Nuestro maravilloso Dios
jueves, 07 abr. 2022
Fiel Centinela
«Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús». Filipenses 4:6-7
¿QUE NO ME ANGUSTIE POR NADA? ¿Es esto posible? Según el apóstol Pablo, sí lo es, mediante la aplicación de una «fórmula» victoriosa, con dos «ingredientes» que encontramos en nuestro texto de hoy: las palabras «angustiados» y «guardará».
Según escribe Rick Renner, la palabra «angustiados» es, en griego, merimnao: preocuparse; estar ansioso, inquieto; y se usa en el Nuevo Testamento principalmente para denotar preocupación por las necesidades básicas de la vida. Un ejemplo de este uso lo encontramos en el discurso de Jesús en el Sermón del Monte, cuando dijo: «Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber» (Mat. 6: 25).
Otro significado, en opinión de Renner lo encontramos en Lucas 21: 34 cuando el Señor nos exhorta a no permitir que nuestros corazones «se carguen [...] de las preocupaciones de esta vida». En este caso, «preocupaciones» es merimna («los afanes», RV60). La exhortación es a no angustiarnos por los sucesos que están ocurriendo a nuestro alrededor.*
En otras palabras, cuando el apóstol Pablo escribe que por nada estemos angustiados, lo que quiere decir es que no hemos de permitir que las preocupaciones por nuestras necesidades físicas, ni los sucesos del diario vivir nos roben la paz. ¿Por qué? Para responder tenemos que echar mano de la otra palabra de interés: «guardar». Esta palabra es, en griego, phroureo. Este es un término del ámbito militar que significa «montar guardia». Alude, entre otras, a la función que cumplían los centinelas en las antiguas ciudades amuralladas de controlar quiénes entraban y salían por las puertas de la ciudad. **
¿Nos estamos dando cuenta del poderoso mensaje que el apóstol nos está dando aquí? Lo que está diciendo es que, cada vez que un pensamiento angustioso quiera invadir tu corazón, lo que debes hacer es traerlo al Señor en oración. Lo que ocurrirá entonces es que la paz de Dios entrará en acción y, cual fiel centinela, «montará guardia» en tu mente de modo que la preocupación no se apodere de ti. ¡Tal es el poder de la oración de fe!
¿Quieres que la paz de Dios proteja tu mente de toda angustia y ansiedad? Tráele a tu Padre celestial tus cargas y él con gusto las llevará; dale tu corazón, y él, cual fiel Centinela, con gusto lo guardará.
Padre celestial, que la paz de Jesucristo proteja mi corazón, de modo que se convierta en una fortaleza a la que solo tengan acceso pensamientos que glorifiquen tu santo nombre.
*Rick Renner, Sparkling Gems from the Greek, Teach All Nations, 2003, pp. 706-707.
**William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians and Thessalonians, rev. ed., The Westminster Press, 1975, p. 78.
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