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domingo, 10 de abril de 2022

Lección 3 | Domingo 10 de abril CAÍN Y ABEL

Lección 3  | Domingo 10 de abril CAÍN Y ABEL Lee Génesis 4:1 y 2. ¿Qué aprendemos en estos pasajes sobre el nacimiento de los dos varones? El primer acontecimiento que registra el autor bíblico inmediatamente después de la expulsión de Adán y de Eva del Jardín del Edén es un nacimiento. En la frase hebrea de Génesis 4:1, la palabra “Jehová” (YHWH) está directamente relacionada con la palabra “varón”, como indica la siguiente traducción literal: “He adquirido un hombre, por cierto al SEÑOR mismo”. La International Standard Version, en inglés, la traduce como: “He dado a luz a un hijo varón: el SEÑOR”. Esta traducción literal sugiere que Eva recuerda la profecía mesiánica de Génesis 3:15 y cree que ha dado a luz a su Salvador, Jehová. “La venida del Salvador había sido predicha en el Edén. Cuando Adán y Eva oyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese rápidamente. Con gozo dieron la bienvenida a su primogénito, esperando que fuese el Libertador” (DTG 23). De hecho, Caín ocupa la mayor parte de la historia. No es solo el primogénito, un hijo al que los padres casi “adoraban”; en el capítulo, él es el único que habla en el texto del Génesis. Si bien Eva comenta con entusiasmo el nacimiento de Caín, no dice nada cuando nace Abel; al menos nada que se registre en el texto, en contraste con el nacimiento de Caín. El narrador simplemente informa que ella “después volvió a tener otro hijo” (Gén. 4:2, NBV). El nombre Caín en sí deriva del verbo hebreo qaná, que significa “adquirir” y denota la adquisición, la posesión de algo precioso y poderoso. Por otro lado, el nombre hebreo hébel, en español Abel, significa “vapor” (Sal. 62:9, RVC), o “soplo” (Sal. 144:4, NBV) y denota evasión, vacuidad, falta de sustancia; la misma palabra, hébel (Abel), se usa vez tras vez en Eclesiastés para “vanidad”. Si bien no queremos inferir de estos breves textos más de lo que dicen, quizá la idea sea que la esperanza de Adán y Eva descansaba solo en Caín, porque creían que él, no su hermano, era el Mesías prometido. ¿Cuáles son las cosas en la vida que, en verdad, son hébel, pero que tratamos como si fueran mucho más importantes de lo que son? ¿Por qué es importante saber la diferencia entre lo que importa y lo que no?

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