Nuestros hermanos han sido considerados demasiado insignificantes como para ser dignos de ser tomados en cuenta; pero vendrá un cambio. El mundo cristiano realiza ahora movimientos que necesariamente darán prominencia al pueblo que guarda los mandamientos. Hay una sustitución constante de la verdad divina por las teorías y falsas doctrinas de origen humano. Se están iniciando movimientos para esclavizar las conciencias de los que quieren ser leales a Dios. Los poderes legislativos estarán en contra del pueblo de Dios. Toda alma será probada.—Testimonies for the Church 5:546. SC 194.1
Los hombres dictarán y aplicarán con severidad leyes directamente opuestas a la ley divina. Aunque celosos de sus propios mandamientos, esos hombres se apartarán de un claro “así dice Jehová”. Por ensalzar un falso día de descanso, querrán obligar a los hombres a deshonrar la ley de Dios, esa ley que es la expresión del carácter divino. Aunque inocentes de toda culpa, los siervos de Dios serán entregados a las humillaciones y escarnios de hombres inspirados por Satanás, llenos de envidia y fanatismo religioso.—Joyas de los Testimonios 3:392, 393. SC 194.2
Mientras profesen estar aliados con el cielo y pretendan tener carácter de cordero, los poderes religiosos mostrarán por sus hechos que tienen corazón de dragón y que son inspirados y dominados por Satanás. Se acerca el tiempo cuando el pueblo de Dios será perseguido porque santifica el séptimo día. Satanás hizo cambiar el día de reposo con la esperanza de ejecutar su propósito de derrotar los designios de Dios. Procura que los mandamientos de Dios tengan menos poder en el mundo que las leyes humanas. El hombre de pecado, que pensó cambiar los tiempos y la ley, y que siempre oprimió al pueblo de Dios, hará promulgar leyes que obliguen a observar el primer día de la semana. Pero el pueblo de Dios debe permanecer firme por él. Y el Señor obrará en su favor, mostrando claramente que es Dios de dioses.—Joyas de los Testimonios 3:393. SC 194.3
Todo ultraje, vituperio y crueldad que Satanás pudo inventar e instigar a los corazones humanos se ha dirigido contra los seguidores de Jesús. Y esto se cumplirá de nuevo de un modo notable; porque el corazón carnal está todavía enemistado contra la ley de Dios y no quiere sujetarse a sus mandamientos. El mundo no está más en armonía hoy con los principios de Cristo de lo que estaba en los días de los apóstoles. El mismo odio que inspiró el grito: “¡Crucifícale, crucifícale!” el mismo odio que condujo a la persecución de los discípulos, obra todavía en los hijos de desobediencia. El mismo espíritu que en la Edad Media condenó a hombres y mujeres a la cárcel, al destierro y a la muerte; que concibió la aguda tortura de la Inquisición; que planeó y ejecutó la matanza de San Bartolomé, y los autos de fe de Smithfield, está todavía obrando con maligna energía en los corazones no regenerados. La historia de la verdad ha sido siempre el relato de una lucha entre el bien y el mal. La proclamación del Evangelio se ha realizado siempre en este mundo haciendo frente a la oposición, los peligros, las pérdidas y el sufrimiento.—Los Hechos de los Apóstoles, 69, 70. SC 195.1
La iglesia remanente tendrá que pasar por grandes pruebas y angustias. Los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús sentirán la ira del dragón y de sus huestes. Satanás tiene por súbditos a los habitantes del mundo; ha obtenido el manejo de las iglesias apóstatas; pero hay una pequeña compañía que resiste a su poder. Si él pudiera raerla de la tierra, su triunfo sería completo. Como influyó en las naciones paganas para que destruyeran a Israel, así en un futuro cercano impulsará a los impíos de la tierra a destruir al pueblo de Dios. A todos se les exigirá que rindan obediencia a los edictos humanos violando la ley divina. Los que sean fieles a Dios y al deber serán traicionados hasta por sus “padres, y hermanos, y parientes, y amigos”.—Testimonies for the Church 9:231. SC 195.2
No está lejos el tiempo en que cada alma será probada. Se procurará imponernos la observancia del falso día de reposo. La contienda será entre los mandamientos de Dios y los de los hombres. Los que hayan cedido paso a paso a las exigencias mundanales y se hayan conformado a las costumbres del mundo cederán a las autoridades, antes que someterse al ridículo, los insultos, las amenazas de encarcelamiento y la muerte. En aquel tiempo el oro quedará separado de la escoria... Más de una estrella que hemos admirado por su brillo se apagará entonces en las tinieblas. Los que hayan asumido los atavíos del santuario, pero no estén revestidos de la justicia de Cristo, se verán en la vergüenza de su propia desnudez.—La Historia de Profetas y Reyes, 140. SC 196.1
Tenemos delante de nosotros la perspectiva de una lucha larga, con riesgo de encarcelamiento, pérdida de bienes y aun de la vida misma, para defender la ley de Dios, que es anulada por las leyes de los hombres.—Joyas de los Testimonios 2:319. SC 196.2
Se acerca rápidamente el tiempo en que los que estén en favor de la verdad conocerán por experiencia lo que significa ser partícipes de los sufrimientos de Cristo. El gran opresor ve que no tiene sino un corto tiempo en el cual trabajar, que pronto perderá su dominio sobre el hombre y que le será quitado su poder, y está obrando con todo engaño e iniquidad en los que perecen. La superstición y el error están hollando la verdad, la justicia y la equidad. Todo poder contrario a la verdad adquiere fortaleza.—The Southern Watchman, 31 de octubre de 1905. SC 196.3
La obra que la iglesia no ha hecho en tiempo de paz y prosperidad, tendrá que hacerla durante una terrible crisis, en las circunstancias más desalentadoras y prohibitivas. Las amonestaciones que la conformidad al mundo ha hecho callar o retener, deberán darse bajo la más fiera oposición de los enemigos de la fe. Y en ese tiempo la clase superficial y conservadora, cuya influencia impidió constantemente los progresos de la obra, renunciará a la fe y se colocará con sus enemigos declarados, hacia los cuales sus simpatías han estado tendiendo durante mucho tiempo. Esos apóstatas manifestarán entonces la más acerba enemistad, y harán cuanto puedan para oprimir y vilipendiar a sus antiguos hermanos, y para excitar la indignación contra ellos. Ese día está por sobrecogernos. Los miembros de la iglesia serán probados individualmente. Serán puestos en circunstancias donde se verán obligados a dar testimonio por la verdad. Muchos serán llamados a hablar ante concilios y tribunales, tal vez por separado y a solas. Descuidaron de obtener la experiencia que les habría ayudado en esta emergencia, y su alma queda recargada de remordimiento por las oportunidades desperdiciadas y los privilegios descuidados.—Joyas de los Testimonios 2:164. SC 197.1
El mundo protestante de hoy ve en el pequeño grupo que guarda el sábado un Mardoqueo a la puerta. Su carácter y su conducta, que expresan reverencia por la ley de Dios, son una reprensión constante para los que han desechado el temor de Jehová y están pisoteando su sábado; de alguna manera hay que deshacerse del molesto intruso.—Joyas de los Testimonios 2:150. SC 197.2
Satanás excitará indignación contra la humilde minoría que concienzudamente se niega a aceptar las costumbres y tradiciones populares. Hombres de posición y reputación se unirán con los inicuos y los viles para maquinar contra el pueblo de Dios. La riqueza, el genio y la educación se combinarán para cubrirlos de escarnio. Los gobernantes perseguidores, ministros de la religión y miembros de las iglesias conspirarán contra ellos. De viva voz y por la pluma, con jactanciosas amenazas y ridículo, procurarán destruir su fe. Por calumnias y airados llamamientos, despertarán las pasiones del pueblo. No teniendo un “Así dicen las Escrituras”, para presentarlo contra los defensores del sábado bíblico, recurrirán a promulgaciones opresivas para suplir la falta. Para obtener popularidad y apoyo, los legisladores cederán a la demanda de una ley dominical... Sobre este campo de batalla se produce el último gran conflicto de la controversia entre la verdad y el error.—Joyas de los Testimonios 2:150. SC 197.3
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