Comentarios Elena G.W
Para cada alma la comunión con Dios es algo personal y directo. El corazón que se coloca bajo la dirección del Espíritu Santo arderá dentro del pecho con el amor de Dios. Entonces las personas se vuelven como niños confiados. Cristo no anda en busca de méritos personales. Oh, si todos quisieran acudir a él tales como son, y permitirle que él los prepare para recibirlos como suyos. El Señor desea únicamente que lo reciban a él y aprendan a llevar su yugo y a levantar sus cargas, para que el cielo pueda observar que son colaboradores de Dios. Por qué no podrá cada alma que necesita ayuda y reposo acudir al portador de cargas, para recibir luz y vida.
Cristo no podía evitar ser una fuente de luz. Su misma obra consistía en brillar… La luz significa revelación, y la luz debe brillar en medio de la oscuridad moral. Cristo lo es todo para los que lo reciben. Es su consolador, su seguridad, su salud. No hay ninguna luz aparte de Cristo. No necesita haber una nube entre el alma y Jesús… Su gran corazón de amor está anheloso de inundar el alma con los rayos brillantes de su justiciar (Exaltad a Jesús, p. 215).
¡Cuánta plenitud se expresa en estas palabras: “Yo soy la luz del mundo”. Juan 8:12. “Yo soy el pan de vida”. Juan 6:35. “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida”. Juan 14:6. “Yo soy el Buen Pastor”. Juan 10:14. “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Juan 10:10. Esta es la vida que debemos tener, y debemos tenerla más abundantemente. Dios dará su vida a cada alma que muera al yo, y viva para Cristo. Pero se requiere para ello un completo renunciamiento al yo. A menos que ocurra esto, seguiremos llevando con nosotros el pecado que destruye nuestra felicidad. Pero cuando se crucifica el yo, Cristo vive en nosotros, y el poder del Espíritu asiste nuestros esfuerzos… Necesitamos consagrar diariamente nuestro ser al servicio de Dios. Debemos acudir hacia Dios con fe… Necesitamos humillarnos nosotros mismos delante de Dios. Es el yo con quien primero tenemos que tratar. Hagamos una estrecha crítica del corazón. Escudriñémoslo, para descubrir qué es lo que impide el libre acceso del Espíritu Santo. Necesitamos recibir el Espíritu Santo. Entonces tendremos poder para prevalecer con Dios (Nuestra elevada vocación, p. 23).
Todo el cielo está interesado en la felicidad del hombre. Nuestro Padre celestial no cierra las avenidas del gozo a ninguna de sus criaturas… [N]o solamente los limpiará de pecado y les concederá redención por su sangre, sino que satisfará el anhelo de todos los que consientan en llevar su yugo y su carga. Es su designio dar paz y descanso a todos los que acudan a él en busca del pan de vida. Solo nos pide que cumplamos los deberes que guíen nuestros pasos a las alturas de una felicidad que los desobedientes no pueden alcanzar. La vida verdadera y gozosa del alma consiste en que se forme en ella Cristo, esperanza de gloria (El camino a Cristo, pp. 46, 47).
No hay comentarios:
Publicar un comentario