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domingo, 14 de noviembre de 2021

Domingo 14 de noviembre EL ÁRBOL DE LA VIDA

Domingo 14 de noviembre EL ÁRBOL DE LA VIDA Ninguno de nosotros pidió estar aquí, ¿verdad? No elegimos venir al mundo, ni tampoco elegimos dónde ni cuándo nacer, ni quiénes serían nuestros  padres. Lo  mismo  sucedió  con  Adán  y  Eva.  Al  igual  que  una  hoja,  una  roca,  una montaña, ellos no participaron en la decisión de Dios de crearlos. Como seres humanos, recibimos no solo la existencia (una roca tiene existencia), y no solo vida (una ameba tiene vida), sino vida como seres racionales libres hechos a imagen de Dios. Pero tampoco hemos elegido venir al mundo como seres racionales libres hechos a imagen de Dios. No obstante, lo que Dios nos ofrece es la opción de seguir existiendo; es decir, nos ofrece elegir la vida eterna en él, que es lo que podemos tener gracias a Jesús y a su muerte en la Cruz. Lee Génesis 2:8, 9, y 15 al 17; y 3:22 y 23. ¿Qué dos opciones le presentó Dios a Adán con respecto a su existencia? “En medio del Edén crecía el  árbol de la vida, cuyo fruto tenía el poder de perpetuar la vida. Si Adán hubiese permanecido obediente a Dios, habría continuado gozando de libre acceso a ese árbol y habría vivido eternamente. Pero,  en cuanto  hubo pecado,  quedó  privado de  comer del  árbol  de la  vida y llegó  a quedar sujeto a la muerte. La sentencia divina: ‘Polvo eres, y al polvo volverás’ señala a la completa extinción de la vida” (CS  587,  588). Por  lo tanto,  desde  el  primer  momento,  la  Biblia  nos  presenta  una  de dos  opciones:  o  la  vida  eterna,  que  es  lo  que  originalmente  se  suponía  que teníamos; o la muerte eterna, que en cierto sentido es simplemente regresar a la nada de la que salimos en un principio. También es interesante que el  “árbol  de  la  vida”,  que  las  Escrituras  dicen que da inmortalidad, y que aparece por primera vez en el primer libro de la Biblia, vuelva a aparecer en el último libro. Lee Apocalipsis 2:7; y 22:2 y 14. Quizás el mensaje sea que, aunque se suponía que teníamos acceso al árbol  de  la  vida,  debido  al  pecado  perdimos  ese  acceso;  luego,  al  final,  una vez que el problema del pecado haya finalizado definitiva y completamente, gracias a Jesús y al plan de salvación, los redimidos, aquellos que eligieron la vida, tendrán acceso al árbol de la vida como se suponía que teníamos desde  el  principio. Piénsalo: con nuestras decisiones diarias, ¿cómo estamos eligiendo: para vida o para muerte?

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