Pablo: Reavivado por una pasión
sábado, 11 dic. 2021
Una voz de esperanza
“Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal” (Hebreos 9:1).
El capítulo 9 de Hebreos presenta el Santuario terrenal y el celestial. Detalla la ubicación de los muebles y los deberes del sacerdote y del sumo sacerdote. Describe también el celestial destacando su superioridad. Cristo mismo ofrece su propia sangre, su vida; es sacrificado solo una vez y produce redención eterna.
Pablo nos cuenta que los dos santuarios necesitaban ser purificados con la sangre del sacrificio. El Santuario terrenal, con la sangre de los animales. En tanto, el celestial ha sido y será purificado con y por la sangre de Cristo. Nuestra salvación es posible por este sacrificio de Cristo, por su mediación intercesora, y por su pronta manifestación en gloria y majestad.
Javier y Sandra eran conocedores del evangelio hasta que la vida los golpeó, la fe se debilitó y dejaron su iglesia. Fueron cuatro años de luchar solos; tiempos muy difíciles, tristes y sin esperanza. Sentían la necesidad de congregarse, y clamaban por un rebaño y un pastor.
Escuchaban siempre una emisora evangélica. Fueron a varias iglesias buscando el Camino, la Verdad y la Vida. Iban con expectativas y regresaban con decepción. Una tarde, “su” radio cristiana, por unas interferencias, estaba pasando música secular. Sin saber cómo, Sandra fue de FM 88.3 a FM 92.9, Radio Nuevo Tiempo Buenos Aires, y quedó atrapada por el mensaje de esperanza emitido desde la música y el mensaje. Al llegar Javier del trabajo, le contó su experiencia, y se hicieron oyentes permanentes.
Después de algunos meses, pidieron “la guía de estudio bíblico”. La respuesta llegó el viernes 30 de diciembre de 2016, invitándolos a la iglesia adventista más cercana; en este caso, la de Villa Martelli, Buenos Aires, localizada a solo quinientos metros de su domicilio. Ese sábado tuve el privilegio de predicar en esa iglesia. Javier y Sandra fueron tan solo para pasar, retirar la guía de estudios y seguir. Sin embargo, una iglesia cariñosa los cobijó, y allí se quedaron para siempre. Un año más tarde, tuve la alegría de bautizarlos. Hoy son líderes misioneros, y ya han llevado a otros a Jesús y a los caminos de Dios.
Cristo, desde el Santuario celestial, es una voz de esperanza. Como en esta historia, la iglesia con la Palabra, ACES con sus publicaciones, Granix con sus alimentos y Nuevo Tiempo con su programación son una voz de esperanza.
Haz oír bien fuerte esa voz. Muchos, como Javier y Sandra, están necesitados de escucharla.
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