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jueves, 31 de marzo de 2022

Lección 1 | Jueves 31 de marzo EL DEBER DE LA HUMANIDAD

Lección 1  | Jueves 31 de marzo EL DEBER DE LA HUMANIDAD En cuanto Dios creó al primer hombre, le ofreció tres regalos: el Jardín del Edén (Gén. 2:8), alimento (Gén. 2:16) y la mujer (Gén. 2:22). Lee Génesis 2:15 al 17. ¿Cuál es el deber del hombre hacia la Creación y hacia Dios? ¿Cómo se relacionan estos dos deberes entre sí? El primer deber del hombre se refiere al medio ambiente natural en el que Dios lo ha puesto: “cultivar[lo] y cuidar[lo]” (Gén. 2:15, NVI). El verbo ‘avad, “cultivar”, alude al trabajo. No es suficiente recibir un regalo. Tenemos que trabajar en él y hacerlo fructífero, una lección que Jesús repetirá en su parábola de los talentos (Mat. 25:14-30). El verbo shamar,  “cuidar”,  implica  la  responsabilidad de  preservar  lo  recibido. El segundo deber se refiere al alimento. Debemos recordar que Dios se lo dio a la humanidad (ver Gén. 1:29). Dios también le dijo: “Puedes comer libremente” (Gén. 2:16, NTV). Los seres humanos no crearon los árboles ni la comida que hay en ellos. Fueron un regalo, un regalo misericordioso. Pero aquí también hay un mandamiento: debían recibir y disfrutar del generoso regalo de Dios “de todo árbol”. Sin embargo, como parte de esta gracia, Dios agrega una restricción. No deben comer de un árbol en concreto. Disfrutar sin ninguna restricción te conducirá a la muerte. Este principio estuvo desde el mismo Jardín del Edén y, en cierto sentido, ese mismo principio existe hoy. El tercer deber del hombre concierne a la mujer, el tercer regalo de Dios: “Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer” (Gén. 2:24). Esta declaración extraordinaria es una expresión poderosa que resalta la responsabilidad humana hacia el pacto conyugal y el propósito de ser “una sola carne”; es decir, una sola persona (comparar con Mat. 19:7-9). La razón por la que es el hombre (y no la mujer) quien debería dejar a sus padres puede tener que ver con el uso genérico bíblico del masculino; por eso, el mandato quizá se aplique también a la mujer. De todos modos, el vínculo del matrimonio, aunque es un regalo de Dios, conlleva una responsabilidad humana una vez que se ha recibido el regalo, una responsabilidad que deben cumplir f ielmente tanto el hombre como la mujer. Piensa en todo lo que Dios te dio. ¿Cuáles son tus responsabilidades con lo que recibiste?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 31 mar. 2022 
 «Vaya con Dios» 

 «Quédense tranquilos, que el Señor peleará por ustedes». Éxodo 14:14 (RVC) 

  ¿TE HA OCURRIDO QUE, CUANDO TODO TE SALE MAL, a veces culpas a Dios?

Eso era precisamente lo que Margie estaba haciendo mientras conducía su automóvil. Su padre, un médico, estaba luchando contra los devastadores efectos de un cáncer pancreático. Pocos días antes, su madre había fallecido mientras dormía. Además, el banco estaba amenazando con abrir un juicio hipotecario que podría resultar en la pérdida de su casa. Y para colmo de males, su matrimonio estaba a punto de colapsar. Absorta estaba Margie en sus pensamientos cuando divisó por el retrovisor las luces de un patrullero.

—¿Me muestra por favor su licencia y el registro de su auto? Usted estaba manejando a 65 millas por hora en una zona donde la velocidad permitida es de 45.

Después de dar una rápida mirada a la licencia, el oficial repentinamente cambió el curso de la conversación.

—¿Es usted la hija del Dr. Littell?

-Así es respondió Margie-. Me dirigía a su casa para cuidarlo esta noche.

—En ese caso no puedo aplicarle la multa —respondió el oficial, El Dr. Littell atendió a mi madre durante el parto que me trajo a este mundo. Vaya con Dios.

Margie no se fue de inmediato. Permaneció dentro de su auto, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Había estado descargando su ira contra Dios por todo lo malo que estaba sucediendo en su vida, pero ahora, por medio del oficial, Dios parecía estar hablando a su corazón.

Margie se acordó entonces de la señora Stimpson, una ancianita que sí tenía buenas razones para quejarse y, sin embargo, no lo hacía. El esposo de la señora Stimpson estaba muriendo lentamente como producto del cáncer, su hija había muerto en un accidente automovilístico, su nieto estaba en la cárcel, y ella misma caminaba encorvada por los estragos de la artritis. ¿Cómo podía la señora Stimpson lidiar con tantos problemas sin quejarse? Un día Margie se lo preguntó. Con una amplia sonrisa, mientras seguía caminando con su cuerpo encorvado, ella respondió: «Éxodo 14: 14», nuestro texto de hoy.

¿Cómo terminó la experiencia de ese día? Recostando su cabeza del timón de su auto, Margie oro: «Perdóname Señor. Y gracias porque en todo esto has estado conmigo».

Margie luego escribió lo que en su opinión fue la lección que aprendió ese día: «Justo cuando mi bote estaba a punto de hundirse [...] pude escuchar la voz de Dios hablando a mi corazón: «Estad quietos y conoced que yo soy Dios» (Sal. 46:10).*

Padre amado, gracias porque en las buenas y en las malas siempre estás conmigo. 

*Margie Littell Ulrich, «When the Waves Were High and My Boat Was Small», en Adventist Review, 8 de noviembre de 2007, pp. 22-24.

miércoles, 30 de marzo de 2022

Miércoles 30 de marzo LA CREACIÓN DE LA HUMANIDAD

Miércoles 30 de marzo LA CREACIÓN DE LA HUMANIDAD La creación de la humanidad es el último acto de creación de Dios, al menos en el relato del Génesis. Los seres humanos son la culminación de toda la Creación terrenal, el propósito para el cual fue hecha la Tierra. Lee Génesis 1:26 al 29; y 2:7. ¿Cuál es la conexión entre estas dos versiones diferentes respecto de la creación de la humanidad? Una de las declaraciones más audaces de la Biblia es que Dios ha creado a los seres humanos a su imagen. Solamente los seres humanos fueron creados a imagen de Dios. Aunque “hizo Dios animales de la tierra según su género” (Gén. 1:25), “creó Dios al hombre a su imagen” (Gén. 1:27). Esta fórmula a menudo se ha limitado a la naturaleza espiritual de los seres humanos, que se interpreta en el sentido de que la “imagen de Dios” significa solo la función administrativa de representar a Dios, o la función espiritual de la relación con Dios o de unos con  otros. Si bien estas interpretaciones son correctas, no incluyen la importante realidad física de esta creación. Por cierto, ambas dimensiones están incluidas en las dos palabras, “imagen” y “semejanza”, que describen este proceso en Génesis 1:26. Mientras que la palabra hebrea tsélem, “imagen”, se refiere a la forma concreta del cuerpo físico, la palabra demut, “semejanza”, se refiere a cualidades abstractas que son comparables con la Persona divina. Por lo tanto, la noción hebrea de la “imagen de Dios” debe entenderse en el sentido integral de la visión bíblica de la naturaleza humana. El texto bíblico afirma que los seres humanos (hombres y mujeres) fueron creados a imagen de Dios tanto física como espiritualmente. Como comenta claramente Elena de White: “Cuando Adán salió  de las manos del Creador, llevaba en su naturaleza física, mental y espiritual la semejanza de su Hacedor” (Ed  15). De hecho, esta interpretación integral de la imagen de Dios, incluido el cuerpo físico, se reafirma en el otro relato de la Creación, que dice que “fue el hombre un ser viviente” (Gén. 2:7); literalmente, “un alma viviente” (néfesh), como resultado de dos intervenciones divinas: Dios “formó” y Dios “sopló”. Fíjate que el “aliento” a menudo hace referencia a la dimensión espiritual, pero también está estrechamente relacionado con la capacidad biológica de respirar, la dimensión del hombre que fue “form[ada ...] del polvo de la tierra”. Es el “soplo de  vida” (RVA); es decir, soplo (espiritual) y vida (física). Luego Dios llevará a cabo una tercera intervención, esta vez para crear a la mujer del cuerpo del hombre (Gén. 2:21, 22), una forma de enfatizar que ella es de la misma naturaleza que el hombre

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 miércoles, 30 mar. 2022 
 El adventista «ateo» 

 «El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor». 1 Juan 4:8 

  ¿TE HA SUCEDIDO ALGUNA VEZ QUE, cuando lo menos que deseas es hablar, se sienta a tu lado alguien que precisamente lo que quiere es hablar? Creo que a todos nos ha ocurrido. Por esa razón me identifiqué con Neale Schofield en la experiencia que vivió mientras viajaba por avión desde Auckland a Sídney, Australia.* Cuenta él que ese día se sentía tan cansado que lo único que quería era dormir. Entonces, (ya usted lo puede imaginar) a su lado se sentó alguien que tenía otros planes.

-Hola, mi nombre es Lucas y soy estudiante de Geología de la Universidad de Sídney. ¿Cuál es tu nombre y a qué te dedicas?

«¡Oh, no!», pensó Neale. «¡Esto es lo único que me faltaba!». Sin mucho ánimo, se identificó y mencionó que trabajaba para una institución de la iglesia adventista del séptimo día.

-Yo soy ateo -dijo Lucas—. ¿En qué se diferencia tu iglesia de las demás?

La pregunta dejó pensando a Neale. ¿Le hablaría del cuarto mandamiento? ¿De la segunda venida de Cristo?

-Nosotros también somos ateos —respondió Neale.

—¡Qué! —exclamó Lucas, casi saltando del asiento. ¿Cómo es eso?

-Primero háblame tú del Dios en que no crees —sugirió Neale.

-¿Cómo puedo hablarte de Dios si ni siquiera creo que existe? —replicó Lucas.

-Entiendo, pero supongo que tendrás alguna imagen mental, una idea.

--Está bien —replicó Lucas—. Es grande y poderoso, no le importa mucho lo que pasa y, para ser honesto, creo que es más bien cruel.

-¡A eso me refiero, Lucas! —respondió Neale—. Yo tampoco creo en ese Dios. Ahora permiteme hablarte del Dios en quien yo creo.

Cuenta Neal Schofield, que durante una buena parte del vuelo le habló a Lucas del Dios en que tú y yo creemos. Del Dios que nos creó con la libertad de confiar en él o dudar de él, de aceptarlo o rechazarlo, de amarlo o ignorarlo. Del Dios que, por amor a ti y a mí, estuvo dispuesto a morir en la cruz del Calvario.

—-¡Nunca había oído hablar de un Dios así! —alcanzó a decir Lucas.

¿Cuántos hay que, como Lucas, nunca han oído hablar de nuestro amante Padre celestial? Qué bueno sería que hoy al menos una persona escuchara de nuestro maravilloso Dios. Como bien lo dijo alguien, tú y yo somos la única «Biblia» que algunos leerán durante toda su vida.

Señor, que mi testimonio hoy revele a otros la clasede Dios que eres: un maravilloso y amante Padre celestial.

*Neale Schofield, «Adventist Atheist», en Record, 29 de septiembre de 2012, p. 13.

martes, 29 de marzo de 2022

Lección 1 | Martes 29 de marzo EL SÁBADO

Lección 1  | Martes 29 de marzo EL SÁBADO Lee Génesis 2:2 y 3; y Éxodo 20:8 al 11. ¿Por qué el día de reposo se relaciona con la Creación? ¿Cómo afecta esta conexión la forma en que guardamos el  sábado? Precisamente porque “acabó Dios” sus obras de Creación, instituyó el sábado. Por lo tanto, el sábado es la expresión de nuestra fe en que Dios terminó su obra en ese momento, y que la consideró “buena en gran manera”. Guardar el sábado es unirnos a Dios en el reconocimiento del valor y la belleza de su Creación. Nosotros podemos  descansar de nuestras obras así como Dios descansó de las suyas. Guardar el sábado significa decir sí a la Creación “buena en gran manera” de Dios, que incluye nuestro cuerpo físico. Contrariamente a algunas creencias antiguas (y modernas), no hay nada en las Escrituras –ni el Antiguo Testamento ni el Nuevo Testamento– que denigre el cuerpo como malo. Ese es un concepto pagano, no bíblico. Al contrario, los que guardan el sábado están agradecidos por la Creación de Dios, que incluye su carne, y por eso pueden disfrutar de la Creación y la cuidan. El sábado, que marca el primer “fin” de la historia de la humanidad, es también una señal de esperanza para la humanidad sufriente y para el mundo que gime. Es interesante que la frase “acabó la obra” reaparezca al final de la construcción del Santuario (Éxo. 40:33), y nuevamente al final de la construcción del Templo de Salomón (1 Rey. 7:40, 51); ambos eran lugares donde se enseñaba la lección del evangelio y la salvación. Después de la Caída, el sábado, al final de la semana, señala el milagro de la salvación, que tendrá lugar únicamente mediante el milagro de una nueva Creación (Isa. 65:17; Apoc. 21:1). El sábado es una señal, al final de nuestra semana humana, de que el sufrimiento y las pruebas de este mundo también terminarán. Por eso Jesús eligió el sábado como el día más apropiado para sanar a los enfermos (Luc. 13:13-16). Contrariamente a las tradiciones a las que los dirigentes se aferraban, mediante las sanaciones sabáticas Jesús le hizo ver al pueblo, y a nosotros, el momento en que todo dolor, todo sufrimiento, toda muerte, habrá terminado, que es la conclusión definitiva del proceso de salvación. Por lo tanto, cada sábado nos señala la esperanza de la Redención. Al descansar en el día de reposo, ¿cómo experimentamos el descanso y la salvación que tenemos en Jesús ahora y que, en última instancia, se cumplirá en la creación del cielo nuevo y la Tierra Nueva?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 29 mar. 2022 
 ¡Hijos de Dios! 

 «Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: "¡Abba, Padre!"». Romanos 8: 14-15 

  SEGÚN NUESTRO TEXTO PARA HOY, ¿qué maravillosas experiencias viven los que son guiados por el Espíritu? Al menos tres: somos hijos de Dios, ya no necesitamos vivir en temor y podemos llamar a Dios «Padre».

Ahora bien, ¿cómo puede una persona que ha vivido «conforme a los designios de la carne», y «en enemistad contra Dios» (ver Rom. 8:7; Sant. 4: 4), ser objeto de un trato tan especial cuando se arrepiente y confiesa que Cristo es su Salvador? El apóstol Pablo echa mano de una figura familiar en el Imperio romano -la adopción- para ilustrar la nueva relación del creyente con Dios.

Según escribe F. F. Bruce, en el primer siglo de la era cristiana un hijo adoptivo tenía todos los derechos de un hijo biológico, y «era escogido de una manera deliberada por su padre adoptivo para que perpetuara su nombre y heredara sus bienes materiales». * En otras palabras, el adoptado pasaba a formar parte de su nueva familia, como hijo legítimo.

Sin embargo, los derechos y privilegios no terminaban ahí. Si en su nueva familia ya había hijos, el adoptado se convertía en coheredero con ellos. Más impresionante aún era el hecho de que la vida pasada del adoptado era «borrada». Si, por ejemplo, tenía deudas, eran perdonadas. Ante los ojos de la ley, literalmente comenzaba una nueva vida. **

Lo que el apóstol nos está diciendo aquí es que cuando tú y yo aceptamos a Cristo, de hijos de las tinieblas pasamos a ser hijos de la luz; es decir, con nuestro pasado pecaminoso borrado, con Dios como nuestro Padre, y con derecho a disfrutar de todas las riquezas de Cristo, «nuestro Hermano mayor». ¿No es esto maravilloso?

Hoy el Espíritu quiere recordarte que, no importa cuán pecadora haya sido tu vida pasada, ahora eres parte de la familia de Dios. ¡Perteneces a él! ¿Por qué seguir entonces viviendo como huérfano? Por otra parte, ¿por qué seguir alimentando temor por aquellas cosas que no puedes controlar? Deja tu vida y todo lo que más amas en las manos de Dios y, con todo el derecho que te da el ser su hijo, su hija, di al igual que Jesús: ¡Abba, Padre!

Gracias, Santo Espíritu por recordarnos que ya no somos siervos. Ayúdanos a vivir siempre como lo que somos: hijos redimidos por la sangre del Cordero, miembros de la familia de Dios.

*F. F. Bruce, The Epistle of Paul to the Romans. Tyndale New Testament Commentaries, Inter-Varsity Press, 1983, p. 166.

** William Barclay, The Letter to the Romans, The Westminster John Knox Press, 1975, p. 106.

lunes, 28 de marzo de 2022

Lunes 28 de marzo LA CREACIÓN

Lunes 28 de marzo LA CREACIÓN Lee Génesis 1:4, 10, 12, 18, 21, 25, 31; y 2:1 al 3. ¿Cuál es el significado del estribillo “era buena/o” en el primer relato de la Creación? ¿Cuál es la lección implícita que alberga el final de la Creación (Gén. 2:1-3)? A cada paso del relato de la Creación, Dios evalúa su obra como tov,  “buena”. Generalmente se entiende que este adjetivo significa que la obra de creación de Dios fue exitosa y que la observación de Dios de que “era buena” significa que “funcionó”. La luz iluminaba (Gén. 1:4). Las plantas daban frutos (Gén. 1:12), y así  sucesivamente. Pero esta palabra se refería a algo más que a la eficiencia de una función. La Biblia también utiliza la palabra hebrea tov  para  expresar  una  apreciación estética de algo hermoso (Gén. 24:16). También se usa en contraste con el mal (Gén. 2:9), que se asocia con la muerte (Gén. 2:17). La frase “era bueno” significa que la Creación estaba funcionando bien, que era hermosa y perfecta, y que no había maldad en ella. El mundo “todavía no era” como nuestro mundo, afectado por el pecado y la muerte, una idea que se destaca en la introducción del segundo relato de la Creación (ver Gén. 2:5). Esta descripción de la Creación contradice radicalmente las teorías de la evolución, que afirman dogmáticamente que el mundo se fue configurando progresivamente mediante una sucesión de acontecimientos accidentales, aleatorios, partiendo de una condición inferior a una superior. En contraste, el autor bíblico afirma que Dios creó el mundo en forma intencional y repentina (Gén. 1:1). No hubo nada casual ni azaroso en nada de eso. El mundo no surgió por sí solo, sino solo como resultado de la voluntad y la palabra de Dios (Gén. 1:3). El verbo bará’, “crear”, traducido en Génesis 1 como en el principio “creó” Dios los cielos y la Tierra, aparece solo con Dios como sujeto, y denota brusquedad: Dijo Dios, y fue así. El texto de la Creación nos informa que “todo” se hizo en aquel entonces (Gén. 1:31), y que el mismo Creador consideró que todo era “bueno en gran manera” (Gén. 1:31). Génesis 1:1 declara el evento en sí, la creación del cielo y la Tierra; y Génesis 2:1 declara que el evento terminó. Y todo se completó, incluyendo el sábado, en siete días. ¿Por qué la idea de miles de millones de años de evolución anula por completo la historia de la Creación del Génesis? ¿Por qué estas dos posturas son incompatibles en todo sentido?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 lunes, 28 mar. 2022 
 «Padre nuestro...» 

 «Vosotros, pues, oraréis así: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre"». Mateo 6:9 

  DICE LA ESCRITURA que un día Jesús estaba orando en cierto lugar cuando llegaron sus discípulos. Al parecer, escucharon al menos parte de la oración porque uno de ellos le dijo: «Señor, enséñanos a orar» (Luc. 11:1). Acto seguido, Jesús repitió el Padrenuestro.

¿Cuál fue la intención del Señor al darnos la oración modelo? ¿Dejarnos una «fórmula», para repetir por los siglos sin fin? La respuesta es un contundente no. Basta leer los versículos que siguen en la versión que Lucas da del Padrenuestro para saber qué se proponía el Señor: «¿Qué padre de vosotros, preguntó Jesús, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?» (Luc. 11:11-12).

Claramente, su intención fue comunicarnos la solemne verdad de que somos hijos de un Padre celestial cuyo corazón palpita de gozo cada vez que nos acercamos a él; un Padre cuyo amor no tenemos que ganarnos porque él ya nos ama. ¿Qué nos recuerda la oración modelo, cuando la repetimos? Leámoslo en palabras de William Barclay*

Cuando oramos: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu Reino...», estamos reconociendo que el Rey que gobierna en todo el universo es también nuestro Padre celestial; y que, por ser nuestro Padre y Rey, le debemos respeto y obediencia. Cuando decimos: «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy», estamos pidiendo que, como nuestro Padre que es, supla nuestras necesidades físicas del presente. Al orar: «Perdónanos nuestras deudas», estamos admitiendo que solo él puede borrar nuestras faltas; es decir, nuestro pecaminoso pasado. Y, finalmente, cuando pedimos: «No nos metas en tentación, sino líbranos del mal», estamos, de manera implícita, colocando nuestro futuro en sus manos.

No, no es una «fórmula» para memorizar lo que Jesús nos dejó en el Padrenuestro. Es una manera poderosa de indicarnos que nada tenemos que temer porque nuestra vida presente, pasado, futuro—, está en las manos de nuestro amante Padre celestial. Es también una cariñosa invitación a acercarnos confiadamente a su trono porque el Rey, que también es nuestro Padre, nos va a dar un trato digno de lo que somos: sus hijos amados.

¿Se puede pedir más? El Dios infinito, Creador de los cielos y la tierra, es nuestro Padre celestial. ¡Esto es más de lo que creíamos merecer! ¡Más de lo que alguna vez pudimos imaginar!

Gracias, Rey de los cielos y la tierra porque eres mi Padre celestial. Confiadamente, en tus manos coloco mi presente, mi pasado y mi futuro, de hecho, mi vida entera. ¿Quién mejor que tú podrá cuidar de mí?

*William Barclay, The Plain Man Looks at the Lord's Prayer, Fontana Books, 1964, p. 30

domingo, 27 de marzo de 2022

Lección 1 | Domingo 27 de marzo EL DIOS DE LA CREACIÓN

Lección 1  | Domingo 27 de marzo EL DIOS DE LA CREACIÓN Lee Salmo 100:1 al 3. ¿Cuál es la respuesta humana al Dios de la Creación y por qué? En Génesis 1, el primer mensaje del relato de la Creación es “Dios”. Ya lo escuchamos en la traducción: “En el principio creó Dios” (Gén. 1:1). En la primera línea (Gén. 1:1), la palabra “Dios” se ubica en el medio del versículo y la destaca el acento más fuerte en el canto litúrgico tradicional, para enfatizar la importancia de Dios. Así que, el texto de la Creación comienza con un énfasis en Dios, el Autor de la Creación. A decir verdad, el libro del Génesis comienza con dos presentaciones diferentes de Dios. El primer relato de la Creación (Gén. 1:1–2:4) presenta a Dios como infinitamente alejado de la humanidad, el Dios trascendente, Elohim, cuyo nombre habla de la supremacía de Dios. El nombre Elohim denota preeminencia y fuerza, y el uso de la forma plural de la palabra Elohim  expresa la idea de majestad y trascendencia. El segundo relato de la Creación (Gén. 2:4-25) presenta a Dios como cercano y personal, el Dios inmanente, YHWH, cuyo nombre muchos creen que denota cercanía y relación. Por ende, el texto de la Creación en su conjunto es un llamado implícito a adorar a Dios; en primer lugar, a ser conscientes de la grandeza y el poder infinitos de Dios, y al mismo tiempo reconocer nuestra dependencia de él porque él nos creó, “y no nosotros a nosotros mismos” (Sal. 100:3). Por eso, muchos de los Salmos a menudo asocian la adoración con la Creación (Sal. 95:1–6; 139:13, 14 [comparar con Apoc. 14:7]). Esta doble visión de un Dios que es majestuoso y poderoso, y a la vez también es cercano, amoroso y tiene un vínculo con nosotros, contiene un aspecto importante sobre cómo debemos dirigirnos a Dios al adorarlo. El sobrecogimiento y la reverencia van de la mano con el gozo y la seguridad de la proximidad, el perdón y el amor de Dios (ver Sal. 2:11). Incluso la secuencia de las dos presentaciones de Dios es notable: la experiencia de la proximidad de Dios y la intimidad de su presencia viene a continuación de la experiencia de la distancia de Dios. Solo cuando nos hayamos dado cuenta de que Dios es grande, podremos apreciar su gracia y disfrutar, estremecidos, de su maravillosa y amorosa presencia en nuestra vida. Medita sobre el vasto poder de Dios, que sostiene el cosmos y, no obstante, puede estar tan cerca de cada uno de nosotros. ¿Por qué esta verdad es tan asombrosa?

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Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 27 mar. 2022 
 Como el maná, nuevo cada mañana 

 «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre. [...] De su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia». Juan 1: 14, 16 

  «GRACIA SOBRE GRACIA». ¿Qué quiso decir el apóstol Juan cuando, al hablar de la plenitud de Cristo, añadió la expresión gracia sobre gracia?

Para entenderla, hay que considerar primero el significado de una palabra que el apóstol usa en el mismo versículo. Se trata del término pleroma, que en griego significa, básicamente, «plenitud». Es la misma palabra que el apóstol Pablo usa en varios de sus escritos, por ejemplo en Colosenses 2, cuando dice, refiriéndose a Cristo, que «al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas» (Col. 1: 19-20).

¿En qué consiste, entonces, esa «plenitud» que mora en Cristo? La plenitud de Dios; todo lo que Dios es, eso es Cristo. Para decirlo en palabras del erudito William Barclay, en Jesús mora «la totalidad de la sabiduría, el poder y el amor de Dios»; es decir, todos los atributos de la Deidad.*

De la plenitud de Cristo, escribe el apóstol Juan, «recibimos todos». ¿Cómo recibimos esa «plenitud»? Juan dice que la recibimos «gracia sobre gracia». En opinión de A. T. Robertson, la idea literalmente significa «la gracia tomando el lugar de la gracia», como si se tratara de un intercambio; «al igual que el maná, fresco cada mañana; (recibimos) nueva gracia para el nuevo día».**

«Al igual que el maná». ¡Así es como recibimos su gracia! En Cristo, tenemos a nuestra disposición los abundantes recursos del cielo —la sabiduría, el poder y el amor de Dios de la misma manera que el pueblo de Israel, durante su peregrinar por el desierto, cada mañana recibía maná. Es decir, alimento espiritual abundante, sin falta, y de la mejor calidad.

Lo que esto significa, en términos prácticos, ¡es que para hoy hay suficiente maná! ¡Y también para mañana! Gracias a Cristo, tenemos a nuestra disposición los abundantes recursos del cielo, porque de su plenitud recibimos todos, «gracia sobre gracia».

Apreciado amigo, querida amiga, para enfrentar los desafíos de hoy, y los de mañana (cuando lleguen), Dios te dice: «Bástate mi gracia» (2 Cor. 12: 9). ¿No es esto maravilloso?

Alabo, tu nombre, Padre, porque en Cristo encuentro «misericordia y [...] gracia para el oportuno socorro», no solo para hoy, ¡también para mañana, y para cada día que me des de vida!

*William Barclay, The Gospel of John, vol. 1, ed. rev., The Westminster Press, 1975, p. 71.

**A. T. Robertson, Word Pictures in the New Testament, edición resumida, Holman Bible Publishers, 2000, p. 187.

sábado, 26 de marzo de 2022

Lección 1: Para el 2 de abril de 2022 LA CREACIÓN Sábado 26 de marzo

Lección  1:  Para el 2 de abril de 2022 LA CREACIÓN Sábado 26 de marzo LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 100:1–3; Génesis 1–2; Éxodo 20:8–11; 40:33; Mateo 25:14–30; 19:7–9. PARA  MEMORIZAR:  “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Gén. 1:1). El libro de Génesis y, por lo tanto, la Biblia en general comienza con los actos de creación de Dios. Este hecho es muy importante porque significa que nuestra creación marca el comienzo de la historia humana y la bíblica. Esta verdad también implica que la historia de la Creación del Génesis tiene la misma veracidad histórica que otros acontecimientos de la historia humana y bíblica. Los dos pasajes de la Creación en Génesis 1 y 2 contienen lecciones sobre Dios y la humanidad. Al estudiar esta semana, comprenderemos mejor el profundo significado del sábado, el día de reposo. Reflexionaremos sobre el acto de Dios de crear a los seres humanos del polvo y a su imagen. Quedaremos cautivados por el propósito del árbol del conocimiento del bien y del mal, y por su conexión con el árbol de la vida. La lección más importante de las historias bíblicas de los comienzos es sobre la gracia. Nuestra existencia es pura y exclusivamente un acto de gracia. Dios creó los cielos y la Tierra cuando la humanidad aún no estaba presente. Al igual que nuestra creación, nuestra redención es también un regalo de Dios. Y, cuán profundo es que ambos conceptos, Creación y Redención, se encuentren en el mandamiento del sábado.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 26 mar. 2022 
 ¿Optimismo o esperanza? 

 «Nada hay imposible para Dios». Lucas 1:37 

  ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE EL OPTIMISMO Y LA ESPERANZA? En opinión de Lewis Smedes, el optimismo depende de las evidencias para mantenerse vivo. Lo que esto significa es que muere cuando esas evidencias ya no dan base para ver las cosas en su aspecto más favorable. En cambio, la esperanza especialmente la esperanza cristiana—, no depende de las evidencias ni de los hechos tangibles para mantenerse viva, porque mediante la fe se apoya en las promesas de Dios. ¿No es acaso la fe «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve»? (Heb. 11: 1).*

¿Ves la diferencia? ¿Qué habría sido de Abraham si, cuando Dios le prometió que sería padre de multitudes, hubiera dependido de su optimismo? En tal caso, hoy no sería llamado «el padre de la fe»; porque el optimismo se alimenta de las evidencias, y para ese entonces todas las evidencias señalaban en su contra: Sara, su esposa, ya había pasado la edad fértil, y él mismo tenía unos cien años.

Abraham necesitaba, por lo tanto, un punto de apoyo más sólido; y ese punto de apoyo lo encontró en las promesas de Dios, ¿Qué le había prometido Dios? «Haré de ti una nación grande» (Gén. 12:2). «De cierto volveré a ti el próximo año, y para entonces Sara, tu mujer, tendrá un hijo» (18: 10). ¿Y cuál fue la respuesta del patriarca? Aunque «eran viejos, de edad avanzada» (vers. 11), Abraham esperó «contra toda esperanza» (Rom. 4: 18). Cuando Dios le hizo la promesa, Abraham «no vacilo como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido» (vers. 20-21, NVI). El resultado fue que, precisamente en el tiempo anunciado, nació el hijo prometido.

Y tú, ¿estás pasando ahora mismo por una situación muy difícil? ¿Tan difícil que se podría decir que se necesita un milagro de Dios para resolverla? Si este es tu caso, entonces más que alimentar tu optimismo, te animo a esperar en Dios; a poner tu esperanza en las promesas de su Palabra, y a esperar que, si es su voluntad, ¡él hará ese milagro!

¿No fue, acaso, un milagro lo que Dios hizo por Abraham y Sara? ¿Por qué no podría hacer un milagro también por ti?

«¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!» (Sal. 42: 5, NVI).

* Lewis Smedes, Keeping Hope Alive, Thomas Nelson, 1998, p. 18.

viernes, 25 de marzo de 2022

Viernes 25 de marzo PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Viernes 25 de marzo PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Después de que descendiera el Espíritu Santo [...l os creyentes] se regocijaban en la dulzura de la comunión con los santos. Eran compasivos, considerados, abnegados, dispuestos a hacer cualquier sacrificio por la causa de la verdad. En su asociación diaria, revelaban el amor que Cristo les había enseñado. Por medio de palabras y hechos desinteresados, se esforzaban por despertar ese sentimiento  en  otros  corazones  [...]. “Pero  gradualmente  sobrevino  un  cambio.  Los  creyentes  comenzaron  a buscar defectos en los demás. Espaciándose en las equivocaciones, y dando lugar a una crítica dura, perdieron de vista al Salvador y su amor. Llegaron a ser más estrictos en relación con las ceremonias exteriores, más exactos en la teoría que en la práctica de la fe. En su celo por condenar a otros, pasaban por alto sus propios errores. Perdieron el amor fraternal que Cristo les había encomendado, y lo más triste de todo era que no se daban cuenta de su pérdida. No comprendían que la alegría y el regocijo se retiraban de su vida, y que, habiendo excluido el amor de Dios de sus corazones, pronto caminarían en tinieblas. “Comprendiendo Juan que el amor fraternal iba mermando en la iglesia, se esforzaba por convencer a los creyentes de la necesidad constante de ese amor. Sus cartas a las iglesias están llenas de este pensamiento. ‘Carísimos, amémonos unos a otros –escribe–; porque el amor es de Dios. Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró  el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió  a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó  a nosotros, y ha enviado a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos ha amado, debemos también nosotros amarnos unos a otros’ ” (HAp  452,  453). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. La vida cristiana a menudo se considera que es una relación personal e individual entre Jesús y el creyente. Sin embargo, esto es solo un aspecto de la vida cristiana. ¿Por qué es importante recordar que Dios nos está guiando como grupo? ¿Cuáles son mis responsabilidades en relación con el grupo? ¿Qué puedo esperar del grupo? 2. ¿Cuáles son los mejores indicadores de que el amor fraternal es fuerte en una congregación? Prepárense para armar una lista en su clase de Escuela  Sabática. 3. ¿Cuál es el verdadero  amor fraternal? ¿Cuáles son sus características, causas y resultados? ¿Cómo lo diferenciarías del falso  amor  fraternal?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 25 mar. 2022 
 El gran centro de atracción 

 «Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de este crucificado». 1 Corintios 2:1-2, NVI 

  PIENSE POR UN MOMENTO EN LOS GRANDES predicadores que el mundo cristiano ha conocido. ¿Qué elemento distintivo de sus mensajes los convirtió en grandes? H. M. S. Richards, uno de esos «grandes», responde: «Los hombres que se han destacado atrayendo a las masas en las grandes ciudades para escuchar su predicación, siempre han sido hombres que han predicado el evangelio».*

Como ejemplo ilustrativo de su punto de vista, el Pr. Richards cita a Charles H. Spurgeon, el hombre a quien, durante más de treinta años, miles de personas escucharon predicar semana tras semana en el Gran Tabernáculo de Londres. ¿Qué factor en particular hizo que una pequeña congregación, que con dificultad lograba reunir a unas doscientas personas, con el paso de los años llegara a reunir miles en cada servicio, incluso los jueves por la noche?

Cuando alguien le preguntó a Spurgeon qué había hecho para que tanta gente escuchara sus sermones, su respuesta no pudo ser más elocuente: «Yo lo único que hago - dijo es predicar el evangelio. Son mis feligreses los que traen a otros feligreses. Salen y dicen a la gente: “Vengan a escuchar a alguien que predica el evangelio"».**

¿Qué hay en el evangelio que atrae con tanta fuerza a hombres y mujeres de todas las edades, razas y clases sociales? Es Cristo. No el Cristo reformador, o revolucionario que algunos quieren presentar; ni siquiera el maestro o moralista: es el Cristo crucificado, «poder de Dios y sabiduría de Dios» (1 Cor. 1:24); el Cristo que dejó el cielo, que vivió entre nosotros y murió en la cruz «para salvación de todos los que creen» (Rom. 1: 16).

¿Está languideciendo la iglesia a la cual asistes? ¡Entonces que se predique a Cristo en esa congregación! ¿Se está «secando» tu vida espiritual? ¡Quizás es porque Cristo no es el centro de tu vida!

Dijo el Señor Jesús: «Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo» (Juan 12:32). Levantemos la cruz del Calvario bien en alto, y el resultado será que Cristo se convertirá en el centro de atención. La gloria de su nombre será nuestra mayor gloria; y los atributos de su inmaculado carácter serán el motivo de nuestra adoración.

Gracias, Jesucristo, por morir en mi lugar en la cruz del Calvario. Quiero, hoy y siempre, levantar bien en alto esa cruz, de modo que solamente tú seas el gran centro de atención.

*H. M. S. Richards, Apacienta mis ovejas, APIA, 2008, p. 152.

** Ibid., p. 153

jueves, 24 de marzo de 2022

Lección 13 | Jueves 24 de marzo SALGAMOS A JESÚS FUERA DEL CAMPAMENTO

Lección 13  | Jueves 24 de marzo SALGAMOS A JESÚS FUERA DEL CAMPAMENTO Compara Hebreos 13:10 al 14; Marcos 8:34; Mateo 10:38; Lucas 14:27; y Gálatas 2:20. ¿Qué significa salir a Jesús fuera del campamento? El lugar fuera de la puerta era el más inmundo de todo el campamento. Allí se quemaban los restos de los animales sacrificados (Lev. 4:12). A los leprosos también se los excluía del campamento (Lev. 13:46), y allí se ejecutaba a los blasfemos y demás criminales (Lev. 24:10–16, 23; 1 Rey. 21:13; Hech. 7:58). Estas normas presuponían que la presencia de Dios estaba dentro del campamento. Todo lo que era impuro se echaba afuera porque Dios no estaba dispuesto a ver ninguna cosa “inmunda” o “indecente” en él (Núm. 5:3; Deut. 23:14). Jesús sufrió en la Cruz fuera de Jerusalén (Juan 19:17-20). Esto enfatiza la vergüenza que soportó (Heb. 12:2). Fue condenado oficialmente como alguien que “blasfemó el Nombre” y, por lo tanto, Israel lo repudió y lo ejecutó fuera de la muralla (Mar. 14:63, 64; ver Lev. 24:11, 16). Jesús fue echado fuera del campamento como una cosa “vergonzosa”, “inmunda” o “indecente” (Heb. 12:2). Sin embargo, Pablo exhorta a los creyentes a seguir a Jesús fuera de la puerta, soportando la vergüenza que él soportó (Heb. 12:2; ver 13:13). Este fue también el camino que siguió Moisés, quien eligió llevar “el vituperio de Cristo” en lugar de los tesoros de Egipto (Heb. 11:26). No obstante, paradójicamente, Hebreos sugiere que la presencia de Dios ahora está fuera del campamento. El acto de seguir a Jesús fuera del campamento significa no solo “lleva[r] su vituperio” o vergüenza, sino también “sal[ir] a su encuentro” (Heb. 13:13 NVI), tal como los israelitas que “buscaba[n] a Jehová” salieron “fuera del campamento” en el desierto cuando Moisés quitó el Tabernáculo de Dios del campamento después del conflicto con el becerro de oro (Éxo. 33:7).  Este  relato sugiere que  el rechazo de  Jesús por  parte de los incrédulos también implicaba el rechazo de Dios, como lo rechazó Israel en la apostasía del becerro de oro (Éxo. 32; 33). Por lo tanto, el camino del sufrimiento y la vergüenza es también el camino hacia Dios. Pablo anima a los lectores a seguir a Jesús como “el autor y consumador” de su fe (Heb. 12:2), invitándolos implícitamente también a considerar sus sufrimientos actuales como una disciplina momentánea que producirá “fruto apacible de justicia” (Heb. 12:11). Están dejando atrás una ciudad o un campamento corruptos en busca de “la ciudad venidera” cuyo arquitecto es Dios (Heb. 13:14, NVI;  11:10,  16). ¿Qué significa para ti seguir a Jesús “fuera del campamento”? ¿Qué aspectos de la vida de fe en Jesús pueden generar “reproche” o “vergüenza” de parte de quienes te  rodean?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 24 mar. 2022 
 ¡Cien por ciento limpios! 

 «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento». Mateo 9:13 

  ¿PUEDE UN PECADOR ORAR A UN DIOS del cual la Biblia dice que es justo y santo? Esta pregunta se la hizo una señora, miembro de iglesia, a Kent A. Hansen, abogado estadounidense y autor.

¿Cuál fue la respuesta de Hansen? «Si Dios solo se comunica con individuos de mente clara y de corazón exageradamente puro, que guardan los Diez Mandamientos sin falla alguna, entonces estamos en un verdadero aprieto». * Tiene mucha razón. Si Dios solo escucha a los que están limpios de pecado, ¿qué haríamos entonces con 1 Juan 1: 9? Ahí dice la Escritura que «si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad». Y ¿qué haríamos con nuestro texto de hoy: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento»?

Para ilustrar su respuesta, Hansen cuenta la historia de una joven que acudió a una clínica para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual. Dice el relato que desde el primer momento en que la chica entró al cuarto de exámenes, 'lo hizo cabizbaja. Cuando el médico le preguntó si tenía algún problema, ella solo se limitó a decir: «No he debido hacerlo».

Se refería a su conducta sexual. Luego dijo que era cristiana. El médico, que también era cristiano, le preguntó si había orado pidiendo perdón. Ella dijo que sí, pero sin mucho entusiasmo. Entonces él, tomando en sus manos un ejemplar del Nuevo Testamento, le leyó la promesa de 1 Juan 1:9: «Si confesamos nuestros pecados...».

-¿Crees que Dios te está mintiendo en esta promesa? - le preguntó.

-No —respondió ella.

-¿Qué crees que hizo Dios cuando le confesaste tu pecado?

—Me perdonó --dijo ella, por primera vez levantando su rostro.

-El texto de 1 Juan 1:9 -añadió el médico- dice que, además de perdonarnos, Dios nos limpia de toda maldad. ¿Cuán limpios crees que quedamos después de su perdón? ¿Cincuenta por ciento limpios? ¿Noventa por ciento?

-Cien por ciento limpios respondió ella.

-¿Entonces en qué condición has quedado tú al creer en su promesa?

-Cien por ciento limpia -dijo, mientras su rostro exhibía, por primera vez, una sonrisa. *

¡Cien por ciento limpios! Eso es lo que Dios hace cuando, en el precioso nombre de Jesucristo, confesamos nuestros pecados. ¿Por cuánto tiempo seguiremos arrastrando la carga de pecados que ya han sido perdonados? ¿Por cuánto tiempo seguiremos pensando que no somos dignos del perdón?

Gracias, Señor Jesús, porque tu sangre es poderosa para perdonarme completamente. 

*Kent A. Hansen, Cleansing Fire, Healing Streams, Pacific Press, 2006, p. 28.

miércoles, 23 de marzo de 2022

Miércoles 23 de marzo NO OS DEJÉIS LLEVAR DE DOCTRINAS DIVERSAS Y EXTRAÑAS

Miércoles 23 de marzo NO OS DEJÉIS LLEVAR DE DOCTRINAS DIVERSAS Y EXTRAÑAS Compara Hebreos 13:9; 2:9; 4:16; y 6:19 y 20. ¿Dónde se obtiene la gracia? ¿Cómo se fortalece nuestro corazón? La relación entre las enseñanzas falsas y los alimentos, abordada en Hebreos 13:9, probablemente no se refiera a la distinción entre alimentos limpios e  inmundos. ¿Por  qué? En primer lugar, Pablo no parece estar  preocupado, en la  epístola, por  la distinción entre alimentos limpios e inmundos. Sabemos, por Hechos 15, que la iglesia cristiana primitiva sostenía que los creyentes son salvos por gracia (Hech. 15:7-11) y que deben seguir respetando algunas normas alimentarias (Hech. 15:19, 20). La distinción entre alimentos limpios e inmundos y otras normas bíblicas no son contrarias a la gracia. Sin ir más lejos, Pablo argumenta que el Nuevo Pacto ha puesto la Ley en el corazón (Heb. 8:10-12). Sin embargo, el autor deja muy en claro que los sacrificios de animales y la mediación sacerdotal levítica en el Santuario han sido reemplazados por el sacrificio y la mediación sacerdotal superiores de Jesús el Mesías (Heb. 8:4, 5; 10:1-18). En segundo lugar, el contexto sugiere que Pablo no está criticando a la audiencia por abstenerse de ciertos alimentos, sino por participar de ellos con la esperanza de obtener gracia de alguna manera (Heb. 13:9). Probablemente esté advirtiendo acerca de la participación de rituales judíos o comidas litúrgicas que se celebraban como una extensión de los sacrificios de animales en el Templo y que se suponía que aportaban méritos espirituales o gracia. Las comidas y las bebidas no son agentes mediadores de la gracia; recibimos la gracia solo a través del sacrificio y la mediación sacerdotal de Jesucristo. Los creyentes “tenemos un altar” (Heb. 13:10), la Cruz de Cristo, de la que podemos comer (Juan 6:47–58). En Hebreos, la “gracia” proviene del Trono de Dios (Heb. 4:16). Esta gracia, arbitrada por Cristo, es un “ancla” “segura y firme”, que está sujeta al mismo trono de Dios (Heb. 6:19, 20; comparar con 4:16). Es esta gracia que recibimos mediante el sacrificio de Cristo lo que le brinda estabilidad y seguridad a nuestro corazón. Cuando el corazón ha sido “afirma[do]” de esta manera, no será “lleva[do]” por nuevas doctrinas (Heb. 13:9), ni se “desvi[ará] de Dios (Heb. 2:1 NTV). Reflexiona en el sacrificio perfecto de Cristo. ¿Por qué, entonces, la idea de cualquier otra cosa que hagamos para “añadirle” a este sacrificio es contraria al evangelio y a la gracia que encontramos en Jesús?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios
miércoles, 23 mar. 2022
Cuando la sal pierde su sabor

«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada?». Mateo 5: 13

¿QUÉ IMÁGENES ACUDEN a tu mente cuando piensas en Abraham? La verdad, no es difícil imaginar al patriarca colocando su tienda en un lugar desierto, para luego construir un altar donde adorar a Dios junto con su familia. ¿Y qué imaginas cuando piensas en Lot? No sé en cuanto a ti, pero tiendo a asociarlo con Sodoma. Una diferencia del cielo a la tierra. ¿Por qué?

Hablar de Abraham es hablar de la tienda y el altar. La tienda identificaba a Abraham como peregrino y extranjero en este mundo, «porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios» (Heb. 11:10). Por su parte, el altar testificaba del Dios a quien adoraba. Alrededor de ese altar se reunían sus familiares y sus siervos, día tras día, para recibir «una instrucción que los preparaba como representantes de la verdadera fe» (Patriarcas y profetas, cap. 11, p. 120).

En el caso de Lot, por el contrario, ni tienda ni altar. Por ello, no sorprende que cuando Lot quiso avisar a sus yernos de la inminente destrucción de Sodoma, ellos «pensaron que bromeaba» (Gén. 19:14). «Se rieron -dice Patriarcas y profetas- de lo que llamaron temores supersticiosos» (Ibíd., cap. 14, p. 139).

¿Cómo explicar algo tan insólito? La única explicación posible a la actitud de los yernos es que Lot, para ese momento de su vida, había perdido, en gran medida, su credibilidad. Podía hablar o quedarse callado, el efecto era el mismo. Dicho en palabras del Señor, la sal había perdido su sabor. Y cuando esto ocurre, mi amigo, mi amiga, «no sirve más para nada» (Mat. 5: 13).

Me pregunto qué habrá pasado por la mente de Lot después de haber perdido a su esposa y todo lo que había acumulado en Sodoma: cuando recordaba los días en los que moraba en tiendas con Abraham; cuando, alrededor del altar, adoraba a Dios; y sobre todo cuando, pudiendo establecerse en Canaán, prefirió vivir en la llanura del Jordán. ¡Grande ha de haber sido el sentimiento de pérdida que experimentó! El problema comenzó cuando, gradualmente, fue «poniendo sus tiendas hasta Sodoma» (Gén. 13; 12), hasta que llegó el día en que la sal perdió su sabor.

¿Cómo podemos tú y yo evitar el mismo error? Por un lado, nunca perdamos de vista que «nuestra ciudadanía está en los cielos» (Fil. 3: 20); por el otro, procuremos que nada nos impida tener un encuentro diario con Dios alrededor del altar.

Amado Señor, al igual que Abraham, te pido que nada en este mundo me haga perder de vista que soy solo un peregrino, y que mi ciudadanía está en los cielos. Y que nada me impida tener un Sin miedos ni cadenas
miércoles, 23 mar. 2022
Tres días de oscuridad

"Nosotros teníamos la esperanza de que fuera el Mesías que había venido para rescatar a Israel. Todo esto sucedió hace tres días” (Luc. 24:21, NTV).

En su canción “Doce segundos de oscuridad”, el cantautor uruguayo Jorge Drexler reflexiona acerca de cómo aprender a través de una crisis. Drexler escribió esta canción en Cabo Polonio, Uruguay. Es un lugar sin electricidad, ni Internet. De noche, cada doce segundos el faro del cabo emite un pulso de luz que guía a las embarcaciones en alta mar. Estoy segura de que esos doce segundos entre un haz de luz y otro deben sentirse como una verdadera eternidad, para un navegante perdido en medio de una tormenta. Me lo imagino conteniendo la respiración, mientras las olas lo azotan, hasta que ve nuevamente la luz del faro. Jorge Drexler canta: “De poco le sirve al navegante que no sepa esperar”, y tiene razón. Esos doce segundos de oscuridad realmente prueban nuestra fe.

Cuando Jesús fue sepultado, los discípulos pasaron tres días de oscuridad absoluta. Ellos habían caminado junto a la Luz del mundo, lo habían contemplado cara a cara. Sin embargo, cuando Jesús murió, sus esperanzas también murieron. ¡A menudo menospreciamos la agonía emocional de esos tres días! Como conocemos el final de la historia, nos adelantamos a la resurrección. Pero los discípulos no tuvieron ese lujo. Ellos debieron atravesar la noche oscura del alma, llenos de ambigüedades e incertidumbre. No sé hace cuánto tiempo que estás esperando mientras Dios permanece en silencio. Sin embargo, esto sé: algunos de los milagros más bellos solo los presenciamos luego de atravesar los valles más oscuros.

En su artículo “Waiting When God Seems Silent", Randy Alcorn escribe: “Si nuestra fe se basa en la ausencia de luchas y aflicciones, en la ausencia de dudas y preguntas, está fundada en la arena; tal fe no sobrevivirá a la noche oscura del alma”. Si vivimos lo suficiente en esta Tierra, en algún momento recibiremos una llamada telefónica que hará erizar nuestra piel, o pasaremos por una pérdida devastadora. Aunque no podemos evitar esto, sí podemos decidir cómo transitar esos segundos, días o meses de oscuridad. Podemos mantener la mirada fija con dirección al faro, recordando que la oscuridad no durará por siempre. En Mensajes para los jóvenes, Elena de White dice: “Cuando las tentaciones los asalten, como ciertamente ocurrirá, cuando la preocupación y la perplejidad los rodeen; cuando, desanimados y angustiados, estén a punto de entregarse a la desesperación; miren, oh, miren hacia donde vieron con el ojo de la fe por última vez la luz, y la oscuridad que los rodea se disipará a causa del brillo de su gloria” (p. 74).

Señor, en los días oscuros, ayúdame a *mantener* la mirada fija con dirección al Faro. personal contigo, diariamente, alrededor del altar.

martes, 22 de marzo de 2022

Lección 13 | Martes 22 de marzo ACORDAOS DE VUESTROS PASTORES

Lección 13  | Martes 22 de marzo ACORDAOS DE VUESTROS PASTORES Lee Hebreos 13:7 al 17. ¿Cuál debería ser nuestra relación con nuestros dirigentes? Hebreos 13:7 al 17 contiene una exhortación a respetar y obedecer a los líderes de la congregación. Comienza con una invitación a “acordarse” de los dirigentes del  pasado  que  les  llevaron  la  palabra  de  Dios,  y  termina  con  un  llamado  a “obedecer” a los dirigentes actuales (Heb. 13:17). Los líderes del pasado probablemente sean los que les predicaron la palabra por primera vez y fundaron la congregación. El llamado a “acordarse” de ellos no se refiere simplemente a un ejercicio mental de recogimiento ni a un tributo externo que los honre. Pablo explica que deben recordarlos reflexionando en el resultado de la conducta de ellos e imitando su fe. Para Pablo, el mayor acto de recuerdo y honra es la emulación. De esta manera, Pablo ha añadido a los líderes fundadores de la congregación a la lista de héroes fieles a quienes los creyentes deben considerar con atención. Esta lista incluye a los héroes de la fe de Hebreos 11, y a Jesús, el ejemplo consumado de la fe, en Hebreos 12. El autor, además, señala que Jesús es “el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Heb. 13:8). Él contrasta totalmente con los falsos maestros, que cambian con el tiempo y cuyas enseñanzas llegan a ser “diversas” y “extrañas” (Heb.  13:9). El llamado a recordar a los dirigentes en Hebreos 13:7 se repite en términos más contundentes al final del capítulo. Se exhorta a los creyentes a obedecer a los líderes, porque ellos se preocupan por sus almas. Aquí se describe a los dirigentes como pastores que están a cargo del bienestar espiritual de la congregación, su rebaño, y que darán cuenta a Dios por su estado espiritual (ver además 1 Ped. 5:1–4; 1 Cor. 3:10-15). Sin duda, la idea también debería aplicarse a todos los líderes de nuestra iglesia, así como a todos los niveles de nuestras iglesias en la actualidad. El contexto también sugiere que estos líderes son pastores adjuntos que sirven bajo las órdenes de Jesús, “el gran pastor de las ovejas” (Heb. 13:20). La combinación del cuidado y la fidelidad de los dirigentes y la obediencia o conf ianza de los miembros producirá alegría. Esto puede indicar que los líderes podrán servir a la congregación con “alegría” o que darán cuenta de la congregación a Dios con alegría y no con tristeza. ¿Qué puedes hacer tú para fortalecer o mejorar la relación entre los dirigentes y los miembros de tu congregación, y con líderes de todo el mundo?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 22 mar. 2022 
 Dios al principio, y también al final 

 «En el principio creó Dios los cielos y la tierra». Génesis 1:1 

  SON APENAS CINCO PALABRAS, pero dicen tanto: «En el principio creó Dios...». - ¿Qué significado han de tener para un cristiano esas milenarias palabras? Especialmente, ¿qué utilidad práctica pueden tener hoy para quienes vivimos en un mundo que dista mucho de ser lo que era cuando salió de las manos del Creador? ¿Qué sentido pueden tener para el padre que no sabe de dónde vendrá el dinero para alimentar a sus hijos? ¿Para el joven que ahora mismo está luchando por vencer una adicción? ¿Para el enfermo, el afligido, el solitario?

«En el principio creó Dios...». Estas cinco palabras significan que todo comienza con Dios. La Escritura no explica cómo, pero basta con saber que el principio del universo, y particularmente de la vida en este planeta, es personal. No somos el producto de un principio impersonal que durante millones de años, regido por las leyes del azar, culminó con la aparición de la vida. No. Un Ser todopoderoso pensó en nosotros, y nos creó a su imagen y semejanza. ¿Por qué nos creó, siendo que no nos necesitaba él para existir? Porque «Dios es amor» (1 Juan 4:8). Y ese amor consiste, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero (vers. 10).

«En el principio creó Dios». ¿Cuáles son las implicaciones que se derivan de estas cinco palabras? Dos, entre muchas. Una la menciona John Stott cuando escribe que la religión de la Biblia es la religión de un Dios que siempre toma la iniciativa; un Dios a quien nunca podemos tomar por sorpresa, porque siempre está ahí <al principio».*

Antes de que existiéramos, escribe Stott, ya Dios estaba ahí, «al principio». Antes de que lo buscáramos, ya él nos buscaba. ¿No es esto maravilloso? Cuando por nuestros pecados merecíamos la muerte, ya Dios estaba ahí, «al principio», proveyendo un Sustituto, el «Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo» (Apoc. 13: 8, RVC). Cuando, cansados de vagar por este mundo, decidimos buscar a Dios, ya él había tomado la iniciativa de buscarnos. ¡Y nos encontró!

La otra implicación: si Dios estuvo «al principio» de todas las cosas, ¿no es razonable pensar que también estará al final de la historia de este mundo? Y si, como dice la Escritura, fue Dios quien comenzó en nosotros su buena obra (ver Fil. 1: 6), ¿no es razonable pensar que él mismo se asegurará de terminarla?

Gracias, Padre, porque siempre estás «al principio de todo lo bueno. En el nombre de Cristo, te pido que completes la obra que comenzaste en mí.

* John Stott, Basic Christianity. William Eerdmans, 1971, p. 1.

lunes, 21 de marzo de 2022

Lunes 21 de marzo CODICIA E INMORALIDAD SEXUAL

Lunes 21 de marzo CODICIA E INMORALIDAD SEXUAL Lee Hebreos 13:4 y 5; Lucas 16:10 al 18; 1 Corintios 5:1; Efesios 5:3 al 5; y Colosenses 3:5. ¿Qué dos males se relacionan en estos pasajes? Pablo advierte a los lectores contra la inmoralidad sexual y la codicia porque eran dos graves amenazas al amor fraternal. A decir verdad, los autores del Nuevo Testamento y los filósofos moralistas de la antigüedad notaron una conexión  entre  ellos. El llamado de Pablo a honrar el matrimonio implicaba evitar cualquier cosa que lo denigrara. Esto incluía la abstención de violar el voto matrimonial y los divorcios injustificados (comparar con Mat. 19:9). La exhortación a mantener la pureza del lecho matrimonial se refiere a evitar la profanación del matrimonio a través de relaciones sexuales fuera del matrimonio. La expresión “fornicarios” se refiere en el Nuevo Testamento a toda forma de inmoralidad sexual (1 Cor. 5:9-11; 6:9, 10; Efe. 5:5; 1 Tim. 1:9, 10; Apoc. 21:8; 22:15). Además, la sociedad grecorromana era laxa en lo que respecta a la ética sexual. Era común una doble moral; esto les daba licencia a los hombres para tener relaciones sexuales siempre que fueran discretos. Sin embargo, Pablo advierte que Dios juzgará a los adúlteros. Los creyentes no deben permitir que las convenciones sociales establezcan sus normas éticas. El “amor al dinero” era una de las principales categorías de vicios en el mundo grecorromano. De hecho, en otra carta, Pablo se refirió al “amor al dinero” como la raíz de todos los males (1 Tim. 6:10). La defensa contra este vicio es una actitud que Pablo alienta en varias epístolas. En primer lugar, debían estar “contentos” con lo que tenían (ver también 2 Cor. 9:8; Fil. 4:11, 12). Además, los cristianos deben creer y abrazar la promesa divina: “No te desampararé, ni te dejaré” (Heb. 13:5). El pueblo de Dios recibió esta promesa en varios lugares y momentos, y está disponible para nosotros hoy (Gén. 28:15; Deut. 31:6, 8; Jos. 1:5; 1 Crón. 28:20). Entonces, se invita a los creyentes a responder a la promesa de Dios con las palabras del Salmo 118:6: “El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”. Esta referencia al Salmo 118 es apropiada porque el salmista expresó allí su confianza en Dios, a pesar del sufrimiento que le infligían los incrédulos. ¿De qué formas la sociedad contemporánea socava la pureza sexual y, al mismo tiempo, alimenta el amor humano por el dinero? ¿De qué formas prácticas podemos fortalecer nuestras defensas contra estos dos vicios peligrosos?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 lunes, 21 mar. 2022 
 Del «botín» participamos todos 

 «Del botín participan tanto los que se quedan cuidando el bagaje como los que van a la batalla». 1 Samuel 30: 24, NVI 

  TRATEMOS DE IMAGINAR la escena. David y sus soldados regresan a Siclag, la ciudad que Aquis, el rey filisteo de Gad, les asignó como refugio temporal contra la fiera persecución de Saúl. ¿Qué encuentran al llegar? Encuentran que los amalecitas han quemado la ciudad y se han llevado cautivos a las mujeres y a los niños (ver 1 Sam. 27: 1-7).

Después de «llorar hasta que les faltaron las fuerzas», los soldados de David buscan a alguien a quien culpar. Y ese alguien es nada menos que... el mismo David, a quien quieren apedrear. Sin embargo, mientras sus hombres hablan de apedrearlo, David cobra ánimo y consulta a Dios (1 Sam. 30: 6): «¿Debo perseguir a esa banda? ¿Los voy a alcanzar? “Persíguelos -le respondió el Señor--. Vas a alcanzarlos, y rescatarás a los cautivos”» (vers. 8).

Dice la Escritura que David salió con sus seiscientos hombres, a perseguir a los amalecitas, pero al llegar al arroyo de Besor, «se quedaron rezagados doscientos hombres que estaban demasiado cansados» para cruzarlo (vers. 9-10). Con los cuatrocientos que aún tenían fuerzas, David derrota a los amalecitas, libera a los cautivos, recupera todo lo robado y, además, toma un cuantioso botín.

Entonces se presenta un incidente de lo más interesante: «Entre los que acompañaban a David había gente mala y perversa que reclamó: “Estos no vinieron con nosotros, así que no vamos a darles nada del botín que recobramos. Que tome cada uno a su esposa y a sus hijos, y que se vaya"» (vers. 22).

Notemos la respuesta de David: «No hagan eso, mis hermanos — les dice-. Fue el Señor quien nos lo dio todo. [...]. Del botín participan tanto los que se quedan cuidando el bagaje como los que van a la batalla» (vers. 23-24).

«Fue el Señor quien nos lo dio todo», dijo David. ¡Por lo tanto, todos hemos de participar del «botín» por partes iguales! Y ahora dime tú: ¿No suena eso a puro evangelio? Sea que prediquemos la Palabra desde el púlpito; o que participemos en un grupo de oración detrás de los bastidores; o que, al igual que la viuda pobre, demos solo dos centavitos de ofrenda, todos participaremos del gozo de la salvación «por partes iguales». ¡Porque es el Señor quien nos da la victoria!

Si algo nos enseñan las palabras de David es que todos somos importantes en el pueblo de Dios: pastores, tesoreros, secretarias, administradores, evangelistas, maestros, enfermeras, médicos, amas de casa... Y si algo nos recuerdan esas palabras es que todos, por igual, recibiremos una corona inmortal.

Gracias, Señor, porque me has dado una obra que hacer en tu viña. No importa lo pequeña o grande que sea, quiero cumplirla fielmente, para la gloria de tu nombre.

domingo, 20 de marzo de 2022

Lección 13 | Domingo 20 de marzo CUIDAR AL PUEBLO DE DIOS

Lección 13  | Domingo 20 de marzo CUIDAR AL PUEBLO DE DIOS Lee Hebreos 13:1 y 2; Romanos 12:13; 1 Timoteo 3:2; Tito 1:8; y 1 Pedro 4:9. ¿Qué papel desempeñaba la hospitalidad en la iglesia primitiva? El cristianismo era un movimiento en tránsito, que a menudo dependía de la hospitalidad de cristianos y de no cristianos. El mandato “no se olviden de [...]  la  hospitalidad”  (NVI)  probablemente no se refiera simplemente a no pensar en hospedar a alguien, sino a la negligencia deliberada. Pablo no tiene en mente la hospitalidad solo para los hermanos en la fe. Les recuerda a sus lectores que, al recibir a extraños, algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles (Heb. 13:2). Probablemente tenía en mente la visita de los tres hombres a Abraham y Sara (Gén. 18:2-15). Ofrecer hospitalidad implica compartir posesiones con otra persona y sufrir con otros, que es lo que Jesús hizo por nosotros  (Heb.  2:10-18). El amor fraternal hacia los presos implicaba no solo que los creyentes recordaran a los prisioneros en sus oraciones, sino también que les brindaran alivio mediante el apoyo material y emocional. Existía el riesgo de negligencia intencional hacia los presos. Quienes brindaban apoyo material y emocional a los condenados por la sociedad se identificaban con ellos. En cierto sentido, llegaban a ser “socios” de ellos y se volvían vulnerables al abuso social (Heb. 10:32–34). La exhortación de Pablo utiliza imágenes y terminología para animar a los lectores en lo que respecta a los presos. En primer lugar, el autor recuerda el apoyo de los mismos lectores a sus hermanos encarcelados en el pasado. Se habían vuelto “compañeros” de quienes habían sido “expuestos públicamente a las burlas y las aflicciones” (Heb. 10:33, RVC). En segundo lugar, el término “maltratados” se hace eco del ejemplo de Moisés, que eligió “antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado” (Heb. 11:25). Finalmente, Pablo registra el ideal del amor fraternal. Les recuerda a los lectores: “también [...] estáis en el cuerpo” (Heb. 13:3). Es decir, comparten la misma condición humana, y deberían tratar a los demás como les gustaría que los trataran a ellos si estuvieran en las mismas circunstancias. Por consiguiente, la gente debe brindar apoyo material y emocional también a los presos, mostrándoles  que  no  fueron  abandonados. ¿Qué más podemos hacer por los que están en prisión, sean miembros de iglesia o  no?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 20 mar. 2022 
 ¿Sacrificio o privilegio? 

 «Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame». Mateo 16:24 

  TOMAR LA CRUZ DE CRISTO Y SEGUIRLO: ¿Es esto un sacrificio? Dejemos que David Livingstone, el célebre misionero y explorador británico, responda.

Livingstone ya era un héroe nacional cuando en marzo de 1866 decidió regresar al continente africano, con el objeto de continuar con la misión que había comenzado en 1840. ¿Cuál era esa misión? En una carta a su hermano Charles la menciona: «Soy un misionero de todo corazón. El Hijo de Dios fue misionero y médico. Yo soy, o deseo ser, una pobre imitación de lo que él fue. En su servicio deseo vivir, y en su servicio deseo morir».*

El caso es que, durante años, nada se sabía de él. «¿Dónde está Livingstone?», era la pregunta que la gente se hacía. Entonces James Gordon Bennett, fundador y editor del New York Herald, decidió comisionar a su reportero estrella, Henry Morton Stanley, para que viajara al África y encontrara a Livingstone, sin importar el tiempo ni el dinero que debía emplear.

Stanley llegó al África el 21 de marzo de 1871, pero fue el 10 de noviembre de ese año cuando pudo encontrar a Livingstone en una pequeña aldea en las orillas del Lago Tanganica. Lo encontró, pero no logró convencerlo de que regresara a casa. Al contrario, las provisiones y las medicinas que Stanley llevó solo sirvieron para que Livingstone continuara haciendo su obra en favor de las almas necesitadas. Obra que realizó hasta aquel 1° de mayo de 1873 cuando, de rodillas y en actitud de oración, fue encontrado muerto junto a su cama.

¿Por qué Livingstone no regresó con Stanley? ¿No podía, acaso, servir al Señor desde su hogar, estando cerca de sus parientes? Las siguientes palabras, escritas en su diario después de que Stanley regresara a Inglaterra, hablan por sí mismas: «La gente habla del gran sacrificio que yo he hecho al dedicar tanto tiempo de mi vida al servicio en África. ¿Puede llamarse “sacrificio” a lo que simplemente es un pequeño retorno de la gran deuda que tenemos con nuestro Dios? (...) Enfáticamente digo que no es un sacrificio. Más bien digo que es un privilegio».

Y luego agrega: «Nunca he hecho un sacrificio. De esto no hemos de hablar, (sobre todo al considerar) el gran sacrificio que hizo Aquel que dejó el trono de su padre en las alturas para entregarse a la muerte por nosotros».**

¿Un sacrificio llevar la cruz de Cristo? ¡Es el mayor de los privilegios!

Gracias, amado Jesús, por el honor que nos das de llevar tu cruz y servirte. ¡Por nada del mundo lo cambiaría!

*Herbert Lockyer, God's Witnesses Stories of Real Faith, Fleming H. Revell, 1997, p. 205.

** Charles E. Cowan, Mountain Trailways for Youth, Daybreak Books, 1975, lectura para el 24 de octubre.

sábado, 19 de marzo de 2022

Lección 13: Para el 26 de marzo de 2022 PERMANEZCA EL AMOR FRATERNAL

Lección  13:  Para el 26 de marzo de 2022 PERMANEZCA EL AMOR FRATERNAL Sábado 19 de marzo LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hebreos 13; Romanos 12:13; Efesios 5:3–5; 1 Pedro 5:1–4; Hebreos 2:9; 4:16; Gálatas 2:20. PARA  MEMORIZAR:  “Permanezca el amor fraternal” (Heb. 13:1). Hebreos 13 presenta la amonestación final del apóstol: “Permanezca el amor fraternal” (Heb. 13:1). Él ha asegurado, a lo largo de la epístola, que somos de la casa del Rey- Sumo Sacerdote Jesús; que somos sus hermanos y hermanas. El autor no concibe a la audiencia solo como un grupo de personas que se ocupan de su salvación en una relación personalizada con Jesús, sino como una familia, o un hogar, donde se salvan juntos. Pablo caracterizó la obra de Jesús en nuestro favor como “amor fraternal”: Él “no se avergüenza de llamarlos hermanos” (Heb. 2:11). Por lo tanto, los creyentes deben hacer por los demás lo que Jesús hizo por ellos. A lo largo de la carta, el amor fraternal implicaba “exhorta[rse] los unos a los otros” para que nadie carezca de la gracia de Dios (Heb. 3:13; 10:24, 25; 12:15-17). En el capítulo 13 incorpora diversos elementos: la hospitalidad (Heb. 13:2), visitar y apoyar a los presos y a los que habían sido maltratados (Heb. 13:3), honrar el matrimonio (Heb. 13:4), evitar la codicia (Heb. 13:5, 6), recordar a los dirigentes de la congregación y serles obedientes (Heb. 13:7-17), y orar por el autor de la carta (Heb. 13:18, 19).

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 19 mar. 2022 
 ¿Precio de admisión? 

 «Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados». 1 Pedro 4:8, NVI 

  ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE AMOR incondicional y amor condicional? En opinión de la doctora Rachel Naomi Remen, la pregunta está mal formulada. Debería decir, la diferencia entre amor y aprobación. ¿Por qué es así? Porque por naturaleza, dice ella, el verdadero amor siempre es incondicional. La aprobación, en cambio, implica que la otra persona primero debe cumplir con ciertas condiciones para «merecer ser amada».*

 Si, por ejemplo, mis hijos sienten que primero deben traer a casa excelentes calificaciones para ser amados, entonces lo que de mí están recibiendo es aprobación. Si para recibir muestras de cariño mi esposa primero debe cumplir con ciertas condiciones, pensar como yo, recrearse como yo, vestirse como a mí me gusta..., entonces lo que está recibiendo es aprobación.

 ¿Amamos a nuestros familiares y amigos por lo que son, como personas, o por lo que hacen? ¿Podría suceder que, sin darnos cuenta, le estemos «poniendo precio» a nuestro amor, y ellos, en su deseo de agradarnos, se estén esforzando por pagarlo? El siguiente relato, publicado originalmente por Reader's Digest, y comentado por John Powell, servirá de ilustración.**

 Powell cuenta la historia de Katie, una joven calificada por sus padres y amigos como «brillante, amable popular y exitosa». En otras palabras, la joven perfecta. Sin embargo, una noche mientras su madre estaba en la iglesia, Katie trató de quitarse la vida. Gracias a Dios, la joven sobrevivió. Según el psiquiatra que la atendió, Katie nunca había sido «ella misma», sino que creía que tenía que ser todo lo maravillosa que sus padres pensaban que ella era.

 Cuando su madre le preguntó al psiquiatra por qué Katie había llegado a esa conclusión, él respondió que, al actuar de manera agradable, ella pensaba que se hacía merecedora del amor de la gente.

 John Powell concluye el relato diciendo que, por un lado, los padres de Katie habían edificado un pedestal al cual ella había logrado subirse; y ella, por su parte, durante años había desempeñado ese papel creyendo que era el precio de admisión requerido para merecer su amor.

 «Precio de admisión». ¿Es eso lo que, quizá sin darnos cuenta, estamos cobrando a nuestros seres queridos para amarlos? Pero no es así como nos ama Dios. Por su gracia, él nos acepta como somos; y por su gracia, nos trasforma en lo que debemos ser. ¡Sin precio de admisión! ¿Por qué entonces ponerle precio a nuestro amor?

 Padre celestial, quiero amar como tú me amas, sin requisitos previos ni condiciones. Te pido que hoy tu Santo Espíritu me llene del amor de Cristo, pues solo así podré reflejar su carácter ante quienes me rodean.

 *Rachel Naomi Remen, Kitchen Table Wisdom, Riverhead Books, 2006, p. 47.

 **John Powell, Uncondicional Love, Thomas More, 1999, pp. 75-77.

viernes, 18 de marzo de 2022

Lección 12 | Viernes 18 de marzo PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Lección 12  | Viernes 18 de marzo PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Durante los mil años que transcurrirán entre la primera Resurrección y la segunda se verificará el juicio de los impíos. El apóstol Pablo señala este juicio como un evento que sigue al Segundo Advenimiento. ‘No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará  también lo oculto de las tinieblas,  y manifestará  las intenciones de los corazones’ (1 Cor. 4:5). Daniel declara que, cuando vino el Anciano de días, ‘se dio el juicio a los santos del Altísimo’ (Dan. 7:22). En ese tiempo, los justos reinarán como reyes y sacerdotes de Dios. Juan dice en el Apocalipsis: ‘Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar [...]. Serán  sacerdotes de Dios y de Cristo,  y  reinarán con él mil años’ (Apoc. 20:4, 6). Entonces será  cuando, como está  predicho por Pablo, ‘los santos han de juzgar al mundo’ (1 Cor. 6:2). Junto con Cristo juzgan a los impíos: comparan sus actos con el libro de la Ley, la Biblia, y fallan cada caso de acuerdo con los actos cometidos en su cuerpo. Entonces la cuota que los malos tienen que sufrir es medida según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte. “También Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo. Pablo dice: ‘¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?’ (vers. 3). Y Judas declara que ‘a los ángeles que no guardaron su estado original, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas, hasta el juicio del gran día’ (Jud. 6)” (CS  718,  719). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. La participación de los santos en el juicio de los impíos (1 Cor. 6:3; Jud. 6) ¿qué nos dice acerca de Dios y cuán transparente será con nosotros al mostrarnos su bondad y su justicia en su trato con el pecado y la maldad? 2. Lee Éxodo 32:32; Salmos 56:8; 69:28; 139:16; Isaías 4:3; Daniel 12:1; Malaquías 3:16; Lucas 10:20; Apocalipsis 13:8; y 17:8. Estas son referencias a los libros de Dios en el cielo. ¿Qué tipo de cosas están registradas en estos libros? ¿Por qué es importante que Dios lleve un registro de nuestras lágrimas (Sal. 56:8), por ejemplo? Si Dios lo sabe todo, ¿cuál es el propósito de esos libros, o registros? 3. ¿Por qué crees que es importante que Hebreos termine el argumento de la epístola con una referencia a las promesas de Daniel 7? ¿Por qué estas conexiones son importantes en el contexto del ministerio de Jesús en el cielo? ¿Qué nos enseña Daniel 7 sobre el fin de todas las cosas terrenales y  caídas?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 18 mar. 2022 
 El valor de un regalo 

 «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna». Juan 3:16 

  ¿QUÉ DETERMINA EL VERDADERO VALOR DE UN REGALO? En opinión del profesor Robert A. Emmons, el valor de un regalo, y el correspondiente sentimiento de gratitud que despierta en quien lo recibe, depende mayormente de dos factores.*

El primer factor se refiere al costo del obsequio, no en términos monetarios, sino cuánto le «costó» al dador en términos de esfuerzo personal, de haberse privado de algo que necesitaba, para darlo a alguien como expresión de amor o como muestra de aprecio.

Este primer aspecto del verdadero valor de un obsequio me recuerda una experiencia de mi boda. Esther, que para entonces trabajaba en la Administración Pública, tuvo la idea de enviar tarjetas de invitación a varios ministros del gobierno nacional, aunque sabía que no asistirían a la ceremonia. Varios ministros nos enviaron obsequios de muy buena calidad. La pregunta aquí es: ¿Cuánto «costó» a estos funcionarios públicos, en términos de esfuerzo personal, el regalo que nos enviaron? No quiero aparecer como ingrato, pero me temo que no fueron ellos los que, personalmente, fueron de tienda en tienda buscando qué regalarnos.

El segundo factor, escribe Emmons, tiene que ver con el motivo que impulsa al dador. ¿Regalo solo para cumplir con una formalidad? ¿Para salir del paso? ¿Para no quedar mal? ¿O porque «esta persona ya me había dado un regalo»?

¿Puedes pensar en un ejemplo bíblico que ilustre bien lo que venimos diciendo? El primero que viene a la mente es la ofrenda de la viuda pobre, puesto que en esas dos moneditas ella dio «todo el sustento que tenía» (Luc. 21: 4).

Sin embargo, mi mente se traslada al Calvario. Ahí contemplo la mayor de todas las ofrendas, el supremo regalo, que el cielo nos dio en la persona de nuestro maravilloso Salvador, Cristo Jesús. ¿Cuánto le costó al Padre entregar a su amado Hijo? ¿Cuánto significó para él ver a su Hijo recibir un trato tan cruel? Las palabras no lo pueden expresar. ¿Y con qué motivo lo entregó? «Para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna».

Lo más sorprendente en todo esto es que ese precioso regalo lo recibimos, no porque amábamos a Dios, sino porque «él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados» (1 Juan 4: 10, NVI).

¡Gracias a Dios por su don inefable! (2 Cor. 9: 15).

Te alabo, Padre, porque en el don de tu Hijo diste todo el cielo con tal de salvarme. Ayúdame a compartir este supremo don con todos aquellos con quienes me relacione hoy.

* Robert A. Eminons, Thanks! How the New Science of Gratitude Can Make You Happier, Hougton Mifflin Company, 2007, pp. 126-127

jueves, 17 de marzo de 2022

Jueves 17 de marzo TENGAMOS GRATITUD

Jueves 17 de marzo TENGAMOS GRATITUD Hebreos concluye esta parte señalando que la respuesta apropiada a Dios por todas las cosas maravillosas que ha hecho por nosotros es mostrarle gratitud ofreciéndole una clase adecuada de adoración. Compara Hebreos 12:28 con 13:15 y 16. ¿Cómo le ofrecemos a Dios una adoración  aceptable? En el sistema del Antiguo Pacto, el sacrificio de animales era la forma en que el pueblo mostraba arrepentimiento y gratitud; pero estos sacrificios debían ser una demostración de lo que ocurría en el corazón del adorador. Dios dejó en claro en los Salmos, y mediante los profetas, que lo que realmente le agradaba no era la sangre de los animales, sino la gratitud, las obras justas y la rectitud de los adoradores (Sal. 50:7–23; Isa. 1:11–17). Por ende, Pablo nos invita a adorar a Dios en el Santuario celestial ofreciendo sacrificios de alabanza, confesión, acción de gracias y buenas obras, que es la verdadera adoración que lo deleita. Ofrecemos estos sacrificios en la Tierra, pero son aceptados como agradables a Dios en el cielo. Esta exhortación abarca todos los llamados que el autor ha hecho a lo largo de la carta para la profesión del nombre de Jesús (Heb. 3:1; 4:14; 10:23) y sus exhortaciones a que sigamos haciendo buenas obras (Heb. 6:10-12; 13:1, 2, 16). La invitación que Pablo le hace a la audiencia a “ador[ar] a Dios como a él le agrada” (Heb. 12:28 NVI) implica que los creyentes en verdad ahora son una nación sacerdotal que ha sido perfeccionada y santificada mediante el sacrificio de Jesús (Heb. 10:10–14, 19-23). Esto cumple el propósito original de Dios para Israel: el de ser una nación sacerdotal mediante la cual él pudiera anunciar las buenas nuevas de salvación al mundo (Éxo. 19:4-6; 1 Ped. 2:9, 10; Apoc. 1:6; 5:10). Hebreos 13:1 al 6 describe en términos prácticos lo que significa hacer el bien y compartir lo que tenemos. Significa mostrar amor fraternal, así como Jesús mostró amor fraternal por nosotros (Heb. 2:11, 12). Significa ser hospitalario, visitar a los que están en la cárcel o han sido maltratados (Heb. 13:3), y rechazar el adulterio y la codicia. ¿Por qué es importante prestar atención a las buenas obras y compartir lo que tenemos como parte de nuestra adoración a Dios? Al mismo tiempo, ¿de qué maneras  concretas  nuestros  sacrificios  espirituales  a  Dios  pueden  corromperse (Isa.  1:11-17)?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 17 mar. 2022 
 El tema «favorito» de Cristo 

 «En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama». Juan 16:26-27 

  ¿CUÁL ERA EL TEMA FAVORITO DE NUESTRO SEÑOR, mientras caminó Centre nosotros? Según Elena G. White, era «el carácter paternal y el abundante amor de Dios» (Testimonios para los ministros, cap. 8, p. 192).

El amor infinito y siempre accesible del Padre celestial. De esa fuente el Señor «bebía» diariamente. De ahí obtenía fuerzas y sabiduría para lidiar con los líderes religiosos del pueblo, que a diario buscaban entramparlo. De ahí recibía poder para relacionarse con las multitudes que tan a menudo lo acosaban. Ese era su «secreto», tal como lo expresa Peter van Breemen: «Debido a que sus raíces penetraban tan profundamente en el amor del Padre, sus ramas podían extenderse para alcanzar a todo ser humano».*

Nada de esto, por supuesto, debería sorprendernos. ¿No dice la Escritura que Jesús se levantaba «muy de mañana, siendo aún muy oscuro», para ir a un lugar desierto, y allí orar? (Mar. 1:35). ¿No dijo el mismo Señor a sus discípulos, cuando se acercaba la hora de su prueba, que lo dejarían solo, pero que en realidad no estaría solo, porque el Padre estaría con él?

Hay aquí una preciosa lección para nosotros. Si para Jesús su relación con el Padre lo era todo; si para él la presencia del Padre era una realidad indiscutible, al punto de que nunca se sentía solo, ¿qué implicaciones tiene este hecho para ti y para mí? Si nuestro Salvador encontraba consuelo y paz en la comunión con su Padre, ¿qué nos dice este hecho, siendo que su padre es también nuestro Padre?

Lo que esto significa, simple y sencillamente, es que no importa la magnitud de las pruebas que te toque enfrentar nunca estarás solo, sola, porque el Padre estará contigo. Nunca te abandonará por el simple hecho de que te ama. Es lo que dice nuestro versículo para hoy.

Resuelve hoy, por lo tanto, en el bendito nombre de Jesús, que cada día beberás de esa fuente inagotable que es el amor de nuestro Padre celestial. El resultado será que «tus raíces» penetrarán profundamente en su amor, y «tus ramas» se extenderán para compartir con quienes te rodeen el incomparable amor de nuestro maravilloso Salvador.

Gracias, Señor Jesús, por enseñarme que tu Padre es también mi Padre; y porque, en tu nombre, puedo tener acceso al trono celestial. Al comenzar este nuevo día, quiero tener la seguridad de que siempre estarás conmigo, y que tu gozo y paz inundarán en todo momento mi corazón.

* Peter van Breemen, Called by Name, Dimension Books, 1976, p. 53.

miércoles, 16 de marzo de 2022

Lección 12 | Miércoles 16 de marzo UN REINO INCONMOVIBLE

Lección 12  | Miércoles 16 de marzo UN REINO INCONMOVIBLE Dios anunció que “conmoverá” el cielo y la Tierra, lo que significa que destruirá a las naciones enemigas. Sin embargo, hay algunas cosas que no se conmoverán, que no serán destruidas. Comprara los Salmos 15:5; 16:8; 21:7; 62:2;  112:6; con Hebreos 12:27. ¿Cuáles son las cosas que no serán conmovidas? Muchas traducciones modernas de Hebreos 12:27 sugieren que el temblor de cielo y Tierra significa que estos serán removidos y desaparecerán para siempre. Sin embargo, la Biblia aclara que Dios creará nuevos cielos y nueva Tierra (Isa. 65:17; Apoc. 21:1-4), y que resucitaremos y tendremos un cuerpo renovado aquí, en esta Tierra (1 Tes. 4:13–17; Fil 3:20). Por lo tanto, el “temblor” implica purificación y renovación de la Creación, no su remoción total. Lo que hay aquí se volverá a crear y será el lugar donde vivirán los redimidos. Sin embargo, hay algunas cosas que no se alterarán. Esto incluye a los justos. Ellos no serán conmovidos porque confían en Dios. El Creador los sostiene y garantiza  su  supervivencia. Fíjate que, en Hebreos, la permanencia y la estabilidad se relacionan con Jesús. Hebreos 1:10 al 12 dice acerca de Jesús: “Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás, y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán”. Hebreos también dice que el sacerdocio de Jesús permanece para siempre (Heb. 7:3, 24) al igual que la herencia de los redimidos (Heb. 10:34). En el Juicio Final, quienes estén “en Jesús” no serán conmovidos (Sal. 46:5). Hebreos 12:28 también dice que recibiremos “un reino inconmovible”. Esta es una referencia a Daniel 7:18, que dice que los santos “recibirán el reino, y será suyo para siempre” (NVI). Este es el reino que “no será jamás destruido” mencionado en Daniel 2:44. Este reino pertenece al Hijo, pero él lo compartirá con nosotros. Apocalipsis 20:4 dice que juzgaremos con él a los poderes malignos que nos persiguieron (1 Cor. 6:3). ¿Cómo te está yendo con el zarandeo actualmente? Si no te va muy bien, ¿qué decisiones puedes tomar para conseguir ayuda en este tiempo importante? (Ver Efe.  4:14.)

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios
miércoles, 16 mar. 2022
«Compre cuatro, y lleve uno gratis»

«No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin el permiso de vuestro Padre. Pues bien, aun vuestros cabellos están todos contados. Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos». Mateo 10:29-31

¿CUÁNTOS PAJARILLOS ME DARÍAS POR UN CUARTO? —pregunta el comprador.

-Dos -responde el vendedor-, pero por dos cuartos te doy cinco. Uno te sale gratis.

Este el típico regateo en el mercado público, y es la idea que resulta cuando comparamos nuestro texto bíblico de hoy, en Mateo, con la versión que da Lucas de las palabras del Señor. En Mateo leemos: «¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? (Mat. 10:29). Lucas, por su parte, dice: «¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos?» (12: 6). Sin lugar a dudas, para quien estuviera dispuesto a pagar dos cuartos, un pajarillo le salía gratis.

¿Hay alguna contradicción entre los dos Evangelios? En absoluto. Tal como lo señala William Barclay, es muy probable que Jesús haya usado ambas versiones de lo que seguramente era un dicho popular en aquel entonces.*

¿Cuál es el punto importante del relato? Lo encontramos al leer el versículo completo en Lucas: «¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios» (Luc. 12: 6, énfasis añadido). Para el vendedor, ese quinto pajarillo no tenía valor alguno; por eso lo daba gratis cuando, en vez de dos, le compraban cuatro. Pero Jesús dice que ninguno de ellos está olvidado delante de Dios. ¡Hasta el quinto pajarillo tenía valor para él!

«¿No se venden dos pajarillos por un cuarto?» El «cuarto» era una moneda romana de cobre que valía 1/16 de un denario; y el denario era el pago diario de un agricultor. ** La implicación obvia es que el valor de un pajarillo en el mercado no era, por cierto, mucho; pero esto no impedía que fuera valioso para Dios. ¡Cuánto mayor es, por lo tanto, tu valor y el mío para Dios! Y para que no quedara la menor duda al respecto, el Señor añadió: «Más valéis vosotros que muchos pajarillos».

¿Qué nos da tanto valor ante Dios? No son, por cierto, nuestros logros. Tampoco nuestra apariencia personal, o la cuenta bancaria. Lo que nos da tanto valor es el hecho de que somos sus hijos amados. Tan amados, que por nosotros murió Cristo, en una cruz, para darnos vida eterna.

¿No es esta una gran noticia? De hecho, ¿no es esta la mejor noticia para comenzar un nuevo día?

Gracias, Padre celestial, por ver en nosotros un tesoro de gran valor. Ayúdanos a vivir hoy a la altura de nuestra dignidad como tus hijos, y como príncipes y princesas de tu reino.

*William Barclay, The Mind of Jesus, HarperCollins, 1976, p. 111. ** Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 51.

Lección 11 | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA

Lección 11  | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA Lee Romanos 15:4 y 5. ¿Qué encontramos en estos versículos? Normalmente nos im...