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martes, 22 de febrero de 2022

Lección 9 | Martes 22 de febrero EL SACRIFICIO PERFECTO DE JESÚS

Lección 9  | Martes 22 de febrero EL SACRIFICIO PERFECTO DE JESÚS Lee Hebreos 7:27 y 10:10. ¿Cómo se describe el sacrificio de Jesús en estos  pasajes? Los sacerdotes levitas, que “llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar” (Heb. 7:23), contrastan con Jesús, quien vive para siempre y tiene un sacerdocio eterno (Heb. 7:24, 25). Los sacerdotes levitas “cada día” (Heb. 7:27) y “cada año” (Heb. 9:25) ofrecían ofrendas y sacrificios que “no [tenían] poder  alguno  para  perfeccionar  la  conciencia  de  los  que  celebran  ese  culto” (Heb. 9:9 NVI; 10:1–4). Sin  embargo,  Jesús  ofreció  “una  vez  para  siempre  un  solo sacrificio”  (Heb. 10:10,  12-14)  que  limpia  nuestra  conciencia  (Heb.  9:14;  Heb.  10:1-10)  y  quita  el pecado de en medio (Heb. 9:26). El sacrificio de Jesús es superior al sacrificio de los animales porque Jesús era el Hijo de Dios (Heb. 7:26-28), y cumplió perfectamente la voluntad de Dios (Heb. 10:5-10). La descripción del sacrificio de Jesús, “una vez para siempre”, tiene varias implicaciones  importantes. En primer lugar, el sacrificio de Jesús es perfectamente eficaz y nunca podrá ser superado. Los sacrificios de los sacerdotes levitas se repetían porque no eran eficaces; “de otra manera, ¿no habrían dejado ya de hacerse sacrificios? Pues los que rinden culto, purificados de una vez por todas, ya no se habrían sentido culpables de pecado” (Heb. 10:2 NVI). En segundo lugar, los diferentes tipos de sacrificios del Antiguo Testamento encontraron su cumplimiento en la Cruz. Por lo tanto, Jesús no solo nos limpia de pecado (Heb. 9:14); también ofrece santificación (Heb. 10:10-14; 9:26). Antes de que los sacerdotes pudieran acercarse a Dios en el Santuario y ministrar en favor de sus semejantes, tenían que purificarse y santificarse, o consagrarse (Lev. 8, 9). El sacrificio de Jesús nos limpia y nos consagra (Heb. 10:10-14) para que podamos acercarnos a Dios con confianza (Heb. 10:19-23) y servirlo como “real sacerdocio” (Heb. 9:14; 1 Ped. 2:9). Finalmente, el sacrificio de Jesús también sustenta nuestra vida espiritual. Ofrece un ejemplo para observar y seguir. Por lo tanto, Hebreos nos invita a fijar nuestros ojos en Jesús, especialmente en los eventos de la Cruz, y a seguir su ejemplo (Heb. 12:1-4; 13:12, 13). La  Cruz  es  la  base  de  todos  los  beneficios  que  Dios  nos  concede.  Ofrece  purificación del pecado, santificación para servir y alimento para crecer. ¿Cuál es la mejor forma de experimentar más de lo que recibimos en Jesús?

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