Pablo: Reavivado por una pasión
miércoles, 08 dic. 2021
Inmutable
“Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; pero este, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable” (Hebreos 7:22-24).
No hay muchas cosas inmutables. Casi todo cambia y no necesariamente hacia lo mejor, como pretende la filosofía evolucionista. La prueba más clara se encuentra en la existencia misma del pecado; siempre presente en las personas, dañando y destruyendo. Por esta razón se hizo necesaria no solo la muerte de Cristo sino también su intercesión. “La inmutabilidad es la propiedad peculiar de la eternidad”, expresó Marsilio Ficino, dando a entender que es la capacidad de no cambiar o la imposibilidad que un ente cambie en su esencia o en sus propiedades.
El pecado y la muerte parecían enemigos invencibles. Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en consejo de paz, anterior a la aparición de estos males, crearon un plan de salvación. El Hijo se ofreció a una muerte voluntaria en sustitución de la raza humana pecadora.
Él sería al mismo tiempo Sacrificio y Sacerdote. Su vida inmaculada, su muerte y su intercesión vencerían la muerte causada por el pecado, y harían posible la restauración definitiva de los pecadores.
El Santuario terrenal ilustra el ministerio del Santuario celestial, inmutable, inalterable, sin principio ni fin, universal y permanente en Cristo Jesús. Él es intransferible; su ministerio no es delegado a un sucesor; es constante para salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo todo el tiempo para interceder por ellos.
Esta intercesión no era posible para el sacerdocio aarónico. Todos los sacerdotes, incluyendo el sumo sacerdote, eran sustituidos a través de una sucesión hereditaria. Eleazar sucedió como sumo sacerdote a Aarón; Finees, a Eleazar; y así sucesivamente, de padres a hijos, hasta la destrucción del Templo en el año 70 d.C. Según el historiador judío Flavio Josefo, este hecho se repitió 83 veces. Solo Cristo podía interceder todo el tiempo porque solo él vive todo el tiempo.
Por eso, Pablo dice que este Sacerdote nos convenía, por ser el Sumo Sacerdote adecuado; por su divinidad/humanidad habilitantes para mediar entre los pecadores y Dios; porque solo necesitó hacer un sacrificio, una sola vez y para siempre; y porque siendo sin pecado no necesita ofrecer sacrificios por sí mismo como los sumos sacerdotes aarónicos.
Jesús está habilitado para salvarnos por su perfecto sacrificio en la Tierra y su perfecta mediación en el cielo. Frente a este amor inalterable e inmutable, los únicos que tenemos que cambiar somos nosotros. ¿No te parece? Si lo permites, él también se hace cargo de eso.
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