Pablo: Reavivado por una pasión
viernes, 29 oct. 2021
El ganso y el cisne
“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1).
En 2 Timoteo 2, Pablo ilustra los deberes del pastor discipulador como maestro, soldado, atleta y agricultor. Desafía a Timoteo a defender las verdades, ser un obrero aprobado por Dios, evitar el mal y practicar el bien. Pablo puede estar preso, pero la Palabra está libre y debe ser defendida con la vida misma.
Los reformadores también pagaron un alto costo. Juan Hus, un joven profesor checo y precursor de la Reforma, resaltó la autoridad de la Biblia. Consideraba algo pequeño sufrir por Cristo y un privilegio morir por él. Lo excomulgaron de la Iglesia Católica y lo coronaron con una mitra de papel con la inscripción “Este es un archihereje”. Marchó al suplicio escoltado por ochocientos hombres armados y una muchedumbre.
Al llegar, se arrodilló, repitió salmos y, mientras oraba pidiendo el perdón de sus enemigos, lo amarraron con una cadena a una estaca, mientras lo rodearon con una pila de maderas hasta el cuello. “Mi Señor Jesús fue atado con una cadena más dura por mi causa, ¿por qué debería avergonzarme de esta tan oxidada?”, expresó.
Luego le dijo al verdugo: “Vas a asar un ganso (hus significa ganso, en lengua bohemia), pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás ni asar ni hervir”. Y así fue. Martín Lutero apareció al cabo de unos cien años. En su escudo de armas familiar figuraba un cisne.
Al encenderse la hoguera, Hus exclamó: “Jesús, Hijo del Dios viviente, ten misericordia de mí”, y cantó un himno con voz fuerte y alegre, que se oía a través del crepitar de la leña y del fragor de la multitud.
Elena de White afirma que “en la experiencia de Hus hubo un testimonio, se levantó un monumento que llamó la atención del mundo a la promesa: ‘Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida’. Juan Hus vive en el registro de la historia de las naciones. Sus obras de bien y su fe inconmovible, su vida pura y su inalterable seguimiento de la verdad que le fuera revelada; nada de esto cedería, ni siquiera para salvarse de una muerte cruel. Esa muerte triunfante fue testificada por todo el cielo, por todo el Universo” (El Cristo triunfante, p. 327).
Vivamos hoy con la pasión y la fidelidad de hombres tales como Pablo, Timoteo y Hus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario