Se me mostró que la reforma pro salud es parte del mensaje del tercer ángel y está tan íntimamente ligada a él como el brazo y la mano lo están al cuerpo humano. Vi que como pueblo debemos avanzar en esta gran obra. Los ministros y el pueblo deben actuar en armonía. El pueblo de Dios no está preparado para el fuerte clamor del tercer ángel. Sus hijos tienen una tarea que hacer por sí mismos que no debieran dejar que Dios la haga por ellos. El ha dejado esa obra para que ellos la lleven a cabo. Es una obra individual; nadie puede hacerla por otro. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de la carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. 2 Corintios 7:1. La glotonería es un pecado predominante de esta época. El apetito sensual esclaviza a hombres y mujeres. Nubla su intelecto y entorpece las sagradas y elevadas verdades de la Palabra de Dios. Las tendencias más bajas han gobernado a hombres y mujeres. 1TP 427.2
Vi que nuestro Padre celestial ha derramado sobre nosotros gran bendición de luz sobre la reforma pro salud, para que podamos satisfacer los derechos que tiene sobre nosotros y glorificarle en nuestros cuerpos y espíritus, que le pertenecen, y finalmente comparecer sin defecto ante el trono de Dios. Nuestra fe requiere que elevemos el estandarte y que avancemos. Muchos ponen en duda el rumbo seguido por otros reformadores pro salud, pero como personas razonables debieran hacer algo ellos mismos. Nuestra raza se encuentra en condición deplorable y sufre de toda clase de dolencias. Muchas personas han heredado enfermedades y experimentan grandes sufrimientos debido a los malos hábitos de sus padres, y sin embargo tanto ellos como sus hijos continúan con las mismas prácticas equivocadas que sus padres les enseñaron. Ignoran lo que deben saber acerca de sí mismos. Están enfermos y no saben que sus propios hábitos perjudiciales les están provocando incalculable sufrimiento. 1TI 429.1
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