jueves, 15 de julio de 2021
Lección 3 | Jueves 15 de julio CÓMO ERRADICAR LA ANSIEDAD
Lee Juan 14:1 al 6. En medio de nuestra ansiedad, ¿qué podemos hacer para que nuestro corazón no se sienta turbado? ¿Cuál es la clave para superar la división, el egoísmo, la ambición, la hipocresía, y hallar el verdadero descanso? Para superar la ansiedad, el punto de partida siempre es Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Él conoce la dirección correcta cuando deambulamos sin rumbo fijo en el desierto de nuestro mundo saturado de medios; como Legislador divino, él mismo es la Verdad personificada, y su Espíritu nos guiará a toda la verdad (Juan 16:13). Cuando estamos heridos, cansados, agotados, enfermos y desanimados, él es la Vida. No cualquier vida. De hecho, nos ha prometido vida en abundancia (Juan 10:10). Esto incluye nuestro hogar eterno y la vida eterna, pero también implica una calidad de vida diferente aquí. El Creador seguramente puede darnos eso en abundancia y sin medida, aun ahora. “No se turbe vuestro corazón” es una invitación a vivir con expectativas. Cuando nos sentimos deprimidos, él puede ponernos en un plano superior. Cuando luchamos contra las tinieblas y el pecado, él es el que no solo comenzó, sino también terminará la buena obra en nosotros (Fil. 1:6). Por más que las cosas empeoren aquí (algo que bien podemos esperar), considera la promesa que se nos ha dado en Jesús. Él está preparando un “lugar” para nosotros, un lugar donde nuestro dolor, ansiedad y sufrimiento serán desterrados para siempre. Esa es la esperanza que se nos ha dado en Cristo Jesús, y se nos ofrece a todos, sin importar quiénes seamos, sin importar nuestro origen, sin importar cuán miserable haya sido o sea nuestra vida ahora. Sin embargo, la clave es que acudamos a Dios en nuestra debilidad de todos modos, con nuestro dolor, nuestro estado pecaminoso en general, destrozados, sabiendo que él nos acepta a pesar de estas cosas. De eso se trata la gracia, y la razón por la que debemos creer que nos fue dada si la buscamos con fe. Lee Jeremías 3:22. ¿Qué nos pide Dios que hagamos nosotros? Y luego, ¿qué hará por nosotros en respuesta? Piensa en las palabras de Jesús: “Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3). ¿Qué debería decirnos esto acerca de la importancia de la promesa de la Segunda Venida? Especialmente para nosotros como adventistas (con nuestro conocimiento sobre la muerte), ¿por qué es tan preciosa la promesa de la Segunda Venida?
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