cáncer de seno, pero no había recibido el tratamiento adecuado porque simplemente se había negado a recibirlo. En los días que siguieron, todo un equipo de enfermeras y asistentes se aseguraron de que nada le faltara a Corky. Mike, por su parte, estuvo a su lado las veinticuatro horas, cuidando de ella, y asegurándose de que comiera y tomara sus medicinas.
Cuando Corky falleció, Mike lloró silenciosamente. Tratando de consolarlo, Diana le dijo que él había hecho todo lo que un esposo podía haber hecho.
-¿Esposo? -respondió Mike con sorpresa—. ¡Yo apenas la conozco!
Ante la mirada sorprendida de Diana, Mike explicó. Corky vivía en la calle, sin nadie que cuidara de ella. Cuando él se enteró de su situación, y supo que estaba muriendo, compró el remolque para que Corky tuviera un lugar decente donde vivir. O sea, una versión moderna de la parábola del Buen Samaritano.
Mientras Mike hablaba, las lágrimas rodaban por sus mejillas. Entonces Diana recordó su oración de unos días atrás. Ella le había pedido a Dios que anhelaba ver su rostro. ¿Era esta la respuesta a su oración? «Aunque era Mike el que estaba ante mí —cuenta ella-, [ese día] vi el rostro de Jesús».*
Hoy, Padre celestial, quiero ser un Buen Samaritano para alguien en necesidad. Ayúdame a reflejar el rostro de Jesús dondequiera que yo esté.
* Diana Dyer, «To See His Face», en Adventist World, julio de 2015, pp. 38-39.
martes, 28 de junio de 2022
L ección 1 | Martes 28 de junio DESVÍO INESPERADO 1: EL VALLE
L ección 1 | Martes 28 de junio DESVÍO INESPERADO 1: EL VALLE “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Sal. 23:4). Sería bueno que las sendas de justicia pasaran solo por las orillas cubiertas de hierba de los frescos arroyos. Pero, no es así como las pinta David. Estas sendas también pasan por el valle de sombra de muerte, un lugar que no tenemos muchas ganas de visitar. En ciertas épocas del año, los wadis y los barrancos que se encuentran en Israel son propensos a inundaciones repentinas, que podrían llegar inesperadamente y resultar abrumadoras. Estos lugares también son particularmente estrechos, con laderas empinadas que bloquean la luz. Por lo tanto, la “sombra de muerte” representa una “sombra muy profunda” o una “densa oscuridad”. Piensa en las veces que has estado en tu propio “valle de sombra de muerte”. ¿Qué sentiste? ¿Tuviste miedo, aunque sabías que el Pastor estaba allí? ¿Qué versículos bíblicos apreciaste más en ese momento y por qué? ¿Por qué crees que las ovejas terminaron en el valle? ¿Piensas que las ovejas llegaron allí solas o que el Pastor guio a las ovejas por ese camino? Justifica tu respuesta. Elisabeth Elliot escribe: “Un cordero que se encuentra en el valle de sombra de muerte podría llegar a la conclusión de que lo guiaron falsamente. Era necesario que él atravesara esa oscuridad para aprender a no temer. El pastor todavía está con él” (E. Elliot, Quest for Love, p. 218). ¿Alguna vez sentiste que te “guiaron falsamente” al valle? ¿Cómo respondiste a Dios durante esos momentos? ¿Por qué crees que el Pastor estaría dispuesto a asumir el riesgo de ser malinterpretado al permitirnos entrar en un valle oscuro?
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Nuestro maravilloso Dios
martes, 28 jun. 2022
«Otro espíritu»
«Ninguno de los que vieron mi gloria y las señales que hice en Egipto y en el desierto [...] llegará a ver la tierra que les prometí a sus padres. Solo a mi siervo Caleb lo llevaré a la tierra donde él entró. A él y a su descendencia les daré posesión de la tierra, porque en él hay otro espíritu». Números 14:22-24, RVC
«OTRO ESPÍRITU». ¿A qué se refiere la Escritura cuando dice que en Caleb hubo «otro espíritu»? Para responder, primero hemos de recordar la misión que Moisés encargó a los doce espías, de reconocer la tierra que se disponían a poseer: cuán fuertes eran sus habitantes, cuáles eran sus ventajas naturales y cuáles sus características geográficas. A su regreso, después de cuarenta días de ausencia, el grupo trajo su informe: «Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; estos son sus frutos. Pero el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas» (Núm. 13: 27-28; énfasis añadido).
Caleb se da cuenta enseguida del efecto negativo que esas palabras tienen en el pueblo y, haciéndolos callar, los anima a seguir adelante: «Subamos a conquistar esa tierra —les dice—. Estoy seguro de que podremos hacerlo» (vers. 30, NVI). «Pero los que habían ido con él respondieron: “No podremos combatir contra esa gente. ¡Son más fuertes que nosotros!"» (vers. 31, NVI).
El efecto es devastador. El pueblo llora, e incluso habla de regresar a Egipto (Núm. 14: 1-2). Entonces, Caleb y Josué intervienen: «No se rebelen contra el Señor ni tengan miedo de la gente que habita en esa tierra. ¡Ya son pan comido! No tienen quién los proteja, porque el Señor está de parte nuestra» (vers. 9).
¿Se da cuenta el lector de lo que ocurrió ese día en el desierto de Parán? La tierra tenía grandes ventajas, y también presentaba grandes desafíos; pero los espías incrédulos solamente miraron las dificultades de la tarea. Caleb, por su parte, tuvo «otro espíritu», otra actitud. Entre las difíciles circunstancias y Dios, ¡Caleb prefirió confiar completamente en el poder de Dios! Dicho de otra manera; los espías incrédulos se compararon con los cananeos. ¿Cuál fue el resultado? «¡Ante ellos parecemos langostas!». Pero Caleb comparó a los mismos cananeos con el poder de Dios. ¿Y cuál fue el resultado? «¡Ya son pan comido!»
¿Estás, ahora mismo, enfrentando grandes dificultades en tu vida? ¿Se levantan esas dificultades cual «gigantes» en tu camino? Si este es tu caso, recuerda que en el momento crítico la fe no mira a los gigantes, sino el poder de Dios. Como bien lo expresa un conocido refrán: «No le digas a Dios lo grandes que son tus problemas; dile a tus problemas lo grande que es tu Dios».
Bendito Padre celestial, al enfrentar los desafíos de este día, ayúdame a mirar, no el tamaño de la prueba, sino tu grandioso poder para salvar.
lunes, 27 de junio de 2022
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Nuestro maravilloso Dios
lunes, 27 jun. 2022
«Al pie de la letra»
«Yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad». Josué 23: 14, NVI
SI ALGUIEN, ENTRE LOS GRANDES DIRIGENTES que menciona la Escritura, tenía motivos para vanagloriarse, ese era Josué, el hijo de Nun. Basta una rápida mirada a su hoja de servicio para comprobarlo.
Josué desempeñó un papel determinante en la victoria sobre los amalecitas; acompañó a Moisés en el Sinaí cuando Dios entregó las tablas de la ley; formó parte del grupo de dirigentes a quienes Moisés envió a explorar la tierra prometida; y, como estratega militar, derrotó a unos treinta y un reyes paganos. Como si fuera poco, introdujo a Israel en Canaán y dirigió la repartición de las tierras a las doce tribus.
¡Suficiente para enorgullecer a cualquiera! Sin embargo, ¿de qué habla Josué en su discurso de despedida (ver Jos. caps. 23-24)? ¿De sus logros? ¿De sus habilidades personales? ¿Propone levantar un monumento en su honor? ¡Nada de eso! En cambio, habla de la fidelidad de Dios en cumplir sus promesas, tal como lo señala nuestro versículo de hoy. Si lees el capítulo 24, notarás que habla de servir a Dios con integridad de corazón; y de a poner a un lado los dioses paganos. Y termina preguntado al pueblo: «¿A quién deciden servir? ¿A los dioses paganos, que solo han sido piedra de tropiezo; o al Dios que nos ha traído hasta aquí?»
Al final terminó levantando un monumento, pero no en su honor, sino como memorial del pacto de fidelidad entre Dios y su pueblo (Jos. 24: 25-27). ¡Con razón dice la Escritura que durante todo el tiempo de Josué Israel sirvió al Señor (vers. 31)!
¿Dónde radicó el secreto de este héroe de la fe? Uno muy sencillo, que hoy está a nuestra disposición: Josué creyó en las promesas de Dios. Dios le prometió que heredaría la tierra de Canaán, que sería victorioso sobre sus enemigos, y que siempre estaría a su lado (Jos. 1:3-5). ¡Todo eso se cumplió! ¿Cómo podía Josué descender al sepulcro sin testificar públicamente de la fidelidad de Dios?
Hoy es buen día para alabar a Dios por su fidelidad. Una manera de hacerlo es recordando nuestras promesas bíblicas favoritas. En cuanto a mí, hoy quiero recordar el Salmo 32: 8: «Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos».
¿Qué recordarás tú? Cualquiera sea tu situación hoy, cualesquiera los desafíos que debas enfrentar, clama tu promesa favorita en el nombre de Jesús. Y espera grandes cosas del Dios que cumple sus promesas «al pie de la letra».
Te alabo, Padre, porque eres fiel. Que tus promesas se cumplan en mi vida, en el momento oportuno y de acuerdo a tu voluntad.
domingo, 26 de junio de 2022
L ección 1 | Domingo 26 de junio UNA GUÍA PARA EL VIAJE: EL PASTOR
L ección 1 | Domingo 26 de junio UNA GUÍA PARA EL VIAJE: EL PASTOR “Jehová es mi pastor; nada me faltará” (Sal. 23:1). Se pidió a algunos niños que hicieran un dibujo de Dios. Sin excepción, cada uno hizo un dibujo con un corazón en algún lugar. Cuando se les preguntó por qué, declararon unánimemente que Dios es amor. Así de sencillo. Es fácil tener una buena opinión de Dios y sus propósitos cuando todo va bien. Pero, a medida que envejecemos y la vida se vuelve más difícil y complicada, nuestra visión de Dios a menudo cambia. Dios no cambia, por supuesto (Heb. 13:8; Sant. 1:17); pero nosotros, sí. Como el pastoreo era la forma de vida de la gente en la época del Antiguo Testamento, el Salmo 23 usa la imagen de un pastor para describir la forma en que Dios nos cuida y atiende. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento utilizan el símbolo de un pastor para referirse a Dios. Es una imagen maravillosa, y además inmutable. Antes de considerar el Salmo 23, analicemos cómo entienden varios autores bíblicos la obra y el carácter del Pastor a lo largo de la Biblia. ¿Qué aprendes acerca del Pastor en cada uno de los siguientes versículos? Isa. 40:11 Jer. 23:3, 4 Eze. 34:12 Juan 10:14-16 1 Ped. 2:25 Ahora volvamos al Salmo 23. ¿Qué hace el Pastor para cuidar a sus ovejas? Sal. 23:2 Sal. 23:3 Sal. 23:4 Sal. 23:5 Sal. 23:6 ¿Qué significa para ti saber que hay Alguien así que te cuida? ¿Cómo podrías utilizar esta imagen para animar a alguien cuyo concepto de Dios se ha ensombrecido debido a sus luchas, cualesquiera que sean?
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Nuestro maravilloso Dios
domingo, 26 jun. 2022
Hijos de la luz
«Ustedes antes vivían en la oscuridad, pero ahora, por estar unidos al Señor, viven en la luz. Pórtense como quienes pertenecen a la luz, pues la luz produce toda una cosecha de bondad, rectitud y verdad». Efesios 5: 8-9, DHH
NO SUCEDE CON FRECUENCIA que a un autor le pregunten sobre un proceder aparentemente deshonesto mientras está escribiendo un artículo sobre la honestidad. Pero eso fue precisamente lo que le sucedió a Kathryn Lay. Mientras escribía su artículo «Let's Be Honest» (Seamos honestos), Kathryn recibió una llamada de una amiga pidiéndole su consejo acerca de un dilema moral que enfrentaba. Esta amiga desesperadamente necesitaba dinero cuando supo de una empresa que estaba pagando cuarenta dólares por participar durante dos horas en un proyecto de investigación.
¿Cuál era el problema? Que ella quería que su esposo también participara, y así ganar otros cuarenta dólares, pero la condición era que los participantes no se conocieran entre ellos. La decisión no era, en realidad, difícil de tomar. Solo uno de los dos podía participar, pero entonces uno de los empleados de la firma investigadora le sugirió que ella usara su apellido de soltera, dieran diferentes números telefónicos, y que simularan no conocerse.
¿Qué era más importante: la necesidad de dinero o el deber de ser honestos? Al final su amiga decidió ser honesta. Solo ella asistiría. Poco después de haber tomado su decisión, llegó el correo. ¡Uno de los sobres contenía un cheque por una cantidad superior a los cuarenta dólares!
El dilema que esta pareja enfrentó es el mismo que tú y yo enfrentamos a diario. «¿Debo devolver ese dinero extra que, por equivocación, el cajero me dio en el supermercado?» ¿Declararé todos mis ingresos al impuesto?» ¿Diré siempre la verdad, aunque deba enfrentar las consecuencias?»
La respuesta de Kathryn en su artículo es un contundente sí, y lo ilustra con una pequeña experiencia que vivió mientras estaba en el correo con su hijita de cuatro años. Dice ella que, después de comprar un paquete de estampillas, se dio cuenta de que había recibido más estampillas de las que había pagado. Entonces regresó al correo, hizo nuevamente la fila y le explicó al empleado lo ocurrido. Mientras el sorprendido empleado agradecía a Kathryn, se escuchó la voz de la niña:
-Jesús no quiere que mi mami robe —dijo.*
¿Vale, entonces, la pena ser honestos? Definitivamente sí. Además de una conciencia limpia, estaremos mostrando a nuestros hijos cómo responder a sus «pequeñas tentaciones». Por sobre todo, como dice nuestro texto de hoy, cada vez que tú y yo somos honestos nos estamos portando «como quienes pertenecen a la luz».
¡Cómo podemos seguir en la oscuridad quienes ahora pertenecemos a la luz!
Hoy quiero vivir, Señor, como quien pertenece al reino de la luz. Que mi testimonio produzca «toda una cosecha de bondad, rectitud y verdad» y glorifique así tu nombre.
* Kathryn Lay, «Let's Be Honest», en Signs of the Times, enero de 1998, p. 12.
sábado, 25 de junio de 2022
Lección 1: Para el 2 de julio de 2022 EL CRISOL DEL PASTO
Lección 1: Para el 2 de julio de 2022 EL CRISOL DEL PASTOR Sábado 25 de junio LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 23; Romanos 12:18-21. PARA MEMORIZAR: “Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre” (Sal. 23:3). Sofi se recostó contra la puerta de su cuarto y se dejó caer hasta el suelo. Se le llenaron los ojos de lágrimas y, de un momento a otro, estaba sollozando. “¿Cómo pudo hacerme esto? ¡Cómo!” Sofi acababa de recibir una noticia que le rompió el corazón. Alguien que pensaba que era su amigo, alguien a quien respetaba y en quien confiaba, estaba esparciendo chismes horribles sobre ella para arruinar su reputación y el trabajo que había estado haciendo. Tomó su Biblia de la cama, y de repente se puso a leer algunas palabras muy conocidas: “Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Sal. 23:3, 4). “¡Claro que esto no es posible!”, soltó de golpe. Pero la lógica parecía ineludible. El Pastor del salmo guiaba a sus ovejas por sendas de justicia, pero estas mismas sendas también parecían serpentear hacia el valle de sombra de muerte. ¿Podría ser que Dios usara incluso esta dolorosa traición de un amigo, este valle oscuro, para instruirla en justicia? Un vistazo a la semana: ¿En qué momentos creciste más espiritualmente, en los momentos fáciles o en los más difíciles?
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Nuestro maravilloso Dios
sábado, 25 jun. 2022
Dios está buscando
«Busqué entre ellos un hombre que levantara una muralla y que se pusiera en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyera; pero no lo hallé». Ezequiel 22:30
NUESTRO TEXTO PARA HOY NOS PRESENTA A DIOS buscando a un hombre que esté dispuesto a colocarse «en la brecha», y levantar una muralla de contención contra el pecado, pues Jerusalén se había convertido en una ciudad sanguinaria, idólatra e inmoral. ¿Es esta una imagen muy diferente de lo que está sucediendo hoy? Ciertamente, no. Es por esta razón que, al igual que en los días de Ezequiel, Dios sigue buscando a hombres y mujeres «que se mantengan de parte de la justicia, aunque se desplomen los cielos». ¿Dónde están esos valientes?
Jim Hohnberger, autor y conferencista internacional, viajaba por avión con su familia cuando llegó el momento del entretenimiento. Era una película del Agente 007, con valores que Jim consideró moralmente cuestionables. Entonces le pidió a una aeromoza que dejaran de transmitirla.
-Caballero -respondió ella—. Yo nada puedo hacer al respecto. —¿Podría entonces comunicar mi inquietud al capitán? - preguntó Jim. Al poco rato la aeromoza regresó. -El capitán dice que llame al presidente de la aerolínea.
¿Qué hizo Jim? Apenas tuvo la oportunidad, llamó al presidente de la línea aérea. Le explicó lo ocurrido en el vuelo y cordialmente le solicitó el favor de proyectar una película apta para su familia durante su vuelo de regreso, en tres semanas. Al cabo de las tres semanas, en el vuelo de regreso, se escuchó el siguiente anuncio por el parlante: «Damas y caballeros, en lugar de la película pautada para hoy, presentaremos una película apta para toda la familia». Apenas se hizo el anuncio -nos cuenta Jim—se escucharon expresiones de protesta. Incluso uno de los pasajeros le preguntó a una aeromoza el porqué del cambio.
-No sé qué pasó -respondió ella—. La orden vino de arriba. Parece que alguien muy importante viaja hoy con nosotros, e hizo que se cambiara.
«¿Alguien muy importante?» Con una sonrisa en su rostro, Jim pensó que, después de todo, la aeromoza estaba en lo cierto. Él había hecho lo correcto, en defensa de su familia, y Dios había estado de su parte. ¿Qué otra cosa se podía decir? Para expresarlo en palabras de Jim, «una persona, con Dios de su lado, ¡puede marcar todo un mundo de diferencia!».*
Hoy tú puedes ser ese hombre, esa mujer, que Dios está buscando para marcar la diferencia.
Padre amado, hoy yo quiero contarme entre los hombres y mujeres que estás buscando; los que se mantendrán de parte de la justicia «aunque se desplomen los cielos».
viernes, 24 de junio de 2022
Viernes 24 de junio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
Viernes 24 de junio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “José y sus hermanos”, pp. 225-245. “La vida de José ilustra la vida de Cristo. Fue la envidia lo que impulsó a los hermanos de José a venderlo como esclavo; esperaban impedir que llegase a ser superior a ellos. Y, cuando fue llevado a Egipto, se vanagloriaron de que ya no serían molestados con sus sueños y de que habían eliminado toda posibilidad de que estos se cumplieran. Pero su proceder fue contrarrestado por Dios al ocasionar el mismo acontecimiento que trataron de impedir. De la misma manera, los sacerdotes y los dirigentes judíos estaban celosos de Cristo, y temieron que desviara de ellos la atención del pueblo. Le dieron muerte para impedir que llegase a ser rey, pero así provocaron ese mismo resultado. “Mediante su servidumbre en Egipto, José se convirtió en el salvador de la familia de su padre; sin embargo, este hecho no aminoró la culpa de sus hermanos. Asimismo, la crucifixión de Cristo por sus enemigos lo hizo Redentor de la humanidad, Salvador de la raza perdida y Soberano de todo el mundo; pero el crimen de sus asesinos fue tan execrable como si la mano providencial de Dios no hubiese controlado los acontecimientos para su propia gloria y para bien de los hombres. “Así como José fue vendido a los paganos por sus propios hermanos, Cristo fue vendido a sus enemigos más enconados por uno de sus discípulos. José fue acusado falsamente y arrojado en una prisión por causa de su virtud; asimismo, Cristo fue menospreciado y rechazado porque su vida justa y abnegada reprendía el pecado; y aunque no fue culpable de mal alguno, fue condenado por el testimonio de testigos falsos. La paciencia y la mansedumbre de José bajo la injusticia y la opresión, el perdón que otorgó espontáneamente y su noble benevolencia hacia sus hermanos inhumanos representan la paciencia sin quejas del Salvador en medio de la malicia y el abuso de los impíos, y su perdón, que otorgó no solo a sus asesinos sino también a todos los que se alleguen a él confesando sus pecados y buscando absolución” (PP 244, 245). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. Una vez que Jacob murió, los hermanos de José temieron que ahora él se vengaría. ¿Qué nos enseña esto sobre la culpa que aún albergaban? ¿Qué nos enseña la reacción de José sobre el perdón de los culpables? 2. ¿Qué otros paralelismos puedes encontrar entre las vidas de José y de Jesús? 3. Reflexiona sobre el hecho de que, si bien Dios conoce íntimamente el futuro, aun así somos libres para decidir. ¿Cómo conciliamos estas dos ideas?
Matutina para Adultos
Nuestro maravilloso Dios
viernes, 24 jun. 2022
En los pasos de Jesús
«No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo». Filipenses 2:3, RVC
¿CUÁL ES LA ESENCIA DEL PECADO? En opinión de James Orr, esa esencia consiste básicamente en «la exaltación del yo en contra de Dios; [...]: en una palabra, egoísmo».*
Si la esencia del carácter de Dios es amor, y si sus mandamientos se resumen en amarlo a él y a nuestro prójimo, entonces podemos concluir, sin forzar las Escrituras, que la esencia del pecado es el egoísmo. Douglas Cooper ilustra bien esta idea en su libro El amor de Dios: cómo vivirlo y expresarlo, por medio del siguiente relato.
Cuenta Cooper que una señora estaba por dar a luz cuando se le presentaron serias complicaciones. La situación era tan delicada que se requería una intervención quirúrgica de emergencia. Con el mayor tacto y un espíritu muy compasivo, el médico le explicó que la operación era para salvarle la vida a ella, pero que era muy tarde para salvar la vida del bebé. Entonces la señora pidió que se llamara a un sacerdote para que administrara los rituales de su iglesia al bebé. Dio el número telefónico del sacerdote, y el médico enseguida lo llamó. Para sorpresa de todos, el hombre respondió que estaba ocupado, y que solo podría ir al día siguiente, cuando disponía de más tiempo. Incluso llegó a recomendar que, dadas las circunstancias de urgencia, el mismo médico, o una enfermera, administrara los ritos al bebé.
Al comentar la conducta del sacerdote, Cooper explica que muchas veces tendemos a limitar el concepto de pecado a lo malo que hacemos -por ejemplo, violar uno de los Diez Mandamientos, cuando en realidad el concepto es mucho más amplio: «Pecar - dice él es poner en primer lugar nuestros intereses, y en segundo lugar los de Dios y los de los demás. Es ir por nuestro propio camino [...], mientras ignoramos el camino de Dios para nosotros».**
Sus palabras nos recuerdan las del apóstol Santiago: «El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado» (Sant. 4: 17). Y también la exhortación del apóstol Pablo a los filipenses, en el sentido de considerar cada uno a los demás «como superiores a sí mismo». Al actuar de esta manera, estaremos siguiendo los pasos de Aquel que «no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo y tomó forma de siervo, [...] y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Fil. 2:6-8).
Santo Espíritu, mora hoy en mi corazón. Solo así podré amar como Jesús amó, servir como él sirvió.
*James Orr, citado por Edward Heppenstal en Salvation Unlimited, Review and Herald, 1974, p. 14.
** Douglas Cooper, El amor de Dios: cómo vivirlo y expresarlo; APIA, 1996, p. 17.
jueves, 23 de junio de 2022
Lección 13 | Jueves 23 de junio LA ESPERANZA DE LA TIERRA PROMETIDA
Lección 13 | Jueves 23 de junio LA ESPERANZA DE LA TIERRA PROMETIDA Lee Génesis 49:29 a 50:21. ¿Qué grandes temas de esperanza se encuentran en la conclusión del libro de Génesis? La conclusión del Génesis se compone de tres eventos llenos de esperanza. En primer lugar, es la esperanza de que Israel regrese a la Tierra Prometida. Moisés, el autor del Génesis, describe la muerte y el entierro de Jacob y de José como acontecimientos que apuntan a la Tierra Prometida. Inmediatamente después de su bendición y su profecía sobre las “doce tribus de Israel” (Gén. 49:28), Jacob piensa en su muerte y encarga a sus hijos que lo entierren en Canaán, en la cueva de Macpela, donde fue enterrada Sara (Gén. 49:29–31). La narración que describe la procesión fúnebre hacia Canaán se convierte en precursora del Éxodo de Egipto, varios siglos después. En segundo lugar, es la esperanza de que Dios transforme el mal en bien. Después de la muerte y el entierro de Jacob, los hermanos de José se empiezan a preocupar por su futuro. Temen que ahora José se vengue. Acuden a José y se postran ante él, dispuestos a convertirse en sus siervos (Gén. 50:18), una situación que recuerda los sueños proféticos de José. José los tranquiliza y les dice “no temáis” (Gén. 50:19), una frase que se refiere al futuro (Gén. 15:1); porque lo que “pensa[ron] mal” contra él, “Dios lo encaminó a bien” (Gén. 50:20), y cambió el curso de los eventos para salvación (Gén. 50:19-21; comparar con Gén. 45:5, 7-9). Es decir, a pesar de tantos fracasos humanos, la providencia de Dios prevalecerá. En tercer lugar, es la esperanza de que Dios salve a la humanidad caída. La historia de la muerte de José en este último versículo del Génesis es más amplia, no solo trata sobre la muerte de José. Curiosamente, José no ordena que entierren sus huesos; en cambio, señala el momento en que “Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos” (Gén. 50:25). Y esto hicieron, años después, en obediencia directa a esas palabras (ver Éxo. 13:19). En última instancia, la esperanza de la Tierra Prometida, Canaán, es un símbolo, un precursor, de la esperanza suprema de salvación, de restauración, de una nueva Jerusalén en un cielo nuevo y una Tierra nueva: la esperanza máxima de todos nosotros, una esperanza garantizada por la muerte de Siloh. Lee Apocalipsis 21:1 al 4. ¿Cómo representan estos versículos la mayor esperanza que tenemos? Sin esta promesa, ¿qué esperanza tenemos, más que la muerte como el fin de todos nuestros problemas?
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Nuestro maravilloso Dios
jueves, 23 jun. 2022
Dios de sorpresas
«El Señor habló con Moisés y le dijo: "Toma en cuenta que he escogido a Bezalel, hijo de Uri y nieto de Jur, de la tribu de Judá, y lo he llenado del Espíritu de Dios, de sabiduría, inteligencia y capacidad creativa [...). Además, he designado como su ayudante a Aholiab"». Éxodo 31: 1-3, 6, NVI
¿QUIÉNES ERAN BEZALEL Y AHOLIAB? ¿Y para qué obra tan importante ¿los llamó Dios?
A Bezalel lo dotó Dios de habilidades especiales para «hacer trabajos artísticos en oro, plata y bronce, para cortar y engastar piedras preciosas, para hacer tallados en madera y para realizar toda clase de artesanías» (Éxo. 31:4-5). Junto a Aholiab, Bezalel tuvo el honor de dirigir la obra de la construcción del tabernáculo del desierto, el lugar especial en el que la presencia de Jehová se manifestaría ante su pueblo.
Es difícil leer este pasaje y no preguntarse: ¿Es que también a un artesano puede llenar Dios de su Espíritu para hacer su obra? Pues esto es lo que nuestro texto de hoy nos está diciendo. ¿No dice la Escritura que «toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces»? (Sant. 1:17).
He aquí, entonces, la primera lección importante de nuestro texto de hoy: si Dios es el autor de todos nuestros dones, tanto los espirituales como los naturales, ¿no deberíamos concluir entonces que todos esos dones son importantes para la realización de su obra? La respuesta obviamente es sí, como muy acertadamente lo dice el Comentario bíblico adventista: «Dios da dones de sabiduría, conocimiento y habilidad para hacer trabajos seculares, así como reparte dones espirituales» (1 Cor. 12: 8). La iglesia tiene tanta necesidad de hombres del tipo de Bezalel y Aholiab, como tiene de hombres tales como Pablo e Isaías».*
La segunda lección se deriva de la anterior. Si todos los dones que Dios da son útiles en la predicación del evangelio, ¿no se espera que todos los creyentes usemos nuestros talentos y las habilidades para que la misión de la iglesia se cumpla? ¿O es que esa sagrada obra corresponde solo a los pastores y a los dirigentes? ¡Absolutamente no!
Cuando salieron de Egipto, rumbo al desierto, Bezalel y Aholiab jamás imaginaron que Dios los usaría en un proyecto de tanta magnitud. Y mucho menos imaginaron que sus nombres quedarían en el registro sagrado, al lado de ese gigante espiritual que fue Moisés. Pero así son las cosas de Dios. Él es, definitivamente un Dios de sorpresas.
Me pregunto qué tarea tiene hoy Dios para ti. ¡Y no digas, por favor, que no tienes talento alguno para hacer tu parte! ¡Porque hasta en un pan bien hecho «hay religión práctica!» (Consejos sobre alimentación, cap. 14, p. 209).
Padre santo, ayúdame a usar hoy los talentos que me has dado, sean pocos o muchos, para la gloria de tu nombre.
*Comentario bíblico adventista, t. 1, p. 673.
miércoles, 22 de junio de 2022
Miércoles 22 de junio JACOB BENDICE A SUS HIJOS
Miércoles 22 de junio JACOB BENDICE A SUS HIJOS Lee Génesis 49:1 al 28. ¿Cuál es la importancia espiritual de la bendición de Jacob sobre sus hijos? Más allá de las profecías sobre la historia inmediata de las tribus de Israel, Jacob ve al Mesías y la máxima esperanza de salvación. Esta esperanza ya está indicada en las primeras palabras de Jacob, “en los postreros días” (Gén. 49:1, RVA), una expresión técnica que se refiere a la venida del Rey mesiánico (Isa. 2:2; Dan. 10:14). El texto recorre luego el futuro linaje de cada uno de estos hombres. Estos no son futuros predestinados, como si Dios quisiera que cada uno de ellos afrontara lo que enfrentó; más bien, son expresiones de lo que el temperamento y el carácter de sus hijos generarían. Por ejemplo, el hecho de que Dios supiera que alguien va a matar a un hombre inocente es algo radicalmente diferente de que Dios haya querido que el asesino lo haga. Lee Génesis 49:8 al 12. ¿Qué profecía se da aquí y por qué es importante? Más allá del libre albedrío humano, Dios conoce el futuro, y había dispuesto que sería por intermedio de Judá que vendría el Mesías. Judá (Gén. 49:8-12), que está representado por un león (Gén. 49:9), remite a la realeza y la alabanza. Judá engendrará al rey David, pero también a Siloh, es decir, al que traerá shalom, “Paz” (Isa. 9:6, 7), “quien merece la obediencia de los pueblos” (Gén. 49:10, NVI). Los judíos han visto esto durante mucho tiempo como una profecía mesiánica que remite a la venida del Mesías, y los cristianos también han observado que este texto apunta a Jesús: “A él se congregarán los pueblos” (Gén. 49:10), y es, quizá, precursor de la promesa del Nuevo Testamento: “Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla” (Fil. 2:10). Como escribió Elena de White: “El león, rey de la selva, es un símbolo apropiado de la tribu de la cual descendió David, y del hijo de David, Siloh, el verdadero ‘León de la tribu de Judá’, ante quien todos los poderes se inclinarán f inalmente, y a quien todas las naciones rendirán homenaje” (PP 240). ¿Por qué deberíamos rendir homenaje a Jesús ahora, aun antes de que todas las naciones lo hagan?
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Nuestro maravilloso Dios
miércoles, 22 jun. 2022
El gran centro
«Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios». 1 Juan 4: 7
¿TE HAS PREGUNTADO ALGUNA VEZ cómo pudo crecer la amistad de David y Jonatán a pesar de existir tantos factores en su contra?
A Jonatán le correspondía ser el sucesor del trono de Saúl, su padre. Pero fue a David a quien Dios escogió para reinar sobre su pueblo. Este solo hecho habría amargado a cualquier otro, pero no a Jonatán. Además, Saúl odiaba a muerte a David. ¿No habría sido esta una buena razón para que Jonatán viera con buenos ojos que se eliminara a David, y así tener despejado el camino al trono de su padre?
Pero nada de esto pasaba por la mente de Jonatán. Todo lo contrario. Su aprecio hacia David llegó a ser tan noble, que una vez, mientras David huía de la ira de Saúl, Jonatán le dijo: «No temas (David), pues no te hallará la mano de Saúl, mi padre; tú reinarás sobre Israel y yo seré tu segundo» (1 Sam. 23: 17).
¡Qué espíritu tan noble! A Jonatán no le importaba ser el segundo del reino, si el primer lugar lo ocupaba su amigo David. Ciertamente, esta actitud no era la más popular entonces, como tampoco lo es ahora. Porque, ¿quién quiere ocupar el segundo lugar? ¿De dónde surge, entonces, este grado de lealtad entre ellos? En opinión de Neil S. Wilson, la lealtad que sostenía esa hermosa amistad fue en gran medida el producto de lo mucho que cada uno de ellos amaba a Dios.*
Las palabras de este autor tienen sentido. En verdad, en medio de tanto conflicto a su alrededor, ¿de qué otra manera pudo haber sobrevivido esa amistad? Tanto David como Jonatán amaban profundamente a Dios, ¡razón por la cual no podía haber envidia ni celos entre ellos!
Esta es una lección digna de tener en cuenta al relacionarnos unos con otros: ninguna amistad puede crecer -como tampoco ningún matrimonio o noviazgo—, si cada una de las partes no busca personalmente a Dios. Esto es precisamente lo que dice nuestro texto de hoy: todo aquel que ama «conoce a Dios».
¿Podemos imaginar todo lo bueno que ocurriría en nuestras relaciones personales si, por separado, cada quien busca a Dios? ¿Y qué decir de nuestros hogares? La clave la encontramos en El Deseado de todas las gentes (cap. 30, p. 267).
Demos a Cristo el lugar central y, al acercarnos a él, nos estaremos acercando unos a otros.
Bendice, Padre celestial, a los seres que más quiero en esta vida. Que cada uno pueda buscarte por separado diariamente, y así podamos encontrarnos en el gran centro, el Señor Jesucristo.
*Neil S. Wilson, The One Year Life Lessons from the Bible, Tyndale, 2006, abril 12.
martes, 21 de junio de 2022
Lección 13 | Martes 21 de junio JACOB BENDICE A LOS HIJOS DE JOSÉ
Lección 13 | Martes 21 de junio JACOB BENDICE A LOS HIJOS DE JOSÉ Cuando Jacob se aproxima a su muerte, recuerda su regreso a Betel (Gén. 35:1-15), cuando recibió de Dios la renovada promesa de la “heredad perpetua” (Gén. 48:4) que le fuera dada a Abraham (Gén. 17:8). Por lo tanto, la esperanza de la Tierra Prometida es un pensamiento reconfortante que nutre su esperanza al sentir que la muerte se aproxima. Entonces, Jacob se dirige a los dos hijos de José, que nacieron en Egipto, y los bendice, pero lo hace en el contexto de la promesa futura con respecto a su propia simiente. Lee Génesis 48. ¿Por qué Jacob bendijo a los dos hijos de José aquí, y no a sus otros nietos? Los dos hijos de José, Manasés y Efraín, son los únicos nietos que bendijo Jacob. Por lo tanto, son elevados de la condición de nietos a la condición de “hijos” (Gén. 48:5). Aunque la bendición de Jacob implica una preeminencia del segundo (Efraín) sobre el primero (Manasés), la bendición del patriarca concierne esencialmente a José (Gén. 48:15). Lo que vemos aquí es un testimonio personal sobre la fidelidad de Dios hacia ellos en el pasado y su promesa para ellos en el futuro. Jacob alude al Dios de Abraham e Isaac (Gén. 48:15), quien les había brindado alimento y protección. Este es el mismo Dios que “me liberta de todo mal” (Gén. 48:16). Jacob también tiene en mente al “Dios de Bet-el” (Gén. 31:13), con el que luchó (Gén. 32:29) y quien le cambió el nombre de Jacob a “Israel” (Gén. 32:26-29). Al referirse a todas estas experiencias, por las cuales Dios transforma el mal para bien, Jacob expresa su esperanza de que Dios no solo se encargará de la vida actual de sus nietos, así como lo hizo por él y por José, sino también de su futuro, cuando sus descendientes regresen a Canaán. Esta esperanza es evidente por su referencia a Siquem (Gén. 48:22), que no solo es una parcela de tierra que había adquirido (Gén. 33:19) sino también un lugar donde enterrarán los huesos de José (Jos. 24:32) y donde se distribuirá la tierra a las tribus de Israel (Jos. 24:1). Aun en medio de todo lo que ha sucedido, Jacob tenía en mente las promesas de Dios, quien dijo que por medio de esta familia “serán benditas [...] las familias de la tierra” (Gén. 12:3). Lee Hechos 3:25 y 26. Según Pedro, ¿cómo se cumplió esta promesa de Génesis 12:3? ¿Cómo hemos recibido esta bendición nosotros personalmente?
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Nuestro maravilloso Dios
martes, 21 jun. 2022
«Tú eres el dueño de todo»
«En verdad, [Señor] tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido». 1 Crónicas 29: 14, NVI
ANA, LA ESPOSA DE ELCANA, era estéril, y vivía en una sociedad en la que la mujer que no podía tener hijos se consideraba bajo el desagrado de Dios. Para añadir mayor amargura a su copa, Elcana tenía otra esposa, de nombre Penina, quien no solo le había dado hijos a Elcana, sino que además no perdía oportunidad para molestar a su rival. A todas estas, Ana lloraba, y no comía.
Sin embargo, un día las cosas cambiaron. Elcana y su familia habían viajado al tabernáculo para adorar. Estando ahí, Ana oró a Dios e hizo un voto, diciendo: «Señor Todopoderoso, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya y, si en vez de olvidarme, te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida» (vers. 10-11, NVI). Ana había sido una mujer desdichada por ser estéril; pero en esta oración le dice a Dios: «Si me concedes la dicha de tener un hijo, yo te lo entregaré durante toda su vida». ¿Y sabes qué? ¡Dios hizo el milagro! «Ana concibió y, pasado un año, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, pues dijo: “Al Señor se lo pedí”» (vers. 20, NVI).
Dios hizo el milagro, ¡y ella cumplió su voto! Cuando llegó el tiempo de presentar al niño, Ana y su esposo llevaron al niño Samuel a Silo, lo trajeron ante Elí, y Ana le dijo al sacerdote: «Este es el niño que yo le pedí al Señor, y él me lo concedió. Ahora yo, por mi parte, se lo entrego al Señor. Mientras el niño Viva, estará dedicado a él» (vers. 27-28, NVI).
¿No es esto maravilloso? Cuando Ana finalmente tiene al hijo de sus sueños, ¡se lo entrega a Dios! Al igual que el Padre celestial dio a su amado Hijo, ella entregó su mayor tesoro. ¿No hay aquí una preciosa lección para nosotros? ¡Colocar en las manos de Dios nuestro mayor tesoro, de modo que él lo use para su gloria!
¿Cuál es tu mayor tesoro? ¿Te atreverías a colocarlo en las manos de Dios en este instante? Puedes entregarlo sin temor porque, si lees el final de esta historia, te enterarás de que el Señor la bendijo y «ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas» (1 Sam. 2: 21, NVI).
¡Las cosas que hace Dios! ¡Nunca podrás dar a Dios más de lo que él te da!
Oh, Señor, ¿qué puedo darte que tú no me hayas dado antes? En este momento, y con el mayor gozo, pongo en tus manos mis más preciosos tesoros úsalos para tu gloria.
lunes, 20 de junio de 2022
Lunes 20 de junio JACOB SE ASIENTA EN EGIPTO
Lunes 20 de junio JACOB SE ASIENTA EN EGIPTO Es muy interesante que, a pesar de todo lo que le habían dicho a Jacob acerca de que José estaba vivo en Egipto, el Señor todavía le dio “visiones de noche” (Gén. 46:2), y en ellas le ordenó que se fuera. Jacob deja la Tierra Prometida precisamente por Egipto, que luego se asocia con el único lugar al que el pueblo de Dios no quiere ir (Deut. 17:16). Lee Génesis 47. ¿Qué verdades y principios espirituales podemos encontrar en este relato? “José llevó a cinco de sus hermanos para presentarlos a Faraón, y para que se les diera la tierra en que iban a establecer sus futuros hogares. La gratitud hacia su primer ministro induciría al monarca a honrarlos con nombramientos para ocupar cargos oficiales; pero José, leal al culto de Jehová, trató de salvar a sus hermanos de las tentaciones a las que se expondrían en una corte pagana. Por consiguiente, les aconsejó que cuando el rey les preguntase le dijeran francamente su ocupación. Los hijos de Jacob siguieron ese consejo, teniendo cuidado también de manifestar que habían venido a morar temporalmente en la tierra, y no a permanecer allí; reservándose de esa manera el derecho de marcharse cuando lo desearan. El rey les asignó un lugar, como había ofrecido, en lo mejor del país, en la tierra de Gosén” (PP 236). Sabiamente también, el Faraón no propicia que estos extranjeros se conviertan en mendigos por vivir de la generosidad de su anfitrión. Les pregunta por su “oficio” (Gén. 47:3) a fin de que pudieran adaptarse mejor a su nuevo entorno. También se muestra ávido por aprovechar su experiencia, e incluso sugiere que lo sirvan como “mayorales de [su] ganado” (Gén. 47:6). Entonces, aunque Jacob, el extranjero, es el subordinado, el forastero, se presenta ante el dirigente del país y, como dice el pasaje, “Jacob bendijo a Faraón” (Gén. 47:7). Él, el humilde extranjero, ¿es el que bendice a Faraón, el gobernante del poderoso Egipto? ¿Por qué será así? El verbo “amad lifné”, “lo presentó delante de” (Gén. 47:7), se utiliza normalmente en contextos sacerdotales (Lev. 14:11). Teniendo en cuenta que en el antiguo Egipto el faraón tenía el estatus de sumo sacerdote, esto significa que, espiritualmente hablando, Jacob está por encima del sumo sacerdote de Egipto, por encima incluso del mismo Faraón. Más allá de nuestra condición en la vida, ¿qué debería significar para nosotros, en la forma en que tratamos a los demás, que somos “real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 Ped. 2:9)? ¿Qué obligaciones nos impone nuestra fe?
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Nuestro maravilloso Dios
lunes, 20 jun. 2022
Barraca número 28
«El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: "Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quien confiare"». Salmos 91: 1-2
LO LLAMABAN «EL LUGAR LOCO, donde se abriga la esperanza». Esa era la Barraca 28 de Ravensbruck, el campo de concentración para mujeres en la Alemania Nazi donde se calcula que murieron cerca de cien mil personas entre 1939 y 1945.
En medio de ese infierno que era Ravensbruck, la Barraca 28 era el lugar donde un puñado de mujeres se atrevía a abrigar esperanza aunque, desde el punto de vista humano, no había nada bueno que esperar. ¿Cuál era la base de su esperanza? Las promesas de la Palabra de Dios que, dos veces al día, leían en la Barraca 28.
¿Cómo llegó esa Biblia a Ravensbruck? Corrie Ten Boom nos cuenta que era medianoche cuando ella y su hermana Betsie, junto a más de mil prisioneras, arribaron a Ravensbruck en septiembre de 1944. En el punto de inspección, cada mujer debía despojarse de toda su ropa, e ir a las duchas ante la mirada de los guardias.
-Señor, ¿cómo podré pasar mi Biblia ante tantos guardias? --preguntó Corrie en oración.
Entonces, junto con Betsie, pidió permiso para salir de la fila e ir al baño. El permiso le fue concedido. Una vez en el baño, escondió la Biblia bajo una de las bancas. Cuando le tocó su turno para ir a las duchas, ahí mismo la encontró. Solo quedaba un problema: a la salida de los baños los guardias revisaban de nuevo. ¿Cómo esconder la Biblia debajo de la delgada tela del vestido? Otra vez oro.
-Señor, por favor envía a tus ángeles para que me escuden, de modo que los guardias no me puedan ver.
Cuenta Corrie que la mujer que estaba delante de ella en la fila fue inspeccionada. También Betsie, que estaba detrás, pero no a ella. ¡Como si hubiera sido invisible!
Fue así como la Biblia llegó a la Barraca 28, «el lugar de la esperanza»: «El lugar donde aprendimos —escribe Corrie-, que un poder superior tiene la última palabra, incluso aquí [en un campo de concentración]».*
Quizá te estás preguntando: «¿Y cómo podían estudiar la Biblia sin que los guardias supieran?». Pues, resulta que a la Barraca 28 los guardias no se atrevían a entrar porque estaba infestada de pulgas y piojos. ¡Con razón pudieron estudiar la Biblia sin ser molestadas en lo más mínimo!**
¿Conclusión? ¡El Dios que usó a los ángeles y a los piojos para ayudar a sus hijas ayer, también puede hacer un milagro por ti hoy!
Esperanza mía y castillo mío, eres el Dios de lo imposible, y eres mi Dios. En ti confiaré hoy y siempre. Amén.
*Corrie Ten Boom, Tramp for the Lord, Revell, 1974, pp. 22-24.
** Corrie Ten Boom, citada por Steve Halliday y William Travis, en How Great Thou Art, Multnomah, 1999, lectura para el 9 de diciembre.
domingo, 19 de junio de 2022
Lección 13 | Domingo 19 de junio JACOB LLEGA HASTA JOSÉ
Lección 13 | Domingo 19 de junio JACOB LLEGA HASTA JOSÉ Lee Génesis 46. ¿Cuál es la importancia de la partida de Jacob de Canaán? Cuando Jacob deja su tierra en Canaán, está lleno de esperanza. La seguridad de que ya no pasará hambre y la buena noticia de que José está vivo debieron haberle dado el impulso que necesitaba para dejar la Tierra Prometida. La partida de Jacob evoca la experiencia de Abraham, aunque en el caso de Abraham se dirigía a la Tierra Prometida. Jacob escucha la misma promesa que Abraham escuchó de parte de Dios, es decir, que lo hará “una gran nación” (Gén. 46:3; comparar con Gén. 12:2). Este llamado de Dios también nos recuerda su pacto con Abraham; en ambas ocasiones, Dios utiliza las mismas palabras tranquilizadoras “no temas” (Gén. 46:3; comparar con Gén. 15:1), que conllevan la promesa de un futuro glorioso. La lista completa de los nombres de los hijos de Israel que fueron a Egipto, incluidas sus hijas (Gén. 46:7), nos recuerda la promesa de fecundidad que Dios le hizo a Abraham incluso cuando todavía no tenía hijos. El número “setenta” (incluidos Jacob, José y sus dos hijos) expresa la idea de totalidad. Es “todo Israel” que va a Egipto. También es significativo que el número setenta corresponde al número de naciones (Gén. 10), lo que sugiere que el destino de todas las naciones también está en juego en el viaje de Jacob. Esta verdad se hará más evidente recién muchos años más tarde, después de la Cruz y la Revelación mayor del plan de salvación (Cristo), que, por supuesto, era para toda la humanidad, en todas partes, y no solo para los hijos de Abraham. En otras palabras, por más interesantes que sean las historias de esta familia, de la simiente de Abraham y cualquier lección espiritual que podamos aprender de ellos, estos relatos están en la Palabra de Dios porque forman parte de la historia de la salvación; son parte del plan de Dios para dar redención a la mayor cantidad posible de seres humanos en este planeta caído. “Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Rom. 10:12, 13). ¿Qué dice Pablo aquí que muestra la universalidad del evangelio? Más aún, ¿qué nos dicen estas palabras con respecto a lo que debemos hacer como iglesia para ayudar a difundir el evangelio?
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domingo, 19 jun. 2022
Tus huellas, mis huellas
«Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes». Deuteronomio 6: 6-7
HE LEÍDO QUE EN LAS AFUERAS de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, hay un parque nacional con un aviso para el público que dice: «Esta es su herencia. No saque nada excepto fotografías. No deje nada, salvo sus huellas».*
«No deje nada, salvo sus huellas». ¿No es esto, precisamente, lo que ocurrirá cuando dejemos este mundo? Nada podremos sacar de él cuando partamos, y solo dejaremos nuestras huellas. ¿Qué dirán de nosotros esas huellas? ¿Serán -como escriben Earnie Larsen y Carol Larsen Hegarty-, para gloria o para vergüenza?**
Estas preguntas me hicieron pensar en mis huellas; las que dejaré en las vidas de las personas más cercanas a mí, especialmente mis hijos. ¿Cómo me recordarán ellos? Si, como dice Elena G. White, «los padres deben considerar que están en el lugar de Dios para sus hijos» (Conducción del niño, cap. 74, p. 453), ¿cuán bien, o mal, he representado a Dios ante ellos? ¿Habré presentado ante ellos algo de la compasión de Dios y de su fidelidad, de su ternura y su bondad?
Si eres padre, o madre, hoy es un buen día para pedirle a Dios que te capacite, por medio de su Santo Espíritu, para representarlo bien ante tus hijos. No hay una obra más importante que esta porque, como bien lo dice el mismo libro, «la obra de santificación comienza en el hogar» (p. 454); y quienes «son cristianos en el hogar, serán [también] cristianos en la iglesia y en el mundo» (Ibíd.).
Papá, mamá, no hay un honor más grande conferido a mortales que ser representantes de Dios ante nuestros hijos. De hecho, se nos dice que «la madre que educa a sus hijos para Cristo está tan ciertamente trabajando para Dios como el ministro en el púlpito» (Patriarcas y profetas, cap. 17, p. 147).
Nada podremos sacar de este mundo, y nada dejaremos, excepto nuestras huellas. ¡Que esas huellas glorifiquen el nombre de Dios en la vida de nuestros hijos y de todo aquel con quien nos relacionamos a nuestro paso por este mundo!
Padre bendito, ayúdame a entender que «el que sea santo en el cielo, debe ser primero santo en la tierra» (Conducción del niño, cap. 74, p. 454), Ayúdame a representarte bien, hoy y siempre, comenzando en mi propio hogar.
*Guillermo L. Barclay. Mediante su Espíritu. ACES, 1973, p. 133.
sábado, 18 de junio de 2022
Lección 13: Para el 25 de junio de 2022 ISRAEL EN EGIPTO
Lección 13: Para el 25 de junio de 2022 ISRAEL EN EGIPTO Sábado 18 de junio LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 46; Romanos 10:12, 13; Génesis 47; 48; Hechos 3:25, 26; Génesis 49; Filipenses 2:10; Génesis 49:29–50:21. PARA MEMORIZAR: “Así habitó Israel en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y tomaron posesión de ella, y se aumentaron, y se multiplicaron en gran manera” (Gén. 47:27). Génesis abarca los últimos años de Jacob y José juntos. Vemos a Jacob (Israel) dejar Canaán (Gén. 46) para establecerse en Egipto (Gén. 47), y allí morirá (Gén. 49:29–50:21). Y, aun en este escenario egipcio, la expectativa de la Tierra Prometida ocupa un lugar preponderante (Gén. 50:22-26). En cuanto Jacob llega a Egipto, bendice a Faraón (Gén. 47:7-10), y así cumple (parcialmente, por supuesto) la promesa abrahámica de ser una bendición para las naciones (Gén. 12:3). Posteriormente, ya a punto de morir, Jacob bendice a los hijos de José (Gén. 48). También bendice a sus propios hijos (Gén. 49:1–28) y hace predicciones impresionantes acerca de cada uno de ellos, en el contexto de las futuras doce tribus de Israel (Gén. 49:1–27). Sin embargo, el hecho de que Israel como pueblo “habite” en el exilio, en Egipto, como extranjeros, está en tensión con la esperanza de la Tierra Prometida. Y, aunque el mismo libro del Génesis termina con los hijos de Israel en Egipto, algunas de las últimas palabras de José apuntan a otro lugar: “Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob” (Gén. 50:24).
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sábado, 18 jun. 2022
¿Cantar en la cárcel?
«A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban». Hechos 16:25, NVI
¿CANTAR HIMNOS EN LA CÁRCEL, lugar de palabras obscenas y maldiciones? ¿A quién se le puede ocurrir?
A Pablo y Silas.
Estos dos siervos de Dios estaban en la cárcel por haber liberado, en el nombre de Jesucristo, a «una muchacha que tenía espíritu de adivinación» (Hech. 16:16). Pero en lugar de alegría, la liberación de la joven produjo mucho malestar en los amos, porque ella era una buena fuente de ganancias para ellos. Alarmados ante la perspectiva del fin de su negocio, estos inescrupulosos hicieron arrestar a Pablo y a Silas con el pretexto de que estaban alborotando la ciudad. «Después de haberlos azotado mucho, los echaron en la cárcel» (vers. 23). Entonces sucede lo impensable: a la medianoche, Pablo y Silas comienzan a cantar alabanzas a Dios, agradecidos «por haber sido hallados dignos de sufrir oprobio por su causa» (Los hechos de los apóstoles, cap. 21, p. 161).
Ellos cantaban, y los presos escuchaban. ¡Qué interesante! ¿Por qué, en lugar de maldecirlos, estos hombres de corazones endurecidos los escuchaban? Porque «se preguntaban quiénes podían ser estos hombres que, sufriendo frío, hambre y tortura, podían, sin embargo, regocijarse» (Ibíd.).
De repente, dice la Escritura, se produjo «un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas». Pensando que los presos habían escapado, el carcelero ya se iba a quitar la vida, cuando Pablo le grito: «¡No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí!"» (vers. 28). Temblando, el carcelero preguntó qué debía hacer para ser salvo. Al instante vino la respuesta: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa [...], y en seguida se bautizó con todos los suyos» (vers. 31-33).
Asombroso, ¿no es cierto? Y pensar que todo lo bueno que sucedió esa noche comenzó con cantos de alabanza en una oscura cárcel de Filipos.
¿Qué lecciones podemos derivar de este relato? Al menos dos. Una es que, no importa cuán difíciles sean nuestras circunstancias, nada puede impedirnos tener una canción de alabanza en el corazón. La otra, que no importa cuánta oposición Satanás y sus secuaces presenten al evangelio, ¡hay mucho poder en la Palabra de Dios!
Lo mejor del relato es que, no solo el carcelero creyó en Jesucristo, con toda su casa, sino que también la joven liberada del mal espíritu «escogió seguir a Cristo» (Los hechos de los apóstoles, cap. 21, p. 160). ¡Ese es el poder del evangelio de Jesucristo!
Padre celestial, que en medio de las dificultades de este día, yo pueda conservar un canto de alabanza en mi corazón.
viernes, 17 de junio de 2022
Lección 12 | Viernes 17 de junio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lección 12 | Viernes 17 de junio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “José en Egipto”, pp. 214–224; “José y sus hermanos”, pp. 225-245. “Los tres días de encierro fueron días de amargo dolor para los hijos de Jacob. Reflexionaron sobre su pasado equivocado, especialmente su crueldad hacia José. Sabían que si los condenaban por ser espías y no podían presentar pruebas para salvarse, todos tendrían que morir o convertirse en esclavos. Dudaban de que cualquier esfuerzo que hiciera cualquiera de ellos lograría que su padre consintiera en que Benjamín se alejara de él, después de la cruel muerte que, según él pensaba, había sufrido José. Ellos vendieron a José como esclavo, y temían que Dios se hubiese propuesto castigarlos al permitir que se convirtieran en esclavos. José considera que su padre y las familias de sus hermanos quizás estén sufriendo por la hambruna, y está convencido de que sus hermanos se han arrepentido de su cruel trato hacia él y que en ningún caso tratarían a Benjamín como lo habían tratado a él” (SG 3:155, 156). “José estaba satisfecho. Había probado a sus hermanos y había visto en ellos los frutos del verdadero arrepentimiento de sus pecados” (SG 3:165). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. En clase, reflexionen sobre la pregunta que se encuentra al final del estudio del jueves. ¿Creen que José habría sido tan misericordioso con sus hermanos si las cosas no le hubieran salido tan bien? Por supuesto, no podemos saberlo con certeza, pero ¿qué indicadores, si los hay, en toda la historia de José nos revelan el tipo de carácter que él tenía, lo que podría ayudar a explicar su amabilidad? 2. ¿De qué maneras podemos ver en José una especie de precursor de Cristo y de lo que Cristo pasó? 3. José había puesto a prueba a sus hermanos. Asimismo, ¿cómo nos prueba Dios? 4. Aun después de todos esos años, los hermanos reconocieron su culpa por su maldad hacia José. ¿Qué nos enseña esto sobre lo poderosa que puede ser la culpa? Y, aunque podemos ser perdonados y aceptar el perdón de Dios, ¿cómo aprendemos a perdonarnos a nosotros mismos, sin importar cuán indignos seamos de ese perdón?
Matutina para Adultos
Nuestro maravilloso Dios
viernes, 17 jun. 2022
Escoger entre «dos amores»
«Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, dio orden de pasar al otro lado. Se le acercó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adondequiera que vayas"». Mateo 8: 18-19
¿QUIÉN FUE ESE ESCRIBA que, según nuestro texto para hoy, prometió seguir a Jesús adondequiera que el Señor fuera? De acuerdo a El Deseado de todas las gentes, fue Judas (cap. 30, p. 264).
¿Creía Judas que Jesús era el Mesías prometido? Ciertamente. «Judas creía que Jesús era el Mesías; y uniéndose a los apóstoles esperaba conseguir un alto puesto en el nuevo reino» (Ibíd.). No solo creía que Jesús era el Mesías, sino que además «tenía algunos preciosos rasgos de carácter que podrían haber hecho de él una bendición para la iglesia» (p. 266). Pero Judas tenía un serio problema: su amor al dinero.
En su corazón dos poderes estaban rivalizando: su naciente atracción hacia Jesús y el amor al dinero. El Señor lo sabía y, para brindarle toda la ayuda que necesitaría en su lucha contra el mal, lo colocó en estrecho contacto consigo: «Si quería abrir su corazón a Cristo, la gracia divina desterraría el demonio del egoísmo, y aun Judas podría llegar a ser súbdito del reino de Dios» (p. 265).
En otras palabras, Judas lo tuvo todo a su favor, sin embargo, se perdió para siempre. ¿Por qué? El siguiente relato, que cuenta Guillermo L. Barclay, nos ayuda a entender lo que ocurrió en su corazón. Cuenta Barclay que un día entró a una tienda de una ciudad asiática para hacer compras. Mientras regateaba precios, vio un nicho en la pared con una figura finamente labrada. Entonces preguntó al comerciante cuánto costaba.
-No está a la venta -respondió el hombre, categóricamente. Mi familia ha adorado esta imagen durante generaciones y me propongo legarla a mi hijo mayor cuando yo muera.
A pesar de la negativa, Barclay no se dio por vencido. Insistió una y otra vez, mejorando cada vez más la oferta. Al fin, después de mucha insistencia, el hombre no pudo ya resistir la tentación, ¡y terminó vendiendo al «dios» de la familia! Cuenta Barclay que todavía conserva la imagen, no como objeto de culto, por supuesto, sino «como recuerdo de quienes están dispuestos a vender sus dioses por un precio».*
¿No fue esto lo que sucedió también con Judas? La avaricia llegó a ser «el motivo predominante de su vida» y al final «el amor al dinero superaba a su amor por Cristo» (El Deseado de todas las gentes, cap. 76, p. 678).
¡Ay, Judas! ¡Pensar que tenías «algunos preciosos rasgos de carácter»!
Bendito Jesús, ocupa tu trono en mi corazón, de modo que mi amor por ti no sea uno entre varios, sino que sea el motivo dominante en mi vida.
*Guillermo L. Barclay, Mediante su espíritu, ACES, 1973, p. 65.
jueves, 16 de junio de 2022
Jueves 16 de junio “YO SOY JOSÉ VUESTRO HERMANO
Jueves 16 de junio “YO SOY JOSÉ VUESTRO HERMANO” Lee Génesis 45. ¿Qué lecciones de amor, fe y esperanza se pueden encontrar en esta historia? En ese mismo momento, cuando Judá habló sobre el “mal” que caería sobre ‘aví, “mi padre” (Gén. 44:34), José “clamó” (Gén. 45:1) y luego “se dio a conocer” (NVI) a sus hermanos. Esta expresión, que se utiliza a menudo para referirse a la autorrevelación de Dios (Éxo. 6:3; Eze. 20:9), sugiere que también Dios mismo se reveló aquí. Es decir, el Señor había demostrado que su providencia reina a pesar de las debilidades humanas. Los hermanos de José no pueden creer lo que están viendo y oyendo. Por lo tanto, José se ve obligado a repetir: “Yo soy José vuestro hermano” (Gén. 45:4), y solo por segunda vez, cuando escuchan las palabras precisas “el que vendisteis para Egipto” (Gén. 45:4), creen. José luego declara: “Me envió Dios” (Gén. 45:5). Esta referencia a Dios tiene un doble propósito. No solo sirve para tranquilizar a sus hermanos en cuanto a que José no tiene malos sentimientos hacia ellos; también es una profunda confesión de fe y una expresión de esperanza, porque lo que hicieron era necesario para la “gran liberación” y la supervivencia de una “posteridad” (Gén. 45:7). Luego José insta a sus hermanos a que vayan hasta su padre a prepararlo para llevarlo a Egipto. Acompaña su llamado con palabras específicas sobre el lugar donde “habitarás”, es decir, Gosén, famosa por sus buenos pastizales, “la riqueza de la tierra” (Gén. 45:18, 20). También se encarga del transporte: les provee carros, lo que finalmente convencerá a Jacob de que sus hijos no le estaban mintiendo sobre lo que acababan de pasar (Gén. 45:27). Jacob acepta esta demostración visible como evidencia de que José está vivo, y esto es suficiente para que él vuelva a cobrar vida (comparar con Gén. 37:35; 44:29). Ahora las cosas van bien. Los doce hijos de Jacob están vivos. A Jacob ahora se lo llama “Israel” (Gén. 45:28), y la providencia de Dios se había manifestado de una manera poderosa. Sí, José fue misericordioso con sus hermanos. Podría permitirse el lujo de serlo. Sin embargo, ¿cómo aprendemos a ser misericordiosos con aquellos cuya maldad hacia nosotros no termina tan bien como con José?
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Nuestro maravilloso Dios
jueves, 16 jun. 2022
La «basurita» en el ojo ajeno
«No juzguen por las apariencias, juzguen con justicia». Juan 7: 24, NVI
¿TE HAS PREGUNTADO ALGUNA VEZ por qué somos tan rápidos en juzgar la conducta ajena? Fritz Heider, psicólogo austriaco del siglo XX, llamó a esta tendencia «inferencia casual», o «psicología del sentido común», y consiste, sencillamente, en que juzgamos a los demás por las cosas que hacen.
«¿Y cuál es el problema en juzgar a los demás por lo que hacen?», preguntará alguien. El problema radica en nuestra capacidad de inferir; es decir, de ir más allá de lo que perciben nuestros sentidos: basados en lo que hemos visto u oído, sacamos conclusiones apresuradas que comienzan cuestionando la conducta de la persona y terminan cuestionando a la persona misma.
El relato de la mujer y el paraguas ilustra bien el punto. Es la historia de una dama de Búfalo, Nueva York, que mientras sale de una tienda, distraídamente toma el paraguas de otra mujer. Esta, al darse cuenta de la equivocación, la intercepta y le señala que el paraguas es suyo. Apenada, la mujer pide disculpas, devuelve el artículo y se dispone a salir de la tienda cuando recuerda que necesita comprar paraguas para sus hijas y para ella. Y así lo hace.
Más tarde, ese mismo día, la señora abordó un autobús con sus paraguas en mano. Y adivina qué. ¡Ahí también estaba la mujer con la cual había tenido el incidente en la mañana! Apenas esta la vio con su «colección de paraguas, le dijo con una sonrisita acusadora en su rostro:
-¡Veo que ha tenido un día muy productivo! *
Esto es lo que sucede cuando juzgamos según las apariencias: nos estrellamos. ¿Por qué? William Barclay señala tres razones. Una, nunca tenemos a nuestra disposición todos los hechos que explican por qué una persona actúa como lo hace. Dos, nuestro juicio nunca es imparcial. Toda una multitud de factores internos y externos afectan nuestra capacidad para evaluar lo que sucede alrededor. Y tres, ninguno de nosotros es suficientemente bueno como para juzgar a otros.**
Precisamente porque no somos suficientemente buenos, el Señor Jesús dijo: «¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama» (Mat. 7:3-4, TLA).
¿Cómo contrarrestar esta tendencia de mirar «la basurita» en el ojo ajeno? Leamos: «No puede haber espíritu de crítica ni de exaltación en los que andan a la sombra de la cruz del Calvario» (El discurso maestro de Jesucristo, cap. 6, p. 81).
Padre celestial, hoy quiero caminar «a la sombra de la Cruz del Calvario». Solo así podré dar el justo valor a cada ser humano.
*Joe Engelkeimer, Preparad el camino, Publicaciones Interamericanas, 1972, p. 53.
**William Barclay, The Gospel of Matthew, t. 1, The Westininster Press, 1975, pp. 263-265.
martes, 14 de junio de 2022
JOSÉ Y BENJAMÍN
JOSÉ Y BENJAMÍN Jacob sencillamente no podía permitir la partida de Benjamín, el único hijo con Raquel que le quedaba. Tenía miedo de perderlo, como ya había perdido a José (Gén. 43:6-8). Solo cuando no hubo más comida (Gén. 43:2) y cuando Judá se comprometió a garantizar el regreso de Benjamín (Gén. 43:9), Jacob finalmente consintió en una segunda visita a Egipto y permitió que Benjamín fuera con sus hermanos. Lee Génesis 43. ¿Qué efecto tuvo la presencia de Benjamín en el curso de los acontecimientos? La presencia de Benjamín dominó los acontecimientos. Cuando todos los hermanos se presentan ante José, Benjamín es la única persona a quien José ve (Gén. 43:16). Benjamín es al único al que llama “hermano” (Gén. 43:29). Aunque llama a Benjamín por su nombre, no identifica a todos los demás hermanos; simplemente los llama “hombres” (Gén. 43:16). José llama “mi hijo” a Benjamín, como una expresión tranquilizadora de afecto especial (Gén. 43:29; comparar con Gén. 22:8). La bendición de José se refiere a la “misericordia” (Gén. 43:29), una reminiscencia de su súplica por misericordia, que no recibió (Gén. 42:21). José devuelve a Benjamín la misericordia que no recibió de sus otros hermanos. En tanto que los hermanos de José temen ir a prisión por el dinero que les fue devuelto, José les prepara un banquete debido a la presencia de Benjamín. Es como si Benjamín tuviera un efecto redentor en toda la situación. Una vez que todos los hermanos están sentados por orden de edad y respetando las reglas de honor, es a Benjamín, el menor, a quien se le sirve cinco veces más que a todos los demás hermanos (Gén. 43:33, 34). Y sin embargo, este favoritismo no les molesta, como sucedió cuando José era el favorito de su padre muchos años atrás, lo que llevó a su terrible accionar tanto hacia su medio hermano como hacia su propio padre (Gén. 37:3, 4). “Mediante esta demostración de favor en beneficio de Benjamín, José esperaba averiguar si sentían por el hermano menor la envidia y el odio que le habían manifestado a él. Suponiendo todavía que José no comprendía su idioma, los hermanos conversaron libremente entre sí; de modo que le dieron una buena oportunidad para conocer sus verdaderos sentimientos. Y, como deseaba probarlos aún más, antes de su partida ordenó que ocultaran su propia copa de plata en el saco del menor” (PP 231).
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Nuestro maravilloso Dios
martes, 14 jun. 2022
Soli Deo Gloria
«Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo». Mateo 5: 16, NVI
EN NUESTRO VERSÍCULO PARA HOY EL SEÑOR JESÚS dice que hemos de hacer brillar nuestra luz delante de todos. ¿Cómo lograr que esa luz brille, no para nuestra gloria personal, sino para la gloria de Dios?
Hace ya tiempo leí un relato que nos puede ayudar a dar siempre la gloria a quien corresponde. Lo cuenta Bill Knott, y trata de una ocasión en la que él fue invitado a un concierto del conocido guitarrista clásico Christopher Parkening. Dice Bill que estaba disfrutando plenamente del concierto cuando, repentinamente, el artista anunció que iba a interpretar su última pieza, porque quería contar una historia personal. «¡Cómo puede ser!», pensó Bill. «¡Yo vine a escuchar música, no historias!»
Lo que siguió a continuación, nadie en la sala de concierto lo imaginó. El artista habló de su encuentro con Jesús, y de cómo su relación con el Señor llenaba su vida más que el dinero y la fama que hasta entonces había conocido. «De memoria --cuenta Bill — [Christopher Parkening] repitió pasajes extensos de Isaías, Romanos, Gálatas y Efesios con una belleza tan impresionante como la música que habíamos escuchado».
Lo que más impresionó a Bill esa noche fue el lema que este artista había adoptado desde que aceptó a Jesús en su vida. Siguiendo el ejemplo de Johann Sebastian Bach, había adoptado el lema Soli Deo gloria (en latín, «la gloria solo a Dios»). Con estas palabras, Christopher Parkening esa noche dejó en claro que estaba dejando brillar su luz con toda la intensidad posible, pero no para su propia gloria, sino para gloria del Señor. Y este detalle del programa, más que todos los demás, impactó a Bill. Cuenta él que durante semanas no pudo dejar de preguntarse: «¿La gloria de quién persigo: en mi trabajo, mediante el uso de mis talentos, y en todo lo que hago?».
Bill concluye su relato diciendo que él también resolvió dejar brillar su luz, para la gloria de Dios, pero con una pequeña modificación. Resulta que, además de Soli Deo gloria, Johann Sebastian Bach también solía escribir otra frase latina en sus manuscritos: Jesus, juva (Jesús, ayúda[me]). Entonces Bill Knot decidió adoptar ambos lemas, «porque [...] el mismo Señor que nos llama a darle a él la gloria, es quien nos ayuda a lograrlo».*
¡Muy de acuerdo, Bill! «¡Soli Deo gloria! Jesus, juva!» ¡La gloria solo a Dios! Jesús, Ayúdame!
Señor, hoy me propongo hacer brillar mi luz-en mi hogar, en mi lugar de trabajo, en mi vecindario-. ¡Ayúdame, Jesús, a lograr este ideal, y así glorificar tu santo nombre!
*Bill Knott, «The Quality of the Light», en William Johnsson, Editor's Choice. Favorites from the Adventist Review, 1988, pp. 59-61.
lunes, 13 de junio de 2022
Lección 12 | Lunes 13 de junio JOSÉ CONFRONTA A SUS HERMANOS
Lección 12 | Lunes 13 de junio JOSÉ CONFRONTA A SUS HERMANOS Lee Génesis 42. ¿Qué sucedió aquí y cómo revela la providencia de Dios, a pesar de la maldad y la mala conducta humanas? El hambre obliga a Jacob a enviar a sus hijos a Egipto para comprar grano. Irónicamente, es Jacob quien inicia el proyecto (Gen 42:1). El desafortunado anciano, víctima de circunstancias que escapan a su control, sin saberlo pone en marcha una asombrosa cadena de acontecimientos que lo llevarán a reencontrarse con el hijo por el que tanto tiempo había guardado luto. El carácter providencial de este encuentro se evidencia mediante dos símbolos fundamentales. En primer lugar, se ve como un cumplimiento de los sueños de José. El acontecimiento, predicho en los sueños proféticos de José: “vuestros manojos [...] se inclinaban al mío” (Gén. 37:7), está ocurriendo ahora. José es identificado como “el gobernador del país” (Gén. 42:6, NVI) y “el señor de la tierra” (Gén. 42:30, 33). La poderosa posición de José contrasta con la de sus hermanos necesitados, quienes “se inclinaron a él rostro a tierra” (Gén. 42:6); los mismos diez hermanos que se burlaron de José acerca de su sueño y dudaron de su cumplimiento (Gén. 37:8). En segundo lugar, este encuentro providencial se describe como una respuesta. Los ecos lingüísticos y temáticos entre los dos acontecimientos fundamentan el papel de la retribución justa. La frase “decían el uno al otro” (Gén. 42:21) también se usó cuando comenzaron a conspirar contra José (Gén. 37:19). La permanencia de los hermanos en prisión (Gén. 42:17) se hace eco de la permanencia de José en prisión (Gén. 40:3, 4). De hecho, los hermanos de José relacionan lo que les está sucediendo en ese momento con lo que le hicieron a su hermano unos veinte años atrás. “Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia” (Gén. 42:21). Las palabras de Rubén “se nos demanda su sangre” (Gén. 42:22), que reflejan su advertencia anterior, “no derraméis sangre” (Gén. 37:22), refuerzan la vinculación entre lo que ahora enfrentaban y lo que habían hecho. La mayoría de nosotros, sin duda, hemos hecho cosas que lamentamos. ¿Cómo podemos, en la medida de lo posible, compensar lo que hemos hecho? Además, ¿por qué es tan básico que aceptemos las promesas de perdón de Dios por medio de Jesús (ver Rom. 5:7-11)?
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Nuestro maravilloso Dios
lunes, 13 jun. 2022
Un amigo en tiempos difíciles
«El amigo siempre es amigo, y en los tiempos difíciles es más que un hermano». Proverbios 17: 17, TLA
¿PUEDES, EN ESTE INSTANTE, pensar en un amigo, una amiga, a quien acudirías en cualquier dificultad con la seguridad de que no te va a fallar? No sé si el apóstol Pablo conocía el proverbio que hoy sirve como nuestro texto base, pero no dudo de que conocía el valor de un amigo en tiempos de necesidad, porque eso fue exactamente Aristarco para él.
¿Quién era Aristarco, y qué cosa importante hizo para que hoy lo recordemos? De este héroe de la fe muy poco se dice en las Escrituras. Apenas sabemos que era oriundo de Tesalónica (Hech. 20:4), y que su nombre aparece mencionado unas pocas veces, siempre en relación con el ministerio del apóstol Pablo.
Donde primero nos topamos con Aristarco es en medio de un alboroto en Éfeso, instigado por un tal Demetrio. Este hombre, que hacía figurillas de plata representativas del templo de la diosa Diana, logró convencer a sus colegas de oficio para que se opusieran a la predicación del apóstol Pablo (Hech. 19: 23-41), alegando que sus doctrinas atentaban contra la majestad de la patrona de los efesios. Fue así como, instigados por Demetrio y los plateros, «enseguida toda la ciudad se alborotó». La turba entró al teatro, y arremetió contra los discípulos, «arrastrando a Gayo y a Aristarco, compañeros de viaje de Pablo» (vers. 29, NVI).
Luego encontramos a Aristarco acompañando a Pablo cuando naufragó el barco donde viajaba a Roma, como prisionero (Hech. 27: 1-2). Finalmente, ya encarcelado, Pablo se refiere a Aristarco como uno de sus colaboradores, y también como «mi compañero de prisiones» (File. 24; Col. 4: 10).
¿Su «compañero de prisiones»? ¿Será que Aristarco se hizo prisionero para así sufrir las penalidades de la prisión junto al apóstol? Es posible porque, según el Comentario bíblico adventista, los romanos permitían esta concesión. * Si este era el caso, entonces Aristarco fue un prisionero voluntario, por causa de Jesús y del anciano apóstol.
¿Hizo Aristarco algún milagro? ¿Se bautizaron miles por su predicación? ¿Fue protagonista de alguna misión especial? Pues, a decir verdad, nada de esto. Pero al estar cerca del apóstol Pablo en los momentos más difíciles -el tumulto en Éfeso, la tormenta en el mar, la cárcel en Roma—, confirmó la gran verdad de que «el amigo siempre es amigo, y en los tiempos difíciles es más que un hermano».
¿Hay en tu vida un amigo, una amiga, de este calibre? Pues, si es así, este es un buen momento para dar gracias a Dios por ese valioso tesoro; ¡y también para decirle a esa persona lo mucho que valoramos su amistad!
Gracias, Padre, por los amigos que permanecen a mi lado en los tiempos difíciles. Ayúdame a valorar su amistad, y a ser un fiel amigo para ellos. Sobre todo, gracias por Jesús, mi mejor Amigo y mi bendito Salvador.
*Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 22
domingo, 12 de junio de 2022
JOSÉ ASCIENDE AL PODER
JOSÉ ASCIENDE AL PODER Para José, los sueños del faraón revelaban lo que Dios estaba “por hacer” (Gén. 41:28, NVI) en la tierra. Sin embargo, José no le pide al faraón que crea en su Dios. La respuesta inmediata de José es la acción. José propone un programa económico. Curiosamente, el faraón solo retiene la parte económica del discurso de José, que parece más interesado en la lección económica que en el significado espiritual del sueño y el papel de Dios en su elaboración. Lee Génesis 41:37 al 57. ¿Qué lugar ocupa Dios en el éxito de José? El faraón elige a José para que se haga cargo no tanto porque interpretó correctamente sus sueños y reveló el inminente problema de la tierra, sino porque tenía una solución a ese problema, porque le “pareció bueno el plan” (Gén. 41:37, NVI), una opinión también compartida por los siervos del faraón. La elección del faraón parece haber sido más pragmática que religiosa. Y sin embargo, el faraón reconoce que la presencia del “espíritu de Dios” (Gén. 41:38) está en José, quien es calificado como “entendido” y “sabio” (Gén. 41:39), una expresión que caracteriza la sabiduría que Dios da (ver Gén. 41:33; comparar con 1 Rey. 3:12). Todos los detalles informados en el texto bíblico se ajustan a la situación histórica de Egipto en ese momento. Políticamente, el hecho de que el faraón designara a José como visir no es raro en el antiguo Egipto, donde se han documentado casos de visires extranjeros. Los próximos siete años son años de abundancia, de tal manera que la producción de granos se vuelve “incalculable” (Gén. 41:49, RVA-2015), una señal de providencia sobrenatural. La comparación “como arena del mar” (Gén. 41:49) revela que esta es la bendición de Dios (Gén. 22:17). José refleja personalmente esa bendición en su fecundidad, una coincidencia que evidencia la presencia de Dios mismo detrás de los dos fenómenos. José tiene dos hijos cuyos nombres muestran la experiencia de José con la providencia de Dios, que ha transformado el recuerdo del dolor en gozo (Manasés) y la antigua aflicción en fecundidad (Efraín). Qué ejemplo tan poderoso de cómo Dios convirtió algo malo en algo muy bueno. ¿Cuáles son algunas formas en que los demás deberían ver, por el estilo de vida que llevamos, la realidad de nuestro Dios?
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