Nuestro maravilloso Dios
miércoles, 04 may. 2022
«Estaré contigo»
«Entró él en la barca y sus discípulos lo siguieron. Y se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía». Mateo 8: 23-24
DE ACUERDO AL EVANGELIO DE MARCOS, un día el Señor estaba enseñando junto al mar, pero se reunió tanta gente alrededor de él que tuvo que subir a una barca que estaba en el mar. Entonces les habló en parábolas. ¿Durante cuánto tiempo habló Jesús? No sabemos, pero debe haber sido un día largo, porque el mismo Marcos escribe que fue «al atardecer de ese día» que Jesús dijo a sus discípulos que pasaran a la otra orilla (Mar. 4: 35).
Ya sabemos lo que sucedió poco después: «Se levantó en el mar una tempestad» (Mat. 8: 24), y la pequeña embarcación fue golpeada por fuertes ráfagas de viento, en medio de un mar tan embravecido «que las olas cubrían la barca». La situación se tornó tan difícil que los discípulos, aunque eran pescadores de experiencia, temieron por su vida.
A todas estas, ¿dónde estaba el Señor? Dice Marcos que «él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal» (Mar. 4: 38). Y cuando los discípulos, aterrados, lo despertaron, el sencillo relato de la Escritura dice que «él, levantándose, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!». Entonces cesó el viento y sobrevino una gran calma (vers. 38-39). El relato termina con unos asombrados discípulos preguntándose uno al otro: «“¿Quién es este, que aun el viento y el mar lo obedecen?”».
«¿Quién es este?» Sí, ¿quién es este que expulsa demonios, sana toda clase de enfermedades y con su voz somete a los poderes de la naturaleza? ¿Quién es este que, vencido por el cansancio, se queda dormido para luego levantarse y calmar la tempestad? Te voy a decir quién es: es Jesús, tu maravilloso Salvador; el mismo que, con tal de salvarte, cambió su trono en el cielo por la horrible muerte de cruz.
Y te voy a decir algo más: este relato no está en las Escrituras solo para que hoy recuerdes con admiración lo que ocurrió esa noche en el Mar de Galilea. Quedó registrado para que nunca olvides que, no importa con cuánta fuerza te golpeen las tormentas de la vida, siempre tendrás a tu lado al bendito Salvador.
¿Te está golpeando ahora mismo la tempestad? ¿Son tan grandes las olas a tu alrededor que tu pequeña embarcación está a punto de hundirse? Si esta es tu experiencia, he aquí la promesa de Dios para ti en este mismo instante:
«¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas» (Jos. 1:9, NVI).
Gracias, Jesús, porque has prometido estar conmigo todos los días hasta el fin del mundo. ¡Y gracias porque, contigo a mi lado, no hay tormenta que pueda hundir mi barco!
No hay comentarios:
Publicar un comentario