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lunes, 31 de enero de 2022

Lección 6 | Lunes 31 de enero SEGÚN EL ORDEN DE MELQUISEDEC

Lección 6  | Lunes 31 de enero SEGÚN EL ORDEN DE MELQUISEDEC Lee Génesis 14:18 al 20 y 7:1 al 3. ¿Quién era Melquisedec y cómo prefiguraba a Jesús? Melquisedec era rey y sacerdote. También era superior a Abraham, ya que Abraham le dio el diezmo. De igual modo, Jesús es Rey y Sacerdote (Heb. 1:3). Sin embargo, a diferencia de Melquisedec, Jesús no tenía pecado (Heb. 7:26-28). Hebreos 7:15 explica que Jesús era sacerdote “a semejanza de Melquisedec”. Esto es lo que significa la expresión anterior en Hebreos, “según el orden de Melquisedec” (Heb. 5:6). Jesús no fue sucesor de Melquisedec, pero su sacerdocio fue similar al suyo. Por ejemplo, Pablo dice que Melquisedec no tenía padre, madre, genealogía, nacimiento  ni  muerte.  Algunos  han  sugerido  que  Melquisedec  fue  una  encarnación de Jesús en la época de Abraham. Pero este pensamiento no se ajusta al argumento de Hebreos. Melquisedec “es alguien semejante a” Jesús (ver RVC), lo que implica que él era una persona diferenciable de Jesús (Heb. 7:3). También se ha sugerido que Melquisedec era un ser celestial, pero esto destruiría el argumento de Hebreos. Si Melquisedec no tuviera padre, madre, principio  ni  fin,  sería  Dios  mismo.  Esto  plantea  un  problema.  El  sacerdocio  celestial  y completamente divino  de Melquisedec  habría precedido al  ministerio de Jesús. Si este fuera el caso, como dice Hebreos, “¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote?” (Heb. 7:11). En cambio, Hebreos usa el silencio de las Escrituras con respecto al nacimiento, la muerte y la genealogía de Melquisedec para construir una  tipología, un símbolo, del ministerio sacerdotal de Jesús (Gén. 14:18-20) y del hecho de que Jesús mismo era eterno. En resumen, Melquisedec fue un rey-sacerdote cananeo que sirvió como un tipo de Cristo. “Fue  Cristo  quien  habló  mediante  Melquisedec,  el  sacerdote  del  Dios Altísimo. Melquisedec no era Cristo, sino la voz de Dios en el mundo, el representante del Padre. Y Cristo habló a través de todas las generaciones del pasado. Cristo guio a su pueblo y fue la luz del mundo” (MS  1:491). ¿Qué nos enseña la revelación sobre Melquisedec acerca de cómo obra Dios entre aquellos a quienes ningún misionero humano nunca les ha predicado?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 lunes, 31 ene. 2022 
 Dejar que brille nuestra luz 

 «La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la dominaron». Juan 1:5 

  ¿QUÉ TIENEN EN COMÚN LA SAL Y LA LUZ?

Podríamos pensar en varias similitudes, pero si hay una que destaca es que ambos elementos tienen que estar en contacto con algo más para ser útiles. La utilidad de la sal se pone de manifiesto cuando entra en contacto, por ejemplo, con la comida. La de la luz, cuando hay tinieblas.

Esta cualidad, tanto de la sal como de la luz, la ilustra bien una escena de The Saratov Approach, una película basada en un hecho real: el secuestro, ocurrido en 1998, de dos jóvenes estadounidenses que servían como misioneros en Rusia.* Los secuestradores habían amenazado de muerte a los dos jóvenes si no recibían la cantidad de trescientos mil dólares.

Después de varios días de intensa agonía, los padres de uno de los jóvenes secuestrados recibieron una llamada de parte de Mark Larsen, un hombre que vivía en Denver, Colorado, y que unos veinte años atrás también había sido secuestrado en Argentina. En su llamada, Mark describió lo que con toda seguridad estaba ocurriendo a los dos jóvenes en su cautiverio; y pidió a los padres que, aun en contra de su voluntad oraran, no solo por su hijo, sino también por los plagiarios.

Hacia el final de la llamada, Mark expresó lo que me pareció la tesis central de la película: «No importa cuán desalentadoras parezcan las circunstancias dijo; quiero que recuerden esto: cuanto más tiempo esos dos valientes jóvenes permanezcan en cautiverio, tanto más difícil será para los secuestradores mantenerlos bajo su poder, porque la luz en las tinieblas resplandece».**

¡Tremenda declaración! No es solo que la luz, por pequeña que sea, prevalece sobre las tinieblas. Es también que cuanto más tiempo brille esa luz, tanto mayor serán las probabilidades de que disipe las tinieblas más profundas.

Dios espera que hoy dejemos brillar nuestra luz, no importa cuán pequeña parezca. Un solo talento, usado fielmente para la gloria de Dios, puede lograr más que cinco usados solo para engrandecer nuestro ego. Sin embargo, si queremos brillar para Cristo, antes hemos de estar en comunión con él. Cuanto más tiempo pasemos en su presencia, tanto menor será la posibilidad de que nos rodeen las tinieblas de la depresión y el desánimo.

La razón es muy sencilla: la luz en las tinieblas resplandece.

Hoy quiero, Padre celestial, brillar para Jesús, de modo que otros conozcan el precioso tesoro que he encontrado en mi Salvador. Quiero que tu luz resplandezca en mi vida, no importa cuán densas sean las tinieblas que me rodeen.

*The Saratov Approach, producida y dirigida por Garret Batty, Three Coin Productions Saratov Films, 2013.

** Después de cinco días, marcados por la incertidumbre y la angustia, los dos jóvenes fueron dejados en libertad en un campo desierto.

domingo, 30 de enero de 2022

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 30 ene. 2022 
 ¿El mundo de las cosas o el de las personas? 

 «¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!». Juan 7: 46 

  ¿PODEMOS IMAGINAR QUÉ OCURRIRÍA, por ejemplo, si el maestro enseñara, no al salón de clases, sino al alumno? ¿O si el conferencista se dirigiera, no al auditorio, sino al individuo que es parte de la audiencia? ¿O si el médico viera en el enfermo, más que a un paciente, a un ser humano? Es decir, ¿qué pasaría si nos interesáramos en la gente porque son personas, y no por el beneficio que pudiéramos derivar de ellas? El resultado sería, según Paul Tournier, una completa revolución.

Estas preguntas se derivan del tema que el Dr. Tournier examina en una de sus conocidas obras. Para ilustrar su punto de vista, él relata una experiencia que vivió mientras asistía a una conferencia médica en Weissenstein, Suiza. Temprano en el día, él había dado una charla en la que un colega suyo había hecho un excelente trabajo como traductor. Cuando Tournier lo felicitó, el hombre aprovechó para explicar lo que lo motivó a esforzarse: «Antes de la charla explicó el traductor— alguien me dijo que en el salón había un médico que estaba teniendo gran dificultad para entender lo que se decía. Así que decidí traducir para él. En ningún momento le quité la vista, de modo que podía darme cuenta si estaba entendiendo lo que yo traducía».*

¡Qué interesante! En ese salón había, probablemente, centenares de médicos participando de las conferencias, pero el intérprete estaba traduciendo para uno de ellos en particular. ¡Ese es el auditorio de una persona!

Cuando leí esta experiencia, recordé una declaración del libro El Deseado de todas las gentes según la cual, mientras el Señor hablaba, «vigilaba con profundo fervor los cambios que se veían en los rostros de sus oyentes». Cuando los que escuchaban se interesaban en lo que él decía, este hecho le causaba «gran satisfacción» (cap. 26, p. 226).

Sea que hablara a individuos o a muchedumbres, el Señor Jesús veía rostros. Su interés se concentraba en las personas: sus luchas, sus tristezas, sus pruebas. Y su mayor gozo se producía cuando comprobaba que sus palabras, cual bálsamo sanador, traían alivio a sus quebrantados corazones. Esta es la razón por la cual nuestro texto de hoy declara que nadie habló jamás como él. ¡Es que nadie amó como él!

Saber que, aunque son millones las personas que habitan en este planeta, Jesús se interesa personalmente en ti, ¿no crees que debería ser motivo para alabarle hoy como el Salvador maravilloso que él es?

Él conoce las heridas de tu corazón, y ahora mismo está haciendo algo para sanarlas.

Gracias, Jesús, porque no solo sabes qué me causa dolor, sino porque además te interesas personalmente en mí. Gracias porque me amas incondicionalmente, aunque todavía no sé qué he hecho para merecerlo.

*Paul Tournier, The Meaning of Persons, Harper & Row Publishers, 1957, pp. 183-184.

Listos para descubrir la traducción en el original griego de Mateo 7:21-23?

Listos para descubrir la traducción en el original griego de Mateo 7:21-23? 

La gran mayoría del Mundo cristiano se llevará una gran sorpresa en el día del juicio. Ojalá 🙏🏻 todos comprendan no demasiado tarde la importancia de no estar en rebeldía con la ley de Dios. 

📖 Mateo 7:21-23 (Lc. 13.25-27)

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 

22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 

23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, 👉🏻transgresores de la ley.

sábado, 29 de enero de 2022

Lección 6: Para el 5 de febrero de 2022 JESÚS, EL SACERDOTE FIEL Sábado 29 de enero

Lección  6:  Para el 5 de febrero de 2022 JESÚS, EL SACERDOTE FIEL Sábado 29 de enero LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:  Hebreos 5:1–10; Génesis 14:18–20; 1 Pedro 2:9; Hebreos 7:1–3; 7:11–16, 22, 26. PARA  MEMORIZAR:  “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos” (Heb. 7:26). El pecado causó el abismo que existía entre Dios y nosotros. El problema se agravó porque el pecado también implicaba la corrupción de nuestra naturaleza. Dios es santo, y el pecado no puede existir en su presencia. Por lo tanto, nuestra propia naturaleza corrupta nos separó de Dios, al igual que dos imanes en la orientación incorrecta se repelen entre sí. Además, nuestra naturaleza corrupta hizo imposible que como seres humanos obedezcamos la Ley de Dios. El pecado también implica malentendidos. Los seres humanos perdimos de vista el amor y la misericordia de Dios y llegamos a verlo como iracundo y exigente. Esta semana, estudiaremos las cosas maravillosas que hicieron el Padre y Jesús para salvar ese abismo. Hebreos 5 al 7 brinda un análisis cuidadoso del sacerdocio de Jesús. El autor analiza su origen y su propósito (Heb. 5:1-10) y luego exhorta a los  lectores  a  no  ignorarlo (Heb. 5:11-6:8),  sino  a  aferrarse  a  la  seguridad de la esperanza que ofrece (Heb. 6:9-20). También explica las características de su sacerdocio (Heb. 7:1-10) y sus implicaciones para la relación de Dios con los creyentes (Heb. 7:11-28). Esta semana nos centraremos específicamente en Hebreos 5:1 al 10 y 7:1 al 28.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 29 ene. 2022 
 La grandeza de Moisés 

 «El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla cualquiera con su compañero». Éxodo 33: 11 

  ¿QUÉ HABÍA EN LA VIDA DE MOISÉS que le permitió a este hombre de Dios ganarse un lugar especial entre los grandes líderes en la historia de la humanidad? ¿Y cómo pudo soportar a un pueblo tan terco y rebelde durante cuarenta años en el desierto?

 La respuesta nos la da el escritor de Hebreos cuando dice que «por la fe [Moisés] dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey, porque se sostuvo como viendo al Invisible» (Heb. 11:27; énfasis añadido). Dicho de otra manera, su grandeza fue el resultado de su comunión con Dios. Una comunión tan íntima, que como bien lo señala nuestro texto de hoy: el Señor hablaba con Moisés sin intermediarios.

 ¿Por qué disfrutó Moisés de ese honor tan grande? Porque la presencia de Dios era para Moisés algo así como el oxígeno que respiraba. Así lo afirma Elena G. White cuando escribe que Moisés «no miraba solamente al futuro lejano esperando que Cristo se manifestase en la carne, sino que veía a Cristo acompañando de una manera especial a los hijos de Israel en todos sus viajes. Dios era real para él, siempre presente en sus pensamientos» (Testimonios para la iglesia, t. 5, 1971, p. 612).

 Un ejemplo ilustrativo de esta realidad lo encontramos poco después de haberse producido la apostasía en Horeb, cuando el pueblo adoró al becerro de oro. El Señor dijo entonces a Moisés: «Subirás a la tierra que fluye leche y miel, pero yo no subiré contigo, no sea que te destruya en el camino, pues eres un pueblo muy terco» (Éxo. 33:3). En lugar de su presencia, Dios enviaría a un ángel para acompañar al pueblo. ¿Cuál fue la respuesta de Moisés al Señor? «Si tu presencia no ha de acompañarnos, no nos saques de aquí» (vers. 15).

 Tal como dicen Bruce Wilkinson y Larry Libby, con todo lo atractiva que fuese la tierra de la cual fluía «leche y miel», el mayor interés de Moisés no era la tierra de Dios, sino el Dios de la tierra. * Y no es que Moisés no apreciara la compañía de los ángeles; lo que él quería era la presencia de su Señor.

 ¿Es la presencia de Dios una realidad viviente en tu vida, en mi vida?

 Al igual que Moisés, ¿podrías decir: «Señor, si tu presencia no ha de ir conmigo, no me saques de aquí»?

 Santo Espíritu, mora hoy en mí de una manera tan plena, que yo pueda, al igual que Moisés, creer que Cristo camina a mi lado en todo momento.

 * Bruce Wilkinson y Larry Libby, Talk thru Bible Personalities, Walk Thru the Bible Ministries, 1983, p. 35.

viernes, 28 de enero de 2022

Viernes 28 de enero PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Viernes 28 de enero PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Es muy revelador que Pablo, en Hebreos, usara el reposo sabático, y no el dominical, como símbolo de la salvación por la gracia que Dios nos ofrece. El uso del reposo sabático en este sentido implica que aquellos creyentes apreciaban y observaban el sábado. Sin embargo, desde el siglo II d.C. en adelante, encontramos evidencias de un cambio decisivo en la iglesia. La observancia del sábado dejó de ser considerada un símbolo de salvación y, en cambio, se consideraba un símbolo de lealtad al judaísmo y al Antiguo Pacto; algo para evitar. Guardar el sábado se convirtió en el equivalente de “judaizar”. Por ejemplo, Ignacio de Antioquía (alrededor del año 110 d.C.) comentó: “Aquellos que vivieron según el antiguo orden han encontrado la nueva esperanza. Ya no observan el sábado, sino el día del Señor, el día en que nuestra vida resucitó con Cristo y por su muerte” (J. B. Doukhan, Israel and the Church: Two Voices for the Same God [Israel y la iglesia: Dos voces para el mismo Dios], p. 42). Asimismo, Marción ordenó a sus  seguidores que ayunaran  en sábado como  señal  de rechazo a  los judíos  y a su Dios, y Victorino no quiso dar la impresión de que “observaba el sábado de los  judíos”  (ver  Israel and the Church, pp. 41–45). Fue la falta de entendimiento de la observancia del sábado como símbolo de la salvación por gracia lo que llevó a su desaparición en la iglesia cristiana. “Una vida en Cristo es una vida de reposo. Puede no haber éxtasis de sentimientos, pero habrá una confianza permanente y apacible. Tu esperanza no está en ti; está  en Cristo. Tu debilidad está  unida a su fortaleza; tu ignorancia, a su sabiduría; tu fragilidad, a su poder eterno. De modo que no debes mirarte a ti mismo, ni dejar que la mente se espacie en el yo, sino mirar a Cristo. Que tu mente  se  espacie  en su  amor, en  la  belleza  y la perfección  de su  carácter. Cristo en  su  abnegación,  Cristo  en  su  humillación,  Cristo  en  su  pureza  y  santidad, Cristo en su incomparable amor; esto es lo que debe contemplar el ser humano. Es amándolo, imitándolo y dependiendo enteramente de  él como serás transformado a su semejanza” (CC  60). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1.  ¿Cuál es la relación entre la observancia del sábado y la justificación por la  fe? 2.  ¿Cuál  es  la  diferencia  entre  la  verdadera  observancia  del  sábado  y  una observancia legalista del sábado? ¿Cómo podemos no solo conocer la diferencia, sino también experimentar esa diferencia en nuestra vida al guardar  el  sábado?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 28 ene. 2022 
 Lo que es adorar a Dios 

 «Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad». Salmos 29:2 

  ¿EN QUÉ CONSISTE ADORAR A DIOS? Una de las mejores respuestas a esta pregunta la leí en un libro de Rosalie Zinke. Dice ella: «La adoración no es, sencillamente, un acto físico, como arrodillarse para orar. Más bien, es un corazón que ama y reverencia a Dios; un corazón que ha sido humillado ante un Creador grande y poderoso. Es un corazón que ha sido quebrantado en el Calvario, consagrado a la muerte al yo y comprometido con el señorío de Jesucristo».*

Dicho de otra manera, adorar a Dios significa que reconozco su soberanía, por ser mi Creador; y su derecho de propiedad sobre mí, por ser mi Redentor. Significa que confío en que ese Dios amante siempre desea lo mejor para mí, y que le obedezco de todo corazón.

¡Falta algo en esta definición de lo que es la verdadera adoración? Aparentemente, nada. Sin embargo, intencionalmente omití la última parte de la cita de Zinke. Ahí ella dice que ese corazón que ha sido quebrantado en el Calvario, que ha muerto al yo y se ha comprometido con el Señor Jesucristo, «no está buscando la realización de sus propios deseos, sino la gloria de su Creador».

¿Cómo puedo adorar a Dios de un modo que glorifique su nombre? La misma autora nos ayuda a responder cuando señala que adorar a Dios es darle lo mejor de lo que tenemos: lo mejor de nuestros talentos, de nuestros recursos, de nuestro tiempo. Lo que esto significa es que adoramos a Dios, no solamente cuando de rodillas reconocemos su grandeza y majestad, sino también cuando usamos para la gloria de su nombre los talentos que él mismo nos ha dado.

¿Qué talentos te ha dado Dios? ¿El de la elocuencia? Entonces predica para la gloria de Dios. ¿El del canto? Entonces canta para la gloria de Dios. ¿El de la administración? Entonces administra para la gloria de Dios. ¿El del liderazgo? Entonces dirige teniendo como tu modelo el estilo de liderazgo de nuestro Señor.

Dale a Dios siempre lo mejor, y asegúrate de que tu don asciende al cielo «humedecido con las purificadoras gotas de la sangre de Cristo» (Mensajes Selectos, t. 1, cap. 52, p. 404). Solamente así podrá ser aceptable ante el trono de nuestro Padre celestial.

¿Puede haber una mejor manera de adorar a Aquel que es digno de recibir honra, gloria y majestad ahora y por la eternidad?

Padre celestial, a partir de hoy resuelvo darte lo mejor de mis talentos, mis recursos y mi tiempo. ¡Mereces eso y mucho más!

*Rosalie Zinke. Adoración de lo terrenal a io sublime, APIA, 2011, p. 57.

jueves, 27 de enero de 2022

Lección 5 | Jueves 27 de enero UN ANTICIPO DE LA NUEVA CREACIÓN

Lección 5 | Jueves 27 de enero UN ANTICIPO DE LA NUEVA CREACIÓN Compara Éxodo 20:8 al 11; Deuteronomio 5:12 al 15; y Hebreos 4:8 al 11. ¿Qué diferencias encuentras con respecto al significado del reposo sabático? Como ya hemos visto, estos pasajes de Éxodo y Deuteronomio nos invitan a mirar al pasado. Nos exhortan a descansar en sábado para celebrar los logros de Dios en la Creación y en la Redención. Sin embargo, Hebreos 4:9 al 11 nos invita a mirar hacia el futuro. Nos dice que Dios ha preparado un descanso sabático que está en el futuro. Sugiere una nueva dimensión para la observancia del sábado. El reposo sabático no solo conmemora las victorias de Dios en el pasado, sino también celebra las promesas de Dios para el futuro. La dimensión futura de la observancia del sábado siempre ha estado allí, pero a menudo se la ha pasado por alto. Después de la Caída, llegó a significar la promesa de que Dios algún día restauraría la Creación a su gloria original a través del Mesías. Dios nos ordenó celebrar sus actos de redención mediante la observancia del sábado porque el sábado apuntaba hacia la culminación de la Redención en una nueva Creación. La observancia del sábado es una anticipación del cielo en este mundo imperfecto. Esta significación de la experiencia sabática aparece bien atestiguada en la tradición judía. Una obra compuesta entre los años 100 y 200 a.C. decía: “El séptimo día es una señal de la resurrección, el reposo de la era venidera” (J. H. Charlesworth, “Life of Adam and Eve”, The Old Testament Pseudepigrapha [Vida de Adán y Eva, Pseudoepigráficos del Antiguo Testamento], p. 18). Y en otra fuente judía leemos que la era venidera sería “el día en el que habrá total reposo sabático por la eternidad” (J. Neusner, The Mishnah, a New Translation [La Mishná, una nueva traducción], p. 873). Una fuente posterior atribuía a Rabí Aqiva el siguiente dicho: “Israel dijo ante el Santo, Bendito sea, ‘Señor del mundo, si guardamos los mandamientos, ¿qué recompensa tendremos?’ Él les dijo: ‘El mundo venidero’. Ellos le dijeron: ‘Muéstranos su semejanza’. Y él les mostró el sábado” (T. Friedman, “The Sabbath Anticipation of Redemption”, pp. 443, 444). El sábado es para celebración, gozo y acción de gracias. Cuando guardamos el sábado, indicamos que creemos en las promesas de Dios, que aceptamos su regalo de gracia. El sábado es una fe viva y vibrante. En cuanto a las acciones, la observancia del sábado es probablemente la expresión más plena de nuestra convicción de que somos salvos por gracia mediante la fe en él. ¿Cómo puedes aprender a guardar el día de reposo de tal forma que verdaderamente se manifieste nuestra interpretación de lo que significa la salvación por la fe, sin las obras de la Ley? ¿En qué sentido el reposo sabático es una expresión de salvación por gracia?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 27 ene. 2022 
 Ver rostros 

 «Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento». Juan 9:1 

  UNA DE MIS HISTORIAS FAVORITAS de la Biblia es el relato de la curación del ciego de nacimiento, registrada en el capítulo 9 del Evangelio de Juan. Aunque parezca extraño, me gusta especialmente por la manera como comienza el relato: «Al pasar Jesús vio a un ciego de nacimiento».

¿Qué de especial tiene el hecho de que el Señor haya visto a este ciego? Lo especial es, precisamente, que Jesús lo haya visto; es decir, que se haya fijado en él. Es verdad que también la gente veía a este ciego cada día, ¿pero quién se fijaba en él?

Jesús vio en este hombre lo que los demás no veían: su rostro. Y en ese rostro pudo ver el dolor y el sufrimiento de un ser que era prácticamente invisible para la multitud. Este es uno de los atributos singulares de nuestro Señor: nadie es invisible para él. No importa cuán grande fuera la multitud, o cuán difíciles las circunstancias que lo rodearan, él siempre veía rostros; veía seres humanos; veía a hijos e hijas de Dios.

No hace mucho leí una experiencia que vivió el autor Mark Buchanan que ilustra bien este punto. Mark había sido invitado para que hablara a personas que estaban luchando con diferentes adicciones. Como pastor, él había planificado predicar un sermón apropiado para ese tipo de público y al final, como de costumbre, hacer una aplicación espiritual.

Cuenta Mark que cuando llegó al salón solo vio a un grupo de adictos al sexo, al alcohol, a las drogas... Entonces ocurrió algo que cambió radicalmente su percepción. El líder del grupo pidió a cada persona que dijera su nombre y la razón por la cual estaba ahí. Cada uno dio su nombre y brevemente habló de sus luchas, de sus fracasos, de sus aspiraciones. Al instante, el cuadro cambió; en lugar de un grupo de adictos, Mark vio rostros, vio seres humanos con profundas necesidades. Entonces también cambió por completo el enfoque de su sermón. En lugar de hablar a un grupo de adictos, habló a personas, a hijos e hijas de Dios que desesperadamente estaban tratando de encontrar un punto de apoyo para su vida.*

¿Qué vemos en nuestros familiares, en nuestros vecinos, en nuestros compañeros de trabajo? ¿Qué vemos en la gente que nos está haciendo la vida imposible? Que Dios nos ayude para ver en cada ser humano a un hijo, una hija, de Dios. Y que nos ayude a verlos como Jesús los ve: no como son en ese momento, sino como podrían llegar a ser, transformados por su gracia.

Padre amado, por medio de tu Santo Espíritu, capacítame para ver en cada ser humano un ser valioso por el cual Cristo sufrió y murió.

*Mark Buchanan, Your God Is Too Safe, Multnomah Publishers, 2001, pp. 156-159.

miércoles, 26 de enero de 2022

Miércoles 26 de enero ENTRAR EN SU REPOSO

Miércoles 26 de enero ENTRAR EN SU REPOSO Lee Hebreos 3:11; y 4:1, 3, 5 y 10. ¿Cómo describe Dios el reposo al que nos invita a entrar? Dios no nos invita simplemente a descansar. Nos invita a entrar en su reposo. A lo largo de la Biblia, “reposo” puede denotar simplemente la paz que hallarían en la Tierra Prometida, de Canaán (Deut. 3:20); el Templo, donde descansaba el Arca del Pacto (2 Crón. 6:41); o el mismo sábado, en el que Dios y los israelitas “descansan” de su trabajo (Éxo. 20:11). Pero en Hebreos, el Señor invita a entrar en su reposo. Lee Hebreos 4:9 al 11 y 16. ¿Qué se nos llama a hacer? El descanso sabático celebra el hecho de que Dios terminó, o concluyó, su obra de la Creación (Gén. 2:1-3; Éxo. 20:8-11) y de Redención (Deut. 5:12-15). Asimismo, la entronización de Jesús en el Templo celestial celebra que él terminó de ofrecer un sacrificio perfecto por nuestra salvación (Heb. 10:12-14). Fíjate que Dios descansa solamente cuando ha conseguido nuestro bienestar. En  la  Creación,  Dios  descansó  cuando  terminó  la  creación  del  mundo.  Más adelante, Dios descansó en el Templo únicamente después de completarse la conquista de la tierra que le había prometido a Abraham a través de las victorias de David, y los hijos de Israel “vivían seguros” (1 Rey. 4:21-25; comparar con Éxo. 15:18-21; Deut. 11:24; 2 Sam. 8:1-14). Dios mandó construir una casa para él solamente después de que Israel y el rey tuvieran casas para ellos. El reposo definitivo que Dios nos promete es el nuevo mundo que él creará para nosotros después de que finalmente termine el Gran Conflicto. Hebreos alude a ese mundo como “la ciudad [...] cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Heb. 11:10) y como una patria celestial (Heb. 11:14-16). Conlleva la restauración del dominio y la “gloria” y la “honra” que Dios originalmente había otorgado a los seres humanos en la Creación (Heb. 2:5-8; 12:28). Es  su  reposo. No es simplemente una Tierra perfecta donde tendremos paz, sino un reposo sabático en esa Tierra donde estará el Trono de Dios en un cielo nuevo y una Tierra nueva. ¿Cómo podemos entrar en  su  reposo incluso ahora? Es decir, ¿cómo podemos, por fe, descansar en la seguridad de la salvación que tenemos en Cristo y no en nosotros  mismos?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 miércoles, 26 ene. 2022 
 «Él se deleita en misericordia» 

 «¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia». Miqueas 7: 18 

  ¿HAY ALGÚN DIOS COMO EL NUESTRO?», pregunta el profeta Miqueas. ¿Algún Dios para quien perdonar no sea una obligación, un simple trámite judicial, o parte de una rutina?

La pregunta de Miqueas se encuentra en la conclusión del libro que lleva su nombre, y cuán importante debe haber sido para él responderla. Por un lado, porque le recordaba el significado de su propio nombre (Miqueas significa « ¿Quién se asemeja a Dios?»); por el otro, porque le recordaba al pueblo cuán ingrato habían sido al darle la espalda a un Dios compasivo «que se deleita en la misericordia».

¿Puede haber mejor noticia para el pecador que saber que su caso será revisado, no por un juez implacable, sino por un Dios misericordioso? Esta preciosa lección la encontramos en un antiguo relato que cuenta H. M. S. Richards. Es la historia de un buen hombre que, en medio de una severa crisis espiritual, había acudido al pastor Alexander Whyte (1836-1921) en busca de ayuda.

¿Tiene usted alguna palabra de ánimo para un viejo pecador? —preguntó el hombre.

El pedido sorprendió al Pr. Whyte, porque esta persona era muy activa en su iglesia, y había ayudado a mucha gente en necesidad. Entonces Whyte se le acercó, y poniendo la mano sobre su hombro, simplemente le dijo: «Dios se deleita en misericordia».

Al día siguiente, el Pr. Whyte encontró una carta sobre su escritorio. Decía: «Querido amigo, nunca dudaré de Cristo otra vez. ¡Los pecados de mi juventud, (oh) los pecados de mi juventud! Yo estaba al borde de la desesperación, pero esa palabra de Dios me consoló. Nunca más dudaré de él otra vez. [...]. Si el enemigo restriega mis pecados en mi rostro, le diré: "Todo eso es verdad, y ni siquiera son la mitad de todo lo que he hecho, pero yo he confiado mi vida a Uno que se deleita en misericordia"».*

¡Bendito sea Dios! Eso es lo que yo también digo: «¡Que soy un gran pecador, pero he encontrado en Cristo a un gran Salvador!». Comencemos este nuevo día, no recordando nuestros pecados —que son muchos—, sino las misericordias de Dios, ¡porque cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia!

«Debiéramos recordar siempre que todos somos mortales que cometemos errores, y que Cristo actúa con mucha misericordia hacia nuestras debilidades, y nos ama aunque erremos» (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 341).

Padre celestial, cuando pienso en lo mucho que te he fallado, y en lo mucho que me has perdonado, pregunto al igual que Miqueas: «¿Qué Dios como tú, que perdonas mis pecados y los sepultas en lo profundo del mar?»

*H. M. S. Richards, « The Promises of God”, en Review and Herald, 2004, p. 207.

martes, 25 de enero de 2022

Lección 5 | Martes 25 de enero SI OYEREIS HOY SU VOZ

Lección 5  | Martes 25 de enero SI OYEREIS HOY SU VOZ Lee Hebreos 4:6 al 11. ¿Cuál es la invitación de Dios para nosotros en este  pasaje? El  hecho de que la generación del desierto no entrara en el reposo no impidió que Dios trabajara con su pueblo. Dios permaneció fiel, a pesar de la falta de fe de ellos (2 Tim. 2:13). Por lo tanto, Pablo repite varias veces que la promesa de Dios “permanece” (Heb. 4:1, 6, 9). Él  utiliza los  verbos griegos  kataleipō  y  apoleipō,  que implican que habían dejado de lado o habían ignorado la promesa. El hecho de que la invitación a entrar en el reposo se repitiera en la época de David (Heb. 4:6, 7, en referencia a Sal. 95) implicaba que la promesa no había sido reclamada y que todavía estaba disponible. De hecho, sugiere que el reposo ha estado disponible desde la época de la Creación (Heb. 4:3, 4). Entretanto, Dios nos invita “hoy” a entrar en su reposo. “Hoy” es un concepto lleno de significado. Cuando Moisés renovó el pacto de Israel con Dios en la frontera de la Tierra Prometida, enfatizó la importancia de “hoy” (Deut. 5:3; comparar con Deut. 4:8; 6:6; 11:2; y otros). “Hoy” era un momento de reflexión en el que se invitaba al pueblo a reconocer que Dios había sido fiel con él (Deut. 11:2-7).  “Hoy”  era  también  el  momento de decidir  ser  fieles  al  Señor  (Deut.  5:1-3). Esta decisión no puede posponerse. De  la  misma  manera,  “hoy”  es  un  momento  de  decisión  para  nosotros,  un momento de oportunidad, así como de peligro, como siempre lo ha sido para el  pueblo  de  Dios. En el libro de Hebreos, el concepto “hoy” denota la era del cumplimiento de las promesas de Dios. Dios inauguró esta era con el decreto “Yo te he engendrado hoy” (Heb. 1:5), que inviste a Jesús como Gobernante en cumplimiento de las promesas de Dios (2 Sam. 7:8-16). Por ende, la entronización de Jesús inauguró una nueva era de bendiciones y oportunidades para nosotros. Jesús ha derrotado a los enemigos (Heb. 2:14–16) y estableció un nuevo pacto (Heb. 8–10). Por lo tanto, podemos acercarnos “confiadamente” a la presencia de Dios (Heb. 4:14-16; 10:19-23) y  regocijarnos ante él con sacrificios espirituales de acción de gracias y alabanza (Heb. 12:28; 13:10-16). Entonces, el llamado que se nos hace “hoy” nos invita a reconocer que Dios ha sido fiel con nosotros y nos ha dado todas las razones para aceptar su invitación de inmediato y sin demora. ¿Qué decisiones espirituales debes tomar “hoy”, es decir, que no admitan postergación? ¿Cuáles han sido tus experiencias pasadas en las que te demoraste en hacer lo que sabías que Dios quería que hicieras de inmediato?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 25 ene. 2022 
 Usa lo que tienes 

 «El sucesor de Aod fue Samgar hijo de Anat, quien derrotó a seiscientos filisteos con una vara para arrear bueyes. También él liberó a Israel». Jueces 3:31, NVI 

  CUANDO SAMGAR salió de su casa para arrear la yunta de bueyes de su familia, nunca imaginó la magnitud del desafío que le tocaría enfrentar. Ese día, el hijo de Anat se enfrascó en una lucha desigual con los filisteos y, apenas con una aguijada de bueyes, hirió a seiscientos enemigos del pueblo de Dios.

Una aguijada de bueyes, según el Diccionario de la Real Academia Española, es una «vara larga que en un extremo tiene una punta de hierro con que los boyeros pican a la yunta». ¿A quién se le puede ocurrir enfrentar a un ejército con solo una vara? A Samgar. Su acción heroica liberó a Israel del yugo opresor y, de acuerdo al Diccionario bíblico adventista, permitió que «los caminos, que habían estado bajo el control de los opresores, pudieran ser transitados libremente por los hebreos».*

El nombre de este desconocido personaje bíblico apenas se menciona en dos versículos (Juec. 3: 31; 5:6), ¡pero qué lecciones tan valiosas nos enseña! La primera lección que salta a la vista es que cuando le llegó el llamado de Dios para liberar a su pueblo, Samgar estaba listo. No pidió pruebas ni señales, ni tampoco alegó ningún tipo de excusas para liberarse de la responsabilidad. Hizo lo que debía hacer, ¡y en qué forma!

La segunda lección no es menos importante. Samgar usó lo que tenía a la mano: «Una vara para arrear bueyes» (Juec. 3: 31, NVI). Y con ella hirió a seiscientos filisteos. Tal como lo indica Matthew Henry, aunque se trataba de un arma ordinaria, esa aguijada de bueyes logró más, con la bendición de Dios de lo que, sin la bendición de Dios, logró la espada de Goliat.**

No dudo en absoluto de que, ese día, fue el poder de Dios lo que permitió a Samgar lograr semejante proeza. Pero tampoco dudo de que ese día el poder de Dios se manifestó de manera tan portentosa en Israel porque encontró en Samgar un instrumento dispuesto e idóneo.

¿Puedes imaginar todo lo que Dios podría hacer si estuviéramos listos cada vez que él nos necesitara? ¿Todo lo bueno que sucedería si, al igual que Samgar, echáramos mano de los pocos o muchos recursos que Dios ha puesto en nuestras manos?

¿Qué tal si dejamos de quejarnos por lo que no tenemos, y comenzamos a usar los recursos que tenemos, con el poder de Dios, para la gloria de Dios?

Señor, no importa si mis talentos son poco o muchos, capacítame para usarlos hoy de un modo que glorifiquen tu nombre.

*Dicionario biblico adventista, p. 1046.

** Matthew Henrys Commentary in One Volume, Zondervan, 1961, p. 245.

lunes, 24 de enero de 2022

Lunes 24 de enero A CAUSA DE INCREDULIDAD

Lunes 24 de enero A CAUSA DE INCREDULIDAD Lee Hebreos 3:12 al 19. ¿Por qué Israel no pudo entrar en el descanso prometido? La triste historia es que aquellos que fueron liberados de Egipto no pudieron entrar en el descanso que Dios les había prometido. Cuando Israel llegó a Cadesbarnea, en la  frontera  de  la  Tierra  Prometida, carecía de la fe  necesaria. Números 13 y 14 explican que los espías israelitas “dieron un mal informe a los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido” (Núm. 13:32, LBLA). Afirmaron que la tierra era buena, pero advirtieron que los habitantes eran fuertes y que las ciudades estaban fortificadas, y que no podrían conquistarla. Josué y Caleb coincidieron en que la tierra era buena y no discutieron el hecho de que la gente allí era fuerte; y  las  ciudades, fortificadas. Pero dijeron que Dios estaba con ellos y que los llevaría a la tierra (Núm. 14:7-9). Sin embargo, el pueblo que vio a Dios destruir Egipto con plagas (Éxo. 7-12), aniquilar al ejército de Faraón en el Mar Rojo (Éxo. 14), proveer pan del cielo (Éxo. 16) y agua de la roca (Éxo. 17), además de manifestar su presencia continua y su dirección mediante la  nube  (Éxo. 40:36-38), ahora no  confió  en  él.  Es una  trágica ironía  que  la generación que vio demostraciones tan poderosas del poder de Dios se convirtiera en un símbolo de la infidelidad (Neh. 9:15-17; Sal. 106:24-26; 1 Cor. 10:5-10). Dios promete dones a sus hijos que están más allá del alcance humano. Por eso se basan en la gracia y son accesibles solo mediante la fe. Hebreos 4:2 explica que  la promesa  que Israel recibió  “no les sirvió  de nada  porque no  tuvieron  la fe de los que escucharon a Dios” (Heb. 4:2, NTV). Israel viajó a las fronteras de la Tierra Prometida como pueblo. Cuando el pueblo se enfrentó a informes contradictorios, se identificó con los que carecían de fe. La fe –o la falta de ella– es contagiosa. Por eso, Hebreos exhorta a sus lectores: “exhortaos los unos a los otros” (Heb. 3:13), “para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Heb. 10:24), “no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios” (Heb. 12:15). Hoy, seguimos viajando a la Tierra Prometida como pueblo, y tenemos una responsabilidad con quienes viajan con nosotros. ¿De  qué  manera  puedes  ayudar a  edificar  la  fe  de  tus  hermanos?  ¿Cómo  puedes cerciorarte de no decir ni hacer nada que pueda debilitar la fe de otra persona?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 lunes, 24 ene. 2022 
 Amor que libera y a la vez cautiva 

 «El amor de Cristo se ha apoderado de nosotros desde que comprendimos que uno murió por todos y que, por consiguiente, todos han muerto». 2 Corintios 5: 14, DHH 

  ¿UN AMOR QUE LIBERA Y A LA VEZ CAUTIVA? ¿Qué significa? Nada mejor que una historia de la vida real para ilustrarlo.

Cuenta Ty Gibson que en una ocasión él se encontraba viajando con su esposa Sue cuando Will, su hijo adolescente, decidió usar sin permiso el carro nuevo de la familia. Will no tenía licencia para conducir, y el carro no tenía seguro contra accidentes. Al parecer, Will había recibido el llamado de una amiga para «salvar» a un perro del ataque de un puerco espín, con la desdicha de que chocó contra un árbol. Pérdida total. Y sin seguro.

Ahora le tocaba a Gibson y a Sue decidir cómo manejar la situación. Su primera reacción fue que Will pagara los daños, pero entonces experimentaron lo que ellos llaman «el dilema del amor»: ¿Absorber los daños y «liberar» al cautivo o exigir el pago? Decidieron tomar el camino del perdón.

Cuando llegaron a casa, Will confesó su culpa, y les prometió pagar la deuda, aunque para ello tuviera que dejar sus estudios. Entonces Gibson lo interrumpió.

-Will, tu deuda es más grande que tú, pero no más grande que nosotros. Tu madre y yo estamos contentos de decirte que no nos debes absolutamente nada.

— ¡De ninguna manera! —respondió Will… ¡No pueden hacer eso! —Claro que podemos, y ya lo hemos hecho -replicó Gibson.

Con lágrimas en sus ojos, el muchacho aceptó el perdón, y así fue liberado de su enorme deuda. Pero entonces ocurrió algo interesante: «Antes de saber que había sido perdonado --escribe Gibson, el sentido de culpabilidad impulsaba a Will a pagar una deuda impagable, pero ahora que el perdón lo había liberado de toda obligación, el sentido de gratitud lo impulsaba a restaurar el daño que nos había causado». * Fue así como, por gratitud, Will se las arregló para conseguir un trabajo durante el verano que le permitió comprar un carro a sus padres.

¿Algún parecido con lo que Dios ha hecho por ti y por mí? Por nuestros pecados, adquirimos una deuda que era más grande que nosotros, pero no más grande que su amor. Por eso Dios, en lugar de darnos el castigo que merecíamos, entregó a su Hijo, y nos otorgó el perdón que no merecíamos. Ahora que hemos comprendido la magnitud de ese sacrificio, su amor se ha apoderado de tal manera de nuestro corazón que ya no le obedecemos por obligación, sino por amor a Aquel que nos amó primero.

Gracias, Jesús, porque tu amor es más grande que mi deuda de pecado. Ahora que estoy libre de culpa, quiero entregarte mi vida y servirte de todo corazón. ¡Es lo menos que puedo hacer!

*Ty Gibson, Shades of Grace. Exploring the Depths of God s Healing Love, Pacific Press, 2001, p. 125

domingo, 23 de enero de 2022

Lección 5 | Domingo 23 de enero LA TIERRA COMO UN LUGAR DE DESCANSO

Lección 5  | Domingo 23 de enero LA TIERRA COMO UN LUGAR DE DESCANSO Lee Génesis 15:13 al 21. ¿Qué le prometió Dios a Abraham? Cuando Dios libró a Israel de la esclavitud en Egipto, su propósito era llevar lo a la tierra de Canaán, donde podría descansar (Éxo. 33:14; Jos. 1:13). La tierra de  Canaán  era  la  herencia  que  Dios  le  había  prometido  a  su  padre  Abraham porque había obedecido la voz de Dios y había dejado su país para ir a la Tierra Prometida (Gén. 11:31-12:4). El propósito de Dios al darles  la tierra  a Israel no era simplemente que la poseyeran. Dios los estaba atrayendo a sí mismo (Éxo. 19:4). Dios quería que vivieran en una tierra donde pudieran disfrutar de una relación íntima con él sin ningún obstáculo, y donde también darían testimonio al mundo de quién era el Dios verdadero y lo que le ofrecía a su pueblo. Al igual que el sábado de la Creación, la tierra de Canaán era un marco que posibilitaba tener una relación íntima con su Redentor y disfrutar de su bondad. En Deuteronomio 12:1 al 14, el Señor le dijo al pueblo que este entraría en el reposo,  no  meramente  cuando  entrara  en  la  tierra,  sino  cuando  hubiera  depurado la tierra de la idolatría. Después de eso, Dios les mostraría, a los escogidos, un lugar donde él moraría entre ellos. Lee  Éxodo  20:8 al 11 y  Deuteronomio  5:12  al  15. ¿Qué dos  cosas conmemora el descanso sabático y cómo se relacionan entre sí? Dios vinculó el sábado de la Creación con la liberación de Egipto. Instruyó a Israel para que observara el sábado como un monumento conmemorativo de la Creación y de su redención de Egipto. La Creación y la Redención están consagradas en el mandamiento del sábado. Así como no nos creamos a nosotros  mismos,  tampoco  podemos  redimirnos.  Es  una  obra  que  solo  Dios  puede hacer, y al descansar reconocemos nuestra dependencia de él, no solo para la existencia sino también para la salvación. La observancia del sábado es una expresión poderosa de la salvación únicamente por fe. ¿Cómo  puede  ayudarnos  la  observancia  del  sábado  a  comprender  nuestra  completa  dependencia de Dios, no  solo para la  existencia, sino también  para la salvación?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 23 ene. 2022 
 «¡Nunca me cansaré!» 

 «Oren también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del evangelio, por el cual soy embajador en cadenas». Efesios 6: 19-20, DHH 

  LAS PALABRAS DE NUESTRO TEXTO de hoy las escribió el apóstol Pablo mientras estaba preso en Roma, alrededor del año 62 d. C., siendo Nerón el emperador. ¿Qué pide el valiente guerrero a sus hermanos efesios? Les pide que oren por él; quiere recibir el poder de Dios, de modo que pueda proclamar valerosamente el nombre de Jesucristo.

¿No es esto asombroso? No pide que oren por su liberación. Tampoco pide que oren para que mejoren las condiciones en el lugar donde está recluido. ¡Nada de eso! Pide a sus hermanos que oren para que él pueda proclamar el nombre de Cristo «sin ningún temor» (Efe. 6:20, RVC), como conviene a un «embajador en cadenas».

Lo que el apóstol está diciendo es que no había en este mundo circunstancia alguna que le pudiera impedir hablar de Cristo. ¡Porque en la misma cárcel improvisó un púlpito! Y desde ese púlpito improvisado dio a conocer «el misterio de la piedad»; «Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria» (1 Tim. 3:16).

Los resultados no se hicieron esperar, como lo indican sus palabras a los filipenses: «Hermanos-les dice--, quiero que sepan que, en realidad, lo que me ha pasado ha contribuido al avance del evangelio. Es más, se ha hecho evidente a toda la guardia del palacio y a todos los demás que estoy encadenado por causa de Cristo» (Fil. 1: 12-13, NVI). ¡Qué interesante! ¡Hasta los integrantes de la guardia imperial llegaron a saber de Cristo y de su plan de salvación!

Hay aquí una hermosa lección para nosotros, que ilustra bien un relato que cuenta el pastor H. M. S. Richards. Dice él que a un niño, de nombre Guillermo, lo hospitalizaron para extraerle un pedazo de hueso de un brazo. La operación fue todo un éxito, después de varios días el niño se recuperó. Antes de ser dado de alta, Guillermito pidió hablar con el doctor que lo había operado.

— ¿Querías hablar conmigo? Le preguntó el cirujano a Guillermito.

En lugar de responder, Guillermito alzó su brazo todo lo que pudo, hasta alcanzar el hombro del cirujano. Luego, con su rostro radiante de felicidad, dijo:

-Nunca me cansaré de hablarle de usted a mi mamá.*

¡Así habla un corazón agradecido! Por esa razón el apóstol Pablo nunca se cansó de hablar de su Salvador, cualesquiera fueran sus circunstancias. Y por esa misma razón yo también digo hoy: «Bendito Salvador, nunca me cansaré de hablar de ti».

Amado Jesús, no importa dónde me encuentre, o cuáles sean mis circunstancias, nunca me cansaré de decir que siempre serás mi mayor tesoro.

*H. M. S. Richards, «The Promises of God», en Review and Herald, 2003, p. 224.

sábado, 22 de enero de 2022

Lección 5: Para el 29 de enero de 2022 JESÚS, EL DADOR DEL DESCANSO Sábado 22 de enero

Lección  5:  Para el 29 de enero de 2022 JESÚS, EL DADOR DEL DESCANSO Sábado 22 de enero LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:  Génesis  15:13–21;  Hebreos  3:12–19; 4:6–11; 4:1, 3, 5, 10; Deuteronomio 5:12–15; Hebreos 4:8–11. PARA  MEMORIZAR:  “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Heb. 4:9). Hebreos 1 y 2 se centraron en la entronización de Jesús como Gobernante y Libertador del pueblo de Dios. Hebreos 3 y 4 presentan a Jesús como el que nos brindará descanso. Esta progresión tiene sentido una vez que recordamos que el pacto davídico prometía que Dios les daría “descanso” de sus enemigos al Rey  prometido  y  a  su  pueblo (2  Sam.  7:10,  11).  Este  descanso  está  disponible  para nosotros ahora que Jesús está sentado a la diestra de Dios. Hebreos describe el descanso como un descanso que pertenece a Dios y como un descanso sabático (Heb. 4:1-11). Dios hizo que este descanso, que era suyo, estuviera disponible para Adán y Eva. El primer sábado fue la experiencia de la perfección con aquel que hizo posible esa perfección. Dios también promete un descanso sabático porque la verdadera observancia del sábado materializa la promesa de que Dios restituirá esa perfección. Cuando guardamos el sábado, recordamos que Dios hizo una provisión perfecta para nosotros cuando creó el mundo y cuando lo redimió en la Cruz. Sin embargo, la verdadera observancia del sábado es más que un acto de conmemoración. Es un anticipo, en este mundo imperfecto, del futuro que Dios ha  prometido.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 22 ene. 2022 
 Perteneces a Dios 

 «¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños». 1 Corintios 6: 19, NVI 

  UNO DE MIS RELATOS FAVORITOS de toda la Biblia tiene como protagonista al apóstol Pablo cuando navegaba rumbo a Italia para comparecer ante el César. Un centurión de nombre Julio representaba a la autoridad romana y la nave trasportaba a unas 276 personas.

Según el relato de Lucas, la nave se desplazaba bajo una suave brisa cuando, repentinamente, se desató un viento huracanado procedente de Creta. La tempestad embistió con tal fuerza a la nave que los marineros nada pudieron hacer, excepto dejarse arrastrar hacia donde los vientos los llevaran. Pasaron varios días sin que pudieran ver el sol ni las estrellas, y la situación se tornó tan crítica que en un momento dado tuvieron que arrojar al mar la carga con el fin de aligerar la nave.

Ya habían pasado catorce días en medio del agitado mar cuando el apóstol Pablo, poniéndose de pie, se dirigió a los descorazonados viajeros. ¿Qué les dijo, en un momento en el que toda esperanza de salvación se había extinguido?

«Esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, y me ha dicho: “Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César, además, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo”. Por tanto, tened buen ánimo, porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho"» (Hech. 27: 23-25).

«El Dios de quien soy y a quien sirvo». ¡Qué declaración tan poderosa! Recordemos que Pablo era uno de los prisioneros a bordo. ¿Y qué dice este «prisionero»? Dice: «Soy de Dios y sirvo a Dios. Y ese Dios a quien obedecen los vientos me ha comunicado por medio de su ángel que ninguno de ustedes va a morir. Por lo tanto, ¡anímense!».

¿Sabes lo que más me gusta de este relato? Que tú y yo también podemos, en este instante, decir como Pablo: «Soy de Dios, y sirvo a Dios».

Sea que sople la brisa fresca, o que nos golpee la tempestad, pertenecemos a Dios por creación y redención. Esta es la base de nuestra identidad. Además, servimos a Dios. Este es nuestro mayor privilegio. Un privilegio que ningún poder en esta tierra nos puede arrebatar.

¿Se puede pedir más?

Padre, hoy te doy gracias porque te pertenezco, y porque es mi privilegio servirte. No importa cuán difíciles o desalentadoras parezcan las circunstancias que me rodeen hoy, que en todo momento yo pueda abrigar la convicción de que estás conmigo, y de que no hay en esta vida un privilegio que se compare con el gozo de servirte.

viernes, 21 de enero de 2022

Lección 4 | Viernes 21 de enero PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Lección 4  | Viernes 21 de enero PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Hebreos 2:13 contiene las palabras de Jesús a su Padre, hablando de sus hermanos: “He aquí, yo y los hijos que Dios me dio”. Patrick Gray sugiere que aquí se describe  a Jesús como el Guardián de sus hermanos.  El sistema romano de tutela  impuberum  determinaba  que,  a  la  muerte  del  padre,  “un  tutor,  a  menudo un hermano mayor, se hacía responsable del cuidado de los hijos menores y de su herencia hasta que alcanzaban la mayoría de edad, aumentando así el deber natural del hermano mayor de cuidar a sus hermanos menores” (Godly  Fear: The  Epistle  to  the  Hebrews  and  Greco-Roman  Critiques  of  Superstition,  p.  126). Esto explica por qué  Hebreos alude a nosotros como los hermanos  de Jesús y como sus hijos. Como nuestro hermano mayor, Jesús es nuestro Tutor, nuestro Guardián y  Protector.  “Cristo vino a la Tierra tomando la humanidad y presentándose como Representante del hombre para mostrar que, en el conflicto con Satanás, el hombre tal como Dios lo creó, unido con el Padre y el Hijo, podía obedecer todos los requerimientos  divinos”  (MS  1:309). “En su vida y sus lecciones, Cristo dio un ejemplo perfecto del ministerio abnegado que tiene su origen en Dios. Dios no vive para sí. Al crear el mundo y al sostener todas las cosas, está  sirviendo constantemente a otros. Él ‘hace salir su sol  sobre malos  y buenos, y [...]  hace llover sobre justos e injustos’  (Mat. 5:45). Este ideal de ministerio fue confiado por Dios a su Hijo. Jesús fue dado para que estuviese a la cabeza de la humanidad, con el fin de que por su ejemplo pudiese enseñar lo que significa servir. Toda su vida fue regida por una ley de servicio. Sirvió  a todos, ministró  a todos” (DTG  604).  PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1.  Hebreos nos dice que Jesús se convirtió en nuestro Hermano para salvarnos. Piensa en lo que eso significa en términos de lo que Dios hizo para salvarnos.  ¿Por  qué,  entonces,  sería  un  error  tan  trágico  darle  la  espalda a esta asombrosa realidad? 2.  ¿Por qué es importante para nosotros que Jesús no haya nacido “vendido al  pecado”  como  nosotros (Rom. 7:14)? Piensa en  Moisés  y  por qué era importante para los israelitas que él no fuera un esclavo como ellos. La historia de Moisés, de alguna manera, ¿cómo nos ayuda a comprender lo que Jesús ha hecho por nosotros? 3.  Reflexiona en el papel del sufrimiento en nuestra vida. ¿Por qué nunca debemos pensar que el sufrimiento, en sí mismo, es bueno, aunque a veces pueda salir algo bueno de él?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 21 ene. 2022 
 «El Salmo de Lutero» 

 «Estad quietos y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra». Salmos 46: 10 

  «EL SALMO DE LUTERO». Así llaman algunos eruditos al Salmo 46, porque en él se basó el gran reformador para escribir su conocido himno «Castillo fuerte».*

De John Wesley se dice que, antes de morir, durante toda la noche repitió el versículo siete del Salmo 46: «¡Jehová de los ejércitos está con nosotros! ¡Nuestro refugio es el Dios de Jacob!». Y, según el libro Profetas y reyes, muchos siglos antes los israelitas cantaron este salmo cuando, en tiempos de Josafat, Dios los guio en una contundente victoria sobre los moabitas y amonitas (cap. 15, p. 134).

¿Qué hay en el Salmo 46 para que a él hayan acudido los creyentes en busca de seguridad a través de las edades? Si lo lees desde su inicio, notarás que la primera imagen que transmite es de turbulencia: la tierra se agita, las aguas se turban y tiemblan los collados. ¿Dónde encontrar seguridad en medio de tanta agitación? El Salmo responde: «Dios es nuestro amparo y fortaleza» (vers. 1), «nuestro refugio es el Dios de Jacob» (vers. 7, 11). Por lo tanto, hemos de «estar quietos» y conocer al Dios que es digno de ser exaltado entre las naciones (vers. 10). ¿Pero, cómo estar quietos» cuando alrededor hay tanta conmoción?

El caso es que la expresión «estar quietos» no significa aquí «cruzarse de brazos», sin hacer otra cosa. Más bien quiere decir «desistir», «dejar tranquilo», «entregarse».** Lo que este Salmo nos está diciendo en nuestro texto de hoy es que en medio del caos reinante en el mundo, y de lo agitada que pueda estar nuestra vida, hemos de permitir que Dios sea nuestro refugio. ¡Dejemos que sea nuestro Dios! Algo así como si el Señor nos estuviera diciendo: «Entrégame tus preocupaciones y tus cargas, pues solo en mí puedes encontrar la paz y la seguridad que tu corazón anhela».

¿Hay conmoción en tu vida ahora mismo? La buena noticia es que el Dios poderoso, refugio en tiempo de angustia, es también un Dios personal, que quiere que lo conozcamos como el Padre amante que él es.

Esta es, por lo tanto, mí propuesta para ti: ¿Qué tal si, comenzando hoy, te propones en la quietud del amanecer, cuando todas las demás voces están acalladas, oír la voz de Dios hablando a tu corazón?

Dios de Jacob, gracias porque eres, no solo mi refugio en tiempo de angustia, sino también mi Consejero y Amigo en tiempos de paz. Comenzando hoy, resuelvo tener un encuentro personal contigo en la quietud del amanecer. Quiero conocer más y más del Dios que es exaltado entre las naciones.

*Comentario bíblico adventista, 1, 3, p. 752. **Ibid., p. 754.

jueves, 20 de enero de 2022

Jueves 20 de enero EL HERMANO COMO MODELO

Jueves 20 de enero EL HERMANO COMO MODELO Otra razón por la que Jesús adoptó nuestra naturaleza humana y vivió entre nosotros es para poder ser nuestro Ejemplo, el único que podría ser un modelo para nosotros en cuanto a la manera correcta de vivir ante Dios. Lee Hebreos 12:1  al  4.  Según el apóstol,  ¿cómo  debemos correr la  carrera de la vida cristiana? En este pasaje, Jesús es la culminación de una larga lista de personajes que el apóstol ofrece como ejemplos de fe. Este pasaje define a Jesús como “el autor y consumador de la fe”. La palabra griega archēgos (“autor”,  “iniciador”)  también se puede traducir como  “pionero”. Jesús es el pionero de  la carrera en el sentido de que él corre delante de los creyentes. De hecho, Hebreos 6:20 dice que Jesús es nuestro “precursor”. La palabra “consumador”, o “perfeccionador” (NVI), da la  idea  de  que  Jesús  había  mostrado  fe  en  Dios  en  la  forma  más  pura  posible. Este  pasaje  enseña  que  Jesús  es  el  primero  en  correr  nuestra  carrera  con  éxito y que él es quien perfeccionó el arte de vivir por la fe. Hebreos 2:13 dice: “Y otra vez: Yo confiaré en él. Y de nuevo: He aquí, yo y los hijos que Dios me dio”. Lo que ocurre aquí es que Jesús dijo que pondría su confianza en Dios. Esta referencia es una alusión a Isaías 8:17 y 18. Isaías pronunció estas palabras frente a una terrible amenaza de invasión de Israel –el Reino del Norte– y Siria (Isa. 7:1, 2). Su fe desentonaba con la falta de fe de Acaz, el rey (2 Rey. 16:5-18). Dios había exhortado a Acaz a que confiara en  él y  a que  pidiera una  señal  de que  lo liberaría (Isa.  7:1-11).  Dios ya  le había prometido, como hijo de David, que protegería a Acaz como a su propio hijo. Ahora, Dios amablemente le ofreció a Acaz confirmar esa promesa con una señal. Sin embargo, Acaz se negó a pedir una señal y, en cambio, envió mensajeros a Tiglat-pileser, rey de Asiria, diciendo: “Yo soy tu siervo y tu hijo” (2 Rey. 16:7). ¡Qué triste! Acaz prefirió ser “hijo” de Tiglat-pileser antes que de Dios. Sin  embargo, Jesús puso su confianza en Dios y en su promesa de que pondrá a sus enemigos debajo de sus pies (Heb. 1:13; 10:12, 13). Dios nos ha hecho la misma promesa a nosotros, y debemos creerle, tal como lo hizo Jesús (Rom. 16:20). ¿De  qué  otro  modo  podemos  aprender  a  poner  nuestra  confianza  en  Dios  si  no es tomando decisiones diarias que reflejen esta confianza? ¿Cuál es la próxima decisión importante que debes tomar y cómo puedes asegurarte de que esta revele tu confianza en Dios?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 20 ene. 2022 
 Número dos 

 «Es necesario que él crezca, y que yo disminuya». Juan 3:30 

  EN UNA CULTURA COMO LA NUESTRA, en la que casi se idolatra al ganador y se subestima al perdedor, ¿a quién podría agradarle ser el número dos pudiendo ser el número uno?

Seamos sinceros, a nadie le gusta el segundo lugar. Los aplausos se los lleva el número uno, y las multitudes, por lo general, siguen al ganador, no al perdedor. Por estas razones, siempre que pienso en el ejemplo de Juan el Bautista, no puedo evitar sentir una gran admiración hacia este héroe de la fe.

Según se desprende del relato bíblico, el ministerio de Juan el Bautista atrajo tantos seguidores que, en un momento dado, la gente llegó a preguntarse si él era el Cristo (ver Luc. 3:15). De hecho, de acuerdo al libro El Deseado de todas las gentes, «su influencia sobre la nación había sido mayor que la de sus gobernantes, sacerdotes o príncipes» (cap. 18, p. 155). ¿Podemos imaginar lo que habría ocurrido si Juan hubiera declarado ser el Mesías? Sin lugar a dudas, multitudes lo habrían seguido, pero los resultados habrían sido desastrosos.

Doy gracias a Dios porque Juan el Bautista sabía no solo quién era él, sino especialmente quién no era. Él sabía que no era el Cristo, sino uno enviado delante del Mesías para prepararle el camino (ver Juan 3:28, Mat. 3:3). Y también estaba consciente de que no era el Esposo, sino el amigo del Esposo (Juan 3: 29). Y, precisamente porque sabía quién no era, pudo decir con referencia al Señor Jesucristo: «Es necesario que él crezca, y que yo disminuya» (Juan 3: 30). ¡Esto es grandeza en su máxima expresión! La grandeza de un hombre que no tuvo problemas en ocupar el segundo lugar.

¿Quieres ser grande? Descubre cuál es tu lugar en la viña del Señor, y ocúpalo. Conoce cuál es tu misión, y cúmplela. Por sobre todo, cualquiera sea la obra que realices, hazla fielmente y para la gloria de Dios, sin preocuparte por ser el número uno ante la vista de los demás. A fin de cuentas, ¿cuál es la razón de ser de nuestra vida: ser número uno o esforzarnos para que Cristo sea el número uno?

Haz de Cristo el centro y, al igual que el Bautista, serás llamado grande en el reino de los cielos.

Padre celestial, ayúdame hoy y siempre a dar a Cristo el primer lugar, pues solo él es digno de honra y gloria. Además, destierra de mi corazón esa tendencia tan poderosa de querer ocupar siempre los primeros lugares, de esperar el aplauso y el reconocimiento de los demás. Al igual que Juan el Bautista, que mi mayor gozo sea cumplir mi obra de un modo tal que Cristo sea glorificado.

miércoles, 19 de enero de 2022

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 miércoles, 19 ene. 2022 
 ¿Qué está escribiendo tu agenda? 

 «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien». Génesis 50:20, RVC 

  NO SE PODRÍA CULPAR A JOSÉ, el hijo de Jacob, si durante años pensó que sus hermanos habían «escrito su agenda» al venderlo a una caravana de ismaelitas que iba rumbo a Egipto.

Por cuánto tiempo estos recuerdos hirieron el corazón de José, no lo sabemos, pero cabe imaginar que su mundo tiene que haber sido muy pequeño; porque siempre es muy pequeño el mundo de quien se mueve solo dentro de los estrechos límites de sus circunstancias. Si solo vivo para lamentar lo malo que la gente me dice y me hace, si solo me muevo dentro del caprichoso ámbito de los dimes y diretes, al final otros terminarán escribiendo mi agenda.

No habían sido sus hermanos, sino los propósitos de Dios, los que habían llevado a José a Egipto. «Fue el plan de Dios —escribió Elena G. White que por medio de José fuera introducida en Egipto la religión de la Biblia. Este fiel testigo debía representar a Cristo en la corte de los reyes» (Desde el corazón, 2012, p. 262).

¿Cómo sabemos que José entendió que Egipto formaba parte del propósito de Dios? Porque eso fue lo que él mismo dijo a sus hermanos cuando les reveló su identidad: «Yo soy José, su hermano, el que ustedes vendieron a Egipto. Pero no se pongan tristes, ni lamenten el haberme vendido, porque Dios me envío aquí, delante de ustedes, para preservarles la vida» (Gén. 45:4-5, RVC; Cf. 45:7-8; 50:20).

Y cuando dijo: «Fue Dios quien me envió», pronunció una de las verdades más poderosas en la historia de la humanidad; a saber, que el propósito de nuestra vida no está en las manos de ningún poder terrenal -ya se trate de los gobernantes de las naciones, de los dirigentes de la comunidad, o de los jefes en el trabajo, sino en las manos del Dios soberano del universo.

Como bien lo expresa Walter Brueggemann, durante años la vida de José no fue más que la suma de sus pequeños temores, sus pequeños rencores y sus pequeños amores. Hasta el glorioso día en que se vio a sí mismo como parte de un plan tan grande como el Dios de los cielos. **

¿Es tu vida la simple suma de tus pequeños temores, tus pequeños rencores, tus pequeños amores? Por la gracia divina, muévete al siguiente nivel: el de los elevados propósitos de Dios para sus hijos en una hora como esta.

Santo Espíritu, capacítame para que, más allá de las pequeñeces del diario vivir, mis ojos puedan contemplar tu gran propósito para mi vida.

*Walter Brueggemann, The Threat of Life, Fortress Press, 1996, p. 12.

martes, 18 de enero de 2022

Martes 18 de enero CARNE Y SANGRE COMO NOSOTROS

Martes 18 de enero CARNE Y SANGRE COMO NOSOTROS Hebreos dice que Jesús adoptó nuestra naturaleza humana para poder representarnos y morir por nosotros (Heb. 2:9, 14–16; 10:5–10). Este es el fundamento del plan de salvación y nuestra única esperanza de vida eterna. Lee Mateo 16:17; Gálatas 1:16; 1 Corintios 15:50; y Efesios 6:12. ¿Con qué deficiencias de la naturaleza humana relacionan estos pasajes la expresión “carne y sangre”? La expresión “carne y sangre” enfatiza la fragilidad de la condición humana, su debilidad (Efe. 6:12), falta de entendimiento (Mat. 16:17; Gál. 1:16) y la subyugación a la muerte (1 Cor. 15:50). Hebreos dice que Jesús fue hecho como sus hermanos “en todo” (Heb. 2:17). Esta expresión significa que Jesús se hizo completamente humano. Jesús no simplemente “parecía” humano; era verdaderamente humano, realmente uno de nosotros. No obstante, Hebreos también afirma que Jesús era diferente de nosotros con respecto al pecado. En primer lugar, Jesús no cometió ningún pecado (Heb. 4:15).  En  segundo  lugar,  Jesús  tenía  una  naturaleza  humana  que  era  “sant[a], inocente, sin mancha, apartad[a] de los pecadores” (Heb. 7:26). Nosotros tenemos tendencias al mal. Nuestra esclavitud al pecado comienza en lo más profundo de nuestra propia naturaleza. Somos “carnal[es], vendido[s] al pecado” (Rom. 7:14; ver también Rom. 7:15-20). El orgullo y otras motivaciones pecaminosas contaminan hasta nuestras buenas acciones. No obstante, la naturaleza de Jesús no estaba ensombrecida por el pecado. Así tenía que ser. Si Jesús hubiera sido “carnal, vendido al pecado”, como nosotros, también habría necesitado un Salvador. En cambio, Jesús vino como Salvador y se ofreció a sí mismo como sacrificio “sin mancha” a Dios en nuestro favor (Heb. 7:26-28; 9:14). Luego Jesús destruyó el poder del diablo al morir por nuestros pecados como la ofrenda inmaculada, y así logró nuestro perdón y reconciliación con Dios (Heb. 2:14-17). Jesús también destruyó el poder del pecado al darnos poder para vivir una vida justa a través del cumplimiento de la promesa del Nuevo Pacto de escribir la Ley en nuestro corazón (Heb. 8:10). Así, Jesús ha derrotado al enemigo y efectivamente nos ha liberado para que ahora podamos “servir al Dios viviente” (Heb. 9:14, DHH). Mientras, la destrucción final de Satanás ocurrirá en el Juicio Final (Apoc. 20:1-3, 10). Dado  que tenemos la  promesa de  la victoria a  través  de Jesús,  ¿por qué muchos de nosotros todavía caemos en pecado? ¿Estamos haciendo algo mal? Y más aún, ¿cómo podemos empezar a vivir a la altura del elevado llamamiento que tenemos en  Cristo?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 18 ene. 2022 
 ¿Contento en toda situación? 

 «He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación». Filipenses 4: 11, RV1960 

  CUANDO EL APÓSTOL PABLO insistió, en su carta a los filipenses que estuvieran siempre alegres, se encontraba encarcelado en una prisión romana. No porque hubiera cometido algún crimen, sino por haber predicado el nombre de Jesucristo (ver Fil. 1: 12-14). ¿Cómo puede alguien que está injustamente recluido en prisión hablar de regocijarse y, más extraño aún, decir a otros que también se regocijen?

El hecho no es solamente que Pablo está en prisión, sino que está en peligro de ser condenado a muerte en cualquier momento. ¿Y él habla de alegrarse? Lo más interesante es que en la Epístola a los Filipenses el apóstol menciona palabras tales como «gozo» y «regocijarse» unas 16 veces. ¿De dónde saca el apóstol ese buen ánimo en circunstancias tan desfavorables?

He aquí su respuesta: «He aprendido a contentarme –escribe Pablo-, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil. 4: 11-13).

Lo que Pablo está diciendo aquí es que, independientemente de cuál fuera su situación, «no era él quien tenía que hacer frente a las circunstancias, sino Cristo que vivía en él».* Por eso habla de gozo, no de felicidad. Recordemos que la felicidad depende de circunstancias externas —-dinero, fama, placeres—, que pueden desaparecer en un instante, mientras que el gozo que el apóstol experimentaba era producto del amor de Dios, que nadie le podía quitar.

¿Cómo logró el apóstol alcanzar este ideal? Dos palabras clave del texto anterior (Fil. 4: 10-13) vienen a nuestro auxilio. Una es «aprender». En medio de sus duras pruebas, Pablo aprendió a desarrollar la convicción de que, bajo ninguna circunstancia, Cristo lo dejaría solo. La otra palabra clave es «contentarse». En el griego de entonces significaba «suficiencia propia». Los filósofos estoicos la usaban para indicar «el estado de la mente en el que un ser humano es absolutamente independiente de todas las cosas». ** Pero en lugar de «suficiencia propia», Pablo aquí le da el sentido de «suficiencia en Cristo». ¡Una gran diferencia!

Sea que al momento de leer estas líneas estés enfrentando duras pruebas, o que tu vida esté libre de luchas, recuerda que todo eso puede cambiar en un segundo. No así con el amor de Cristo. Eso nada ni nadie te lo puede quitar. Por lo tanto, cualquiera sea tu situación, «regocíjate en el Señor». ¡Todo lo puedes en Cristo que te da las fuerzas!

Padre celestial, cualquiera sea mi situación hoy, quiero regocijarme en Jesús, mi Señor. Que en medio de mis pruebas yo pueda creer que todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

*Comentario bíblico adventista, t. 7, p. 183. **William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians, The Westminster Press, 1975, p. 84.

lunes, 17 de enero de 2022

Lección 4 | Lunes 17 de enero NO SE AVERGÜENZA DE LLAMARLOS HERMANOS

Lección 4  | Lunes 17 de enero NO SE AVERGÜENZA DE LLAMARLOS HERMANOS Hebreos dice que Jesús no se avergonzó de llamarnos hermanos (Heb. 2:11). A pesar de ser uno con Dios, Jesús nos acogió como parte de su familia. Esta solidaridad contrasta con la vergüenza pública que sufrían los lectores de Hebreos en sus comunidades (Heb. 10:33). Lee Hebreos 11:24 al 26. Las decisiones de Moisés, ¿de qué manera ejemplifican lo que Jesús hizo por nosotros? ¿Te imaginas lo que significó que a Moisés lo llamaran “hijo de la hija de Faraón”?  Era  una  figura  poderosa  en el  imperio  más  poderoso  de  la época.  Recibió la más elevada formación civil y militar, y llegó a ser un personaje notable. Esteban dice que Moisés era “poderoso en sus palabras y obras” (Hech. 7:22). Elena de White también dice que él era “el favorito del ejército egipcio” y que el faraón “había decidido hacer de su nieto adoptivo el sucesor del trono” (ver PP  250). Sin embargo, Moisés abandonó todos estos privilegios cuando decidió identificarse con los israelitas, una nación esclava sin educación ni poder. Lee Mateo 10:32 y 33; 2 Timoteo 1:8 y 12; y Hebreos 13:12 al 15. ¿Qué nos pide  Dios? Esto era parte  del problema para  los lectores de  Hebreos. Después de sufrir persecución y rechazo, muchos de ellos comenzaron a avergonzarse de Jesús. Por sus acciones, algunos corrían peligro de exponer a Jesús “a la vergüenza pública” en lugar de honrarlo (Heb. 6:6). Por lo  tanto, Pablo  constantemente llama a  los lectores a “retener” la “profesión” de su fe (Heb. 4:14; 10:23). Dios quiere que reconozcamos a Jesús como nuestro Dios y nuestro hermano. Como Redentor, Jesús ha pagado nuestra deuda; como hermano, Jesús nos ha mostrado la manera en que debemos vivir para que seamos “hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Rom. 8:29). Piensa por un momento en la decisión que Jesús tuvo que tomar para adoptarnos como “hermanos”.  ¿Por  qué  la  decisión  de  Jesús  fue  mucho  más  condescendiente que la de Moisés? ¿Qué nos enseña esto sobre el amor de Dios por nosotros?

Matutina para Adultos 17/01/2022

Nuestro maravilloso Dios
lunes, 17 ene. 2022
Seguir creyendo

«Mientras él Jesús aún hablaba, vinieron de casa del alto dignatario de la sinagoga, diciendo: "Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas más al Maestro?"». Marcos 5:35

«MIENTRAS HAY VIDA HAY ESPERANZA», escribió Cicerón, el renombradoorador romano. Pero, de acuerdo a nuestro texto para hoy, la hija de Jairo, el jefe de la sinagoga, ya había muerto. ¿Para qué seguir importunando al Maestro?

Temprano, ese mismo día, Jairo había salido en busca de Jesús y, al encontrarlo, de rodillas le había rogado que sanara a su niña, su hija única, de apenas doce años (Luc. 8: 42). El solo hecho de pedir ayuda al Señor revela lo desesperado que Jairo estaba, porque para ese entonces ya los fariseos habían comenzado <a tramar con los herodianos como matar a Jesús» (Mar. 3:6, NVI). Se habían confabulado porque, en sábado, Jesús había sanado en la sinagoga a un hombre que tenía una mano paralizada (Mar. 3:1-6). ¡Y Jairo era, precisamente, un alto dignatario de una sinagoga!

Arriesgando su elevada posición en la comunidad, Jairo acudió a Jesús. Pero justo cuando Jesús se dirigía a casa de Jairo, lo detuvo el toque de una mujer que padecía de una hemorragia de sangre (Mar. 5:25-34). No sabemos cuánto tiempo demoró el Señor atendiendo a la mujer enferma, pero en algún momento de esos preciosos minutos, la niña murió. ¿Y ahora qué podía hacer Jairo? Él había acudido a Jesús para que sanara a su niña enferma, no para que la resucitara.

-Tu hija ha muerto dijeron los mensajeros. Todavía repercuten en su mente esas palabras, cuando escucha la voz de Jesús: -No temas, cree solamente -le dice el Señor.

Según se desprende del tiempo verbal en griego, lo que el Señor le dice es: «Sigue creyendo».* Ya Jairo había mostrado fe al acudir a Jesús, pero ahora debía seguir creyendo. Dice el relato que cuando llegaron a la casa de Jairo, Jesús «entró a donde estaba la niña, la tomó de la mano y le dijo: “Talita cum (que significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!)"». Entonces «la niña se levantó en seguida [...], y todos se llenaron de asombro» (vers. 40-42, NVI).

¿Alguna lección para nosotros? ¡Por cierto que sí! Esa lección la señala Warren W. Wiersbe cuando escribe que cuando a nuestro alrededor el mundo parezca desplomarse, todo lo que hemos de hacer es aferrarnos a las promesas de Dios.**

O sea, ¡seguir creyendo, a pesar de todas las evidencias en contra!

Querido Jesús, cuando todo a mí alrededor esté colapsando, y parezca que mis oraciones no tienen respuesta, ayúdame a seguir creyendo en tus preciosas promesas.

*Leon Morris, The Gospel According to St. Luke, William B. Eerdmans, 1979, p. 161. ** Warren W. Wiersbe, Wiersbe Expository Outlines of the New Testulinert, Victor, 1992, p. 115

domingo, 16 de enero de 2022

Domingo 16 de enero EL HERMANO COMO REDENTOR

Domingo 16 de enero EL HERMANO COMO REDENTOR Lee Levítico 25:25 al 27 y 47 al 49. ¿Quién podía redimir a una persona que había perdido su propiedad o su libertad a causa de la pobreza? La ley de Moisés estipulaba que cuando una persona era tan pobre que tenía que vender  su propiedad,  o  incluso a  sí  misma,  para  sobrevivir,  recibiría  esa propiedad o su libertad cada cincuenta años, en el año del jubileo. El año jubilar era un gran año sabático en el que se perdonaban las deudas, se reclamaban las propiedades y se proclamaba la libertad a los cautivos. Sin embargo, cincuenta años era mucho tiempo de espera. Por eso, la Ley de Moisés también estipulaba que el pariente más cercano podía pagar la parte que aún se debía, y así rescatar a su pariente mucho antes. El familiar más cercano era también quien garantizaba que se hiciera justicia en caso de asesinato. Él era el vengador de la sangre que perseguiría al asesino de su pariente cercano y lo castigaría (Núm. 35:9-15). Lee Hebreos 2:14 al 16. ¿Cómo se describe a Jesús y a nosotros en este pasaje? Este pasaje nos describe como esclavos del diablo, pero a Jesús como nuestro Redentor. Cuando Adán pecó, la humanidad cayó bajo el poder de Satanás. Como resultado, no teníamos el poder de resistir el pecado (Rom. 7:14-24). Peor aún, nuestra transgresión requería una pena de muerte, que no podíamos pagar (Rom. 6:23). Por lo tanto, nuestra situación aparentemente era desesperada. Sin embargo, Jesús adoptó nuestra naturaleza humana y se hizo de carne y hueso como nosotros. Se convirtió en nuestro pariente más cercano y nos redimió. No se avergonzó de llamarnos “hermanos” (Heb. 2:11). Paradójicamente, al tomar nuestra naturaleza y redimirnos, Jesús también reveló su naturaleza divina. En el Antiguo Testamento, el verdadero redentor de Israel, su pariente más cercano, es Yahvé (p. ej., Sal. 19:14; Isa. 41:14; 43:14; 44:22; Jer. 31:11; Ose. 13:14). ¿De qué maneras puedes aprender a experimentar más profundamente esta estrecha cercanía de Cristo? ¿Por qué tener esta experiencia es tan importante para tu  fe?

Matutina para Adultos 16/01/2022

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 16 ene. 2022 
 Mis «veinticinco centavos» de esfuerzo 

 «Mi Dios suplirá todo lo que les falte, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús». Filipenses 4: 19, RVC 

  TODOS LOS MARTES en la mañana el pastor Larry Yeagley les contaba una historia a los niños de la escuela de la iglesia. Uno de esos días, después de concluir el relato, ya se iba cuando se encontró en el pasillo con Cristina, una niña de primer grado, que estaba llorando por haber llegado tarde a la escuela.

¡Me perdí la historia! ¡Me perdí la historia! -decía.

No llores, Cristina - le dijo cariñosamente el pastor. Hablaré con la maestra para que me permita contarte la historia solo a ti, mañana temprano.

A la mañana siguiente, ahí estaba Cristina, esperando. Entonces, con mucho amor, el pastor Yeagley le contó el mismo relato del día anterior. Al final, cuando el pastor se dirigía hacia su auto, la vocecita de la niña lo detuvo.

-Pastor, ¡espere! ¡Por favor, espere! —gritaba la niña, mientras corría hacia el pastor.

Cuando lo alcanzó, la niña colocó en manos del pastor una moneda de veinticinco centavos.

—Pastor, quiero que guarde esto para usted -le dijo.

Cuenta el pastor Yeagley que, por momentos, consideró la posibilidad de no aceptar la moneda. Ese era el dinero de su merienda y, probablemente, todo lo que tenía. Pero el regalo era también la expresión de su corazón agradecido. ¿Cómo podría rechazarlo? Al final, la aceptó y, de inmediato, fue a la cafetería para pagar por la merienda de Cristina. «Siempre he conservado aquellos veinticinco centavos —escribe Yeagley— como recuerdo de mi sacrificada y agradecida amiguita». *

Esos centavitos también nos recuerdan que, no importa cuán pequeños e insignificantes puedan parecer nuestros esfuerzos para agradar a nuestro Padre celestial, él los acepta como lo mejor que podemos hacer, y suple lo que falta, tal como lo declara nuestro texto de hoy y la siguiente cita:

«Cuando está en el corazón el deseo de obedecer a Dios, cuando se hacen esfuerzos con ese fin, Jesús acepta ese esfuerzo como el mejor servicio del hombre, y suple la deficiencia con sus propios méritos divinos».—- Mensajes selectos, t. 1, cap. 60, p. 448.

Gracias, Jesucristo, porque aceptas mis «veinticinco centavos» de esfuerzo para agradarte y obedecerte. Sobre todo, gracias porque suples mis deficiencias con tus propios méritos santos. ¿Qué puedo decir, si no que eres un maravilloso Salvador?

*Larry Yeagley; La dádiva divina del perdón, APIA, 2003, p. 53.

sábado, 15 de enero de 2022

Lección 4: Para el 22 de enero de 2022 JESÚS, NUESTRO HERMANO FIEL

Lección  4:  Para el 22 de enero de 2022 JESÚS, NUESTRO HERMANO FIEL Sábado 15 de enero LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Levítico 25:25–27; Hebreos 2:14–16; 11:24–26; 1 Corintios 15:50; Hebreos 5:8, 9; 12:1–4. PARA  MEMORIZAR: “Así  que,  por  cuanto  los  hijos  participaron  de  carne  y  sangre,  él  también  participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Heb. 2:14). Hebreos 1 habla de Jesús como el Hijo de  Dios,  el Gobernante de  los ángeles, y “el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es” (Heb. 1:3, NVI). En Hebreos 2, Jesús es el Hijo del Hombre, que fue hecho inferior a los ángeles y que adoptó la naturaleza humana con toda su fragilidad, aun hasta el punto de la muerte (Heb. 2:7). En Hebreos 1, Dios dice acerca de Jesús: “Mi Hijo eres tú” (Heb. 1:5). En Hebreos 2, Jesús, al referirse a los hijos de los seres humanos, dice que son sus “hermanos”  (Heb.  2:12). En Hebreos 1, el Padre declara la soberanía divina del Hijo (Heb. 1:8-12). En Hebreos 2, el Hijo manifiesta su fidelidad al Padre (Heb. 2:13). En Hebreos 1, Jesús es el divino Señor, Creador, Sustentador y Soberano. En Hebreos 2, Jesús es el Sumo Sacerdote humano, misericordioso y fiel. En resumen, la descripción de Jesús como un hermano fiel y misericordioso se ve representada en la descripción del Hijo como la máxima manifestación del eterno Dios creador (Heb. 1:1-4).

Matutina para Adultos 15/01/2022

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 15 ene. 2022 
 ¿Para quién trabajas? 

 «Que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios». 1 Corintios 4: 1, RV1995 

  ¿TE HAS PREGUNTADO ALGUNA VEZ de dónde saco Moisés la paciencia necesaria para soportar las rebeldías del pueblo de Israel en su peregrinación a través del desierto? La mejor respuesta que conozco la leí en un relato que narra Harold S. Kushner.*

Cuenta Kushner que un día se propuso visitar a varios miembros de su congregación que estaban hospitalizados. Para poder cumplir con este deber, decidió cancelar un paseo con su familia. Cuando fue al hospital, resultó que dos de los enfermos habían sido dados de alta; otros dos estaban dormidos y él no quiso despertarlos; otro tenía el cuarto lleno de familiares y amigos, y él no quiso importunarlos. Solo pudo hablar con uno de ellos, pero esta persona lo que hizo fue quejarse de sus dolores y culpar a Dios por sus achaques.

Desanimado por lo que consideraba una tarde perdida, el rabino caminaba por los predios adyacentes al hospital cuando fue sorprendido por el saludo de un vigilante. El hombre estaba cuidando lo que parecía ser un edificio abandonado. Movido por la curiosidad, el rabino le preguntó por qué estaba vigilando un edificio en esa condición de abandono. El hombre le respondió que su trabajo consistía en asegurarse de que nadie robara las pocas cosas de valor que todavía quedaban. Entonces el vigilante, al ver al rabino vestido de traje y corbata, en un domingo por la tarde, también sintió curiosidad.

-Y usted, ¿para quién trabaja?

Ya el rabino iba a responder, cuando cayó en cuenta de las implicaciones de la pregunta «¿Para quién trabaja usted?». Entonces, sacó de su billetera una tarjeta de presentación y, mientras la entregaba al vigilante, le dijo: Amigo, aquí está mi número telefónico. Por favor, llámeme cada lunes en la mañana y pregúnteme: «¿Para quién trabaja usted?». Prometo pagarle cinco dólares por cada llamada.

Según Kushner, este fue el secreto de Moisés: En medio de las pruebas más severas que un dirigente haya podido enfrentar, Moisés nunca olvidó que trabajaba para Dios; por lo tanto, nunca dudo de que la presencia de Dios siempre lo acompañaría.

¿Te ha elegido la Junta de la Iglesia para un cargo este año? Recuerda que trabajas para Dios. ¿Eres parte de alguna oficina o institución denominacional? Recuerda que trabajas para Dios. ¿Se te ha encomendado una obra especial de testificación en tu familia, en tu vecindario, en tu lugar de trabajo? Recuerda que trabajas para Dios. También recuerda que, no importa las pruebas que tengas que enfrentar, es a Dios a quien sirves y que él nunca te abandonará.

Padre, ayúdame a recordar hoy y siempre que no hay mayor honor en este mundo que ser un servidor del Señor Jesucristo.

*Harold S. Kushner. Overcoming Life s Disappointments, Anchor Books, 2006, pp. 30-31.

En el principio

En el principio Dios creó... El libro del Génesis nos relata la creación, después de 6 días literales de trabajar en ella, nuestro Creador decide bendecir,  santificar y descansar el 7mo Día y así establecerlo como un conmemorativo de su soberanía y poder creador. La humanidad conoce este día como Sábado, último día en los calendarios antiguos. Pero la palabra de Dios advierte que este día iba a ser alterado por un poder político religioso que intentaría cambiar los tiempos y la ley. Daniel 7:25 

Sábado es día de descanso. Lo es en la práctica y lo es en la etimología.

Su origen remoto está en el hebreo šabbat, que era el día de descanso de los judíos. El significado de esa palabra era simplemente eso: ‘descanso’.

Antes de uzarse en el castellano, pasó por un par de etapas intermedias. Desde el hebreo se introdujo en el griego con la forma sábbaton y a través de esta lengua llegó al latín del cristianismo como sabbatum.

Así fue como consiguió desplazar al antiguo día de Saturno (dies Saturni), del que todavía queda memoria en el inglés Saturday.

La evolución desde el hebreo al castellano, resumida, queda así:

(1) šabbat > sábbaton > sabbatum > sábado

Aunque pueda parecer muy diferente, el castellano sábado tiene el mismo origen que el francés samedi y el alemán Samstag. Estas dos formas, a su vez, tienen más en común de lo que parece. Ambas dan testimonio de otra rama de la evolución desde el hebreo. Para empezar, las dos incorporan la palabra día:

(2) same-di

(3) Sams-tag

Lo segundo que las une es que proceden de una versión popular del griego sábbaton:

(4) sámbaton

De ahí debió de salir una forma latina sambatum.

Sábado constituye un hermoso ejemplo de cómo, en cuanto empezamos a excavar desde la superficie, comprobamos que es mucho lo que une al vocabulario de las lenguas europeas, incluso cuando no lo parece a simple vista.

Qué es Shabat:
SÁBADO. La palabra sábado viene de la palabra hebrea שבת (sabbath). Su sentido original es descanso, y no un nombre de día de la semana ...

Shabat es el ritual de descanso semanal de los creyentes del Judaísmo. El día de descanso semanal shabat hace referencia al día de descanso después de los seis días de trabajo para la creación del mundo, según el libro de Génesis de la Biblia.

La palabra shabat, sabbat o shabbat proviene de la raíz hebrea compuesta por los consonantes shin, vet y tat y del verbo shavát que significa “poner fin”, “cesar” o “parar”.

El shabat se fija para el día sábado donde es una orden de Dios descansar. El shabat es un día destinado para reunirse en familia ya que no se permite estar muy lejos de casa para reposar y también una forma de recordar que todos somos iguales porque según el shabat toda la creación, sea de animales o humanos, deben descansar un día para adorar al Dios de la creación.

El shabat tiene varias costumbres para mantener un ambiente de “descanso y santidad”. Algunas de ellas son:

Cultos de adoración, Preparación de comidas especiales y el banquete de shabat, Uso de vestimentas especiales, Uso de utensilios especiales, Concentración en la elevación espiritual, algunos se deleitan en el ayuno, Estudio de la lectura semanal bíblica.

De la palabra shabat deriva el conocido término “sabático”

 que se refiere a un período de tiempo en que la persona se dedica meramente a sus intereses personales sin obligaciones laborales o académicas.

La Palabra de Dios es muy enfática sobre la observancia de este día, en Éxodo 20:8-13 deja claro que es especial para que la humanidad pueda tener una relación personal con Dios.

En el Libro de Ezequiel 20:20 nos dice que reposar este día es una señal distintiva entre Dios y su pueblo.

En Isaías 56:6 nos dice que es para toda persona sin distinción de raza o credo.

Y en El nuevo testamento conseguimos una cita clave sobre este día, en el libro de Hebreos capítulo 4 se enfatiza que desobedecer este mandato es señal de rebeldía y nos puede traer consecuencias nefastas.

El día de reposo será observado en los tiempos de la eternidad Isaías 66:22-23

Lección 11 | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA

Lección 11  | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA Lee Romanos 15:4 y 5. ¿Qué encontramos en estos versículos? Normalmente nos im...