Powered By Blogger

martes, 5 de octubre de 2021

SI EL REINO DE DIOS FUERA DE ESTE MUNDO SUS ÁNGELES HUBIESEN PELEADO

SI EL REINO DE DIOS FUERA DE ESTE MUNDO SUS ÁNGELES HUBIESEN PELEADO...

Contestó Jesús: —Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos. Ahora, pues, mi reino no es de aquí. Juan 18:36

Al salir del cielo los ángeles se despojaron tristemente de sus resplandecientes coronas. No podían ceñírselas mientras su Caudillo estuviese sufriendo y hubiese de llevar una de espinas. Satanás y sus ángeles andaban muy atareados por el patio del tribunal, para sofocar todo sentimiento humanitario y de simpatía respecto de Jesús. El ambiente era pesado, y estaba contaminado por la influencia satánica. Los sacerdotes y ancianos eran incitados por los ángeles malignos a insultar y maltratar a Jesús de un modo dificilísimo de soportar por la naturaleza humana. Esperaba Satanás que semejantes escarnios y violencia arrancarían del Hijo de Dios alguna queja o murmuración, o que manifestaría su divino poder desasiéndose de las garras de la multitud, con lo que fracasaría el plan de salvación. PE 169.1

Era difícil para los ángeles soportar la vista de aquel espectáculo. Hubieran libertado a Jesús, pero sus caudillos se lo prohibían diciendo que era grande el rescate que se había de pagar por el hombre; pero que sería completo y causaría la muerte aun del que tenía el imperio de la muerte. Jesús sabía que los ángeles presenciaban la escena de su humillación. El más débil de entre ellos hubiera bastado para derribar aquella turba de mofadores y libertar a Jesús, quien sabía también que, con sólo pedírselo a su Padre, los ángeles le hubieran librado instantáneamente. Pero era necesario que sufriese la violencia de los malvados para cumplir el plan de salvación. PE 170.2

Jesús se mantenía manso y humilde ante la enfurecida multitud que tan vilmente lo maltrataba. Le escupían en el rostro, aquel rostro del que algún día querrán ocultarse, y que ha de iluminar la ciudad de Dios con mayor refulgencia que el sol. Cristo no echó sobre sus verdugos ni una mirada de cólera. Cubriéndole la cabeza con una vestidura vieja, le vendaron los ojos y, abofeteándole, exclamaban: “Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?” Los ángeles se conmovieron; hubieran libertado a Jesús en un momento, pero sus dirigentes los retuvieron. PE 170.3

Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo. Juan 18:36.

El reino de Dios viene sin manifestación exterior. El Evangelio de la gracia de Dios, con su espíritu de abnegación, no puede nunca estar en armonía, con el espíritu del mundo. Los dos principios son antagónicos... MGD 13.2

Pero hoy hay en el mundo religioso multitudes que creen estar trabajando para el establecimiento del reino de Cristo como dominio temporal y terrenal. Desean hacer de nuestro Señor el Rey de los reinos de este mundo, el gobernante de sus tribunales y campamentos, de sus asambleas legislativas, sus palacios y plazas. Esperan que reine por medio de promulgaciones legales, impuestas por autoridad humana. Como Cristo no está aquí en persona, ellos mismos quieren obrar en su lugar ejecutando las leyes de su reino. El establecimiento de un reino tal es lo que los judíos deseaban en los días de Cristo. Habrían recibido a Jesús si él hubiese estado dispuesto a establecer un dominio temporal, a imponer lo que consideraban como leyes de Dios, y hacerlos los expositores de su voluntad y los agentes de su autoridad. Pero él dijo: “Mi reino no es de este mundo”. No quiso aceptar el trono terrenal... MGD 13.3

No por las decisiones de los tribunales o los consejos o asambleas legislativas, ni por el patrocinio de los grandes del mundo, ha de establecerse el reino de Cristo, sino por la implantación de la naturaleza de Cristo en la humanidad por medio de la obra del Espíritu Santo... En esto consiste el único poder capaz de elevar a la humanidad. Y el agente humano que ha de cumplir esta obra es la enseñanza y la práctica de la Palabra de Dios... MGD 13.4

Ahora, como en los días de Cristo, la obra del reino de Dios no incumbe a los que están reclamando el reconocimiento y apoyo de los gobernantes terrenales y de las leyes humanas, sino a aquellos que están declarando al pueblo en su nombre aquellas verdades espirituales que obrarán, en quienes las reciban, la experiencia de Pablo: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí”. Gálatas 2:20.—El Deseado de Todas las Gentes, 470, 471. MGD 13.5

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Lección 11 | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA

Lección 11  | Domingo 4 de septiembre EL DIOS DE LA PACIENCIA Lee Romanos 15:4 y 5. ¿Qué encontramos en estos versículos? Normalmente nos im...