Como en el caso del álamo y su gran sistema subterráneo de raíces, el egoísmo es parte del enorme entramado subterráneo llamado “pecado”, que nos impide hallar verdadero descanso en Jesús. De todas las expresiones del pecado en nuestra vida, el egoísmo parece ser la más fácil de manifestar, ¿verdad? Para la mayoría de nosotros, el egoísmo es tan natural como respirar. Lee Lucas 12:13 al 21. Describe el problema destacado en la parábola de Jesús. Planificar el futuro ¿es egoísta y expresa desprecio por el Reino de Dios? Si no, o al menos no necesariamente, ¿contra qué nos advierte Jesús? Esta parábola aparece solo en el Evangelio de Lucas y se relata en respuesta a una pregunta anónima de la audiencia. Cuando se le pregunta sobre una herencia, Jesús responde rechazando el papel de árbitro entre hermanos. En vez de eso, opta por señalar con el dedo el problema subyacente más grande; es decir, el egoísmo. Excava más profundo para mostrar la masa de raíces debajo de nuestras acciones individuales. Piensa en las expresiones de egoísmo en tu vida. ¿Cómo afecta el egoísmo nuestra relación con Dios, con nuestro cónyuge y nuestra familia, con la familia de la iglesia, con nuestros vecinos y nuestros colegas de trabajo? ¿Qué clave se encuentra en Filipenses 2:5 al 8? Al centrarse únicamente en sus propias necesidades y ambiciones, el rico anónimo de la parábola de Jesús se olvidó de considerar las realidades celestiales invisibles. Más grande, mejor y más no son los principios fundamentales del Reino de Dios. Pablo nos ofrece un vistazo de lo que motivó a Jesús cuando decidió convertirse en nuestro Sustituto. Filipenses 2:5 al 8 describe el modelo del altruismo, la humildad y el amor. Si el amor a Dios y a los demás no impulsa nuestras decisiones y prioridades, seguiremos construyendo más “graneros” para nosotros aquí y pondremos menos tesoros en el cielo (Mat. 6:20). ¿Por qué es tan fácil quedar atrapado en el deseo de riquezas y posesiones materiales? Aunque todos necesitamos una cierta cantidad de dinero para sobrevivir, ¿por qué parece ser que, sin importar cuánto tengamos, siempre queremos más?.
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