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martes, 15 de febrero de 2022

Martes 15 de febrero EL NUEVO PACTO TIENE UN MEJOR MEDIADOR

Martes 15 de febrero EL NUEVO PACTO TIENE UN MEJOR MEDIADOR Lee Hebreos 8:1 al 6. ¿Por qué Jesús es mediador de un mejor Pacto? El término griego  mesitēs  (mediador)  deriva  de  mesos  (“medio”) y denota a quien camina o se para en el medio. Era un término técnico que se refería a una persona que cumplía una o más de las siguientes funciones: (1) árbitro entre dos o más partes, (2) negociador o corredor comercial, (3) testigo en el sentido legal de la palabra, o (4) alguien que se constituye como fianza y, por lo tanto, garantiza la ejecución de un contrato. El término “mediador” en español es una traducción demasiado limitada para  mesitēs  en Hebreos porque se enfoca solo en los primeros dos o tres usos del  término  griego.  Sin  embargo,  Hebreos  enfatiza  la  cuarta  función.  Jesús  no se concibe como “mediador” en el sentido de que resuelve una disputa entre el Padre y la humanidad, como un pacificador que reconcilia a las partes desvinculadas o como un testigo que certifica la existencia de un contrato o su cumplimiento. En cambio, como explica Hebreos, Jesús es el Garante (o Fiador) del  Nuevo  Pacto  (Heb.  7:22).  En  Hebreos,  el  término  “mediador”  es  equivalente a “garante”. Garantiza que se cumplan las promesas del Pacto. La muerte de Cristo posibilita la institución del Nuevo Pacto porque satisface las  demandas del primer Pacto con Israel, que  se había quebrantado (Heb. 9:15-22).  En  este  sentido,  Jesús  es  el  Garante  que  asumió  todas  las  obligaciones legales incumplidas. En otro sentido, la exaltación de Jesús en el cielo garantiza que se cumplirán las promesas de Dios hechas a los seres humanos (Heb. 6:19, 20). Jesús garantiza el Pacto porque ha demostrado que las promesas de Dios son  ciertas.  Al  resucitar  a  Jesús  y  sentarlo  a  su  diestra,  el  Padre  ha  demostrado que nos resucitará a nosotros y nos llevará con él. Jesús  es  un  mediador  mayor  que  Moisés  porque  ministra  en  el  Santuario celestial y se ha ofrecido como sacrificio  perfecto por nosotros (Heb. 8:1–5; 10:5–10). El rostro de Moisés reflejaba la gloria de Dios (Éxo. 34:29-35), pero Jesús es  la gloria de Dios (Heb. 1:3; Juan 1:14). Moisés habló con Dios cara a cara (Éxo. 33:11), pero Jesús  es  la Palabra de Dios (Heb. 4:12, 13; Juan 1:1-3, 14). Sí, Cristo ha satisfecho las demandas de obediencia del Pacto. En este sentido, ¿cuál es el papel de la obediencia en nuestra vida y por qué sigue siendo tan importante?

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