EL CUARTO MANDAMIENTO
"Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es de reposo para e Eterno tu Dios; no hagas en el obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposa en el séptimo día; por tanto, el Eterno bendijo el día de reposo y lo santifico"
(Éxodo 20:8-11)
El día de reposo como parte de la creación
Como leemos en Génesis 2:1-3, Dios estableció el día de reposo en el último día de la semana de creación. Y este día fue hecho para que recordemos a nuestro Creador: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”.
Cuando recordamos este día, descansando cada sábado, estamos obedeciendo el mandamiento de Dios y también siguiendo su ejemplo. ¿Cómo podríamos saber la manera en que Dios quiere que le adoremos si Él no lo hubiese revelado? ¿Cómo podría un ser humano mortal saber en qué consiste el tiempo santo si Dios no se lo enseña? Afortunadamente, y aunque sólo algunos pocos se “acuerdan” del séptimo día de reposo, Dios sí ha revelado estas cosas.
En Deuteronomio 5:12-15, Dios reitera el mandamiento del sábado haciendo énfasis en cómo se relaciona con el concepto de libertad. Tal como los israelitas fueron librados de su esclavitud bajo la mano de Faraón, rey de Egipto, nosotros podemos ser librados de Satanás y el pecado. El poderoso Libertador que sacó a los Israelitas de Egipto, quien luego llegó a ser Jesucristo (1 Corintios 10:4), es también nuestro Redentor y Salvador en la actualidad.
¿De quién es el día de reposo?
En Éxodo 20:10 leemos que “el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios”. En otras palabras, el sábado pertenece a Dios; cómo Jesús mismo dijo, Él es “Señor aun del día de reposo” (Marcos 2:28). Pero Cristo también reveló que la verdadera razón por la cual creó el sábado es para nuestro beneficio; “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27).
Sin embargo, el sábado no fue creado para que busquemos nuestro provecho egoístamente. Como dice Deuteronomio 5:14, debemos permitir que nuestros empleados también descansen en el día de reposo.
Y, en Mateo 12:10-13, Jesús aclaró que es correcto hacer obras buenas en sábado, como cuando es necesario atender una emergencia, y lo demostró a través de su ejemplo al curar enfermos y heridos durante el día de reposo.
¿Por qué los fariseos acusaron a Jesús de hacer “lo que no es lícito hacer en el día de reposo” (Mateo 12:2)? Porque ellos y sus antepasados habían tergiversado las lecciones que Dios quiso entregarnos cuando castigó a los israelitas por quebrantar el sábado y otros de sus mandamientos.
Las leyes de Dios no son agobiantes (1 Juan 5:3), pero los fariseos habían creado una gran cantidad de leyes humanas en torno a la observancia del sábado que se habían convertido en una verdadera carga (Mateo 23:4).
El sábado hoy y en el futuro
Como revelan los capítulos 3 y 4 del libro de los Hebreos, el día de reposo tiene una conexión con la Tierra Prometida y el reino de Dios.
Cada uno de estos conceptos es análogo a los demás, siendo la Tierra Prometida una imagen imperfecta del futuro reino de Dios, donde prevalecerá la paz.
El sábado, el día en que Dios descasó de la creación, es tanto un anticipo como un recordatorio semanal del futuro y maravilloso reposo que nos espera cuando ya no seamos esclavos del pecado (Hebreos 4:4, 9). “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9).
En ese futuro reino, todos adorarán a Dios en su día de reposo (Isaías 66:23).
El mandamiento del sábado en la actualidad
Aun en la actualidad, Dios espera que trabajemos diligentemente durante seis días para poder proveer lo necesario y guardar el sábado apropiadamente cada semana.
Así es como aprendemos a ser diligentes, a planificar y a tener nuestras prioridades en orden. Dios no nos ordena descansar un día a la semana para fomentar la pereza; lo hace porque lo necesitamos.
El sábado no es un día para dormir y no hacer nada, es un día para hacer algo diferente a lo que hacemos el resto de la semana: volver a enfocarnos en Dios y adorarle, pasar tiempo con otros cristianos que piensen como nosotros (Hebreos 10:24-25), orar, estudiar la Biblia y meditar.
El día de reposo es una ocasión para pasar tiempo en familia, admirar la creación y servir a los demás, haciendo cosas como visitar a las viudas y los huérfanos (Santiago 1:27).
El sábado debe ser un deleite, pero no porque sea un día para dedicarnos a nuestros pasatiempos o intereses, sino porque es un día para honrar a Dios, agradarle y hacer su voluntad (Isaías 58:13-14).
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