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domingo, 12 de diciembre de 2021

Domingo 12 de diciembre “ESCRITO ESTÁ”

Domingo 12 de diciembre “ESCRITO ESTÁ” Lee Mateo 4:1 al 11. ¿Cómo respondió Jesús a las tentaciones de Satanás en el desierto, y qué lección importante hay para nosotros en su respuesta? Jesús no discutió con Satanás ni entró en debate con él. Simplemente, citó las Escrituras porque, por ser la Palabra de Dios, “es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos” (Heb. 4:12). Y, en cada caso, la Palabra que él citó fue de Deuteronomio. Qué interesante que Jesús, en el desierto, eligiera citar pasajes que también le fueron dados a Israel en el desierto. En la primera tentación, Jesús mencionó Deuteronomio 8:3. Moisés le había estado contando al antiguo Israel cómo el Señor había velado por ellos todos esos años en el desierto, incluyendo la provisión del maná; todo como parte de un proceso de refinamiento, ya que el Señor estaba tratando de  enseñarles lecciones espirituales. Y,  entre esas lecciones, estaba  que “no sólo  de  pan  vivirá  el  hombre,  mas  de  todo  lo  que  sale  de  la  boca  de  Jehová vivirá  el  hombre”.  Dios  los  alimentó  con  comida  física,  pero  también  les  da alimento espiritual. No pueden tomar solo lo primero sin lo segundo. Jesús usó la imagen del pan como una transición a Deuteronomio y para reprender a Satanás y la duda que trató de inculcar en Jesús. En la segunda tentación, Jesús se remite a Deuteronomio 6:16, donde Moisés señaló al pueblo su rebelión en Masah (ver Éxo. 17:1-7), diciendo: “No tentaréis  a  Jehová  vuestro  Dios,  como  lo  tentasteis  en  Masah”.  La  palabra para “tentar” puede significar “probar”, o “poner a prueba”. El Señor ya les había mostrado, vez tras vez, su poder y su disposición para sustentarlos; sin embargo, cuando se presentó el problema, clamaron: “¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?” (Éxo. 17:7). Y fue de esa historia bíblica que Jesús extrajo elementos para reprender a Satanás. En la tercera tentación, esta vez Satanás buscó que Cristo se inclinara para adorarlo. ¡Qué revelación clara y flagrante de quién era verdaderamente y  qué  quería en  realidad!  En  lugar  de debatir, Jesús reprende  a  Satanás  y vuelve nuevamente a la Palabra de Dios, Deuteronomio, donde el Señor le advirtió  a su pueblo sobre  lo  que  sucedería  si  se  apartaban  y  adoraban  a otros  dioses.  “A  Jehová  tu  Dios  temerás,  y  a él solo  servirás”  (Deut. 6:13);  es decir, a él y solo a él. ¿Cómo podemos aprender a obtener más poder en la vida diaria de nuestro estudio  de la  Palabra  de Dios  para  reflejar más plenamente el  carácter  de  Jesús y, al igual que él, resistir las tentaciones de Satanás?

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