EXPLICACIÓN A MATEO 15:11-20; LO QUE CONTAMINA AL HOMBRE
No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. S. Mateo 15:11 Reina Valera 1960.
Este es uno de esos texto favoritos que se usan para hablar acerca de que se puede comer de todo, sin embargo un análisis profundo demuestra la dimensión real de lo que Cristo quiso decir. Dios en el principio le había otorgado una dieta al hombre, (Genesis 1:29-30) después del diluvio Dios permite que el hombre coma carne, (Genesis 9:1-4) pero esa era una situación obligatoria el diluvio había exterminado con las plantas del suelo. El otro caso es Levitico 11 donde Dios hace separación entre animales limpios e inmundos, sin embargo en el contexto de levitico once Dios nunca le permite al hombre comer animales inmundos.
Muchos afirman que este texto NO prohíbe el consumo de carne de Cerdo y otros animales inmundos, Dios prohibió el consumo de Cerdo, (Isaías 66:17) entonces; ¿qué significan estas palabras de Jesús?; el contexto es bastante explícito, Cristo se refiere a los pensamientos que luego se expresan en acciones,(Mateo 15:19) Jesús en este texto se esta refiriendo a la forma en como vivían los fariseos, (Mateo 15:3-4), Cristo en ese mismo contexto cita una párrafo del Antiguo Testamento, (Mateo 15:7-9) donde expresa la idea de un pueblo que vive de apariencia religiosa, el texto en realidad NO tiene nada que ver con comer alimentos inmundos, eso es solo una interpretación vaga. La contaminación del cuerpo podría esta ligada aquellas palabras que salen de la boca del hombre y más sin embargo NO santifican al hombre, (Romanos 12:1-3).
Nuestro progreso en pureza moral depende de la correcta manera de pensar y de actuar. “No lo que entra en la boca contamina al hombre; pero lo que sale de la boca, esto contamina al hombre”. “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre”. 1 MCP 81.1
Los malos pensamientos destruyen el alma. El poder convertidor de Dios cambia el corazón, refina y purifica los pensamientos. A menos que se haga un esfuerzo decidido para mantener los pensamientos centrados en Cristo, la gracia no se puede revelar en la vida. La mente tiene que entrar en la lucha espiritual. Cada pensamiento debe ser llevado en cautiverio a la obediencia de Cristo. Todos los hábitos deben ser puestos bajo el control de Dios.—Carta 123, 1904. 1 MCP 81.2
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