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martes, 30 de noviembre de 2021

Martes 30 de noviembre “GUÁRDATE [...] PARA QUE NO TE OLVIDES”

Martes 30 de noviembre “GUÁRDATE [...] PARA QUE NO TE OLVIDES” Lee Deuteronomio 4:9 y 23. ¿Qué les dice el Señor que hagan aquí, y por qué esta advertencia es tan importante para la nación? Dos verbos dominan  el comienzo  de estos dos  versículos:  “guardar” y “olvidar”. Lo que el Señor les está diciendo es: “Tengan cuidado de no olvidarse”. Es decir, “no olviden lo que el Señor ha hecho por ustedes ni el pacto que  hicieron”. El verbo “guardaos” (que también se utiliza de una forma diferente en Deut. 4:9, traducido como  “guárdate”), aparece  en  todo el Antiguo  Testamento y significa “tener cuidado”, “velar”, “preservar” o “proteger”. Curiosamente, la primera vez que aparece en las Escrituras es incluso antes del pecado, cuando el Señor le dijo a Adán que “guardase” el jardín que le había dado (Gén. 2:15). No obstante, ahora el Señor le dice al pueblo, de forma individual a cada uno (el verbo está en singular), que tengan mucho cuidado de no olvidarse. Esto no es “olvidar” en el sentido cognitivo de perder la memoria (aunque, con el tiempo y en las nuevas generaciones que podrían llegar, era de esperar), sino  más bien en el sentido de ser  laxos con  las obligaciones del Pacto. Es decir, debían ser  conscientes  de  quiénes eran  y  lo  que  eso significaba  en términos  de cómo  iban a  vivir ante Dios,  ante los  demás hebreos,  ante los extranjeros que había entre ellos y ante las naciones que los rodeaban. Lee nuevamente Deuteronomio 4:9 (ver también Deut. 6:7; 11:19), pero concéntrate en la última parte, donde habla de enseñarles a sus hijos y a sus nietos. ¿Qué tendría que ver eso con ayudarlos a no olvidar? No es coincidencia que justo después de que Moisés les dice que no se olviden, que no permitan que estas cosas se “aparten de su corazón” (NVI), les diga que enseñen estas cosas a la próxima generación y a la siguiente. No solo sus hijos necesitaban escuchar sobre estas cosas. Quizá lo más importante fuera que, al contar y volver a contar las historias de lo que Dios había hecho por ellos, el pueblo no olvidaría esas cosas. Por lo tanto, ¿qué mejor manera de conservar el conocimiento de lo que el Señor había hecho por su pueblo escogido? El hecho de contarles a otros tu experiencia con el Señor, ¿cómo ha beneficiado no solo a los demás, sino también a ti? Volver a contar cómo Dios te ha guiado ¿cuánto te ayudó a no olvidar su dirección?

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