Powered By Blogger

lunes, 28 de febrero de 2022

Lección 10 | Lunes 28 de febrero LA INVITACIÓN DE DIOS

Lección 10  | Lunes 28 de febrero LA INVITACIÓN DE DIOS Lee Hebreos 12:18 al 21. ¿Cuál fue la experiencia de Israel en el monte Sinaí? Cuando Dios llamó a Israel a salir de Egipto, su plan era crear una relación personal e íntima con ellos. Él dijo: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí” (Éxo. 19:3, 4). Así, a través de Moisés, Dios dio las instrucciones necesarias con el fin de preparar al pueblo para encontrarse con él. El pueblo primeramente necesitaba consagrarse (Éxo. 19:10-15). Quienes  ascendieran  sin preparación  morirían.  Sin embargo, una vez que el pueblo se preparó durante dos días, entonces “cuando [sonara] largamente la bocina”, al tercer día, Dios instruyó al pueblo: “Subirán al  monte”  (Éxo.  19:13).  Quería  que  tuvieran  la  experiencia  que  Moisés  y  los  dirigentes del pueblo tendrían cuando subieran al monte y “[vieran] a Dios, y [comieran] y [bebieran]” en su presencia (Éxo. 24:9-11). Más adelante, el pueblo reconoció que había visto la gloria de Dios y que era posible que Dios hablara “al hombre, y éste aún [viva]” (Deut. 5:24). Pero, cuando llegó el momento, les faltó fe. Moisés explicó años más tarde: “Vosotros tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al monte” (Deut. 5:5). En lugar de eso, le pidieron a Moisés que fuera su intermediario (Deut. 5:25-27; comparar con Éxo. 20:18-21). La manifestación de la santidad de Dios en el monte Sinaí debía enseñarle al pueblo a “temerle”, o respetarlo. El “temor de Jehová” conduce a la vida, la sabiduría  y  la  honra  (Deut.  4:10;  comparar  con  Sal.  111:10;  Prov.  1:7;  9:10;  10:27). Allí  también aprenderían que él es misericordioso y compasivo (Éxo. 34:4-8). Por lo  tanto,  aunque  Dios  quería  que  Israel  se  acercara  a  él,  el  pueblo  se asustó  y le pidió  a  Moisés que hiciera de intermediario. La descripción que hace Hebreos de los eventos en el Sinaí se desprende principalmente del recordatorio que Moisés le hace al pueblo por su falta de fe y su apostasía con el becerro de oro, y cuánto temía encontrarse con Dios debido al pecado de ellos (Deut. 9:19). La reacción de los israelitas no era el plan de Dios para ellos, sino el resultado de su falta de fe. ¿Por qué no debemos tener miedo de acercarnos a un Dios santo? Sin embargo, ¿de qué manera se nos exhorta que debemos acercarnos?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 lunes, 28 feb. 2022 
 El verdadero perdón 

 «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Luc. 23:34 

  HACE UNOS AÑOS, mientras revisaba las revistas que en el mostrador de una iglesia se colocan para regalar, vi una portada que me llamó la atención. Aparecía la foto de LeBron James, para entonces el mejor jugador del basquetbol del mundo, con el uniforme de Cleveland Cavaliers, su «nuevo» equipo. Se trataba de un artículo escrito por Martin Surridge, profesor de Inglés de Lynden, Washington.*

El argumento del artículo era sencillo, pero poderoso: ¿Por qué los fanáticos de Cleveland estaban dispuestos a perdonar a LeBron siendo que no había nada que perdonar? En opinión del autor, LeBron James no traicionó a su equipo Cleveland Cavaliers cuando, siendo agente libre, optó jugar para Miami Heat. Es verdad, fue Cleveland quien originalmente lo contrato, y fue en el estado de Ohio donde LeBron nació; sin embargo, ¿no tenía él todo el derecho de firmar con el equipo de su preferencia?

Después de cuatro años en Miami, tiempo durante el cual LeBron fue el factor decisivo para que Miami Heat ganara dos campeonatos de la NBA, la superestrella del basquetbol decidió regresar a Cleveland. Entonces aparecieron, por miles, las franelas estampadas con el mensaje: «Te perdonamos, LeBron».

¿Qué estaban perdonando?, pregunta el profesor Surridge. ¡No había nada que perdonar! Además, añade, si al irse de Cleveland LeBron hizo algo malo, ese perdón debió ser concedido cuando se fue, no cuando regresó. Era entonces, no ahora, cuando más necesitaba ser absuelto de su culpa.

Lo que dice el profesor Surridge tiene sentido. Si, por ejemplo, alguien me ha robado, mi perdón hacia el ladrón ha de producirse mientras el ladrón todavía está en posesión de mi dinero, no cuando me lo ha devuelto, ¡porque entonces cuán fácil me resultaría perdonar!

Leer el artículo de Surridge transportó mi mente a otras escenas de deslealtad, de traición, y de perdón. Pensé en Pedro, en el patio del templo, negando al Señor. En Judas, vendiéndolo por treinta monedas de plata. Recordé las palabras del apóstol Juan al escribir de la misión que trajo al Hijo de Dios a nuestro mundo: «A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron». También recordé las escenas del Calvario.

¿Cuándo perdonó Jesús a sus detractores? Mientras sufría los intensos dolores de los clavos, y su sangre corría por sus sienes; mientras todavía se escuchaban los insultos, nuestro amado Salvador exclamó: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Luc. 23: 34). Si esto no es perdón, ¿entonces qué es?

¡Oh amor divino, que no esperaste que nos reconciliáramos contigo para entregar a tu Hijo a la muerte, y muerte de cruz!

Gracias, Padre, porque entregaste a tu Hijo a la muerte cuando todavía éramos tus enemigos; y porque hiciste provisión para perdonamos antes de merecer tu perdón. 

*Martin Surridge, «When Betrayal Deserves Forgiveness», en Insight, enero 24, 2015, pp. 8-10.

domingo, 27 de febrero de 2022

Domingo 27 de febrero JESÚS ANTE EL PADRE

Domingo 27 de febrero JESÚS ANTE EL PADRE Lee  Hebreos  9:24.  Según este  pasaje, ¿cuál  era  el propósito  de  la  ascensión de Jesús al cielo? Dios  instruyó  a  Israel  para  que  los  varones  subieran  tres  veces  al  año  a  Jerusalén para “presentar[se ...] delante de Jehová el Señor” con una ofrenda. Los tiempos señalados eran la fiesta de la Pascua (panes sin levadura), la fiesta de las  Semanas  (Pentecostés) y  la  fiesta  de  los  Tabernáculos  (Éxo.  23:14-17;  Deut. 16:16). La Pascua celebraba la liberación de la esclavitud en Egipto. Pentecostés celebraba la cosecha de la cebada y, en épocas del Nuevo Testamento, se lo relacionaba  con  la  entrega  de  la  Ley  en el Sinaí.  La  fiesta  de  los  Tabernáculos celebraba el cuidado de Dios respecto de Israel durante su estadía en el desierto. Hebreos  9:24 describe la ascensión de  Jesús a la presencia del  Padre. Llegó al Santuario celestial, el “verdadero”, para “presentarse” ante Dios con un mejor sacrificio (Heb. 9:23, 24, NVI): su propia sangre. Jesús cumplió las fiestas de peregrinación con asombrosa precisión. Murió el día de la preparación de la Pascua a la hora novena, el momento en que se sacrificaban los corderos pascuales (Juan 19:14; Mat. 27:45–50). Jesús resucitó al tercer día y ascendió al cielo para recibir la seguridad de que su sacrificio había sido aceptado (Juan 20:17; 1 Cor. 15:20), cuando el sacerdote debía mecer la gavilla de cebada madura como primicia (Lev. 23:10-12). Luego, ascendió cuarenta días después para sentarse a la diestra de Dios y establecer el Nuevo Pacto en el día de Pentecostés (Hech. 1; 2). El  propósito  de la  peregrinación del  antiguo  Israel  era “ver  la  faz  de Dios” (Sal. 42:2, BJ). Esto significaba experimentar el favor de Dios (Sal. 17:15). De igual modo, la expresión hebrea de “buscar el rostro de Dios” significaba pedir ayuda a Dios (2 Crón. 7:14; Sal. 27:8; 105:4). Este es el sentido, en Hebreos, de la ascensión de Jesús. Jesús ascendió a Dios con el sacrificio perfecto. Jesús ascendió al cielo también como nuestro Precursor ante la presencia de Dios (Heb. 6:19, 20). Él ha hecho realidad la promesa para los creyentes que viajan “en busca de una patria”, deseando “una patria mejor” y esperando “la ciudad [...] de la cual Dios es arquitecto y constructor” (Heb. 11:10, 13–16). Una vez más, ¿por qué la realidad de Cristo –no solo su Cruz sino también su mediación ahora en el cielo– debe sustentar la seguridad de nuestra salvación?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios
domingo, 27 feb. 2022
¿Un yugo fácil?

«Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga». Mateo 11: 29-30

¿A QUÉ SE REFERÍA EL SEÑOR cuando dijo que su yugo es fácil?  De acuerdo al libro El Deseado de todas las gentes, cuando Jesús pronunció estas palabras en la multitud se encontraban los escribas y fariseos, para quienes la religión era una ronda interminable de ceremonias. También estaban los publicanos y pecadores (cap. 34, p. 299). Tanto a los unos como a los otros el Señor extendió una «extraña» invitación: «Llevad mi yugo sobre vosotros».

¿Qué quiso decir? ¿No llevaban ya un pesado yugo? Leamos primero algo sobre cómo se preparaba el yugo para los animales de carga en la antigua Palestina. Según William Barclay, el yugo de los bueyes era «hecho a la medida». Primero, al buey se le «tomaban las medidas»; seguidamente, el yugo era elaborado y, finalmente, probado sobre el buey. De esa manera, el dueño se aseguraba de no escoriar el cuello del animal. *

¿Capta el lector la idea? El punto importante aquí es que el yugo no libraba al buey del trabajo duro, pero lo facilitaba, porque estaba hecho a su medida. (De hecho, resulta interesante saber que la palabra griega traducida como «fácil» es chrestos, que significa «cómodo», «a la medida»).**

De acuerdo a esta información, podemos inferir que la promesa del Señor a sus seguidores no es una vida libre de pruebas. Es, más bien, que en medio de las pruebas siempre tendremos su ayuda. Es la ayuda que él mismo nos brinda porque, en última instancia, es él quien lleva la mayor parte de la carga.

¿Estás ahora mismo enfrentando alguna prueba dura? ¿Sientes que te caes bajo el peso de la carga que llevas? La promesa de Dios es que hay descanso para tu alma; no en el sepulcro, sino en este momento. Jesús, el Hijo de Dios, ahora mismo está muy cerca de ti, a la espera de que le permitas poner su hombro a tu carga. Ya lo dijo el salmista: «Deja tus pesares en las manos del Señor, y el Señor te mantendrá firme; el Señor no deja a sus fieles caídos para siempre» (Sal. 55: 22, RVC).

Así, pues, coloca sobre él todos tus pesares, tus angustias, tus temores. Nunca podrás agobiarlo, ni tampoco sobrecargarlo. ¿No dice acaso la Escritura que «la soberanía reposará sobre sus hombros»? (ver Isa. 9: 6, NVI)

Gracias, Señor Jesús, por tu promesa de estar conmigo en medio de mis pruebas. En este mismo instante te entrego mis cargas, para que las leves sobre tus hombros; y a cambio recibo tu yugo, tu descanso y tu perdón.

*William Barclay: The Gospel of Matthew, The Westminster Press, 1975, t. 2, p. 17. ** shid.

sábado, 26 de febrero de 2022

Lección 10: Para el 5 de marzo de 2022 JESÚS ABRE EL CAMINO A TRAVÉS DEL VELO Sábado 26 de febrero

Lección  10:  Para el 5 de marzo de 2022 JESÚS ABRE EL CAMINO A TRAVÉS DEL VELO Sábado 26 de febrero LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hebreos 9:24; Éxodo 19:3, 4; Hebreos 12:18–21; Levítico 16:1, 2; Hebreos 10:19–22; Colosenses 3:1. PARA  MEMORIZAR: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (Heb. 9:24). Cuando los discípulos  regresaron  del Monte  de los  Olivos, justo después  de que  Jesús  ascendió  al  cielo,  estaban  llenos de  gozo  y  triunfo.  Su  Maestro  y Amigo había ascendido a una posición de poder sobre el mundo y los había invitado a acercarse a Dios en su nombre con la absoluta confianza de que Dios respondería favorablemente a sus oraciones (Juan 14:13, 14). Aunque seguían en el mundo, atacados por las fuerzas del mal, su esperanza era firme. Sabían que Jesús había ascendido para prepararles un lugar (Juan 14:1-3). Sabían que Jesús era el Capitán de su salvación y que había abierto un camino a la Patria celestial mediante su sangre. La ascensión de Jesús al cielo es fundamental para la teología de Hebreos. Marca el comienzo del reinado de Jesús y el comienzo de su ministerio sumosacerdotal en nuestro favor. Finalmente, lo más importante es que la ascensión de Jesús marca el momento en que se estableció el Nuevo Pacto, que brinda los medios necesarios para poder acercarnos a Dios con valentía mediante la fe. Es nuestro privilegio ahora acercarnos a Dios con confianza a través de Jesús y los méritos de su justicia.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 26 feb. 2022 
 ¿Cómo quieres que te recuerden? 

 «Nosotros no nos predicamos a nosotros mismos, sino que proclamamos a Jesucristo como Señor, y nos declaramos siervos de ustedes por amor a Jesús». 2 Corintios 4:5, RVC 

  ¿QUÉ TE GUSTARÍA QUE SE DIJERA de ti cuando ya no estés en este mundo? Esta pregunta pareciera no ser la ideal para comenzar el día; sin embargo, hay al menos dos buenas razones por las cuales vale la pena hacerla.

La primera razón por la cual conviene preguntarnos cómo queremos que la gente nos recuerde la ilustra bien Peter Drucker, considerado por muchos el padre de la gerencia moderna. Cuenta él que cuando tenía unos trece años de edad su maestro de religión una vez recorrió todo el salón de clases preguntando a cada alumno: « ¿Cómo te gustaría que la gente te recordara?». Después de completar el recorrido, con una sonrisa en su rostro, el hombre dijo: «No esperaba que ustedes pudieran responder a mi pregunta, pero sí cuando cumplan cincuenta años todavía no saben cómo responderla, habrán malgastado su vida».*

El caso es que la pregunta de su maestro impactó a Drucker durante toda su vida, al punto de que con frecuencia se la hacía a sí mismo y llegó a formar parte de sus charlas y sus escritos. ¿Por qué? Porque, en su opinión, esta pregunta lo animó a renovarse, a verse como la persona que algún día podía llegar a ser.

Lo que dice Drucker tiene sentido. Siendo que vamos a pasar por este mundo una vez, ¿por qué no ser la mejor clase de personas que podamos: como estudiantes, amigos, trabajadores, esposos, padres...? ¿Por qué no esforzarnos siempre para hacer las cosas de la mejor manera que podamos?

Esforzarnos por llegar a ser la mejor clase de personas nos lleva a la segunda razón por la que conviene preguntarnos cómo queremos ser recordados: ¿Qué huellas dejaremos tú y yo a nuestro paso por este mundo? Por cierto, para dejar huellas, no se necesita ser una celebridad o un personaje famoso; solo basta con haber nacido.

Nuestras huellas quedarán en los lugares por donde pasamos y, sobre todo, en las personas con quienes tratamos. ¿Qué dirán esas huellas? ¿De qué hablarán? ¿Contarán la historia de una vida malgastada en la complacencia personal, o «gastada» en el servicio a Dios y al prójimo? Por sobre todo, ¿qué dirán del lugar que Cristo ocupó en nuestra vida?

Yo quiero que se me recuerde como un servidor de la humanidad por amor a Cristo. ¿Y tú?

Padre celestial, no quiero pasar por este mundo en vano. Ayúdame, por lo tanto, a cultivar en mi vida tus atributos de carácter, y a compartir con otros el maravilloso amor de mi Salvador.

*Peter Drucker, The Daily Drucker, HarperBusiness, 2004, p. 176.

viernes, 25 de febrero de 2022

Viernes 25 de febrero PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Viernes 25 de febrero PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, “Calvario”, pp. 690-705; “ ‘Consumado es’ ”, pp. 706-713. El profesor Jiří Moskala ha explicado la naturaleza de este juicio previo al Advenimiento. Dios “no está ahí para mostrar mis pecados como en un escaparate. Al contrario, apuntará en primer lugar a su asombrosa y poderosa gracia transformadora y, frente a todo el Universo, él, como el verdadero Testigo de toda mi vida, explicará mi actitud hacia Dios, mis motivaciones, mi pensamiento, mis hechos, mi orientación y mi dirección en la vida. Él demostrará todo. Jesús testificará que cometí muchos errores, que transgredí su santa Ley, pero también que me arrepentí, que pedí perdón y que su gracia me transformó. Proclamará: ‘Mi sangre es suficiente para el pecador Moskala, su orientación de vida está puesta en mí, su actitud hacia mí y hacia los demás es cálida y desinteresada; es digno de confianza, es mi buen siervo y fiel’ ” (“Toward a Biblical Theology of God’s Judgment: A Celebration of the Cross in Seven Phases of Divine Universal Judgment”,  p.  155). “Tanto los redimidos como los seres que no cayeron hallarán en la Cruz de Cristo  su  ciencia  y  su  canto.  Se  verá  que  la  gloria  que  resplandece  en  el  rostro de  Jesús  es  la  gloria  del  amor  abnegado.  A  la  luz  del  Calvario  se  verá  que  la  ley del amor autorrenunciante es la ley de vida para la Tierra y el cielo; que el amor que ‘no busca lo suyo’ tiene su fuente en el corazón de Dios; y que en el Manso y Humilde se manifestó el carácter del que mora en la luz a la que ningún hombre puede  acceder”  (DTG  11). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1.  Los seres humanos siempre han tenido la tendencia a ofrecer diferentes tipos de  sacrificios  a  Dios  a  cambio  del  perdón o la  salvación.  Algunos le ofrecen actos heroicos de penitencia (viajes largos y demás), otros le ofrecen una vida de servicio, o actos de privación, etc. ¿Cómo deben considerarse estos actos a la luz del sacrificio de Jesús y la afirmación de las Escrituras de que la Cruz ha puesto fin a todos los sacrificios (Dan. 9:27; Heb.  10:18)? 2.  Al mismo tiempo, ¿cuál es el papel del sacrificio en la vida del creyente? ¿Qué quiso decir Jesús cuando enseñó que debemos tomar nuestra cruz y  seguirlo  (Mat.  16:24),  o  el  apóstol  Pablo  cuando  dijo  que  deberíamos ofrecer nuestro cuerpo “en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios” (Rom. 12:1)? ¿Cuál es la relación entre las instrucciones de Jesús y las de Pablo (Mat. 16:24; Rom. 12:1) y Hebreos 13:15 y 16?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 25 feb. 2022 
 «Pagada completamente» 

 «Hermanos, quiero que sepan que les estamos anunciando el perdón de sus pecados por medio de Jesús». Hechos 13:38, RVC 

  FUE EN SU PRIMERA VISITA A JERUSALÉN, en ocasión de la Pascua, cuan do Jesús dio evidencias de entender cuál era el propósito de su nacimiento en nuestro mundo.

Dice el relato bíblico que, una vez terminada la fiesta, José y María emprendieron el viaje de regreso a casa, sin darse cuenta de que Jesús se había quedado en Jerusalén. Después de tres días de angustiosa búsqueda, cuando finalmente lo encontraron, su madre le preguntó: «“Hijo, ¿por qué nos has hecho esto?" [...]. Él les respondió: “¿Y por qué me buscaban? ¿Acaso no sabían que es necesario que me ocupe de los negocios de mi Padre”?» (Lucas 2: 48-49, RVC).

Con esta respuesta, Jesús por primera vez indicó que tenía una misión especial que cumplir. Y una vez que comprendió la naturaleza de esa misión, nunca la perdió de vista. Por ello pudo decir al principio de su ministerio: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra» (Juan 4: 34). Y antes de expirar su último aliento, mientras pendía de la cruz, exclamo: «Consumado es» (Juan 19:30).

¿Qué quiso decir con las palabras «Consumado es»? Que «Cristo no entregó su vida hasta que hubo cumplido la obra que había venido a hacer» (El Deseado de todas las gentes, cap. 79, p. 719). En este sentido, la expresión «Consumado es» (gr. tetelestai) hace referencia, no a un hombre acabado, que ha llegado al fin de sus fuerzas, sino habla de una obra terminada.

Según Warren W. Wiersbe, tetelestai era una palabra de uso común en tiempos de Jesús. La usaban los siervos cuando completaban una tarea; y los artistas, cuando terminaban sus obras. También los sacerdotes griegos la utilizaban cuando los adoradores traían al templo una víctima para el sacrificio. Si el animal cumplía los requisitos, el sacerdote decía tetelestai («Es perfecto»). Y cuando una persona completaba el pago de una compra a plazos, el vendedor extendía un recibo con la palabra tetelestai: «Pagada completamente».*

¿Qué es lo que estamos diciendo? Exactamente lo que afirma el apóstol Pedro en nuestro texto bíblico de hoy: que es posible el perdón de nuestros pecados, gracias al sacrificio que nuestro Señor completo en la cruz; porque al derramar su preciosa sangre, Jesús pagó completamente nuestra deuda de pecado, y nos dio una nueva oportunidad.

Dicho de otra manera: ¡Ya no estamos sujetos a servidumbre! ¡Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia!

Gracias, Jesucristo, por haber cancelado mi deuda de pecado. Hoy quiero hacer uso de la libertad que me has devuelto para aceptarte como mi Señor y Salvador.

*Warren W. Wiersbe, The Cross of Jesus: What His Words from Calvary Mean for Us, Baker Books, 1997, pp. 105-109.

jueves, 24 de febrero de 2022

Lección 9 | Jueves 24 de febrero EL JUICIO Y EL CARÁCTER DE DIOS

Lección 9  | Jueves 24 de febrero EL JUICIO Y EL CARÁCTER DE DIOS Lee Romanos 3:21 al 26; 1:16 y 17; y 5:8. La Redención en la Cruz para perdón de nuestros pecados, ¿qué revela acerca de Dios? El perdón de nuestros pecados implica dos fases en la mediación de Jesús en los dos departamentos del Santuario celestial. En primer lugar, Jesús quitó de  en  medio  nuestros  pecados  y  él  mismo  los  cargó  en  la  Cruz  para  ofrecer perdón a todos los que creen en él (Hech. 2:38; 5:31). En la Cruz, Jesús obtuvo el derecho de perdonar a todo el que crea en él porque él cargó con esos pecados. También estableció un Nuevo Pacto, que le permite poner la Ley de Dios en el corazón de los  creyentes mediante el Espíritu Santo (Heb. 8:10-12; Eze. 36:25-27). Una segunda fase del ministerio de Jesús consiste en un juicio, el juicio previo al Advenimiento, que aún era futuro desde el punto de vista de los hebreos (Heb. 2:1-4; 6:2; 9:27, 28; 10:25). Este juicio comienza con el pueblo de Dios y se describe en Daniel 7:9 al 27, Mateo 22:1 al 14 y Apocalipsis 14:7. Su propósito es mostrar la justicia de Dios al perdonar a su pueblo. En este juicio, los registros de su vida estarán abiertos para que los vea el Universo. Dios mostrará lo que sucedió en el corazón  de los creyentes  y  cómo abrazaron a Jesús como su Salvador y aceptaron al Espíritu en su vida. En cuanto a este juicio, Elena de White escribió: “El hombre no puede por sí mismo hacer frente a estas acusaciones. Con sus ropas manchadas de pecado, confiesa su culpabilidad delante de Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta una súplica eficaz en favor de todos los que mediante el arrepentimiento y la fe le han confiado la guarda de sus almas. Intercede por su causa y vence a su acusador con los poderosos argumentos del Calvario. Su perfecta obediencia a la Ley de Dios, aun hasta la muerte de la Cruz, le ha dado toda potestad en el cielo y en la Tierra, y él solicita a su Padre misericordia y reconciliación para el  hombre  culpable.  [...]  Pero,  aunque  debemos  comprender  nuestra  condición pecaminosa, debemos fiar en Cristo como nuestra justicia, nuestra santificación y redención. No podemos contestar las acusaciones de Satanás contra nosotros. Solo  Cristo  puede  presentar  una  intercesión  eficaz  en  nuestro  favor.  Él  puede hacer callar al acusador con argumentos que no se basan en nuestros méritos, sino en los suyos” (TI  5:445, 446). ¿Por qué la Cruz y el ministerio de Jesús en nuestro favor sugieren que debemos esperar el Juicio con confianza, pero con humildad y arrepentimiento?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 24 feb. 2022 
 ¿Se puede pedir más? 

 «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes». Juan 15: 15, NVI 

  ¿QUÉ TE GUSTARÍA QUE SE DIJERA DE TI?

a. Que eres una persona muy amada por Dios.

b. Que eres una persona «conforme al corazón de Dios».

c. Que eres amigo de Dios.

Que era «muy amado» se dice del profeta Daniel (Dan. 9:23). Del Rey David se dice que era «varón conforme al corazón de Dios» (Hech. 13:22). Y que era «amigo de Dios», se dice de Abraham (Sant. 2:23). De nuevo, ¿qué te gustaría que se dijera de ti?

Al igual que Abraham, y sin pensarlo dos veces, quiero ser llamado «amigo de Dios». Mejor aún, quiero que el Señor diga de mi lo que en una ocasión dijo de Abraham: «Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham, mi amigo» (Isa. 41: 8).

Dice: «Mi amigo». ¿Puede haber mayor honor que este? ¡Que el Soberano de todo el universo diga de ti, de mí: «¡Es mi amigo, mi amiga!».

Lo cierto es que ese honor ya es nuestro. Oigamos al Señor decirlo: «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos» (Juan 15: 15, NVI). Lo que el Señor está diciendo aquí es algo así: «Aunque yo soy el Señor y el Maestro, no tienen que relacionarse conmigo como siervos que temen a su amo; pueden hacerlo como amigos que me aman ¡porque ustedes ya son muy amados!». ¿No es esto maravilloso?

Ahora bien, ¿qué razón da el Señor para no llamarnos siervos? «Porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo». Volvamos por un momento a la amistad entre el Señor y Abraham. ¿Cuál era uno de los rasgos más significativos de esa amistad? El mismo Señor lo mencionó en ocasión de su visita a Abraham, cuando se acercaba el momento de la destrucción de Sodoma: «¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?» (Gén. 18: 17).

¡Ahí está! Entre amigos no hay secretos. ¿Cómo podía el Señor destruir a Sodoma sin que Abraham, su amigo, lo supiera?

Amigos de Dios; eso somos tú y yo. Como prueba de esa amistad, él nos dio a conocer todo lo que oyó decir al Padre. Y, más importante aún, dio su vida por nosotros.

¿Qué más se puede pedir?

No sé qué viste en mí, bendito Jesús, para que decidieras ser mi mejor amigo. Mientras yo viva, le haré honor a esa amistad, y cuando vengas a buscarme, será para mí el mayor de los honores alabar tu precioso nombre por toda la eternidad.

miércoles, 23 de febrero de 2022

Miércoles 23 de febrero LA CRUZ Y EL COSTO DEL PERDÓN

Miércoles  23  de  febrero LA CRUZ Y EL COSTO DEL PERDÓN Lee Hebreos 9:22 al 28. ¿Qué dice este pasaje sobre la obra de Cristo en el Santuario celestial? La  idea  de  que  el  Santuario  celestial  necesita  ser  purificado  tiene  sentido  en el contexto del Santuario del Antiguo Testamento. El Santuario es un símbolo del reinado, o gobierno, de Dios (1 Sam. 4:4; 2 Sam. 6:2), y la forma en que Dios trata con el pecado de su pueblo afecta la percepción pública de la justicia de su Reino (Sal. 97:2). Como gobernante, Dios es el Juez de su pueblo, y se espera que sea justo, que reivindique al inocente y condene al culpable. Por lo tanto, cuando Dios perdona al pecador, asume la responsabilidad judicial. El Santuario, que representa el carácter y la administración de Dios, está contaminado. Esto explica  por  qué  Dios  carga  con  nuestros  pecados  cuando  perdona  (Éxo.  34:7; Núm. 14:17-19; en el hebreo original, “perdonar” [nosé’], en estos versículos, significa “llevar, cargar”). El sistema sacrificial del Santuario israelita ilustra este aspecto. Cuando una persona buscaba el perdón, llevaba un animal como sacrificio en su nombre, confesaba los pecados y lo mataba. La sangre del animal se untaba sobre los cuernos del altar o se rociaba delante del velo, en el primer departamento del Santuario. Así, el pecado se transfería simbólicamente al Santuario. Dios tomaba los pecados del pueblo y los cargaba sobre sí mismo. En el  sistema israelita, la  purificación,  o expiación,  de los  pecados se  daba en dos fases. Durante el año, los pecadores arrepentidos llevaban sacrificios al Santuario, con lo que quedaban limpios de su pecado, pero ese pecado se trasladaba al Santuario, a Dios mismo. Al final del año, en el Día de la Expiación, que era el Día del Juicio, Dios purificaba el Santuario, con lo que quitaba su responsabilidad judicial al transferir los  pecados del Santuario al macho cabrío, Azazel, que representaba a Satanás (Lev. 16:15-22). Este sistema de dos fases, representado por los dos departamentos del Santuario terrenal, que eran un modelo del Santuario celestial (Éxo. 25:9; Heb. 8:5), le permitía a Dios mostrar misericordia y justicia al mismo tiempo. Los que confesaban sus pecados durante el año demostraban lealtad a Dios al guardar un descanso solemne y afligirse en el Día de la Expiación (Lev. 16:29–31). Toda persona que no mostraba lealtad era “cortada” (Lev. 23:27–32). Piensa en lo que experimentarías si tuvieras que afrontar el justo castigo por tus  pecados.  Esa  verdad,  ¿en  qué  medida  debería  ayudarte  a  comprender  lo  que Cristo ha hecho por ti?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 miércoles, 23 feb. 2022 
 «El Dios de mi padre» 

 «El Señor es mi fuerza y mi cántico; él es mi salvación. Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo enalteceré». Éxodo 15:2, NVI 

  ENTRE TANTAS COSAS BUENAS QUE UN PADRE, una madre, pudiera legar a sus hijos, ¿cuál podría considerarse como el legado de mayor valor?

Busquemos la respuesta en nuestro texto de hoy. Los hijos de Israel se encuentran a salvo a orillas del Mar Rojo, después que el ejército egipcio ha sido literalmente destrozado gracias a la oportuna intervención de Dios. Guiados por Moisés, los israelitas prorrumpen entonces en alabanza para agradecer por la gran liberación (ver Exo. 15: 1-18). El resultado es un canto, el primero que registran las Escrituras, y que conocemos como el Canto de Moisés.

El Canto de Moisés se divide en dos partes. En la primera (vers. 1-12), el pueblo alaba a Dios por haberlo rescatado de las huestes egipcias. En la segunda (vers. 13-18), su nombre es exaltado por lo que hará por su pueblo una vez que posea Canaán.* En la primera parte, justo en el versículo dos, Moisés y el pueblo exclaman: «El Señor es mi fuerza y mi cántico; él es mi salvación. Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo enalteceré» (Éxo. 15: 1-2, NVI).

¿Te fijaste? Moisés primero dice «Él es mi Dios». Luego añade: «Es el Dios de mi padre». ¿No es esto maravilloso? ¡El Dios de su padre es también su Dios! Y ahora dime tú: ¿Puede haber una herencia más preciosa para legar a nuestros hijos, que el conocimiento de Dios como su Padre y de Cristo como su Salvador?

He leído que poco después de la muerte de Ronald Reagan, el 40° presidente de los Estados Unidos, su hijo adoptivo Michael Reagan comentó que de los muchos regalos que su padre le dio, ninguno logró superar al que recibió durante un vuelo aéreo que realizaron juntos en 1988, cuando Michael era todavía un niño: Su padre le habló del amor de Dios y del amor de Cristo como su Salvador. «En ese momento no sabía todo lo que eso significaba, pero ciertamente lo sé ahora», dijo.

¿Qué piensa hacer Michael con ese «regalo»? Dice él que se ha propuesto honrar la memoria de su padre al dar a sus hijos el mismo regalo que él recibió.**

¡Esa es la idea! Que nuestros hijos puedan decir, sin avergonzarse: «¡El Dios de mi padre es también mi Dios!».

Dios de mis padres, hoy quiero que sepas que eres mi Dios, y que resuelvo hacer todo cuanto pueda para que también seas el Dios de mis hijos.

*Jon L. Dybdahl, The Abundant Life Bible Amplifier. Exodus, Pacific Press, 1994. p. 138.

**preachingtoday.com. «The Best Gift a Father Can Give».

martes, 22 de febrero de 2022

Lección 9 | Martes 22 de febrero EL SACRIFICIO PERFECTO DE JESÚS

Lección 9  | Martes 22 de febrero EL SACRIFICIO PERFECTO DE JESÚS Lee Hebreos 7:27 y 10:10. ¿Cómo se describe el sacrificio de Jesús en estos  pasajes? Los sacerdotes levitas, que “llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar” (Heb. 7:23), contrastan con Jesús, quien vive para siempre y tiene un sacerdocio eterno (Heb. 7:24, 25). Los sacerdotes levitas “cada día” (Heb. 7:27) y “cada año” (Heb. 9:25) ofrecían ofrendas y sacrificios que “no [tenían] poder  alguno  para  perfeccionar  la  conciencia  de  los  que  celebran  ese  culto” (Heb. 9:9 NVI; 10:1–4). Sin  embargo,  Jesús  ofreció  “una  vez  para  siempre  un  solo sacrificio”  (Heb. 10:10,  12-14)  que  limpia  nuestra  conciencia  (Heb.  9:14;  Heb.  10:1-10)  y  quita  el pecado de en medio (Heb. 9:26). El sacrificio de Jesús es superior al sacrificio de los animales porque Jesús era el Hijo de Dios (Heb. 7:26-28), y cumplió perfectamente la voluntad de Dios (Heb. 10:5-10). La descripción del sacrificio de Jesús, “una vez para siempre”, tiene varias implicaciones  importantes. En primer lugar, el sacrificio de Jesús es perfectamente eficaz y nunca podrá ser superado. Los sacrificios de los sacerdotes levitas se repetían porque no eran eficaces; “de otra manera, ¿no habrían dejado ya de hacerse sacrificios? Pues los que rinden culto, purificados de una vez por todas, ya no se habrían sentido culpables de pecado” (Heb. 10:2 NVI). En segundo lugar, los diferentes tipos de sacrificios del Antiguo Testamento encontraron su cumplimiento en la Cruz. Por lo tanto, Jesús no solo nos limpia de pecado (Heb. 9:14); también ofrece santificación (Heb. 10:10-14; 9:26). Antes de que los sacerdotes pudieran acercarse a Dios en el Santuario y ministrar en favor de sus semejantes, tenían que purificarse y santificarse, o consagrarse (Lev. 8, 9). El sacrificio de Jesús nos limpia y nos consagra (Heb. 10:10-14) para que podamos acercarnos a Dios con confianza (Heb. 10:19-23) y servirlo como “real sacerdocio” (Heb. 9:14; 1 Ped. 2:9). Finalmente, el sacrificio de Jesús también sustenta nuestra vida espiritual. Ofrece un ejemplo para observar y seguir. Por lo tanto, Hebreos nos invita a fijar nuestros ojos en Jesús, especialmente en los eventos de la Cruz, y a seguir su ejemplo (Heb. 12:1-4; 13:12, 13). La  Cruz  es  la  base  de  todos  los  beneficios  que  Dios  nos  concede.  Ofrece  purificación del pecado, santificación para servir y alimento para crecer. ¿Cuál es la mejor forma de experimentar más de lo que recibimos en Jesús?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 22 feb. 2022 
 El lugar secreto de oración 

 «El Señor es bueno, es un refugio en el día de la angustia. El Señor conoce a los que en él confían». Nahúm 1:7, RVC 

  ¿TIENES UN LUGAR FAVORITO DE ORACIÓN?

Natanael, «el de Caná de Galilea» (Juan 21:2), estaba en su lugar favorito de oración cuando Felipe lo encontró para decirle que habían hallado «a aquel de quien escribieron Moisés, en la Ley, y también los Profetas: a Jesús hijo de José, de Nazaret» (Juan 1: 45). Pero bastó que Felipe dijera «Nazaret», para que el prejuicio indujera a Natanael a preguntar: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» (vers. 46).

Nazaret no había sido mencionada por los profetas como lugar de origen del Mesías; además, era un pueblo «muy poco distinguido».* ¿Cómo podría, por lo tanto, provenir de Nazaret el esperado Mesías? Natanael, sin embargo, no poseía toda la información. Aunque Jesús había crecido en Nazaret, no había nacido en Nazaret, sino en Belén; y de Belén sí habían hablado los profetas (ver Miq. 5:2). Lo cierto del caso es que Felipe no respondió a la pregunta de Natanael, sino que se limitó a decirle: «Ven y ve» (vers. 46). Dice el relato bíblico que «cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: “¡Aquí está un verdadero israelita en quien no hay engaño!"» (vers. 47). Grande tiene que haber sido la sorpresa de Natanael.

--¿De dónde me conoces? —preguntó.

-Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi (vers. 48).

Estas palabras revelan que Natanael nunca estuvo solo en su lugar secreto de oración. En ese lugar ya lo había visto el Salvador. Aún más, según El Deseado de todas las gentes, cuando Felipe lo encontró, Natanael «estaba rogando a Dios que si el que había sido anunciado por Juan (el Bautista) era el Libertador, se lo diese a conocer» (cap. 14, p. 118). Dios no lo chasqueó.

Apreciado amigo, amiga, cuando el desánimo se quiera apoderar de ti, y creas que Dios te ha olvidado, recuerda que Aquel que vio a Natanael debajo de la higuera, también te ve ti en tu lugar secreto de oración. Más aún, también te conoce de manera personal. Él sabe de las preocupaciones que ahora mismo te están robando la paz, así como también de los anhelos más arraigados en tu corazón. Lo mejor de todo es que, en el tiempo oportuno, responderá tu oración según lo que sea mejor para ti.

¿Qué tal si ahora mismo, no importa dónde te encuentres, das gracias por ese maravilloso Salvador que es Cristo el Señor?

Gracias, Señor Jesús, porque tus ojos no se apartan de mí, porque me conoces por nombre, y porque siempre estás atento a mis súplicas y oraciones.

*William Barclay, The Gospel of John, t. 1, The Westminster Press, 1975, 1, p. 92.

lunes, 21 de febrero de 2022

Lunes 21 de febrero DIVERSOS TIPOS DE SACRIFICIOS

Lunes 21 de febrero DIVERSOS TIPOS DE SACRIFICIOS La muerte de Jesús posibilitó el perdón, o remisión, de nuestros pecados. Sin embargo, la remisión de nuestros pecados implica mucho más que la cancelación  del  castigo  por  nuestra  transgresión  del  Pacto.  Implica  otros  elementos  de igual importancia. Por tal motivo, el sistema de sacrificios israelita tenía cinco tipos diferentes de sacrificios. Cada uno era necesario para expresar la riqueza del significado de la Cruz de Cristo. Lee Efesios 3:14 al 19. ¿Cuál fue el pedido de oración de Pablo en favor de los creyentes? La  ofrenda para holocausto (u ofrenda encendida) requería que todo el animal se  consumiera en el Altar (Lev. 1).  Representaba a Jesús, cuya vida fue consumida por nosotros. La Expiación requirió el compromiso total de Jesús con nosotros. Aunque era igual a Dios, Jesús “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo” (Fil.  2:5-8). La  ofrenda  de  cereal  era una ofrenda de gratitud a Dios por la provisión del sustento para su pueblo (Lev. 2). También representa a Jesús, “el pan de vida” (Juan 6:35, 48), a través del cual tenemos vida eterna. La  ofrenda de paz,  o  de  comunión,  implicaba  una  comida  comunitaria  con amigos y familiares para celebrar la prosperidad y el bienestar provistos por Dios (Lev. 3). Representaba a Cristo, cuyo sacrificio nos ofreció paz (Isa. 53:5; Rom. 5:1; Efe. 2:14). También enfatiza que debemos participar del sacrificio de Jesús comiendo su carne y bebiendo su sangre (Juan 6:51–56). La  ofrenda por el pecado,  o  de  purificación,  ofrecía  expiación  por  los  pecados (Lev. 4:1–5:13). Este sacrificio enfatizaba el papel de la sangre del animal, que representaba su vida, para ofrecer redención de los pecados (Lev. 17:11), y apuntaba a la sangre de Jesús, que nos redime de nuestros pecados (Mat. 26:28; Rom. 3:25;  Heb.  9:14). La  ofrenda por la culpa,  o  de  reparación (Lev. 5:14–6:7), brindaba perdón en los casos en que era posible la reparación, o restitución. Nos indica que el perdón de Dios no nos libra de la responsabilidad de ofrecer reparación, o restitución, cuando sea posible, a quienes hemos agraviado. Los sacrificios del Santuario nos enseñan que la experiencia de la salvación es más que simplemente aceptar a Jesús como nuestro Sustituto. También necesitamos “alimentarnos” de él, compartir sus beneficios con los demás y ofrecer reparación a quienes hemos agraviado.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 lunes, 21 feb. 2022 
 Lo que llama la atención del Señor 

 «Jesús se detuvo a observar y vio a los ricos que echaban sus ofrendas en las alcancías del templo. También vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas de cobre». Lucas 21:1-2, NVI 

  EL SEÑOR JESÚS probablemente se encontraba frente a la sección del templo conocida como «atrio de las mujeres» cuando una viuda pobre echó en una de las arcas para ofrendas dos moneditas «de muy poco valor» (Mar. 12: 42).

Por ser viuda y pobre, esta mujer ocupaba el estrato más bajo de la sociedad. Según Albert Nolan, este estrato estaba integrado mayormente por quienes, por tener algún tipo de impedimento físico, no podían trabajar: ciegos, sordomudos, paralíticos, leprosos. Esta gente, por lo general, tenía que mendigar. También pertenecían a esta categoría los que dependían de la caridad pública: las viudas, los huérfanos y quienes, además de no poder trabajar, no tenían a nadie que les proveyera el sustento. *

Con este trasfondo, no sorprende leer que Lucas, en su relato, diga que se trataba de una viuda «muy pobre», y que el término que use en griego signifique «uno que vive con lo indispensable, y que tiene que trabajar cada día a fin de tener algo que comer al día siguiente».** Su ofrenda, por lo tanto, tiene que haber sido muy pequeña, y muy inferior a la de los ricos. Estos, según Marcos, «echaban grandes cantidades» (Mar. 12:41, NVI).

Al reflexionar en este episodio, no puedo evitar sentir una amorosa reprensión de parte del Salvador por lo poco que estoy dando de mi vida, de mi tiempo, de mis recursos-a su iglesia y a quienes tienen menos que yo. No puedo evitar pensar que, mientras esta pobre mujer dio como ofrenda «todo el sustento que tenía», yo en cambio estoy dando de lo que me sobra.

Pero así como en este relato recibo una amorosa reprensión, también encuentro un poderoso estímulo. He aquí la razón: de todo cuanto ese día ocurrió en el templo, fue el sacrificio de esa pobre mujer lo que más llamó la atención del Salvador. El templo era imponente, también lo eran las ceremonias, pero lo que cautivó su atención fue la ofrenda más pequeña, proveniente de la persona que ocupaba el lugar más bajo del estrato más pobre de la sociedad judía.

¡Alabado sea Dios! Él nota y aprecia nuestros mejores esfuerzos. No importa cuán débiles, cuán pequeños, puedan parecer ante la vista humana, para él tienen mucho valor.

Gracias, Padre celestial, porque notas mis esfuerzos por serte fiel. En el precioso nombre de Jesucristo, tu Hijo, te ruego que suplas lo que yo con mis mejores esfuerzos no puedo lograr. Amén.

*Albert Nolan, Jesus before Christianity, Orbis Books, 1992. pp. 28-29.

** Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 634.

domingo, 20 de febrero de 2022

Lección 9 | Domingo 20 de febrero ¿POR QUÉ SE NECESITABAN SACRIFICIOS?

Lección 9  | Domingo 20 de febrero ¿POR QUÉ SE NECESITABAN SACRIFICIOS? Hebreos 9:15 explica que la muerte de Jesús como sacrificio tenía el propósito de ofrecer “redención de las transgresiones que había durante el primer pacto”, a fin de que los elegidos de Dios “reciban la promesa de la herencia eterna” (RVR  1977). En el antiguo Cercano Oriente, un pacto entre dos personas o naciones era un asunto serio. Implicaba un intercambio de promesas bajo juramento. Entrañaba la suposición de que los dioses castigarían a quienes rompieran el juramento. A menudo, estos pactos se ratificaban mediante el sacrificio de un animal. Por ejemplo, cuando Dios hizo un pacto con Abraham, la ceremonia implicó cortar animales por la mitad (Gén. 15:6-21). Los participantes caminaban entre las partes  como un reconocimiento de que esos animales representaban el destino de la parte que rompía el pacto. Es notable que solo Dios haya caminado entre los animales, con el propósito de comunicarle a Abraham que no rompería su promesa. Compara Génesis 15:6 al 21 con Jeremías 34:8 al 22. ¿Qué enseñan estos pasajes sobre el Pacto? El Pacto con Dios le daba a Israel acceso a la Tierra Prometida como herencia. Sin embargo, implicaba un conjunto de mandamientos y la aspersión de sangre sobre un altar. Esta aspersión implicaba el destino de la parte que rompía el Pacto. Por eso, Hebreos dice que “sin derramamiento de sangre no hay remisión [de pecados]” (Heb. 9:22, traducción literal). Cuando Israel rompió el Pacto, Dios enfrentó un doloroso dilema. El Pacto exigía la muerte de los transgresores, pero Dios amaba a su pueblo. Si Dios simplemente miraba para otro lado o se negaba a castigar a los transgresores, sus mandamientos nunca serían aplicables y este mundo se hundiría en el caos. No obstante, el Hijo de Dios se ofreció como Sustituto. Murió en nuestro lugar para que “reciba[mos] la promesa de la herencia eterna” (Heb. 9:15, 26; Rom. 3:21-26). Es decir, iba a defender la santidad de su Ley y, al mismo tiempo, salvar a los  que quebrantaban esa Ley. Y pudo hacer esto solamente a través de la Cruz. ¿Por qué la Ley es fundamental en el mensaje evangélico?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 20 feb. 2022 
 Difícil, pero no imposible 

 «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores». Mateo 6:12 

  PERDONAR. ¿HAY ALGO MÁS DIFÍCIL EN LA VIDA QUE PERDONAR?  No estoy hablando aquí de perdonar al vendedor que miente descaradamente para hacer pasar su mercancía como una de las maravillas del mundo moderno. Ni del empleado en la oficina que te saluda con tanto cariño, pero tiene la vista puesta en el cargo que ocupas. Me refiero a cómo perdonar a quien dice ser tu mejor amigo, o amiga, y a tus espaldas está hablando mal de ti. Perdonar a ese ser querido en quien creíste y que terminó traicionando tu confianza.

Esta última experiencia la vivió Mike, según un relato que cuenta Graeme Loftus. El caso es que el mejor amigo de Mike lo había convencido de invertir en un negocio que, en su opinión, estaba «blindado». Pero el negoció fracasó, y Mike perdió los ahorros de toda su vida.

Lo que más le dolió a Mike fue enterarse de que su «amigo», en secreto, había protegido su propia inversión contra todo riesgo, de modo que cuando el proyecto se fue a pique él nada perdió. Por si esto fuera poco, el hombre ni siquiera se dignó de ofrecer ningún tipo de ayuda a Mike.

Dice el relato que, aunque el golpe fue severo, con el tiempo Mike «recogió los pedazos» de su fracaso, siguió adelante, y logró recuperar sus finanzas. Sin embargo, un día Mike supo que su amigo estaba en bancarrota y que su familia estaba pasando por tremendas dificultades. ¿Puedes imaginar lo que sucedió? Mike colocó a un lado el pasado, y ayudó a su amigo a salvar su trabajo y también su familia.

Este es el milagro del perdón. Bien difícil, pero no imposible. ¿Por qué no es imposible? Porque nuestro Padre es un «Dios perdonador, clemente y piadoso, tardo para la ira y grande en misericordia» (Neh. 9:17). Él quiere, por medio de su Santo Espíritu, morar en nuestro corazón, para que así como él ha perdonado nuestras ofensas, también nosotros perdonemos a quienes nos han ofendido.

¿Hay en tu corazón alguna amargura, algún rencor, por el dolor que alguien te ha causado? Hoy es un buen día para perdonar. El perdón no solo nos acerca a Dios, también hace que seamos más semejantes a él. Más importante aún, si Dios ha perdonado el mal que nosotros hemos hecho, ¿por qué no perdonar a quienes nos han hecho mal?

Padre, que tu Espíritu more hoy en mí, de modo que yo pueda perdonar de la misma manera que tú me has perdonado. Solo así habrá unidad donde antes hubo separación; gozo, donde antes hubo sufrimiento y pesar.

*Graeme Loftus, «God's Lesson in Grace», en Signs of the Times, octubre de 2003.

sábado, 19 de febrero de 2022

Lección 9: Para el 26 de febrero de 2022 JESÚS, EL SACRIFICIO PERFECTO

Lección  9:  Para el 26 de febrero de 2022 JESÚS, EL SACRIFICIO PERFECTO Sábado 19 de febrero LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:  Hebreos 9:15; Génesis 15:6–21; Jeremías 34:8–22; Efesios 3:14–19; Hebreos 7:27; 10:10; 9:22–28. PARA  MEMORIZAR: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Heb.  10:14). La idea de que un hombre declarado culpable y ejecutado en una cruz debería ser adorado como Dios era ofensiva para la mentalidad antigua. Las escasas referencias a la crucifixión en la literatura romana muestran su aversión a la idea. Para los judíos, la Ley declaraba que un hombre empalado en un árbol era maldito por Dios (Deut. 21:23). Por consiguiente, los primeros motivos que encontramos en las pinturas cristianas de las catacumbas eran el pavo real (que supuestamente simboliza la inmortalidad), una paloma, la palma de la victoria del atleta y el pez. Posteriormente aparecieron otras temáticas: el arca de Noé; Abraham sacrificando el  carnero  en lugar de  Isaac;  Daniel  en el  foso  de los  leones;  Jonás  escupido  por el pez; un pastor que lleva un cordero; o representaciones de milagros como la curación del paralítico y la resurrección de Lázaro. Estos eran símbolos de salvación,  victoria  y  cuidado.  La  cruz,  por  otro  lado,  transmitía  una  sensación de derrota y vergüenza. Sin embargo, fue la cruz la que se convirtió en emblema del  cristianismo.  De  hecho,  Pablo simplemente  calificó  el  evangelio  como  “la palabra de la cruz” (1 Cor. 1:18). Esta semana veremos la Cruz tal como aparece en el libro de Hebreos.

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 sábado, 19 feb. 2022 
 ¿No te has dado cuenta? 

 «Al despertar Jacob de su sueño, pensó: "En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta"». Génesis 28: 16, NVI 

  A JACOB, EL PATRIARCA BÍBLICO, le sucedió lo mismo que tantas veces nos sucede a ti y a mí: Creemos estar solos, sin Dios, cuando en realidad estamos solos, pero con Dios.

¿Cuándo nos sentimos solos, sin Dios? Especialmente después de haber pecado. La gran noticia es que nuestro Padre celestial no nos abandona cuando más lo necesitamos. La experiencia de Jacob, después de engañar a su padre Isaac para apropiarse de la primogenitura, enseña precisamente esa preciosa verdad.

Conocemos los detalles de la historia. Después de engañar a su padre y a su hermano, Jacob debió huir a Harán para salvar su vida. Según el libro Patriarcas y profetas, durante su viaje Jacob se sentía tan atribulado por su vergonzosa conducta, que incluso «temía haber sido desechado por el Dios de sus padres» (cap. 17, p. 164).

Una noche, mientras dormía, Jacob soñó con una escalera que con un extremo tocaba la tierra, y con el otro el cielo. Además escuchó la voz de Dios que le dijo: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado. [...]. Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas» (Gén. 28: 13, 15, NVI).

Grande tiene que haber sido la sorpresa de Jacob. Por haber pecado, él creía que el cielo estaba muy lejos de él, pero en el sueño Dios le reveló que estaba muy cerca. Tan cerca, que Jacob dijo: «El Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta» (vers. 16, NVI).

¿Había estado Jacob solo, mientras huía? Es decir, ¿solo sin Dios? Nunca estuvo solo. A pesar de su pecado, Dios no lo había abandonado. ¿Por qué no nos abandona Dios, ni siquiera cuando hemos pecado? Porque «el Salvador [...] nunca abandona un alma por la cual murió. A menos que sus seguidores escojan abandonarle, él los sostendrá siempre» (El Deseado de todas las gentes, cap. 52, p. 455).

Cuando por haber pecado te sientas inclinado a creer que Dios te ha abandonado, recuerda que «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores» (1 Tim. 1: 15). Es decir, a salvar a gente como tú y como yo.

Lo que esto significa, en pocas palabras, es que Dios no te ha abandonado, y nunca lo hará. Ahora mismo está muy cerca de ti. ¿No te has dado cuenta?

Gracias, Jesús, porque a pesar de mis caídas no me has abandonado y nunca lo harás. ¡Cuán alentador es saber que nunca abandonas un alma por la cual moriste en la cruz!

viernes, 18 de febrero de 2022

Lección 8 | Viernes 18 de febrero PARA ESTUDIAR Y MEDITAR

Lección 8  | Viernes 18 de febrero PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Si nuestro corazón es regenerado a la semejanza de Dios, si el amor divino es implantado en el alma, ¿no se manifestará la Ley de Dios en la vida? Cuando el principio del amor es implantado en el corazón, cuando el hombre es renovado conforme a la imagen de quien lo creó, se cumple la promesa del Nuevo Pacto: ‘Pondré mis leyes en su corazón, y también en su mente las escribiré’ (Heb. 10:16). Y  si  la  Ley  está  escrita en el  corazón,  ¿no  modelará  la  vida?  La  obediencia  –el servicio y la lealtad del amor– es la verdadera señal del discipulado. Por eso, la Escritura dice: ‘Este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos’. ‘El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está  en  él’ (1 Juan 5:3; 2:4). En vez de eximir al hombre de obedecer, es la fe, y solo la fe, la que lo hace participante de la gracia de Cristo, la cual nos capacita para rendirle obediencia. [...] “Cuanto más cerca estés de Jesús, más imperfecto te reconocerás a tus propios ojos; porque tu visión será  más clara, y tus imperfecciones se verán en abierto y claro contraste con su naturaleza perfecta. Esto es evidencia de que los engaños de Satanás han perdido su poder; de que la vivificante influencia del Espíritu de Dios te está  despertando. “No puede existir amor profundo por Jesús en el corazón que no se da cuenta de su propia pecaminosidad. El alma transformada por la gracia de Cristo admirará su carácter divino; pero si no vemos nuestra propia deformidad moral, eso es evidencia inequívoca de que no hemos tenido una visión de la belleza y la excelencia de Cristo” (CC  52,  56). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1.  Piensa en las declaraciones anteriores de Elena de White. El hecho de que cuanto más cerca estemos de Cristo más pecadores seremos a nuestros  ojos,  ¿qué  nos  dice  en  el  sentido  de  que no  debemos  permitir  que  la autopercepción  de  nuestros  defectos nos haga renunciar  a la  fe en medio de  la  desesperación? 2.  Reflexiona en la idea de que la Ley se escribe en nuestro corazón. ¿Qué significa eso  para la  vida espiritual  de un  cristiano?  El hecho de  comprender y experimentar esta verdad ¿cómo podría ayudarnos a evitar el tipo de “obediencia” que en realidad es solo legalismo, y que la Biblia denomina “obras  muertas”  (Heb.  9:14)?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 viernes, 18 feb. 2022 
 Aún hay bálsamo en Galaad 

 «No queda bálsamo en Galaad? ¿No queda allí médico alguno?». Jeremías 8; 22, NVI 

  ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE «REMENDAR» Y «ARREGLAR»? “Nunca había pensado en ello hasta el día en que leí un ensayo de Susan Cooke Kittredge titulado «We all Need Mending» [Todos necesitamos remiendos]. En su obra, esta autora sugiere que cuando se arregla algo que está dañado, a simple vista no quedan evidencias de que alguna vez estuvo dañado. Tiene sentido lo que dice. El carro que ha sido chocado, la licuadora que ha dejado de funcionar, una vez que han sido arreglados, a simple vista no dan evidencia de que alguna vez estuvieron dañados.

Otra cosa sucede cuando hablamos de «remendar». Según el Diccionario de la Real Academia Española, esta palabra significa, en su primera acepción, «reforzar con remiendo lo que está viejo o roto, especialmente ropa». O sea que, a diferencia de los objetos arreglados, la ropa remendada todavía muestra evidencias del daño que una vez existió.

¿Qué punto quería destacar Susan Cooke Kittredge al afirmar que no es lo mismo «remendar» que «arreglar»? Que el remiendo no oculta su historia. Como ella misma lo expresa, el remiendo no dice «Aquí no ha pasado nada». Muestra las huellas de. que algo malo ocurrió. Pero no se detiene ahí. Además de preservar la historia del daño, también señala que todavía hay futuro. En otras palabras, el remiendo habla de nuevos comienzos; dice que, por muy rota que la tela haya estado, todavía tiene utilidad. *

¿Es posible arreglar completamente lo malo que en el pasado hemos hecho, como si nada hubiera sucedido? No, porque las huellas quedan. Una relación rota, un corazón herido, un pecado cometido... Cómo desearíamos que todo fuera hoy como si nada hubiera sucedido, pero no es posible, no solo porque hubo una caída, una herida, un pecado; sino también porque hubo consecuencias.

¡Ah, pero la vida no se detuvo en el pasado! Aunque es verdad que no podemos decir «aquí no ha pasado nada» —porque sabemos lo malo que hemos hecho también podemos decir que Dios nos puede perdonar porque «la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado» (1 Juan 1: 7). De manera que ¡alabado sea Dios!—, aún queda «bálsamo en Galaad».

Y si así son las cosas, ¿por qué entonces seguir viviendo en el pasado? ¿Por qué no agradecer a Dios porque la preciosa sangre de su Hijo nos ha dado perdón y redención?

Gracias, Padre celestial, porque la sangre de Cristo ha limpiado mi pasado, y porque me ha dado una nueva oportunidad, un nuevo futuro. ¿Qué más puedo desear?

*Susan Cooke Kittredge, «We all need mending», en Jay Allison y Dan Gediman, eds., This I Believe, t. 2, Holt Paperbacks, 2008, p. 138.

jueves, 17 de febrero de 2022

Jueves 17 de febrero EL NUEVO PACTO RESUELVE EL PROBLEMA DEL CORAZÓN

Jueves 17 de febrero EL NUEVO PACTO RESUELVE EL PROBLEMA DEL CORAZÓN Compara las promesas del Nuevo Pacto de Jeremías 31:33 con Ezequiel 36:26 y 27. ¿Cómo se relacionan? Dios escribió el primer documento del Pacto en tablas de piedra, y estas quedaron depositadas en el Arca del Pacto como un testimonio importante del Pacto de Dios con su pueblo (Éxo. 31:18; Deut. 10:1-4). Sin embargo, los documentos escritos en piedra podían romperse; y los rollos, como le pasó a Jeremías, podían cortarse y quemarse (Jer. 36:23). Pero Dios ahora escribirá su Ley en el corazón de su pueblo. El corazón se ref iere  a  la  mente,  el  órgano de la  memoria y el entendimiento (Jer. 3:15; Deut. 29:4), y especialmente al lugar donde se toman decisiones conscientes (Jer. 3:10; 29:13). Esta promesa no solo garantizó el acceso y el conocimiento de la Ley para todos. También, ante todo, debía producir un cambio en el corazón de la nación. El problema de Israel era que su pecado estaba grabado “con cincel de hierro”, “con punta de diamante [...] en la tabla de su corazón” (Jer. 17:1). Tenían un corazón obstinado (Jer. 13:10; 23:17); por lo tanto, les era imposible hacer lo recto  (Jer.  13:23). Jeremías no anunció un cambio de ley, porque el problema de Israel no era la Ley sino el corazón. Dios quería que la fidelidad de Israel fuera una respuesta de gratitud a lo que él había hecho por ellos; por ello, les dio los Diez Mandamientos con un prólogo histórico, en el que expresaba su amor y su cuidado por ellos (Éxo. 20:1, 2). Dios deseaba que Israel obedeciera sus leyes como reconocimiento de que él quería lo mejor para ellos, una verdad revelada en su gran liberación de Egipto. La obediencia de ellos debía ser una expresión de gratitud, una manifestación de la realidad de su relación. Lo  mismo se  aplica  a nosotros hoy.  El  amor y  el  cuidado de  Jesús al  morir por nosotros es el prólogo del Nuevo Pacto (Luc. 22:20). La verdadera obediencia proviene del corazón como una expresión de amor (Mat. 22:34–40). Este amor es la marca distintiva de la presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente. Dios derrama su amor en nosotros a través de su Espíritu (Rom. 5:5), que se expresa en amor (Gál. 5:22). Si el antiguo Israel debía amar a Dios, aun sin entender la muerte de Cristo, ¿por qué nosotros no deberíamos amar a Dios aún más que ellos? La realidad de ese amor, ¿cómo se manifiesta a través de la obediencia?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 jueves, 17 feb. 2022 
 El propósito fundamental de la vida 

 «Yo soy Jehová, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre». Éxodo 20:2 

  EL PROPÓSITO FUNDAMENTAL DE LA VIDA, en opinión de C. S. Lewis, es establecer una relación personal con nuestro Creador, pues nadie conoce mejor que él cómo funciona «la máquina humana».

«Dios diseñó la máquina humana -escribió Lewis—, para que funcionara con él. Él mismo es el combustible para nuestros espíritus, o la comida que fue designada para alimentarnos. No existe otra cosa»:* Lo que Lewis nos está diciendo aquí es que, sencillamente, no existe la felicidad sin Dios. En vano la humanidad ha estado tratando de llenar el vacío de su existencia «bebiendo de otras fuentes» — las riquezas, el placer, el poder-, pero solo para volver a tener sed.

¿Cómo establecer esa relación personal con el Creador, de modo que la verdadera felicidad sea una realidad en nuestra vida? Leamos nuestro texto de hoy. Ya en la primera línea leemos lo que bien podríamos calificar como buenas noticias. Hablando al pueblo de Israel, al que recién ha liberado de la servidumbre egipcia, el Señor dice: «Yo soy tu Dios».

¡Qué interesante esta manera de presentarse! Recordemos que los hijos de Israel estuvieron en Egipto durante unos cuatrocientos años. Decir «Egipto» es decir «idolatría». Sabemos que los egipcios adoraban a toda una hueste de deidades: seres vivos, elementos de la naturaleza —como era el caso del Nilo y los astros—, y seres humanos, como era el caso del faraón. Lo que esto significa es que, como bien lo señala Andy Stanley, al salir de Egipto el pueblo de Israel no tenía la más mínima idea de un Dios personal, mucho menos cómo relacionarse con él personalmente. **

Sin embargo, Dios les dice: «Yo soy tu Dios». Decir «tu Dios», obviamente, ya implica una relación. Es así como el Creador, el Soberano del universo, escoge a los hijos de Israel como su pueblo, y los convierte en el objeto de su cuidado y de su devoción sin que ellos hubieran hecho nada particular para merecer ese privilegio.

¿Por qué son estas buenas noticias? ¡Porque esto es exactamente lo mismo que hizo Jesús con sus discípulos! «Ustedes no me eligieron a mí -les dijo el Señor—. Más bien, yo los elegí a ustedes» (Juan 15:16, RVC; énfasis añadido).

Entonces: ¿Felicidad sin Dios? ¡No existe tal cosa! Pero la buena noticia para empezar este día es que, cuando tú y yo estábamos perdidos, el amante Padre celestial nos buscó y nos encontró. Ahora somos sus hijos, y él es nuestro Dios.

¿Se puede pedir más?

Gracias, Padre celestial porque soy miembro de tu pueblo, aunque nada he hecho para merecerlo. Quiero tener una relación personal contigo cada día, conocerte mejor, y amarte cada vez más.

*C. S. Lewis, Cristianismo jy nada más!, Caribe, 1977, p. 59.

** Andy Stanley, The Grace of God, Thomas Nelson, 2010, p. 57.

miércoles, 16 de febrero de 2022

Lección 8 | Miércoles 16 de febrero EL NUEVO PACTO TIENE MEJORES PROMESAS

Lección 8  | Miércoles  16  de  febrero EL NUEVO PACTO TIENE MEJORES PROMESAS Podemos sentirnos tentados a pensar que el Nuevo Pacto tiene “mejores promesas” en el sentido de que tiene mayores recompensas que las que tenía el Antiguo Pacto (una patria celestial, la vida eterna, y otras). La verdad es que Dios les ofreció a los creyentes del Antiguo Testamento las mismas recompensas que nos ofrece a nosotros (lee Heb. 11:10, 13–16). En Hebreos 8:6, las “mejores promesas” se refieren a una clase  diferente  de  promesas. El  Pacto  entre  Dios  e  Israel  era  un  intercambio formal de promesas entre Dios e Israel. Dios tomó la iniciativa y liberó a Israel de Egipto, y prometió llevarlo a la Tierra Prometida. Compara Éxodo 24:1 al 8 con Hebreos 10:5 al 10. ¿Cuáles son las similitudes y las diferencias entre estas dos promesas? El Pacto entre Dios e Israel se ratificaba con sangre. Esta sangre se rociaba sobre el Altar, que representaba a Dios, y sobre las doce columnas, que representaban al pueblo. El pueblo de Israel prometió obedecer todo lo que el Señor había dicho. Esa era la promesa divina y es lo que se requiere de nosotros al hacer un pacto con Dios. “La condición para alcanzar la vida eterna es hoy exactamente la misma que siempre ha sido –tal cual era en el Paraíso antes de la caída de nuestros primeros padres–: perfecta obediencia a la Ley de Dios, perfecta justicia. Si la vida eterna se concediera con alguna condición inferior a esta, entonces peligraría la felicidad de  todo el  Universo. Se le abriría la  puerta al  pecado,  con todo  su  séquito de aflicción y miseria, y se lo inmortalizaría” (CC  53). Dios satisface las demandas absolutas del Nuevo Pacto por nosotros porque dio a su propio Hijo para que viniera a vivir una vida perfecta para que las promesas del Pacto se cumplieran en él y luego se nos ofrecieran por la fe en Jesús. La obediencia de Jesús garantiza las promesas del Pacto (Heb. 7:22). Demanda que Dios le dé las bendiciones del Pacto a él, y él luego nos las da a nosotros. De hecho, aquellos que están “en Cristo” disfrutarán de esas promesas con él. En segundo lugar, Dios nos da su Espíritu Santo para empoderarnos y así poder cumplir su Ley. Cristo ha satisfecho las demandas del Pacto; por lo tanto, el cumplimiento de las promesas que Dios nos hizo no está en duda. ¿Cómo te ayuda esto a entender el  significado  de  2  Corintios  1:20  al  22?  ¿Qué  maravillosa  esperanza  encontramos aquí?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 miércoles, 16 feb. 2022 
 Dios sabe 

 «Los ojos de Jehová están sobre los justos y atentos sus oídos al clamor de ellos». Salmos 34: 15 

  «NUNCA SABES LO QUE UN NUEVO DÍA puede traer escribe Warren W. Wiersbe, así que mantén tus ojos abiertos, y tus oídos atentos a lo que el Señor te quiera comunicar». *

Muy atento tiene que haber estado Moisés cuando, mientras apacentaba las ovejas de su suegro Jetro, vio una zarza que ardía pero no se consumía. «Iré ahora para contemplar esta gran visión, por qué causa la zarza no se quema», se dijo Moisés a sí mismo. No imaginó que, al acercarse a la misteriosa zarza, tendría un encuentro personal con «el Ángel del Señor» (Exo. 3:2, RVC).

¡Qué cosas tan extrañas a veces hace Dios! En ese momento Moisés ya no era un príncipe de Egipto. Era, por así decirlo, un fugitivo de la justicia, que había huido a Madián después de haber dado muerte a un capataz egipcio que golpeaba a un hebreo. Ya no tenía las mismas fuerzas y, seguramente, tampoco el mismo entusiasmo. Sin embargo, en el «cronograma» de Dios había llegado el tiempo de la liberación, y Moisés había sido escogido para cumplir esa gloriosa misión.

¿Exactamente qué mensaje tenía el Ángel del Señor para Moisés? Leamos: «Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores, pues he conocido sus angustias. Por eso he descendido para librarlos de manos de los egipcios» (vers. 7-8).

¿Te diste cuenta de lo personal que es ese mensaje? «He visto su aflicción», «He oído su clamor», «He conocido sus angustias». Es difícil leer este pasaje y no experimentar cierta emoción. ¡Dios oye los clamores de sus hijos, y conoce sus angustias! Este es precisamente el mensaje de nuestro texto bíblico para hoy: «Los ojos de Jehová están sobre los justos y atentos sus oídos al clamor de ellos».

¿Estás pasando por pruebas difíciles ahora mismo? ¿Has clamado por ayuda sin que veas respuesta alguna? He aquí el mensaje del Señor para ti: «He visto tu aflicción», «He oído tu clamor», «He conocido tus angustias».

Sí, Dios sabe por lo que estás pasando en este mismo instante. Por momentos podría parecer que tus oraciones pasan inadvertidas, pero recuerda que «ninguna oración sincera se pierde. En medio de las antífonas del coro celestial, Dios oye los clamores del más débil de los seres humanos» (Palabras de vida del gran Maestro, cap. 14, p. 137).

No solo lo sabe; más importante aún es que, en el momento que él considere oportuno, vendrá tu liberación. ¿Por qué sabemos que es así? Porque «los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones» (Sal. 34:15, NVI).

Gracias, Señor, porque conoces mis angustias. Sobre todo, gracias, porque en el momento oportuno vendrá mi liberación.     

*Warren W. Wiersbe, With the Word. A Devotional Commentary, Oliver Nelson Books, 1991, p. 49.

martes, 15 de febrero de 2022

Martes 15 de febrero EL NUEVO PACTO TIENE UN MEJOR MEDIADOR

Martes 15 de febrero EL NUEVO PACTO TIENE UN MEJOR MEDIADOR Lee Hebreos 8:1 al 6. ¿Por qué Jesús es mediador de un mejor Pacto? El término griego  mesitēs  (mediador)  deriva  de  mesos  (“medio”) y denota a quien camina o se para en el medio. Era un término técnico que se refería a una persona que cumplía una o más de las siguientes funciones: (1) árbitro entre dos o más partes, (2) negociador o corredor comercial, (3) testigo en el sentido legal de la palabra, o (4) alguien que se constituye como fianza y, por lo tanto, garantiza la ejecución de un contrato. El término “mediador” en español es una traducción demasiado limitada para  mesitēs  en Hebreos porque se enfoca solo en los primeros dos o tres usos del  término  griego.  Sin  embargo,  Hebreos  enfatiza  la  cuarta  función.  Jesús  no se concibe como “mediador” en el sentido de que resuelve una disputa entre el Padre y la humanidad, como un pacificador que reconcilia a las partes desvinculadas o como un testigo que certifica la existencia de un contrato o su cumplimiento. En cambio, como explica Hebreos, Jesús es el Garante (o Fiador) del  Nuevo  Pacto  (Heb.  7:22).  En  Hebreos,  el  término  “mediador”  es  equivalente a “garante”. Garantiza que se cumplan las promesas del Pacto. La muerte de Cristo posibilita la institución del Nuevo Pacto porque satisface las  demandas del primer Pacto con Israel, que  se había quebrantado (Heb. 9:15-22).  En  este  sentido,  Jesús  es  el  Garante  que  asumió  todas  las  obligaciones legales incumplidas. En otro sentido, la exaltación de Jesús en el cielo garantiza que se cumplirán las promesas de Dios hechas a los seres humanos (Heb. 6:19, 20). Jesús garantiza el Pacto porque ha demostrado que las promesas de Dios son  ciertas.  Al  resucitar  a  Jesús  y  sentarlo  a  su  diestra,  el  Padre  ha  demostrado que nos resucitará a nosotros y nos llevará con él. Jesús  es  un  mediador  mayor  que  Moisés  porque  ministra  en  el  Santuario celestial y se ha ofrecido como sacrificio  perfecto por nosotros (Heb. 8:1–5; 10:5–10). El rostro de Moisés reflejaba la gloria de Dios (Éxo. 34:29-35), pero Jesús es  la gloria de Dios (Heb. 1:3; Juan 1:14). Moisés habló con Dios cara a cara (Éxo. 33:11), pero Jesús  es  la Palabra de Dios (Heb. 4:12, 13; Juan 1:1-3, 14). Sí, Cristo ha satisfecho las demandas de obediencia del Pacto. En este sentido, ¿cuál es el papel de la obediencia en nuestra vida y por qué sigue siendo tan importante?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 martes, 15 feb. 2022 
 Las cosas «extrañas» del amor 

 «Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguien tuviera el valor de morir por el bueno. Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros». Romanos 5: 7-8 

  AYER DIJIMOS QUE EL AMOR, lejos de ser ciego, ve muy bien. Hoy diremos que el amor hace cosas extrañas.

¿Qué significa esto de «las cosas extrañas del amor»? Tomemos por ejemplo el caso de Jacob, el patriarca bíblico. ¿Cómo explicar el hecho de que haya trabajado siete años por el derecho a casarse con Raquel y, sin embargo, la Escritura dice que a él «le parecieron pocos días» (Gén. 29:20)? Siete años son muchos días, ¡pero no para el que está enamorado!

¿Cómo explicar que Jonatán no tuviera problema alguno en que David llegara a ser el rey de Israel, mientras que él se conformaba con ser «el segundo en importancia»? (1 Sam. 23: 17, RVC).

¿Cómo entender que Rut, la moabita, haya dejado atrás su tierra, sus parientes, sus raíces, sus dioses... y todo por amor a su suegra? Todos recordamos sus palabras: «No me ruegues que te deje y me aparte de ti, porque a dondequiera que tú vayas, iré yo, y dondequiera que vivas, viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios» (Rut 1:16). No parece haber lógica en su decisión, pero esas son las cosas extrañas del amor.

Ya usted puede imaginar el siguiente ejemplo. ¿Cómo pudo Dios enviar a su Hijo a este mundo, a sabiendas de que sería maltratado, humillado, salvajemente golpeado y finalmente crucificado? ¿Puede alguien, por favor, explicar? ¿Puede alguien entender cómo es que, a pesar de que somos pecadores, tú y yo seamos llamados hijos de Dios?

No hay manera de explicar este misterio. Sin embargo, hay al menos dos cosas que podemos hacer. Una es aceptar por fe el hecho de que «Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Rom. 5:8). Es decir, aceptar que, por amor, Dios pudo ver en ti y en mi lo que nadie más había visto: seres de tanto valor como para justificar el sacrificio de Jesús, nuestro Señor.

La otra cosa que podemos hacer es ¡dar gracias a Dios por su don inefable! (2 Cor. 9: 15); agradecerle por ese regalo tan precioso que nos dio en la persona de su amado Hijo. ¡Y esto es algo que podemos hacer en este mismo instante!

Gracias, Padre celestial, porque no esperaste que me reconciliara contigo para hacer de mí el objeto de tu supremo amor. Gracias por haber visto en mí un ser de mucho valor; de tanto valor como para que tú amado Hijo muriera en una cruz donde debí morir yo.

lunes, 14 de febrero de 2022

Lección 8 | Lunes 14 de febrero NUEVO Y RENOVADO

Lección 8 | Lunes 14 de febrero NUEVO Y RENOVADO Compara Hebreos 8:10 al 12 con Deuteronomio 6:4 al 6; 30:11 al 14; y Jeremías 31:31 al 34. ¿Qué nos enseña esto sobre la naturaleza del Nuevo Pacto? La promesa del Nuevo Pacto en Hebreos se basa en Jeremías. De hecho, según Jeremías, la promesa anuncia la renovación del pacto que Dios había hecho en principio con Israel mediante Moisés (Jer. 31:31-34). Por ende, se podría argumentar que Jeremías 31 no hablaba estrictamente de un “nuevo” pacto, sino de una “renovación” del pacto original con Israel. Por cierto, la palabra hebrea para “nuevo”, jadash, podría abrazar los sentidos de “nuevo” y de “renovado”. El problema con el Antiguo Pacto era que el pueblo lo infringió (Heb. 8:8, 9). El Pacto no era defectuoso, sino el pueblo. Si Israel hubiera visto a través de los símbolos la venida del Mesías y hubiera puesto su fe en él, el Pacto no se habría quebrantado. Sin embargo, a decir verdad, hubo muchos creyentes a lo largo de la historia israelita en quienes se cumplieron los propósitos del Pacto y que tenían la Ley en el corazón (Sal. 37:31; 40:8; 119:11; Isa. 51:7). Si bien el Nuevo Pacto es una renovación del Antiguo Pacto, en cierto sentido es –en realidad– nuevo. La promesa de Jeremías de un “nuevo pacto” no se limitaba a imaginar una renovación de las condiciones que existían antes del Exilio, que se habían quebrantado y renovado varias veces porque la nación había caído varias veces en apostasía. Y eso se debe a que el pueblo simplemente no estaba dispuesto a cumplir con su parte del pacto con Dios (Jer. 13:23). Por lo tanto, Dios prometió hacer “una cosa nueva” (Jer. 31:22). El Pacto no sería como el pacto que Dios había hecho “con sus padres” (Jer. 31:32). Debido a la infidelidad del pueblo, las promesas que Dios hizo bajo el pacto mosaico nunca se cumplieron. Ahora, en virtud de la garantía dada por el Hijo (Heb. 7:22), Dios cumpliría los propósitos de su Pacto. Dios no cambió su Ley ni rebajó sus normas; sino que envió a su Hijo como garantía de las promesas del Pacto (Heb. 7:22; 6:18-20). Por eso, este pacto no tiene maldiciones. Solo tiene bendiciones porque Jesús lo cumplió a la perfección. Lee 2 Timoteo 2:13. ¿Qué podemos aprender de la fidelidad de Dios con su pueblo y sus planes al considerar nuestras relaciones con los demás y nuestros planes?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 lunes, 14 feb. 2022 
 ¿Es ciego el amor? 

 «Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido». 1 Corintios 13: 1, NVI 

  ¿ES CIEGO EL AMOR? Esta es la pregunta que se discutía en una clase de la Escuela Sabática de una iglesia a la que asistí, precisamente cuando se celebraba el Día del Amor y la Amistad. Después de unos minutos de discusión, la conclusión fue que la ceguera no está en el amor, sino en la pasión. Muy de acuerdo.

Recordemos que fue en un arrebato de pasión que Siquem violó a Dina, la hija de Jacob (ver Gén. 34); y fue también como consecuencia de una pasión incontrolada que Ammón, hijo de David, violó a Tamar, su medio hermana (2 Sam. 13). El amor, en cambio, no es ciego; todo lo contrario: ve muy bien. Ve en el ser amado lo que otros no ven; ve cualidades que para los demás pasan fácilmente inadvertidas. La razón por la que esto ocurre la expresa muy bien Jan Vanier cuando dice que amar es revelar a una persona la belleza que hay en su corazón.* Es decir, la belleza de la persona está ahí, pero son los ojos del que ama los que la perciben.

Ahora bien, ¿significa esto que somos ciegos a los defectos de la persona que amamos? No. Sabemos que tiene defectos, porque nadie es perfecto. Lo que sucede es que no permitimos que esos pocos defectos nos impidan percibir toda la belleza que hay en el corazón del ser amado. Para decirlo lisa y llanamente, ¿quién va a estar viendo defectos cuando hay tanta virtud, tanta bondad que ver? ¿Y quién va a querer hablar de uno que otro defecto, cuando esta persona tiene tantas cualidades?

Hoy es un buen día para para dar gracias a Dios por nuestros seres amados. También lo es para decirles lo mucho que los amamos; lo mucho que significan en nuestra vida. Esto último es muy importante. No es suficiente con que percibamos la belleza que hay en su corazón; hemos de revelárselo; de hacérselo saber. ¿Por qué ha de ser así? Porque, como bien lo dice Elena G. White, «el amor no puede durar mucho si no se le da expresión» (El hogar cristiano, cap. 16, p. 92).

Claro, mañana también podríamos decírselo; pero, ¿por qué dejar para mañana lo que podemos hacer hoy?

Padre celestial, dame ojos como los del Señor Jesús, para ver lo bueno que hay en las personas que están a mi alrededor, comenzando con mis seres queridos. Y dame palabras amables, palabras de aliento para hacerles saber lo mucho que significan en mi vida.

*Jean Vanier, citado por Peter van Breemen en The God Who Won? Let Go, Ave Maria Press, 2001, p. 98.

domingo, 13 de febrero de 2022

Domingo 13 de febrero LA NECESIDAD DE UN NUEVO PACTO

Domingo 13 de febrero LA NECESIDAD DE UN NUEVO PACTO Lee Hebreos 7:11 al 19. ¿Por qué se necesitaba un nuevo pacto? Según Hebreos, el hecho de que Jesús fuera nombrado sacerdote según el orden de Melquisedec implicaba que se había establecido un pacto nuevo. El Antiguo Pacto se había dado sobre la base del sacerdocio levítico (Heb. 7:11). Los sacerdotes levitas actuaban como mediadores entre Dios e Israel, y la ley excluía a cualquier otra persona del sacerdocio. Por lo tanto, el autor concluye que un cambio de sacerdocio implica un cambio de la ley sacerdotal, así como un cambio de pacto (Heb. 7:12, 18, 19). El problema con el Pacto Antiguo era que no podía ofrecer la perfección (Heb. 7:11). Pablo está hablando del sacerdocio levítico y su ministerio (sacrificios, f iestas, etc.). Los sacrificios de animales ofrecidos a través de ellos no podían ofrecer una purificación verdadera y total del pecado, ni acceso a Dios (Heb. 10:1-4;  9:13,  14;  10:19-23). El hecho de que haya sido necesario el Nuevo Pacto no significa que Dios fuera injusto con Israel cuando le dio el Antiguo Pacto. El ministerio levítico y los servicios del Tabernáculo fueron diseñados para protegerlos de la idolatría y también para señalarles el futuro ministerio de Jesús. Hebreos enfatiza que los  sacrificios eran “una sombra –un tenue anticipo de las cosas buenas por venir” (Heb. 10:1, NTV). Al señalarles a Jesús, los sacrificios deberían haber ayudado al pueblo a depositar su esperanza y su fe en “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29; comparar con Isa. 53). Este es el mismo comentario que hace Pablo cuando dice que la Ley “vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe” (Gál. 3:24, NVI) o que “Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la justicia” (Rom. 10:4, NVI). En otras palabras, incluso los Diez Mandamientos, por más buenos y perfectos  que sean, no  pueden causar la  salvación  (Rom. 3:20-28; 7:12-14). Ofrecen una norma perfecta de justicia, pero no brindan justicia, así como el mirarse en un espejo tampoco puede borrar las arrugas de la edad. Para la justicia perfecta, necesitamos a Jesús como nuestro Sustituto. ¿Por qué la Ley no puede salvarnos? A fin de cuentas, si guardáramos todos los mandamientos, y los guardáramos bien –incluso a la perfección, ¿por qué no podría  eso  salvarnos?

Matutina para Adultos

Nuestro maravilloso Dios 
 domingo, 13 feb. 2022 
 «A las 12:45 pm» 

 «Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y manténganse atentos, siempre orando por todos los santos». Efesios 6: 18, RVC 

  PARA LOS LECTORES DE ADVENTIST REVIEW (La Revista Adventista), el nombre del Dr. Peter N. Landless es familiar. Durante años escribió, junto al Dr. Allan R. Handysides, la columna semanal Ask the doctors («Pregunte a los doctores»). Cuando la Review comenzó a publicarse mensualmente, el Dr. Landless siguió respondiendo las preguntas de sus lectores, por medio de la columna House call («Consulta a domicilio»).

Lo que yo no sabía era que el Dr. Landless había sido condecorado por el gobierno de su país (Sudáfrica) con la Southern Cross Medal, distinción que se otorga a oficiales del ejército que han prestado a su país un servicio excepcionalmente meritorio. Tampoco sabía que, mientras prestaba su servicio, el Dr. Landless estuvo a punto de perder la vida. La historia la cuenta el pastor Don Schneider.

Dice el relato que, unos dos años después de culminar sus estudios en Medicina, el Dr. Landless recibió una carta del gobierno de Sudáfrica indicándole que debía cumplir con el servicio militar obligatorio. Debido a su entrenamiento, serviría como médico. Aunque no de muy buena gana, se enlistó, deseando que los dos años de servicio pasaran rápido. En el segundo año de servicio, el Dr. Landless fue enviado a una zona que estaba siendo duramente golpeada por la guerrilla. Ahí cuenta él su mayor deleite era atender a los enfermos de una población rural que estaba cerca de la base militar. Cada día, seis días por semana, atendía entre cincuenta a doscientos pacientes de la localidad.

Un día, mientras regresaba de atender a un niño que estaba muy enfermo, dos minas antitanques estallaron y el vehículo en el que viajaba, voló por los aires. Eran las 12:45 pm. El conductor del vehículo murió días después, y el Dr. Landless sufrió varias heridas. Apenas se recuperó, llamó a su esposa Rosalind. Cuál no sería su sorpresa cuando ella le dijo: «Estábamos en la iglesia, almorzando después del servicio, cuando oramos por ti. Eran las 12:45 pm». Después de hablar con su esposa, llamó a su mamá, para decirle que estaba bien. Al oír la voz de su hijo, la señora le preguntó:

-¿Has estado involucrado en algún accidente? —Sí —respondió Peter. -Hoy, a las 12:45 pm -dijo ella—sentí que debía arrodillarme a orar por ti.

Las 12:45 pm. Exactamente a la hora de la explosión, su esposa y su madre, en lugares diferentes, estaban orando por él. Mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, Peter Landless pensó: «¡Qué bendición! Las oraciones de quienes nos aman, y en favor de quienes amamos, son eficaces».*

¡Claro que lo son, doctor! Es por eso que el apóstol nos exhorta a mantenernos atentos, «siempre orando por todos los santos».

*Don Schneider y Ken Wade, Really Living, Nampa: Idaho, Pacific Press, 2010, pp. 78-82.

Lección 11 | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA

Lección 11  | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA Lee Romanos 15:4 y 5. ¿Qué encontramos en estos versículos? Normalmente nos im...