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lunes, 27 de septiembre de 2021

El quinto mandamiento

EL QUINTO MANDAMIENTO



"Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Eterno tu Dios te da" 

(Éxodo 20:12)


Los cuatro primeros mandamientos definen cómo quiere Dios que le mostremos amor. Este quinto mandamiento marca el comienzo de una serie de seis mandamientos que nos muestran cómo amar a otras personas empezando desde nuestros más tempranos años en la familia.

En cierto modo, el quinto mandamiento conecta las dos secciones, ya que Dios se revela a Sí mismo como nuestro Padre amoroso. ¡Ningún padre merece tanto honor como nuestro Padre Celestial!

No obstante la Biblia muestra que la humanidad, y aun aquellos escogidos para ser el pueblo de Dios, a menudo han fallado en mostrar ese honor y respeto a nuestro Dios Creador.

Dios señaló este problema tan común en Malaquías 1:6: “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy señor, ¿dónde está mi temor?”


Este quinto mandamiento nos ayuda a ver cómo el aprender respeto y honor en el ambiente familiar nos ayuda a prepararnos para mostrar honor a nuestro grandioso Padre Celestial.

El primer mandamiento con promesa

El apóstol Pablo reiteró el quinto mandamiento, y enfatizó que es el “primer mandamiento con promesa: ‘para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra’” (Efesios 6:2-3).

Todos los mandamientos de Dios son dados para nuestro beneficio, pero éste es especialmente resaltado por Dios por las bendiciones que trae para el individuo, la familia y la sociedad en general.

Pablo abunda en este tema de relaciones familiares con mandatos tanto para los hijos como para los padres: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (v. 1). Una sociedad que funcione bien y las relaciones felices están basadas en el respeto y obediencia a la autoridad.

Es mucho más fácil si aprendemos esto a temprana edad—y con esto evitamos tener que aprenderlo por la línea dura, en el campamento militar, la prisión o al perder el empleo.

Dios quiere que aprendamos a “honrad a todos” (1 Pedro 2:17). Debemos someternos a la autoridad, “Porque no hay autoridad sino de parte de Dios” (Romanos 13:1).

Esto no significa que Dios condone liderazgos represivos y de mano dura. Él responsabiliza a los padres, maestros y otros líderes y los someterá a un juicio más estricto (Santiago 3:1).

El honor no debe terminar cuando dejamos el hogar

La familia es un compromiso de toda la vida; refleja la permanencia de la relación familiar a la cual hemos sido llamados, al llegar a ser hijos de Dios.

Como el apóstol Juan escribió,:“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Juan 3:1).

Dios se propone que nosotros continuemos mostrando respeto y honor a nuestros padres aún después de dejar el hogar y tal vez aún más conforme ellos envejecen y pueden requerir ayuda y cuidado.

Jesucristo mostró la hipocresía de algunos que trataban de esquivar su responsabilidad de honrar y sostener a sus padres de avanzada edad:

“¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre:

Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición” (Mateo 15:3-6).

Dios quiere que durante toda la vida, honremos y respetemos a nuestros padres.

El crucial papel de los padres

El apóstol Pablo también exhortó a los padres: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4).

A los Colosenses, Pablo les agregó: “…para que no se desalienten” (Colosenses 3:21). Los padres deben ser conscientes de su papel de maestros, pero deben hacerlo de una forma tal que animen y no provoquen a sus hijos.

La expresión “criadlos en disciplina y amonestación del Señor”, se explica más detalladamente en el libro de Deuteronomio. Dios les dice a los padres: “Y amarás al Eterno tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:5-7).

El papel de los padres es algo fundamental y conlleva muchos retos. Merece respeto.


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