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domingo, 31 de julio de 2022

Lección 6 | Domingo 31 de julio EL ESPÍRITU DE VERDAD

Lección 6  | Domingo 31 de julio EL ESPÍRITU DE VERDAD ¿Alguna vez oraste: “¡Por favor, Dios, hazme bueno!”, pero viste pocos cambios? ¿Cómo es posible que oremos pidiendo que el gran poder transformador de Dios obre dentro de nosotros, pero nuestra vida aparentemente continúe siendo la misma? Sabemos que Dios tiene recursos sobrenaturales ilimitados que nos ofrece anhelante y generoso. Realmente queremos sacar provecho de todo; sin embargo, nuestra vida no parece cambiar de una manera que concuerde con lo que Dios ofrece. ¿Por qué? Por una simple razón: Si bien el Espíritu tiene poder ilimitado para transformarnos, con nuestras decisiones es posible que limitemos lo que Dios puede hacer. Lee Juan 16:5 al 15. En este pasaje, Jesús llama al Espíritu Santo el “Espíritu de verdad” (Juan 16:13). ¿Qué implica esto que el Espíritu Santo hace por nosotros? Si bien el Espíritu Santo puede mostrarnos la verdad sobre nuestra pecaminosidad, no puede forzarnos a arrepentirnos. También puede mostrarnos la mayor verdad acerca de Dios, pero no puede obligarnos a creer en ella ni a obedecerla. Si Dios nos obligara de alguna manera, aunque sea mínima, perderíamos el libre albedrío, y Satanás acusaría a Dios de manipular nuestra mente y corazón y de hacer trampa en el Gran Conflicto. Cuando estalló el Gran Conflicto en el cielo, nuestro Padre no obligó a Satanás ni a ninguno de los ángeles a creer que él era bueno y justo, ni a los ángeles caídos a arrepentirse. Y en el Jardín del Edén, cuando nuevamente había tanto en juego, Dios dejó muy en claro la verdad sobre el árbol que estaba en el medio del huerto, pero no impidió que Adán y Eva ejercieran su libre albedrío para desobedecer. Dios no actuará de manera diferente con nosotros hoy. De modo que el Espíritu presenta la verdad acerca de Dios y el pecado, y luego dice: “En vista de lo que te he mostrado, ¿qué harás ahora?” Lo mismo ocurre cuando estamos en el crisol. A veces, el crisol aparece precisamente porque no hemos obedecido o no nos hemos arrepentido de nuestros pecados. Para que nuestro Padre obre en esos casos, debemos decidir conscientemente abrir las puertas del arrepentimiento y la obediencia de modo que el poder de Dios entre y nos transforme. ¿De qué te convenció el “Espíritu de verdad” recientemente? ¿Cuánto escuchas su voz? Más aún, ¿qué decisiones tomas con tu libre albedrío?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 31 jul. 2022 
 «Ven y ve» 

 «Al siguiente día estaba otra vez Juan, y con él dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: "Éste es el Cordero de Dios!" Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús. Volviéndose Jesús y viendo que lo seguían, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos le dijeron: "Rabí -que significa Maestro-, ¿dónde vives?"». Juan 1:35-38 

  NUESTRO TEXTO DE HOY es sin duda uno de los pasajes más hermosos de todo el Nuevo Testamento, quizá por la cantidad de detalles significativos que incluye. El pasaje comienza con Juan el Bautista cumpliendo la obra para la cual había nacido en este mundo: señalar a Jesús como el Cordero de Dios. Dos de sus discípulos, al escucharlo, siguen a Jesús. Uno de ellos era Andrés, el hermano de Pedro. El otro, según El Deseado de todas las gentes, era Juan, «el que iba a ser el evangelista» (cap. 14, p. 117). Cuando Jesús se da cuenta de que lo están siguiendo, les pregunta: « ¿Qué buscan?». Entonces ellos responden con otra pregunta: « ¿Dónde vives?».

« ¿Dónde vives?» ¿No se les pudo ocurrir preguntar otra cosa? ¿Qué le habrías preguntado tú al Señor? A simple vista, la pregunta de Andrés y Juan parece irrelevante, pero no lo es en absoluto. Aparentemente, lo que estos dos discípulos querían era tener suficiente tiempo para hacerle a Jesús muchas preguntas. ¿Qué mejor ambiente para hacerlas que el lugar donde el Maestro moraba?

«En una breve entrevista a orillas del camino ---leemos en El Deseado de todas las gentes—, no podían recibir lo que anhelaban. Deseaban estar a solas con Jesús, sentarse a sus pies, y oír sus palabras » (ibíd.). ¡Y eso fue exactamente lo que sucedió! En respuesta a la invitación del Señor —«Vengan a ver», los dos discípulos «fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron aquel día con él, porque era como la hora décima» (Juan 1: 39); es decir, alrededor de las cuatro de la tarde.

Nunca sabremos lo que hablaron en esa entrevista nocturna, pero una cosa sí sabemos: esa conversación con Jesús tiene que haber impresionado profundamente a Andrés, porque lo primero que hizo después de haber estado en compañía del Salvador fue compartir las buenas nuevas con su hermano Simón: «Hemos encontrado al Mesías», le dijo (vers. 41).

Hoy es también tu privilegio «estar a solas con Jesús, y oír sus palabras». Puedes traerle tus cargas y preguntarle todo lo que te confunde. Lo mejor es que el acceso a él es libre, incondicional, y sin límite de tiempo.

¿Demasiado bueno para ser verdad? Prueba a ver qué pasa, comenzando hoy mismo. De hecho, su invitación para ti es: «Ven y ve». Querido Jesús, al igual que Andrés y Juan, me propongo pasar más tiempo «a solas contigo, sentarme a tus pies, y oír tus palabras». De esta manera, Señor, quiero tener un encuentro personal contigo cada día y así poder anunciar a otros que tú eres el Mesías.

sábado, 30 de julio de 2022

Lección 6: Para el 6 de agosto de 2022 “LUCHANDO CON LA FUERZA DE CRISTO” Sábado 30 de julio LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA

Lección 6: Para el 6 de agosto de 2022 “LUCHANDO CON LA FUERZA DE CRISTO” Sábado 30 de julio LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Juan 16:5-15; Colosenses 1:28, 29; 1 Pedro 1:13; Mateo 5:29; Génesis 32. PARA MEMORIZAR: “Por eso me afano, luchando con la fuerza de Cristo que actúa poderosamente en mí” (Col. 1:29, RVA 2000). Sentaron juntos a un hombre y una mujer en un programa de entrevistas. Ambos habían experimentado la pérdida de un hijo. El hijo de la mujer había sido asesinado veinte años antes, y su enojo y su amargura eran tan grandes como siempre. La actitud del hombre era totalmente diferente. Su hija había sido asesinada por terroristas pocos años antes. Él hablaba de perdón para los asesinos y sobre cómo Dios había transformado su dolor. Aunque el dolor era terrible, este hombre se convirtió en una ilustración de cómo Dios puede brindar sanidad en los momentos más oscuros de la vida. ¿Cómo dos personas pueden responder de manera tan diferente ante una situación similar? ¿Cómo se produce el cambio espiritual en la vida de un cristiano, que le permite madurar en medio de los crisoles de la vida en vez de sentirse completamente abrumado por ellos? Un vistazo a la semana: ¿Cuál es el papel de nuestra fuerza de voluntad en la batalla contra el yo y el pecado? ¿Cómo podemos evitar el error de permitir que nuestros sentimientos gobiernen las decisiones que tomamos? ¿Por qué debemos perseverar, y no rendirnos cuando estamos en el crisol?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 30 jul. 2022 
 No hay perdedores 

 «Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia». Tito 3:5, NVI 

  UN DÍA BILL HYBELS, pastor y autor, se encontraba en las costas del Lago Míchigan cuando sintió el vivo deseo de visitar el campamento donde siendo un adolescente entregó su corazón a Jesús. Después de todo, el lugar estaba a solo unos 16 kilómetros. Entonces llamó a la única compañía de taxis del pueblo. La respuesta fue negativa. No lo llevarían al lugar, aunque pagara más dinero. Desesperado, Bill preguntó a la secretaria si sabía de alguien que pudiera ayudarlo. Ahora la respuesta fue afirmativa. Se trataba de un hombre que haría cualquier cosa con tal de ganar un dinerito.

Unos 25 minutos después, el «taxista» apareció: de chabacana apariencia, su cuerpo cubierto de tatuajes, manejando una camioneta que casi se desbarataba con el movimiento. Cuando se subió al vehículo, Bill se fijó que el nivel de gasolina estaba en «E» (en mi país decimos: «E» de échale). Cuando Bill le ofreció pagar por la gasolina, el hombre al principio se resistió; luego propuso poner solo dos dólares, pero finalmente aceptó ponerlo «full». Nunca había hecho tal cosa.

Cuando llegaron al campamento, Bill le pidió al conductor que lo esperara unos minutos. En solo momentos, Bill divisó el lugar de su conversión. Tenía 17 años. Caminaba de regreso a su cabaña, a eso de las 9 de la noche, cuando llegaron a su mente las palabras de Tito 3: 5: «Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia». Desde niño Bill se había aprendido ese texto de memoria, y esa noche lo escuchó con fuerza poderosa. Pero también había aprendido que en la vida nada es gratis. Entonces se preguntó: « ¿Podría ser que Dios se interese personalmente en mí, y me salve solo por su misericordia?». Aquella noche, por primera vez, entregó su corazón a Cristo.

Ya de regreso al «taxi», el hombre le pregunta qué había ido a hacer a la montaña. Bill le cuenta toda la historia de cómo siendo él un adolescente, justo en ese lugar, le había entregado su vida a Cristo.

--¿Cómo es que algo así puede ocurrir? —pregunta, con curiosidad.

En los términos más sencillos, Bill le presenta el evangelio de Jesucristo. Después de un largo silencio, el hombre habla.

—Pero yo soy un perdedor. ¿Puede algo así sucederle a alguien como yo?

Cuando Bill le explica que ante los ojos de Dios no hay perdedores, y que Jesús está anhelando perdonarlo y salvarlo, el hombre responde:

-¡Nunca imaginé que este día podría terminar así! Gracias por decir las cosas que dijo de mí. [...]. Creo que este fin de semana voy a ir a la iglesia.*

Gracias, bendito Dios, porque tu misericordia se extiende a todo ser humano, incluyendo a los que se creen indignos y perdedores.

*Bill Hybels, Just Walk Across the Room, Zondervan, 2006, pp. 11-16

viernes, 29 de julio de 2022

Lección 5 | Viernes 29 de julio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Lección 5  | Viernes 29 de julio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “La prueba de la fe”, pp. 141-150; Testimonios para la iglesia, “Alabad a Dios”, t. 5, pp. 295-298. “Dios probó siempre a su pueblo en el crisol de la aflicción. Es en el fuego del crisol donde la escoria se separa del oro puro del carácter cristiano. Jesús vigila la prueba; él sabe qué se necesita para purificar el precioso metal, para que pueda reflejar el esplendor de su amor. Es por medio de pruebas estrictas y reveladoras como Dios disciplina a sus siervos. Él ve que algunos tienen aptitudes que pueden usarse en el progreso de su obra, y los somete a pruebas; en su providencia, los coloca en situaciones que prueban su carácter [...]. Les muestra sus propias debilidades, y les enseña a depender de él [...]. Así alcanza su objetivo. Son educados, adiestrados, disciplinados y preparados para cumplir el gran propósito para el cual recibieron sus capacidades” (PP 122,123). “Si en la providencia de Dios somos llamados a soportar pruebas, aceptemos la cruz, y bebamos la copa amarga, recordando que es la mano de un Padre la que la ofrece a nuestros labios. Confiemos en él, en las tinieblas como en la luz del día. ¿No podemos creer que nos dará todo lo que fuere para nuestro bien? [...] Aun en la noche de aflicción, ¿cómo podemos negarnos a elevar el corazón y la voz en agradecida alabanza, cuando recordamos el amor por nosotros expresado en la Cruz del Calvario?” (TI 5:295) PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. En clase, pide que alguien relate una dura prueba de fe, similar a la de Abraham. ¿Qué pueden aprender de la experiencia de esa persona, de sus éxitos o fracasos? 2. Repasen las últimas 24 horas de la vida de Cristo antes de su crucifixión. ¿Qué extremos enfrentó? ¿Cómo los soportó? ¿Qué principios podemos tomar de su ejemplo y aplicarlos a nuestra vida cuando estemos en medio de nuestro crisol? 3. Analicen la idea, que se mencionó esta semana, acerca de cómo mediante nuestro sufrimiento podemos ayudar a otros que también sufren. ¿Cuáles son algunos de los problemas que podrían surgir con esta idea? 4. Elena de White escribió anteriormente: “Confiemos en él, en las tinieblas como en la luz del día”. Es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cómo podemos ayudarnos mutuamente a desarrollar el tipo de fe que nos permita hacer precisamente eso? ¿Por qué es importante confiar en Dios en los tiempos difíciles?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 29 jul. 2022 
 «O las aceptas o te amargas» 

 «Desechen todo lo que sea amargura». Efesios 4: 31, RVC 

  « CUANDO OCURREN COSAS QUE NO TE GUSTAN — decía el artículo de la revista---, tienes dos opciones: o las aceptas o te amargas». La autora, Marion Bond West, contaba lo amargada que se sentía desde que su esposo había muerto, a causa de un tumor cerebral. Pero ya habían pasado tres años de producirse su pérdida y aún estaba sufriendo tanto que su rostro no daba muestras de alegría.*

Todo eso cambió, cuenta Marion, un día en que ella decidió visitar una antigua casa que siempre le había llamado la atención, sobre todo porque estaba rodeada por una hermosa cerca de madera, color blanco. Al llegar, encontró la puerta abierta. En el patio, una mujer de pequeña estatura se disponía a trabajar en su jardín.

-¡Buenos días! — gritó Marion--. Vine a ver su cerca tan bonita.

Después de devolverle el saludo, la señora la invitó a entrar. No imaginaba Marion que su vida cambiaría a partir de aquella corta conversación, especialmente como producto de dos cosas que ese día escuchó.

Lo primero fue saber que la señora vivía sola, y que había decidido construir la cerca, no tanto para ella disfrutarla, sino para deleite de la gente que pasara frente a su casa. La anciana le contó que, al ver la cerca, muchos se detenían a contemplarla, y otros incluso se animaban a entrar para conversar con ella. Así que nunca estaba sola. Lo segundo fue la respuesta que obtuvo cuando le preguntó a la anciana si no se había amargado al tener que ceder parte de su patio para la ampliación de la carretera. La respuesta de ella fue que el cambio es parte de la vida; y que, cuando suceden cosas que a uno no le gustan, «o las aceptas o te amargas».

Cuando, después de la conversación, Marion se despidió, la amable mujer le dijo: --Regrese cuando quiera y, por favor, cuando salga deje la puerta abierta.

Mientras conducía su auto camino a casa, Marión sintió que se derrumbaba el muro de piedra que durante los últimos años había rodeado su corazón. En su lugar, había comenzado a levantarse una cerca de madera blanca, con la puerta abierta.

¿Hay muros en tu corazón que, a veces sin saberlo, te alejan de la gente que te rodea? ¿Alguna amargura? ¿Alguna tristeza? ¿Alguna herida que aún no haya sanado? Hoy es un buen día para pedirle a Dios que te ayude a derribar esos muros, y para eliminar de tu corazón toda raíz de amargura. También para pedirle que tu vida sea como una puerta abierta, de modo que otros puedan entrar; incluso aquellos que, por haberte hecho daño, han permanecido fuera de tu vida. Señor Jesús, ayúdame hoy a derribar los muros que me separan de la gente que me rodea.

Quiero que mi vida sea como una puerta abierta, especialmente para ti.

* Marion Bond West, «Una cerca entreabierta», en Selecciones del Reader's Digest, noviembre de 1993, p. 71.

jueves, 28 de julio de 2022

Jueves 28 de julio CALOR EXTREMO

Jueves 28 de julio CALOR EXTREMO Hasta ahora, en este trimestre hemos considerado muchos ejemplos de los crisoles que Dios usa para purificar nuestra vida y hacernos más semejantes a Cristo. Sin embargo, algunos pueden ver estos ejemplos y concluir que Dios es un capataz severo y exigente. Claro, algunos pueden decir: “Sabemos que Dios quiere algo bueno para nosotros, pero estos ejemplos no revelan mucho cariño ni amor. Más bien, Dios parece un matón. Se fija un propósito que nos causa considerables dificultades, y no hay nada que podamos hacer al respecto”. Es cierto que, mientras vivamos en esta Tierra llena de pecado, entenderemos solo un poco de por qué suceden las cosas. En el cielo entenderemos mucho más (1 Cor. 4:5; 13:12), pero por ahora tendremos que vivir con la tensión de creer que Dios está presente y nos cuida, aunque las cosas no siempre parezcan tan buenas. Isaías describe muy bien esta tensión. Lee Isaías 43:1 al 7. En el versículo 2, Dios dice que su pueblo pasará por las aguas y por el fuego. Estas son figuras de peligros extremos, pero tal vez insinúen el cruce del Mar Rojo y el Jordán. Tremendas experiencias las dos, pero que allanaron el camino hacia una nueva vida. Podríamos esperar que Dios dijera que protegerá a su pueblo de estos peligros, que los guiará por un camino más fácil. Pero, al igual que el Pastor del Salmo 23, más bien asegura que cuando lleguen los tiempos difíciles el pueblo de Dios no tiene por qué sentirse abrumado, porque Dios está con él. Repasa Isaías 43:1 al 7. Anota las diferentes formas en las que Dios ofrece consuelo a su pueblo durante los momentos de agua y fuego. ¿Qué imagen de Dios pinta esto en tu mente? ¿Qué promesas puedes reclamar para ti? Podríamos resumir lo que hemos aprendido acerca de los crisoles de Dios de tres maneras. En primer lugar, el calor extremo de Dios no nos destruirá a nosotros, sino a nuestro pecado. En segundo lugar, el calor extremo de Dios no es para hacernos miserables, sino para purificarnos, según fuimos creados originalmente. En tercer lugar, el cuidado de Dios por nosotros en medio de todas las cosas es constante y tierno; nunca nos dejará solos, a pesar de lo que nos suceda. ¿Qué te enseñan estos versículos sobre el accionar y el carácter de Dios? Sal. 103:13, 14; Mat. 28:20; 1 Cor. 10:13; 1 Ped. 1:7. ¿Cómo experimentaste la realidad de estos versículos en tu vida?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 28 jul. 2022 
 «Haz tú lo mismo» 

 « ¿Quién es mi prójimo?». Lucas 10:29, RVC 

  LA PREGUNTA DE NUESTRO TEXTO DE HOY —-« ¿Y quién es mi prójimo?»— la hizo un maestro de la ley a Jesús mientras el Señor enseñaba a la multitud. El Señor le respondió con la parábola del Buen Samaritano.

En su camino de Jerusalén a Jericó un hombre es asaltado, salvajemente golpeado y abandonado por los asaltantes. Un sacerdote que va de paso, se percata del hecho, pero sigue de largo. Igual sucede con un levita. Solo un samaritano se detiene, se compadece de él, venda sus heridas, y lo lleva a una posada para que cuiden de él. Más aún, antes de seguir su camino, encarga al posadero proveer al herido de todo lo que necesite con cargo a su cuenta.

Entonces el Señor devuelve al experto en leyes su propia pregunta, pero con un «ligero» cambio:

----De estos tres, ¿cuál crees que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? (Luc. 10:36, RVC)

¿Notas la diferencia entre esta pregunta y la que hizo, originalmente el maestro de la ley? La Biblia de estudio de Andrews la señala muy acertadamente cuando dice que, con esa pregunta, Jesús «transforma la pregunta original del maestro de la ley—“¿Quién es mi prójimo"- en otra más importante: "¿Soy yo un buen prójimo?"».* En otras palabras, el maestro de la ley quería saber quién debía actuar como un prójimo hacia él, pero Jesús le hace ver la responsabilidad que él tiene de ser un prójimo para el que está en necesidad.

En el relato, ese prójimo había sido, indiscutiblemente, el samaritano; solo que, al responder a la pregunta del Señor, el maestro de la ley no quiso usar la palabra «samaritano». Prefirió decir: «El que tuvo compasión de él» (vers. 37, RVC).

---Pues ve y haz tú lo mismo ---le recordó Jesús.

Casi que se puede detectar el énfasis en las palabras del señor: «Haz tú lo mismo», «Ya se trate de un judío o un samaritano, haz tú lo mismo». Desde entonces y para siempre quedó respondida la pregunta del maestro de la ley: Tú y yo hemos de ser prójimos para toda persona que esté en necesidad de ayuda. No importa cuál sea su raza, su color o su fe, debemos extender nuestra mano a todo aquel que necesite de nosotros.

Hoy es un buen día para recordar que la verdadera compasión significa acción; hacer algo para aliviar el dolor ajeno, no importa quién sea la persona o de dónde provenga. Es también un buen día para que tú y yo nos hagamos la pregunta: ¿Qué clase de prójimo soy?

Señor, hoy quiero servir a todo el que necesite de mí, sin «distinción de raza, color o clase». Quiero seguir tus pisadas, y glorificar así tu santo nombre,

*Biblia de estudio de Andrews, 2014, p. 1272.

martes, 26 de julio de 2022

Martes 26 de julio SOBREVIVIR MEDIANTE LA ADORACIÓN

Martes 26 de julio SOBREVIVIR MEDIANTE LA ADORACIÓN Lee Job 1:6 a 2:10. ¿Qué causó el sufrimiento de Job? Hay algo asombroso aquí. Los ángeles vienen a ver a Dios y Satanás viene con ellos. Dios pregunta a Satanás de dónde viene, y Satanás responde que viene “de rodear la tierra y de andar por ella” (Job 1:7). Entonces, Dios plantea este interrogante: “¿No has considerado a mi siervo Job?” (Job 1:8). La pregunta en sí no es relevante; lo notable es Quién pregunta. No es Satanás quien señala a Job como susceptible de examen; es Dios. Dios llama la atención de Satanás hacia Job sabiendo exactamente lo que vendría. Aquí abajo, en la Tierra, Job no tiene ni idea de que su crisol se pondrá tan candente. Y, aunque está muy claro que es Satanás, no Dios, quien causa el sufrimiento de Job, también está claro que es Dios quien concede su permiso explícito para que Satanás destruya las posesiones de Job, a sus hijos y su salud física. Si Dios permite que Job sufra, ¿qué diferencia hay si es Dios o Satanás quien inflige el sufrimiento personalmente? ¿Cómo puede Dios ser justo y santo cuando permite activamente que Satanás le cause tanto dolor a Job? ¿Es esta situación un caso especial o es propio de la forma en que Dios todavía nos trata hoy? En Job 1:20 y 21, ¿cómo responde Job a las pruebas? Es posible responder de dos formas a ese sufrimiento. Podemos amargarnos, enojarnos y darle la espalda a un Dios que creemos que es cruel o inexistente, o podemos aferrarnos a Dios con más fuerza. Job afronta su catástrofe permaneciendo en la presencia de Dios y adorándolo. En Job 1:20 y 21, vemos tres aspectos de la adoración que nos pueden ayudar cuando estamos angustiados. En primer lugar, Job acepta su impotencia y reconoce que no tiene derecho a nada: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá” (Job 1:21). En segundo lugar, Job reconoce que Dios todavía tiene el control total: “Jehová dio, y Jehová quitó” (Job 1:21). En tercer lugar, Job concluye reafirmando su fe en la justicia de Dios: “Sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). ¿Estás pasando por una prueba? Sigue los pasos que dio Job. ¿Cómo podrían ayudarte a ti también?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 26 jul. 2022 
 A través de la tormenta 

 «Les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo». Mateo 28: 20, NVI 

  NO ME GUSTAN LAS CONSULTAS MÉDICAS, pero cada vez que visito el consultorio de mi médico veo un letrero que dice: «No le digas a Dios lo grandes que son tus problemas. Diles a tus problemas lo grande que es tu Dios».

No hace mucho leí una historia que me hizo recordar ese letrero. La cuenta Robert Schuller, y tiene que ver con Hazel, una mujer a quien le gustaba cantar, pero que tenía mucha dificultad para mantenerse en el tono adecuado. A pesar de esta limitación, ingresó al coro de la iglesia, pero pronto tuvo que salir porque, bueno... desentonaba.

Cuenta Schuller que, poco antes de esta experiencia con el coro, la madre de Hazel había muerto. Mientras cuidó de ella, durante años, Hazel no salió con amigos, ni tampoco participó de las típicas actividades juveniles. Por lo tanto, nunca se casó. Cuando tenía unos sesenta años, sin familiares cercanos, sin dinero y sin haber cumplido sus sueños, no es de sorprender que Hazel se sintiera muy infeliz. Sola, en el desgastado apartamentito donde vivía, se preguntaba si su vida tenía algún significado.

Un día, cuando Hazel salía del apartamento, supo que se había mudado al edificio un joven de mal aspecto, de pelo largo y barba abundante. Escuchó a varias inquilinas hablar de la necesidad de reforzar las cerraduras, como medida de protección.

Una noche, cuando Hazel regresaba a su vivienda, vio a un hombre en actitud sospechosa. « ¿Será el hippie?», se preguntó. Con el corazón latiéndole aceleradamente, lo único que se le ocurrió a Hazel fue cantar «You never walk alone» (Nunca caminarás solo): «Cuando camines a través de la tormenta/ Mantén en alto la cabeza/ Y no temas a la oscuridad...». Cuando finalmente llegó a su apartamento, agradeció a Dios por haberla cuidado.

Al día siguiente, Hazel encontró una nota en la puerta. La había escrito el hippie, y decía: «No sé quién es usted, pero quiero darle las gracias por haberme cantado anoche. Ya había decidido suicidarme cuando escuché que nunca camino solo. Usted me salvó la vida. Ahora me dirijo a otra ciudad donde sé que conseguiré el tipo de trabajo que necesito. Gracias. Adiós».*

¿Será que esa noche, por primera vez en su vida, Hazel pudo entonar bien? Probablemente, no. Incluso, según ella contó posteriormente, ni siquiera estaba segura de haber recordado bien la letra de la canción; sin embargo, ¡Dios la usó para salvar la vida de ese joven!

¿Estás, ahora mismo, caminando a través de la tormenta? Si es así, recuerda que nunca caminas solo/sola. Cuando salgas por la puerta de tu casa hoy, mantén tu frente en alto, y enfrenta tus desafíos con la seguridad de que Dios está contigo.

Padre amado, gracias por tu promesa de que estarás conmigo todos los días, hasta el fin del mundo.

*Robert Schuller, Life Changers. A Jove Book, 1981, pp. 27

lunes, 25 de julio de 2022

Lección 5 | Lunes 25 de julio EL ISRAEL REBELDE

Lección 5  | Lunes 25 de julio EL ISRAEL REBELDE La historia de Oseas tiene algunas lecciones poderosas que enseñarnos. La situación de Oseas es notable. Su esposa, Gomer, huye y tiene hijos con otros hombres. Aunque ella es maritalmente infiel, Dios llama a Oseas para que recupere a su esposa y le muestre nuevamente su amor. Esta historia se presenta como una parábola acerca de Dios e Israel. Los israelitas habían dejado a Dios y se estaban prostituyendo espiritualmente con otros dioses, pero Dios todavía los amaba y quería mostrarles su amor. ¡Pero fíjate los métodos de Dios! Lee Oseas 2:1 al 12. ¿Qué métodos dice Dios que usará para atraer a Israel de nuevo a sí? ¿Cómo habrán sido estas experiencias? Ose. 2:2, 3 Ose. 2:5-7  Ose. 2:8, 9  Ose. 2:10  Esta historia plantea dos cuestiones importantes sobre la forma en que experimentamos a Dios cuando él nos guía al arrepentimiento. En primer lugar, corremos el riesgo de no reconocer que Dios está obrando. Cuando Israel pasó por esas experiencias tan duras y dolorosas, probablemente les haya resultado difícil reconocer que su Dios estaba obrando para su salvación. Cuando nuestro camino se ve bloqueado con espinas agudas o quedamos tan encerrados que no sabemos hacia dónde vamos (Ose. 2:6), ¿ese es nuestro Dios? Cuando no podemos cubrir nuestras necesidades básicas o nos sentimos avergonzados (Ose. 2:9, 10), ¿podría nuestro Padre estar en medio de todo esto? La verdad es que, más allá de lo que sintamos, Dios siempre está obrando para conducirnos al arrepentimiento, porque nos ama mucho. En segundo lugar, corremos el riesgo de malinterpretar a Dios cuando él obra. Quizá reconozcamos que Dios está obrando, pero no nos gusta lo que él hace. Cuando nos sentimos heridos y avergonzados, es fácil culpar a Dios por ser cruel, por no intervenir o por no preocuparse. Pero Dios siempre está obrando para renovarnos mediante su pacto de amor. Lee Oseas 2:14 al 23. ¿Qué revela este pasaje acerca de Dios? Pide al Espíritu Santo que te muestre si huyes de Dios en algún aspecto de tu vida. Si estás convencido de que estás huyendo, ¿por qué esperar a pasar por el crisol? ¿Qué te impide entregar todo a Dios ahora?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 lunes, 25 jul. 2022 
 Betel y Peniel 

 «De modo que Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta la salida del sol». Génesis 32: 24 

  BETEL Y PENIEL. ¿Qué lugar habrá ocupado el sitial de honor en el corazón de Jacob?

Betel, «casa de Dios»; Peniel, «rostro de Dios». En el primero, Dios le dice a Jacob: «Estaré contigo». En el segundo, Dios le da un nuevo nombre y lo bendice. En Betel, mientras huía de la ira de su hermano Esaú, Jacob creyó estar solo, pero no estaba solo. En Peniel, el Ángel de Dios luchó con él hasta el amanecer, y «lo golpeó en la coyuntura de su muslo, y en la lucha el muslo de Jacob se descoyuntó» (Gén. 32: 25, RVC). Y Jacob ya nunca fue el mismo.

Betel y Peniel. ¿Qué lugar ganó finalmente su corazón?

Con toda su familia iba Jacob de regreso a Canaán, cuando se enteró de que su hermano Esaú se aproximaba con cuatrocientos hombres. En un abrir y cerrar de ojos, su turbio pasado le salía al encuentro. Dice la Escritura que Jacob tuvo «gran temor y se angustió» (Gén. 32:7). Entonces oro: «Dios de mi padre Abraham y Dios de mi padre Isaac [...] ¡No merezco todas las misericordias y toda la verdad con que has tratado a tu siervo! [...]. Líbrame ahora de manos de mi hermano, de manos de Esaú» (vers. 9-11).

Por primera vez, encontramos a Jacob buscando a Dios de todo corazón. Por primera vez, el suplantador se da cuenta de que su astucia de nada le sirve. Por primera vez, procura con fervor la bendición de Dios: «No te dejaré — exclama— si no me bendices». Y cuando, en respuesta a la pregunta del Visitante celestial, Jacob da su nombre, se escucha la bendición que tanto anhela su alma: «Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido» (Gén. 32: 26, 28).

¿Qué convirtió a Jacob de «engañador» en «vencedor»? En Peniel Jacob ya no puso condiciones para aceptar al Señor como su Dios, como lo había hecho en Betel. Con lágrimas en sus ojos procuró el perdón (ver Ose. 12:3-4) «y el corazón del amor infinito no pudo desoír los ruegos del pecador» (Patriarcas y profetas, cap. 18, p. 176).

Betel y Peniel. ¿Te imaginas lo que ocurriría en tu vida si hoy «te encontraras con Dios», primero en Betel y luego en Peniel? En Betel, él te diría: «Estoy contigo». Y en Peniel: «Te perdono». ¿Se puede pedir más?

Padre celestial, con humildad y al igual que Jacob en la noche de su angustia, «no te soltaré hasta que me bendigas». Dame, pues, la seguridad de que hoy estarás conmigo; sobre todo, dame la bendición de tu perdón. ¡De verdad que no necesito más!

domingo, 24 de julio de 2022

Domingo 24 de julio ABRAHAM EN EL CRISOL

Domingo 24 de julio ABRAHAM EN EL CRISOL Lee Génesis 22. De repente y sin explicación, Dios llama a Abraham para que ofrezca a su hijo como holocausto. ¿Te imaginas cómo se habrá sentido Abraham? Era una idea totalmente repugnante que un Dios santo le pidiera que sacrificara a su propio hijo. Aun en el caso de que Abraham pensara que esto era aceptable, ¿qué pasaría con las promesas de Dios sobre su herencia? Sin su hijo, la promesa no se cumpliría. ¿Por qué pidió Dios a Abraham que ofreciera este sacrificio? Si Dios lo sabe todo, ¿qué sentido tenía? La petición de Dios y el momento elegido no fue al azar. De hecho, estuvieron calculados para arrancar la angustia más profunda posible, porque “Dios había reservado a Abraham su última y más aflictiva prueba para el tiempo cuando la carga de los años pesaba sobre él, cuando anhelaba descansar” (PP 144). ¿Era esta la prueba de un Dios disparatado? De ninguna manera, porque “la agonía que sufrió durante los oscuros días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre” (PP 150). Esto era solo una prueba: Dios nunca tuvo la intención de que Abraham matara a su hijo. Esto resalta algo muy importante sobre la forma en que Dios obra a veces. Dios quizá nos pida que hagamos algo que nunca tuvo la intención de que completemos. Tal vez nos pida que vayamos a algún lugar al que nunca tuvo la intención de que lleguemos. Lo importante para Dios no necesariamente es el f inal, sino lo que aprendemos a medida que nos va modificando en el proceso. Probablemente Jesús tenía en mente la experiencia de Abraham cuando dijo a los judíos: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56). Abraham podría haber dejado de lado esta idea si rechazaba las instrucciones como si vinieran de Satanás. La clave para que Abraham sobreviviera y aprendiera durante todo el proceso fue que conocía la voz de Dios. ¿Cuánto conoces la voz de Dios? ¿Cómo sabes cuando Dios te está hablando? ¿Cuáles son las formas en que te comunica su voluntad?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 24 jul. 2022 
 ¿Poner condiciones a Dios? 

 «Allí (en Betel) Jacob hizo este voto: "Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que ahora hago, y me da pan para comer y ropa para vestirme, y me hace volver en paz a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios"». Génesis 28: 20-21 

  ¿PONE LA FE CONDICIONES para hacer una entrega de la vida a Dios? Por supuesto que no, pero eso es lo que Jacob parece estar haciendo en nuestro texto para hoy: «Si Dios me acompaña, si me protege, si me da pan... entonces será mi Dios».

Suena más bien a regateo, ¿no es verdad? De este tipo de fe escribe Philip Yancey cuando distingue la fe «si» de la fe «aunque» La primera dice: «Si Dios me prospera, si me sana, si responde mis oraciones... entonces creeré». La segunda dice: «Aunque Dios no me prospere, aunque no me sane de esta enfermedad, aunque me quede sin trabajo, seguiré creyendo en él».*

La fe del tipo «aunque» nos recuerda al salmista cuando dice: «Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo» (Sal. 23: 4); y también a Job cuando, al defender su integridad, exclama: «Aunque el Señor me mate, yo en él confío» (Job 13: 15, RVC). ¿Por qué estos héroes de la fe llegaron a desarrollar tal confianza en Dios? Porque la verdadera fe es el resultado de una relación personal en la que el creyente se apoya completamente en las promesas divinas, sin poner condiciones.

Jacob no tenía este tipo de fe cuando se apoderó por engaño de la primogenitura. Primero mintió a su padre, Isaac, diciendo que él era Esaú; y luego, cuando Isaac le preguntó cómo pudo cazar el animal tan rápido, él respondió: «El Señor tu Dios me ayudó a encontrarlo» (Gén. 27:20, DHH). Obviamente, para entonces el Dios de su padre todavía no era su Dios.

Lo más increíble --Y, a la vez, hermoso del relato, es que mientras Jacob pone condiciones para que el Señor sea su Dios, en ningún momento Dios pone condiciones para amarlo. Mientras Jacob huye de Esaú, Dios se le aparece en Betel y le promete su protección. Mientras trabaja con su tío Labán, en Harán, Dios lo prospera; y cuando, al saber que Esaú se acerca con cuatrocientos hombres, Jacob ora pidiendo protección, Dios lo visita en Peniel y le da su bendición.

¿Estás poniendo condiciones para hacerle una entrega completa de tu corazón a Jesús? No lo hagas. Él no pone condiciones para amarte. Resuelve hoy que, aunque Dios no te concediera lo que más deseas en esta vida, aun así lo seguirías amando. Señor, aunque todavía no entiendo el porqué de muchas cosas que me suceden, hoy resuelvo entregarte mi corazón sin poner condiciones. Es así como tú me amas, y así yo también quiero amarte.

*Philip Yancey, Reaching for an Invisible God, Zondervan, 2000, pp. 52-53.

sábado, 23 de julio de 2022

Lección 5: Para el 30 de julio de 2022 CALOR EXTREMO Sábado 23 de julio LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA

Lección 5: Para el 30 de julio de 2022 CALOR EXTREMO Sábado 23 de julio LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 22; Oseas 2:1-12; Job 1:6-2:10; 2 Corintios 11:23-29; Isaías 43:1-7. PARA MEMORIZAR: “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada” (Isa. 53:10). Mientras su esposa estaba en el lecho de muerte, el famoso escritor cristiano C. S. Lewis escribió: “No es que corra mucho peligro (eso creo) de dejar de creer en Dios. El verdadero peligro es llegar a creer cosas sumamente terribles acerca de él. La conclusión que temo no es: ‘Pues, al fin y al cabo, Dios no existe’, sino: ‘Pues, así es Dios en realidad’ ” (A Grief Observed, pp. 6, 7). Cuando las cosas se vuelven muy dolorosas, algunos rechazamos a Dios de cuajo. Otros, al igual que Lewis, nos vemos tentados a cambiar nuestra visión de Dios e imaginar todo tipo de cosas malas acerca de él. La pregunta es: ¿Cuán candente se puede poner esto? ¿Cuánto calor se arriesgaría Dios a permitir que experimente su pueblo a fin de lograr su propósito final de moldearnos a la “imagen de su Hijo”? (Rom. 8:29). Un vistazo a la semana: ¿Por qué crees que Dios está dispuesto a correr el riesgo de que quienes desean conocerlo y amarlo lo malinterpreten? ¿Hasta qué punto crees que Dios está dispuesto a que lo malinterpreten para moldearte a la “imagen de su Hijo”?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 23 jul. 2022 
 Gratitud con «G» mayúscula 

 «Den gratuitamente lo que gratuitamente recibieron». Mateo 10: 8, RVC 

  SEGÚN ROBERT EMMONS, hay dos tipos de gratitud. Una, con g minúscula, que básicamente consiste en lo agradecido que nos sentimos cuando recibimos bendiciones. La otra, con G mayúscula, se relaciona con el sentimiento de bienestar que experimentamos cuando contribuimos a la felicidad de otras personas. *

¿Qué tipo de gratitud experimentas más a menudo: la que es producto de lo que das o la que se deriva de lo que recibes? Por cierto, no hay nada malo en recibir bendiciones y agradecer por ellas. El punto es que, según lo expresó el mismo Señor Jesús, «más bienaventurado es dar que recibir» (Hech. 20:35).

¿Dar qué? ¿Dar cuánto? Nuestro versículo para hoy nos da la respuesta: den gratuitamente lo que gratuitamente recibieron» (Mat. 10:8, RVC). O, como lo dice la traducción moderna de J. B. Phillips, «den como han recibido, sin cobrar en absoluto».

Una historia que cuenta Cheri Horning Corder ilustra bien el punto. Dice Cheri que su padre siempre llevaba con él un billete de cien dólares «en caso de». Estamos hablando de la década de los 50 s, cuando eso era bastante dinero. Un día ella y su padre se toparon con una mujer que, a simple vista, reflejaba la gran necesidad que tenía de ayuda. Una corta conversación sirvió para saber que su esposo no tenía trabajo, y los niños no habían comido.

-Si tuviéramos cien dólares -dijo—, mi esposo podría ir a la ciudad a buscar trabajo.

— ¡Aquí tiene los cien dólares! --le dijo el padre de Cheri, mientras le extendía el billete.

Dice el relato, que el esposo de la mujer consiguió trabajo y con el tiempo pudo establecer un próspero negocio.

En otra ocasión, cuenta Cheri, los cien dólares los recibió un hombre que buscaba trabajo, pero necesitaba dinero para llenar el tanque de su vehículo. Consiguió el trabajo y a las pocas semanas regresó para pagar el dinero que había recibido.

— ¿Sabe cómo puede pagarme? —Le respondió el padre de Cheri-. Ayude con ese dinero a alguien que esté en necesidad. **

¡Ahí está! «Dar como hemos recibido». ¿Podemos imaginar todo lo bueno que sucedería? Amar como Dios nos ha amado; perdonar como hemos sido perdonados; ayudar de la manera como otros nos han ayudado: en otras palabras, Gratitud ¡con G mayúscula!

Capacítame hoy, Señor, para ser un canal a través del cual fluyan a otros tus bendiciones.

*Robert Emmons, Thanks! How the New Science of Gratitude Can Make You Happier, Houghton Mifflin Company, 2007, p. 120. **Cheri Homing Corder, en Adventist Review, 22 de enero de 1998, pp. 16-17.

 

 

viernes, 22 de julio de 2022

Viernes 22 de julio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Viernes 22 de julio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Elena de White, Hijos e hijas de Dios, “Dios promete un nuevo corazón”, p. 102; Palabras de vida del gran Maestro, “El premio inmerecido”, pp. 335-347; El conflicto de los siglos, “El tiempo de angustia”, pp. 671-692. “La edificación del carácter es la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos, y nunca antes ha sido su estudio diligente tan importante como ahora. Ninguna generación anterior fue llamada a hacer frente a problemas tan importantes; nunca antes se hallaron los jóvenes frente a peligros tan grandes como los que tienen que arrostrar hoy” (Ed 225). “En la parábola, las vírgenes necias aparecen pidiendo aceite, sin que lo consigan. Esto es un símbolo de los que no se han preparado desarrollando un carácter para permanecer en el tiempo de crisis. Es como si fueran a sus vecinos y les dijeran: Deme su carácter o me perderé. Las que fueron sabias no pudieron compartir su aceite con las lámparas vacilantes de las vírgenes necias. El carácter no es transferible. No puede comprarse ni venderse; debe adquirirse. El Señor ha dado a cada uno la oportunidad de obtener un carácter recto mediante las horas de prueba; pero no ha proporcionado un medio por el que un agente humano pueda impartir a otro el carácter que ha desarrollado pasando por duras experiencias, aprendiendo lecciones del gran Maestro, para que pueda manifestar paciencia en la prueba y ejercitar la fe para que pueda remover montañas de imposibilidad” (AFC 348; YI, 16/1/1896). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. ¿Qué significa “edificación del carácter”? ¿Cómo se logra esto? ¿Hasta qué punto es una prioridad visible la formación del carácter en tu propia vida y en la comunidad de tu iglesia? 2. El estudio del jueves hablaba del importante papel de la comunidad en la vida de un cristiano. ¿Cuán bien funciona tu iglesia local como cuerpo de Cristo? ¿Cuán bien representan al Señor como comunidad? Como clase, analicen qué pueden hacer para mejorar. 3. Como clase, consideren por qué es importante la formación del carácter, aunque seamos salvos únicamente por la fe en Jesús. Si la justicia de Cristo y su carácter perfecto son lo que nos salva, entonces ¿por qué necesitamos edificar el carácter? 4. Helen Keller, quien era sorda y ciega desde temprana edad, escribió: “El carácter no se puede desarrollar en un contexto fácil y tranquilo. Solo al experimentar pruebas y sufrimientos se puede fortalecer el alma, aclarar la visión, inspirar la ambición y lograr el éxito” (Leadership, t. 17, Nº 4). ¿Concuerdan con ella? Analicen la conexión entre el carácter, el sufrimiento y el Gran Conflicto.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 22 jul. 2022 
 ¿Hay algo difícil para Dios? 

 «Jehová se le apareció a Abraham en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda, a la hora de más calor. Alzó los ojos y vio a tres varones que estaban junto a él». Génesis 18: 1-2 

  SI TUVIERAS QUE PEDIRLE A DIOS que hiciera un milagro en tu vida, ¿cuál sería ese milagro?

Según nuestro texto de hoy, Abraham estaba sentado frente a su tienda a la hora más calurosa del día cuando recibió la visita de «tres varones». Eran mensajeros celestes, y uno de ellos, nada menos que el mismo Señor.

Para el momento de esta visita inusual, Abraham tenía unos cien años y Sara noventa (ver Gén. 17:17). Además, Sara nunca había concebido. No exageramos, por lo tanto, si decimos que, para fines de procreación, sus cuerpos estaban «muertos». Pero entonces uno de los visitantes hace un anuncio que desafía, no solo las leyes de la biología, sino también toda lógica humana: «De cierto volveré a ti el próximo año dice, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo» (Gén. 18: 10).

Mientras tanto, Sara estaba escuchando detrás de la puerta de la tienda y no puede evitar reírse para sus adentros: « ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?» (vers. 12). «Entonces Jehová dijo a Abraham: “¿Por qué se ha reído Sara? Pues dice: ¿Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja?' ¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios? Al tiempo señalado volveré a ti, y para entonces Sara tendrá un hijo"» (vers. 13-14).

« ¿Acaso hay alguna cosa difícil para Dios?» ¡Esta pregunta es tan apropiada hoy! La respuesta obvia es ¡por supuesto que no! Mi propuesta, por lo tanto, es que enfrentemos los desafíos de este día usando como punto de referencia la pregunta del Señor a Abraham y Sara: « ¿Es este problema que tengo en mi trabajo tan difícil que Dios no lo pueda resolver?»; « ¿Es tan complicada esta situación que estoy enfrentando en mi matrimonio que Dios no lo pueda arreglar?»; « ¿Es esta enfermedad tan grave que Dios no la pueda sanar?».

¿Captas la idea? El punto es que Dios puede hacer el milagro por el que has estado orando, y lo puede hacer cuando él así lo desee --incluso hoy mismo- ¡porque nada es imposible para él!

¿Lo crees?

Por cierto, volviendo a la experiencia de Abraham y Sara, dice la Escritura que «hizo Jehová con Sara como le había prometido», de modo que «Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el plazo que Dios le había dicho» (Gén. 21:1-2).

Si tuvieras que pedirle a Dios un milagro en tu vida, ¿cuál sería?

Dios de maravillas, hoy te alabo, no solo porque eres poderoso, sino también porque cumples fielmente tus promesas. Ayúdame a buscar primero tu reino y tu justicia, y a creer que todo lo demás vendrá por añadidura.

jueves, 21 de julio de 2022

Lección 4 | Jueves 21 de julio EL CARÁCTER Y LA COMUNIDAD

Lección 4  | Jueves 21 de julio EL CARÁCTER Y LA COMUNIDAD Una canción dice así: “Soy una roca, soy una isla”. ¿Alguna vez te sentiste así: querer estar solo? Hasta quizás escuchaste gente que dice: “Bueno, mi caminar con Dios es una cuestión personal. No es algo de lo que quiera hablar”. Lee Efesios 4:11 al 16. ¿Qué destaca Pablo aquí? ¿Qué papel otorga a la comunidad? Cuando Pablo escribe a los efesios, caracteriza a la iglesia como un cuerpo. Jesús es la cabeza y su pueblo constituye el resto. Si observas Efesios 4:13, notarás que el propósito final de vivir en esa comunidad es experimentar “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. ¡Y para eso nos necesitamos unos a otros! Sin duda, es posible ser cristiano en soledad. De hecho, a veces es inevitable estar solo, al igual que muchos a lo largo de los siglos que fueron ridiculizados o perseguidos. Es un poderoso testimonio del poder de Dios que los hombres y las mujeres no cedan bajo las presiones que los rodean. Sin embargo, si bien esto es cierto, Pablo quiere enfatizar una verdad esencial: en última instancia, experimentamos y revelamos la plenitud de Cristo cuando trabajamos juntos en comunión unos con otros. En Efesios 4:11 al 16, ¿qué dice Pablo que debe suceder antes de que la plenitud de Cristo se pueda revelar en nuestra comunidad cristiana? ¿En qué se diferencia el testimonio de una comunidad que revela la plenitud de Cristo del de una persona que revela la plenitud de Cristo? ¿Qué implicaciones tiene esto en el contexto del Gran Conflicto? Ver Efesios 3:10. Es fácil ser agradable cuando estás solo o con extraños, pero es mucho más difícil ser amable con los que conoces muy bien o que no te agradan. Esto significa que cuando todavía mostramos gracia y bondad por estas personas damos un testimonio irresistible de la verdad acerca de Dios.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 21 jul. 2022 
 «Recuerda el pato» 

 « ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros». Romanos 8:33-34 

  A JUANCITO NO LE GUSTABA LAVAR LOS PLATOS; mucho menos cuando I Sally, su hermana, se lo pedía. Pero esa tarde, justo después del almuerzo, Juancito aceptó sin chistar la tarea que tanto detestaba. ¿Qué había producido en él semejante cambio?

Max Lucado nos cuenta la historia. Dice él que esa mañana Juancito había estado tomando puntería con su honda. Como de costumbre, no había acertado ni una sola vez, pero eso no lo había sorprendido porque él sabía lo malo que era en esto de dar en el blanco. Ya de regreso a casa, Juancito divisó a lo lejos al pato favorito de la abuela. Seguro de que una vez más fallaría, apuntó con su honda, y disparó. ¡La piedra dio justo en la cabeza del pato, y lo mató! Sin saber qué hacer, Juancito escondió «el cuerpo del delito», pero cuando miró alrededor, observó que Sally había presenciado la escena. En ese momento comenzó la tortura.

Cuando, más tarde ese día, la abuela le recordó a Sally que debía lavar los platos, ¿qué crees que hizo Sally?

- Juancito me dijo que él los quería lavar. ¿Verdad, Juancito? Y, mientras esto decía, Sally susurró a Juancito: «Recuerda el pato».

Sin protestar, Juancito lavó los platos ese día, y también el siguiente, y el siguiente... Cada vez que quería acabar con la tortura, ella susurraba: «Recuerda el pato». Hasta que un día Juancito decidió confesar su pecado a la abuelita. No imaginó la sorpresa que lo esperaba. Resulta que desde el primer día la abuelita lo sabía todo, pues ella había estado mirando por la ventana cuando el accidentalmente mató el pato. Pero no solo sabía del accidente, sino también del soborno de Sally

-Ya me estaba preguntado -le dijo cariñosamente a Juancito— cuánto tiempo ibas a permitir que Sally te siguiera esclavizando.

Desde el primer día Juancito ya había sido perdonado, pero su conciencia lo estuvo martirizando todo el tiempo. ¿Por qué? Porque, como bien dice Lucado, ¡estuvo prestando atención a las palabras de su acusador!*

¿Has estado tú cometiendo el mismo error? Cuando, por haber pecado, Satanás te quiera acusar, y te quiera hacer creer que no hay esperanza para ti, recuérdale nuestro versículo para hoy: nadie te puede acusar, mucho menos condenar, porque Cristo murió por ti, resucitó por ti, y ahora está intercediendo por ti. ¿Se puede pedir más?

Bendito Jesús, gracias porque tu sangre preciosa me ha limpiado de todo pecado y de toda maldad. Y ya perdonado, ¿quién me puede acusar? ¿Quién me puede condenar?

*Max Lucado, In the Grip of Grace. You Can't Fall Beyond His Love, Word Publishing, 1996, p. 176.

miércoles, 20 de julio de 2022

Miércoles 20 de julio “LOS ENTENDIDOS” Ayer

Miércoles 20 de julio “LOS ENTENDIDOS” Ayer analizamos la importancia del carácter para quienes esperan la Segunda Venida. Hoy veremos más específicamente la importancia del carácter para quienes estarán en vida en la segunda venida de Jesús. Lee Daniel 12:1 al 10. ¿Cuál es el contexto? ¿A qué época de la historia de la Tierra hace referencia? Más aún, ¿qué podemos entrever en estos versículos sobre el carácter del pueblo de Dios en esa época? ¿Qué características se le atribuyen, en contraste con los impíos? Ver también Apocalipsis 22:11. A Daniel se le dice que, justo antes de la venida de Jesús, habrá un tiempo de angustia como no lo ha habido en toda la historia. En Daniel 12:3 y 10, se nos da una descripción de los justos y de los impíos durante este tiempo. Fíjate que los malvados “procederán impíamente” (Dan. 12:10), en contraste con los justos, que, según el versículo 3, “resplandecerán”, tal vez porque han sido “limpios, y emblanquecidos y purificados” (Dan. 12:10) durante este “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12:1). Además, en contraste, los impíos no entienden, pero los justos son “entendidos”. ¿Entender qué? ¿Matemáticas, ciencias, la Alta Crítica? Proverbios dice que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Prov. 1:7). Quizás en este contexto los “entendidos” sean sabios porque conocen estos acontecimientos finales, el tiempo de angustia, a medida que se desarrolla. No los toma por sorpresa; por su estudio de la Palabra, saben qué es lo que viene. Y, lo más importante es que entienden lo suficiente como para permitir que este tiempo de angustia los purifique y los refine. Los impíos, por otro lado, simplemente se vuelven más obstinados en su rebelión y así continúan en su maldad. La cuestión fundamental es que aquí se nos presenta una descripción de un pueblo que ha pasado por un proceso de refinamiento y purificación. Aunque hemos visto estos versículos en el contexto de los últimos días, ¿qué principios vemos aquí que pueden ayudarnos ahora mismo a entender mejor de qué se trata el proceso de purificación y refinamiento, incluso para nosotros hoy?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 miércoles, 20 jul. 2022 
 Segundo en jerarquía 

 «Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros». Romanos 12: 10 

  ¿SUENA FAMILIAR EL NOMBRE DE SCOTTIE PIPPEN? Pippen integró con Michael Jordan uno de los dúos más temibles en la historia del basquetbol profesional. Ganó con los Toros de Chicago seis campeonatos de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA, por sus siglas en inglés). Fue elegido diez veces para el Mejor Equipo Defensivo de la Liga y participó siete veces en el Juego de las Estrellas.

Con esas credenciales, Pippen pudo haber sido el número uno en cualquier otro equipo de la NBA, pero estaba feliz con ser «el segundo en jerarquía», detrás de Michael Jordan, el jugador superestrella de los Toros.

Recordé a Scottie Pippen hace unos días mientras leí una vez más la historia de la visita que Jonatán le hizo a David, mientras este huía de la ira de Saúl. Tan fiera fue esa persecución, que David tuvo que esconderse «en un monte en el desierto de Zif (porque] lo buscaba Saúl todos los días» (1 Sam. 23: 14). Pero hasta el desierto viajó Jonatán para hacerle una visita a su buen amigo, y darle ánimo en su momento de necesidad: «No temas -le dijo—, porque la mano de mi padre Saúl no te encontrará. Tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti» (vers. 17, RVA-2015).

En otras palabras, a Jonatán no le importaba ser «el segundo en jerarquía». Aunque en el momento de la visita, él era un príncipe, y David, un fugitivo de la justicia, Jonatán decidió arriesgar, no solo su trono, sino también su vida. ¿Por qué lo hizo? Porque la amistad que lo unía a David estaba por encima de cualquier rivalidad egoísta, y porque a Jonatán no le importaba ser «el segundo en jerarquía».

Ese mismo día de la visita, dice la Escritura, los dos amigos «hicieron un pacto delante de Jehová» (vers. 18): cuando David reinara sobre Israel, preservaría la vida a la familia de Jonatán (ver 1 Sam. 20:14-17), y Jonatán reinaría con él como su segundo en jerarquía.

Lamentablemente, Jonatán no vivió para ver el cumplimiento del pacto, pues murió tiempo después en batalla. Sin embargo, su disposición a rebajarse, para que su amigo recibiera el lugar de honor, nos recuerda la esencia de la verdadera humildad; y también nos recuerda otra visita: La que siglos más tarde nos hizo el Rey del universo, quien tomando la forma de siervo, se hizo semejante a nosotros; y «hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Fil. 2: 7-8).

Padre celestial, quita de mi corazón el deseo de buscar honores terrenales; más bien, inspira en mi un espíritu como el de Jonatán, de modo que no me importe ocupar el segundo lugar. Y cuando el orgullo se quiera apoderar de mi corazón, ayúdame a recordar la humillación que sufrió tu Hijo amado para poder salvarme.

martes, 19 de julio de 2022

Lección 4 | Martes 19 de julio LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE JESÚS

Lección 4  | Martes 19 de julio LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE JESÚS Jesús estaba en Jerusalén, a punto de morir. Según el Evangelio de Mateo, Jesús dedica la última hora de enseñanza antes de la Pascua a narrar parábolas a sus discípulos, incluidas las de las diez vírgenes, las ovejas y los cabritos. Estas historias se relacionan con la forma en que debemos vivir mientras esperamos la venida de Jesús. Por lo tanto, nunca han sido tan relevantes como en la actualidad, donde las señales del pronto regreso de Jesús están por todas partes. En la parábola de las diez vírgenes (Mat 25:1-12), muchos comentaristas señalan que el aceite es un símbolo del Espíritu Santo. Elena de White coincide, pero también dice que este aceite es un símbolo del carácter y que es algo que nadie puede adquirir por nosotros. Lee la parábola. ¿Cómo cambia el significado de la historia, dependiendo de si ves el aceite como un símbolo del Espíritu Santo o como la posesión del carácter? ¿Qué implicaciones tiene esta historia para ti, si el aceite representa al Espíritu Santo o un carácter semejante al de Cristo? Espíritu Santo: Carácter: Lee la parábola de las ovejas y los cabritos en Mateo 25:31 al 46. ¿Qué criterios se utilizan para separar las ovejas de los cabritos? Fíjate que el rey separa las ovejas de los cabritos según sus obras, su carácter. Aunque Jesús no inculca la salvación por obras aquí, podemos ver cuán importante es el desarrollo del carácter en el plan de salvación y cómo los que verdaderamente son salvos en Cristo reflejarán esa salvación en su vida y su carácter. Se dice que “el carácter es lo que una persona es en la oscuridad”. ¿Qué tipo de persona eres tú cuando nadie te mira? ¿Qué te dice la respuesta sobre los cambios que necesitas hacer?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 19 jul. 2022 
 Una bomba de tiempo 

 «Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo». Efesios 4:31-32, RVC 

  «UNA BOMBA DE TIEMPO». Así llama H. M. S. Richards, Jr. a la amargura. Una bomba que en cualquier momento puede explotar, como ocurrió con Ahitofel, consejero del rey David, cuando Absalón se rebeló contra su padre. * ¿Por qué Ahitofel decidió unirse al rebelde Absalón, traicionando así la confianza de David? Ahitofel era padre de Eliam, quien a su vez era padre de Betsabé, con quien David cometió adulterio (ver 2 Sam. 23: 34; 11:2-3). En otras palabras, Ahitofel era abuelo de Betsabé. No es difícil, por lo tanto, concluir que Ahitofel había abrigado resentimientos hacia David durante algún tiempo, y que esos sentimientos alcanzaron plena madurez cuando Absalón se rebeló contra su padre. De hecho, esto es lo que leemos en el libro Patriarcas y profetas: «La deserción de Ahitofel, el más capaz y astuto de los dirigentes políticos, fue motivada por el deseo de vengar el deshonor de familia entrañado en el agravio hecho a Betsabé, que era su nieta» (cap. 72, p. 725).

Este deseo de venganza se puso de manifiesto, especialmente, cuando Ahitofel aconsejó a Absalón que cometiera incesto con las concubinas de David: «Llégate a las concubinas de tu padre -dijo Ahitofel- que él dejó para guardar la casa. Todo el pueblo de Israel oirá que te has hecho aborrecible a tu padre, y así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo» (2 Sam. 16:21).

Lo peor fue que Absalón siguió su consejo al pie de la letra, pues «en aquellos días, el consejo que daba Ahitofel era como si se consultara la palabra de Dios, tanto cuando aconsejaba a David como a Absalón» (vers. 23).

¿Cómo pudo Ahitofel caer tan bajo? Era talentoso y lo respetaban por su gran sabiduría, pero, al parecer, nunca perdonó a David; y la amargura acumulada durante años también terminó acabando con él, pues cuando la rebelión de Absalón fracasó Ahitofel se suicidó (2 Sam. 17:23).

¿Lecciones? Una lección es que de nada nos sirve la mucha sabiduría si Dios no es nuestro mejor consejero. La otra es que, abrigada por mucho tiempo en el corazón, la amargura puede convertirse en una bomba de tiempo. ¡Pero hay buenas noticias! La buena noticia es que, tal como lo afirma nuestro versículo para hoy, ahora mismo, con el poder de Dios, podemos desactivar esa bomba. ¿Cómo?

«Perdónense unos a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo».

Padre celestial, por la preciosa sangre de Cristo, limpia mi corazón de toda amargura y resentimiento. Y ayúdame a perdonar completamente, así como tú me has perdonado.

"H. M. S. Richards, Jr., «Cómo desactivar la bomba de tiempo de la amargura», en Revista adventista, junio de 1991, p. 11.

lunes, 18 de julio de 2022

Lunes 18 de julio FE EN MEDIO DEL FUEGO REFINADOR

Lunes 18 de julio FE EN MEDIO DEL FUEGO REFINADOR Una cosa es estar en una batalla; otra muy distinta es ni siquiera ver las fuerzas desplegadas en esa batalla. En cierto sentido, esto es lo que enfrentamos como cristianos. Sabemos que las fuerzas están allí, podemos sentirlas en nuestra vida, y no obstante tenemos que seguir adelante por fe, confiando en el “Invisible” (Heb. 11:27). Lee Job 23:1 al 10. ¿Cuál es la esencia de la lucha de Job? ¿Qué es lo que no ve? Al mismo tiempo, ¿qué acepta por fe, a pesar de todas sus pruebas? Aun en medio de sus terribles pruebas, Job confió en Dios. A pesar de todo, Job estaba decidido a resistir. Y, una de las cosas que le dio perseverancia era de oro. No una medalla de oro sino, más bien, al contemplar el futuro se dio cuenta de que, si se aferraba a Dios, saldría mejor: saldría como el oro. No se nos dice cuánto sabía Job de lo que sucedía detrás de escena. Sin importar cuánto le era oculto, de todos modos soportó el fuego refinador. ¿Le temes al fuego? ¿Te preocupa el calor que generan las circunstancias? Quizá, como en el caso de Job, el calor de Dios parece inexplicable. Puede ser la dificultad de adaptarse a un trabajo nuevo o a una casa nueva. Podría ser tener que sobrevivir al maltrato en el trabajo o incluso dentro de tu propia familia. Podría ser una enfermedad o una pérdida económica. Por más que resulte difícil de entender, Dios puede usar estas pruebas para refinarte y purificarte, y resaltar su imagen en tu carácter. Demostrar que era oro parecía ser un incentivo para Job aquí, algo en lo que concentrarse y que lo ayudó a superar los problemas. Este es un poderoso testimonio de su carácter, que en medio de todo el dolor y el sufrimiento pudo sentir la realidad del proceso de purificación. Además, por más que no entendiera, sabía que estas pruebas lo perfeccionarían. Según tu experiencia, ¿cómo refinan y purifican las pruebas? ¿De qué otro modo podrías refinarte, aparte del sufrimiento?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios
lunes, 18 jul. 2022
«El Señor no necesita "gallinas“»

«Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré». Mateo 25:21

ES MUY PROBABLE que nunca hayas escuchado hablar de Myrtie Howell.

Yo tampoco, hasta que leí de ella en un relato que cuenta Charles Colson.

Myrtie nació en Texas en 1890. Cuando apenas tenía diez años, tuvo que abandonar la escuela para trabajar en un molino. Cuando tenía 17 años se casó y tuvo tres hijos. Uno de ellos, el del medio, murió a los dos años de edad. Hacia finales de 1939, murió su madre. Al mes siguiente murió su esposo; y, dos semanas más tarde, perdió a su suegro. Con la muerte de su esposo, Myrtie también perdió su vivienda, y tuvo que trabajar para mantener a sus otros dos hijos. Cuando su salud se deterioró, tuvo que recluirse en un hogar para ancianos. Luego murió su hijo menor, y su hijo mayor enfermó. Entonces la depresión se apoderó de ella y deseó morir: «Señor, — dijo en oración—, si ha llegado el momento para que yo parta de este mundo, estoy lista. Quiero morir».

Aunque para entonces ya tenía más de noventa años, Dios tenía otros planes para Myrtie, porque después de haber orado ella cuenta que claramente escuchó las palabras: «Escribe a los prisioneros». Asustada, Myrtie respondió: «Señor, ¿escribir a prisioneros? ¡Ni siquiera sé escribir! ¡Y no sé nada de cárceles!». Finalmente, se sentó a escribir. Dirigió su primera carta a la Penitenciaría de Atlanta, Estados Unidos: «Querido recluso —decía—, soy una abuela que se preocupa por ti, porque sé que estás en un lugar donde no deseas estar. [...]. Quiero ser tu amiga. Si quieres que te escriba de nuevo, escríbeme. Contestaré todas tus cartas». Firmada: la abuela Howell.*

Poco después, la Penitenciaría le pidió a Myrtie que escribiera a otros ocho reclusos. Luego otras instituciones supieron de su ministerio y le enviaron más nombres. En poco tiempo, Myrtie estaba escribiendo a unos cuarenta reclusos por día, en prisiones de todos los Estados Unidos. Cuando, en nombre de la organización Prison Fellowship Charles Colson la visitó, para agradecerle por su labor, Myrtie aprovechó para darle gracias a Dios porque estaba viviendo los mejores años de su vida.

Antes de que Colson se despidiera, Myrtie lo atajó: «Señor Colson-lo exhortó, solo quiero decirle que el Señor no necesita “gallinas”. De vez en cuando Satanás me dice que soy muy vieja para esto, porque se me olvidan las cosas, pero entonces recuerdo lo que el Señor me pidió que hiciera, y digo: “No voy a dar marcha atrás". ¡Y tampoco lo haga usted!».**

Oh Señor, si esta ancianita pudo hacer tanto por ti, a pesar de sus noventa años, ¡cuánto podría hacer yo con tu bendición y tu poder! Señálame, pues, mi tarea, y ayúdame a cumplirla fielmente, para gloria de tu nombre.

*Charles Colson, Loving God, Harper Paperbacks, 1987, pp. 273. ** Ibíd., 275.

domingo, 17 de julio de 2022

Lección 4 | Domingo 17 de julio “A SU IMAGEN”

Lección 4  | Domingo 17 de julio “A SU IMAGEN” “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Rom. 8:29). En el principio, Dios nos hizo a su imagen (Gén. 1:27), pero el pecado corrompió esa imagen. ¿En qué aspectos vemos esta desfiguración de la imagen de Dios en la humanidad? Es obvio: el pecado nos corrompió a todos (Rom. 3:10-19). Sin embargo, Dios desea restaurarnos a lo que deberíamos haber sido originalmente. Aquí es donde encaja nuestro versículo de hoy: revela el plan de Dios de que quienes someten su vida al Espíritu Santo sean “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Rom. 8:29). Pero, hay otra dimensión. “La misma imagen de Dios debe reproducirse en la humanidad. El honor de Dios, el honor de Cristo, está comprometido en la perfección del carácter de su pueblo” (DTG 626). ¿Cómo entiendes lo que nos dice Elena de White en la cita anterior? Ver también Job 1; Mateo 5:16; 1 Corintios 4:9; Efesios 3:10. Como cristianos, nunca debemos olvidar que estamos en medio de un drama cósmico. El gran conflicto entre Cristo y Satanás se desarrolla a nuestro alrededor. La batalla toma muchas formas y se manifiesta de diversas maneras. Y, aunque hay muchas cosas ocultas, podemos entender que, como seguidores de Cristo, tenemos un rol que desempeñar en este drama y podemos honrar a Cristo con nuestra vida. Imagínate estar en el campo de un estadio enorme. Sentados en las gradas a un lado, están los seres celestiales leales a Dios; del otro lado, están los seres que han caído con Lucifer. Si tu vida durante las últimas 24 horas se jugara en ese estadio, ¿qué equipo tendría más para festejar? ¿Qué te dice tu respuesta sobre ti?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 17 jul. 2022 
 Nueva oportunidad 

 «Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron. Pero vayan a decirles a los discípulos y a Pedro: "Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo"». Marcos 16:6-7, NVI VU). 

  DOR LO MENOS DOS RAZONES TENÍA PEDRO para sentirse muy mal I mientras nuestro Señor descansaba en la tumba. Una, por haberlo negado. La otra, por haber huido junto a los demás discípulos la noche en la que Jesús fue apresado.

¿No había dicho Pedro que, aunque todos los demás se escandalizaran del Señor, él nunca lo haría? Sí lo había dicho, pero cuando llegó la hora de la prueba, no solo negó conocer a Jesús, sino que fue él quien propuso que se salvasen a sí mismos (ver El Deseado de todas las gentes, cap. 74, p. 660).

Muy amarga debe haber sido la copa que Pedro bebió durante esos días de incertidumbre. ¿Habría perdón para él? Pero entonces sucede lo inimaginable: el primer día de la semana varias mujeres regresan del sepulcro anunciando que el Señor ha resucitado. La noticia es, para los discípulos, demasiado buena para ser verdad. De hecho, a ellos les parece que es una locura, y no creen (Luc. 24: 11). Pedro, en cambio, sale corriendo al sepulcro. ¿Por qué corre? ¿Será que hay otra oportunidad para él?

¡Claro que sí! Tal como lo indica nuestro texto para hoy, cuando las mujeres llegaron al sepulcro vacío, un ángel les dijo que no se asustaran por cuanto Jesús había resucitado; y les encargó dar las buenas nuevas a los discípulos y a Pedro (Mar. 16: 7).

¿Por qué a Pedro? Porque de todos los discípulos, era él quien más estaba sufriendo: «Su vergonzosa negación del Señor, y la mirada de amor y angustia que le dirigiera el Salvador estaban siempre delante de él. [...]. A él fue dada la seguridad de que su arrepentimiento era aceptado y perdonado su pecado» (El Deseado de todas las gentes, cap. 82, p. 750).

«Díganle a Pedro que ha sido perdonado», fue básicamente el mensaje que el ángel encargó a las mujeres. Algo así como: «Díganle que cierre ese capítulo oscuro de su vida, porque hoy el tendrá una nueva oportunidad».

Una de las primeras cosas que el Salvador resucitado realizó fue asegurarle a Pedro de que su pecado había sido perdonado. Hoy Jesús quiere que tú y yo también sepamos que «en él tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia» (Efe. 1: 7). O sea, una nueva oportunidad para escribir, en la historia de nuestra vida, una nueva página que glorifique su nombre. ¿No es esto supremamente maravilloso?

Gracias, bendito Jesús, por el perdón de mis pecados, y porque hoy tengo una nueva oportunidad de exaltar tu nombre.

sábado, 16 de julio de 2022

Lección 4: Para el 23 de julio de 2022 VER EL ROSTRO DEL ORFEBRE Sábado 16 de julio

Lección 4: Para el 23 de julio de 2022 VER EL ROSTRO DEL ORFEBRE Sábado 16 de julio LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 5:16; 1 Corintios 4:9; Efesios 3:10; Job 23:1-10; Mateo 25:1-12; Daniel 12:1-10; Efesios 4:11-16. PARA MEMORIZAR: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Cor. 3:18). Amy Carmichael llevó a un grupo de niños a un orfebre tradicional en la India. En medio de un fuego de carbón había una teja curva. En la teja había una mezcla de sal, tamarindo y polvo de ladrillo. Incrustado en esta mezcla había oro. A medida que el fuego devoraba la mezcla, el oro se volvía más puro. El orfebre sacaba el oro con unas tenazas y, si no era lo suficientemente puro, lo volvía a poner en el fuego. Pero, cada vez que reponía el oro, aumentaba el calor. El grupo le preguntó: “¿Cómo sabe que el oro está purificado?” Él respondió: “Cuando puedo ver mi rostro en él” (A. Carmichael, Learning of God, p. 50). Dios está tratando de purificarnos, de refinarnos como al oro, de transformarnos a su imagen. Ese es un objetivo asombroso, y más asombroso aún es que solo cuando pasamos por los crisoles de la vida se desarrolla en nosotros un carácter semejante al de Cristo. Un vistazo a la semana: ¿Qué papel tiene el sufrimiento en el proceso de purificación? ¿Cómo entendemos todo esto en el contexto del Gran Conflicto?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 16 jul. 2022 
 «El Señor es mi estandarte» 

 «Los amalecitas vinieron a Refidin y atacaron a los israelitas. Entonces Moisés le ordenó a Josué: "Escoge algunos de nuestros hombres y sal a combatir a los amalecitas. Mañana yo estaré en la cima de la colina con la vara de Dios en la mano"». Éxodo 17:8-9, NVI 

  NUESTRO TEXTO DE HOY nos presenta la primera ocasión en la que el IV registro bíblico menciona el nombre de Josué. ¡Y en qué circunstancias! En un acto despiadado, y además cobarde, los amalecitas «atacaron por la espalda a todos los rezagados» del pueblo (Deut. 25: 18, NVI). Entonces Moisés ordenó a Josué que seleccionara a un grupo de hombres para responder a la cruel agresión, pero ¿cómo lograrían la victoria, especialmente contra un enemigo bien entrenado y, además, conocedor del territorio?

La respuesta está en nuestro versículo: mientras que Moisés intercedería por el pueblo en la colina, Josué y sus hombres combatirían a Amalec en el valle. Dicho de otra manera, el poder divino y el esfuerzo humano se unirían para triunfar sobre el astuto enemigo.

Dice la Escritura que eso fue exactamente lo que sucedió ese día en Refidin. Por un lado, salió Josué a pelear contra los amalecitas; por el otro, Moisés, Aarón y Hur subieron a la cima de la colina. Entonces se produjo un suceso de lo más «extraño»: «Cuando alzaba Moisés su mano, Israel vencía; pero cuando él bajaba su mano, vencía Amalec. Como las manos de Moisés se cansaban, tomaron una piedra y la pusieron debajo de él. Moisés se sentó sobre ella, mientras Aarón y Hur sostenían sus manos, uno de un lado y el otro del otro; así se mantuvieron firmes sus manos hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada» (Exo. 17: 11-13).

Hay una lección para nosotros aquí. Moisés y Josué sabían que la victoria solo sería posible gracias al poder de Dios; sin embargo, cumplieron fielmente su parte: mientras uno oraba en la colina, el otro peleaba en el valle.

Para que el pueblo nunca olvidara tan señalada victoria, Moisés ordenó que se edificara un altar conmemorativo. Ese altar hablaría de cuál es el final de quienes se atreven a desafiar a Dios; y recordaría a Josué y a las generaciones futuras todo lo bueno que sucede cuando el poder divino se combina con el esfuerzo humano. ¿Qué nombre le dio Moisés al altar? «Lo llamó "el Señor es mi estandarte"» (Éxo. 17: 16, NVI).

¿Tienes un «estandarte», una bandera, para enfrentar tus batallas? Mi bandera dice: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Cada vez que «Amalec» quiere atacarme, esa bandera me recuerda que el Señor está conmigo; y que, mientras yo esté apoyado en la fortaleza de su poder, nada me podrá vencer.

Padre celestial, hoy quiero levantar bien en alto mi estandarte, para que otros sepan que, en Cristo, somos «más que vencedores por medio de aquel que nos amó».

viernes, 15 de julio de 2022

Viernes 15 de julio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Viernes 15 de julio PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “El Éxodo,” pp. 286-295; “Del Mar Rojo al Sinaí”, pp. 296-309; El Deseado de todas las gentes, “La tentación,” pp. 89–99. “Pero en la antigüedad, el Señor guio a su pueblo a Refidim, y quizá decida llevarnos allí a nosotros también, para probar nuestra lealtad. No siempre nos lleva a lugares agradables. Si así fuera, en nuestra autosuficiencia nos olvidaríamos de que él es nuestro Ayudador. Él anhela manifestarse ante nosotros y revelarnos las abundantes provisiones que tenemos a nuestra disposición, y permite que nos lleguen pruebas y desilusiones para que nos demos cuenta de nuestra impotencia y aprendamos a pedirle ayuda. Él puede hacer que fluyan corrientes refrescantes de la dura roca. Nunca sabremos, hasta que estemos cara a cara con Dios, cuando veremos como somos vistos y conoceremos como somos conocidos, cuántas cargas llevó él por nosotros y cuántas cargas habría deseado llevar, si, con la fe de un niño, se las hubiéramos dado a él” ( Elena de White, Advent Review y Sabbath Herald, “Rephidim”, 7/4/1903). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. A menudo hablamos de la tentación como algo individual, y así es. Al mismo tiempo, ¿existen tentaciones colectivas, de las que deberíamos estar precavidos como iglesia o como familia de la iglesia local? 2. Pregunta si alguno está dispuesto a hablar de algún “lugar desagradable” al que lo llevaron. ¿Por qué resultó ser desagradable? Si tuviera que reconsiderar esas experiencias hoy, ¿las vería de otro modo? 3. Todos entendemos el principio que está detrás del hecho de que Dios permite que las pruebas nos purifiquen y nos refinen. Sin embargo, ¿cómo entendemos la situación en la que los juicios aparentemente carecen de valor? Por ejemplo, alguien muere instantáneamente en un accidente automovilístico. Como clase, busquen definir las posibles respuestas. 4. Como clase, dediquen tiempo a orar unos por otros, para que cada uno pueda fortalecerse para soportar las pruebas y ser fiel. 5. Tu clase ¿conoce a alguien que se haya extraviado por enfrentar pruebas? Si es así, ¿qué podrían hacer como clase de manera muy tangible para ayudar a esa persona a volver?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 15 jul. 2022 
 « ¿Cómo está la agenda para hoy?» 

 «Ustedes bien saben (...) que Dios llenó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo, Hechos 10: 37-38, DHH 

  SIEMPRE ME HE CONSIDERADO un buen administrador del tiempo. Antes de que comience el nuevo día, por lo general sé qué actividades voy a realizar: a qué hora comeré, leeré, escribiré, haré ejercicio, jugaré..., y más o menos cuánto tiempo dedicaré a cada una.

Casi se podría decir que consideraba este rasgo de mi persona con cierta satisfacción, hasta un día que leí un excelente artículo de Mark Buchanan que literalmente me movió el piso. Dice Buchanan que el rasgo distintivo de las personas con sentido de propósito no es su habilidad para administrar el tiempo, sino su habilidad para prestar atención. ¿Qué quiere decir? Buchanan lo ilustra por medio de la experiencia que vivió un pastor amigo, de Toronto. Dice él que después de concluido un servicio religioso, su amigo recibió una nota anónima que decía: «Pastor. - , apreciaría mucho que sus oraciones fueran más cortas. Su oración pastoral duró doce minutos con cuarenta y tres segundos».

Aparte de medir el tiempo que duró la oración, ¿qué hizo esta persona ese día en la iglesia? ¿Será que también midió cuánto duró el sermón? El punto aquí no es defender las oraciones largas, pero ¿cuánto provecho espiritual puede obtener quien va a la iglesia solo para estar mirando el reloj? Creo que Buchanan tiene mucha razón cuando dice que la persona que escribió esa nota «sabe contar el tiempo, pero carece de discernimiento para apreciar el momento».*

«Discernimiento para apreciar el momento». ¡He aquí uno de los rasgos distintivos de la gente que deja una huella indeleble a su paso por este mundo! Aunque tienen una agenda llena de actividades por realizar, nunca están tan ocupados como para dejar de ayudar al necesitado. Son sensibles a la belleza de un hermoso atardecer. Disfrutan de ratos placenteros en compañía de sus familiares y amigos. Y siempre tienen tiempo para estar en comunión con Dios... En pocas palabras, no viven bajo la tiranía de la agenda; en cambio, prestan atención: sus ojos y oídos siempre están abiertos para detectar el clamor de un alma en necesidad y para disfrutar de las cosas buenas que nos trae cada nuevo día.

Y ahora dime tú: ¿No fue este el ejemplo que nos dejó nuestro Señor? Si hubo alguien con una «apretada agenda» para cada día, ese era Jesús. Sin embargo, como dice nuestro texto de hoy, «anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo». ¿Cómo está tu agenda para hoy?

Padre celestial, capacítame para que hoy, en medio de la múltiples actividades del día, mis sentidos siempre estén atentos a las necesidades de mi prójimo.

*Mark Buchanan, «Schedule, Interrupted», en Christianity Today, febrero de 2006, p. 43.

jueves, 14 de julio de 2022

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 14 jul. 2022 
 La pregunta que Eva no hizo 

 «La serpiente [...] le preguntó a la mujer: "Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín?". "Podemos comer del fruto de todos los árboles –respondió la mujer-. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán'"». Génesis 3: 1-3, NVI 

  DIOS LE HABÍA DICHO A ADÁN: «Si comes del árbol del conocimiento del bien y del mal, ciertamente morirás» (ver Gén. 2: 16-17); pero la serpiente le dijo a Eva: «No morirás».

¿Cuál era el problema de fondo en esta «contradicción de señales» que la serpiente presentó a Eva? Según Clifford Goldstein, se trataba de un asunto de autoridad. Basado en su propia autoridad, como Creador, Dios había ordenado no comer del árbol prohibido. La serpiente lo contradijo dando a entender, muy sutilmente, que la orden de Dios era egoísta, lo cual se demostraba por el hecho de no querer compartir su conocimiento del bien y el mal.

Las palabras de la serpiente dejaron a Eva con solo dos opciones: obedecer al Creador o a la criatura. Es aquí donde entra en juego el título de nuestra reflexión para hoy. La pregunta que Eva nunca hizo a la serpiente era: « ¿Con qué autoridad hablas tú? ¿Con qué autoridad alegas que, al comer del fruto prohibido, llegaremos a ser “como Dios, conocedores del bien y del mal”»? Por supuesto que la serpiente no tenía autoridad alguna; sin embargo, logró engañar a Eva. ¿Por qué? Porque Eva excluyó a Dios de su decisión. Su caída comenzó, no cuando tomó del fruto prohibido, sino cuando ignoró a Dios como la autoridad suprema del universo.

¿Qué utilidad puede tener este hecho tan antiguo hoy, para ti y para mí? Mucho, porque cada día enfrentamos el mismo dilema de Adán y Eva: ¿Quién es la autoridad suprema de mi vida? Bien lo expresó Goldstein: « ¿Seguimos al Señor y le permitimos que sea Dios? ¿O nos convertimos nosotros mismos en la autoridad definitiva y así llegamos a ser nuestros propios dioses?».*

Sea que estés enfrentado alguna fuerte tentación, o que tengas que tomar una importante decisión y no sabes qué hacer, «deja que Dios sea Dios»; es decir, coloca en sus manos el gobierno de tu vida. Él es tu Creador, y sabe mejor que nadie lo que más te conviene. Por otra parte, cuando la senda del deber no esté del todo clara para ti, recuerda las siguientes palabras: «Podemos estar seguros de que todo lo que contradiga la Palabra de Dios procede de Satanás» (Patriarcas y profetas, cap. 3, p. 35).

Amado Jesús, hoy te invito para que seas la autoridad suprema en mi corazón. Quiero que seas, no solo mi Salvador, sino también mi Señor.

*Clifford Goldstein, Por sus llagas, APIA, 2000, p. 23.

martes, 12 de julio de 2022

Lección 3 | Martes 12 de julio EL GRAN CONFLICTO EN EL DESIERTO

Lección 3  | Martes 12 de julio EL GRAN CONFLICTO EN EL DESIERTO “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo” (Luc. 4:1, 2). Lee Lucas 4:1 al 13. ¿Qué lecciones puedes aprender de este relato sobre cómo vencer la tentación y no ceder al pecado? Las tentaciones pueden ser muy difíciles porque apelan a las cosas que realmente deseamos y siempre parecen surgir en los momentos de mayor debilidad. Lucas 4 es el comienzo de la historia de la tentación de Jesús por parte de Satanás, y llama nuestra atención a algunos temas difíciles. A simple vista, pareciera que el Espíritu Santo lleva a Jesús a la tentación. Sin embargo, Dios nunca nos tienta (Sant. 1:13); más bien, como hemos visto, Dios nos lleva a crisoles de prueba. Lo notable de Lucas 4 es que el Espíritu Santo puede guiarnos a momentos de prueba que implican que estaremos expuestos a las feroces tentaciones de Satanás. En esas ocasiones, cuando sentimos estas tentaciones con tanta fuerza, podemos malinterpretar y pensar que no hemos estado siguiendo a Dios correctamente. Pero, esto no necesariamente es así. “Muchas veces, al encontrarnos en situaciones penosas, dudamos de que el Espíritu de Dios nos haya estado guiando. Pero fue la conducción del Espíritu la que llevó a Jesús al desierto para ser tentado por Satanás. Cuando Dios nos somete a una prueba, tiene un propósito que lograr para nuestro bien. Jesús no confió presuntuosamente en las promesas de Dios yendo a la tentación sin recibir la orden divina, ni se entregó a la desesperación cuando le sobrevino la tentación. Ni debemos hacerlo nosotros” (DTG 102). A veces, cuando estamos en el crisol, nos quemamos en lugar de purificarnos. Por lo tanto, es muy reconfortante saber que, cuando caemos en tentación, podemos volver a tener esperanza porque Jesús se mantuvo firme. Lo bueno es que Dios no nos abandona ni se olvida de nosotros, porque Jesús es quien carga con nuestros pecados. Él pagó el castigo por nuestra incapacidad de soportar esa tentación (cualquiera que sea), porque pasó por un crisol peor que el de cualquiera de nosotros. Hay esperanza, incluso para el “primero” de los pecadores (1 Tim. 1:15). ¿Qué tentaciones enfrentas ahora? Dedica tiempo a orar. Pide al Señor que te enseñe a poner en práctica las lecciones del ejemplo de Jesús en tu vida. Recuerda, ¡no necesitas sucumbir a la tentación, nunca! Recuerda también que, si caes, tienes a un Salvador.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 12 jul. 2022 
 ¿Hacer cálculos ante Dios? 

 «Cuando alzó Jesús los ojos y vio que había venido a él una gran multitud, dijo a Felipe: "¿De dónde compraremos pan para que coman estos?"». Juan 6:5 

  ¿DE DÓNDE COMPRAREMOS PAN para que coman estos?’», preguntó el Señor a Felipe. ¿De verdad quería Jesús saber de dónde? ¿O más bien quería que Felipe pensara en cómo se podría conseguir comida para alimentar a una multitud de unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños?

La respuesta que dio Felipe revela que entendió perfectamente que el Señor no estaba preguntando por un lugar donde comprar alimento. Por eso dijo: «Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomara un poco» (Juan 6: 7). Con su respuesta Felipe demostró inteligencia, pero también evidenció falta de fe, porque ¿a quién se le ocurre hacer cálculos delante de Dios? ¿No dice la Escritura que no hay nada imposible para él?

En tiempos del Nuevo Testamento el denario era el pago promedio que un asalariado recibía por un día de trabajo. * O sea que, según los cálculos de Felipe, ¡ni siquiera con el dinero equivalente a seis meses de salario se podía alimentar a toda esa multitud! Y tenía razón pero, de nuevo, ¿de qué sirven las matemáticas cuando estás en la misma presencia del Dios del universo?

Entonces Andrés, el hermano de Simón Pedro, aparece en la escena: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados –dice pero ¿qué es esto para tantos? » (vers. 7). También tiene razón: ¿Cinco panes y dos peces para alimentar a cinco mil? Pero, de nuevo, el mismo error: ¡Qué sentido tiene hacer cálculos en la presencia de Dios!

¿Cómo respondió nuestro Señor a los malabarismos matemáticos de sus discípulos? Después de hacer recostar a la gente, «tomó Jesús aquellos panes y, después de dar gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; de igual manera hizo con los pescados, dándoles cuanto querían» (vers. 11). En las manos del Señor, la pequeña porción se multiplicó. Comieron hasta que se saciaron, ¡y sobró comida!

¿No hay aquí una preciosa lección para ti y para mí? Si tenemos hoy desafíos que parecen imposibles de superar, no miremos la imposibilidad de la tarea, sino el poder de Dios. ¡A un lado los cálculos! Coloquemos en sus manos lo poquito que tenemos, y confiemos en que el milagro ocurrirá ¡porque no hay límites para lo que Dios puede hacer!

Querido Jesús, aunque son pocos mis talentos y mis recursos, en tus manos coloco lo poquito que tengo; y al enfrentar los desafíos del nuevo día, ayúdame a mirar, no el tamaño de mis problemas, sino la grandeza de tu poder.

*Lawrence O. Richards, Richard's Complete Bible Dictionary, World Bible Publishers, 2002, p. 290.

Lección 11 | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA

Lección 11  | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA Lee Romanos 15:4 y 5. ¿Qué encontramos en estos versículos? Normalmente nos im...