Entre la multitud que siguió al Salvador hasta el Calvario, había muchos que le habían acompañado con gozosos hosannas y agitando palmas, mientras entraba triunfantemente en Jerusalén. Pero no pocos de aquelllos que habían gritado sus alabanzas porque era una acción 👉🏻popular, participaban en clamar: “Crucifícale, crucifícale.” Cuando Cristo entró en Jerusalén, las esperanzas de los discípulos habían llegado a su apogeo. Se habían agolpado en derredor de su Maestro, sintiendo que era un alto honor estar relacionados con él. Ahora, en su humillación, le seguían de lejos. Estaban llenos de pesar y agobiados por las esperanzas frustradas. Ahora se verificaban las palabras de Jesús: “Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas.” Mateo 26:31 DTG 692.3
En un futuro
“Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición. Uniéndose con el mundo y participando de su espíritu, llegarán a ver las cosas casi bajo el mismo aspecto; así que cuando llegue la hora de prueba estarán preparados para situarse del lado más fácil y de mayor 👉🏻popularidad. Hombres de talento y de elocuencia, que se gozaron un día en la verdad, emplearán sus facultades para seducir y descarriar almas. Se convertirán en los enemigos más encarnizados de sus hermanos de antaño. Cuando los observadores del sábado sean llevados ante los tribunales para responder de su fe, estos apóstatas serán los agentes más activos de Satanás para calumniarlos y acusarlos y para incitar a los magistrados contra ellos por medio de falsos informes e insinuaciones”. CS 593.4
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